Robert
Fisk
La mayor
derrota militar que el Isis ha sufrido en más de dos años –la recaptura de Palmira,
la ciudad romana de la emperatriz Zenobia–, y guardamos silencio. Sí, amigos,
los malos ganaron, ¿cierto? De otro modo estaríamos celebrando, ¿verdad?
Menos de una semana después de que las almas
perdidas del califato islámico destruyeron la vida de más de 30 seres humanos
inocentes en Bruselas, deberíamos estar aplaudiendo la más aplastante derrota
militar que ha sufrido el Isis hasta ahora. Pero no. Mientras los oscuros
maestros de la ejecución huían de Palmira este fin de semana, los señores Obama
y Cameron estaban tan callados como las tumbas a las que el Isis ha despachado
a tantas de sus víctimas. El que humilló nuestra bandera nacional en honor del
rey de Arabia, cortador de cabezas (hablo del señor Cameron, desde luego), no
dijo una palabra.
Como solía decir mi colega John Gordon, del Sunday
Express, fallecido hace mucho tiempo: Como que te levanta un poco de la
silla, ¿no? He aquí al ejército sirio, respaldado, claro, por los rusos de
Vladimir Putin, echando de la ciudad a los payasos del Isis, y no nos atrevemos
a decir una sola palabra que signifique bien hecho.
Cuando cayó Palmira, el año pasado, predijimos la
caída de Bashar al Assad, pero pasamos por alto la gran pregunta del ejército
sirio: ¿por qué, si los estadunidenses odiaban tanto al Isis, no bombardearon
los convoyes suicidas que atacaban las líneas frontales del ejército sirio?
¿Por qué no atacaron al Isis?
Si los estadunidenses querían destruir al Isis,
¿por qué no bombardearon a sus combatientes cuando los vieron?, me preguntó un
general del ejército sirio, luego de la derrota de sus soldados. Su hijo murió
en la defensa de Homs. Sus hombres habían sido capturados y decapitados en las
ruinas romanas. El oficial sirio a cargo de las ruinas (que tanto nos
preocupaban, ¿recuerdan?) también fue decapitado. El Isis incluso volvió a
ponerle los lentes a su cabeza cercenada, por diversión.
Putin notó esto y habló de ello, prediciendo con
precisión la recaptura de Palmira. Sus aviones atacaron al Isis –lo que no
hicieron los aviones estadunidenses– en preparación de la conquista del
ejército sirio. No puedo menos de sonreír cuando leo que el comando
estadunidense afirmó haber realizado dos ataques aéreos contra el Isis en los
alrededores de Palmira en los días anteriores a la recaptura por el gobierno.
Eso nos dice todo lo que necesitábamos saber de la guerra al terror de los
estadunidenses. Querían destruir al Isis, pero no tanto.
Así que al final, fue el ejército sirio, junto con
sus amigos del Hezbolá en Líbano, los iraníes y los rusos, el que echó de
Palmira a los asesinos del Isis, y el que incluso –el cielo nos guarde de
semejante victoria– podría invadir la capital siria del Isis, Raqqa.
He escrito muchas veces que el ejército sirio
decidirá el futuro de Siria. Si recupera Raqqa –y Deir el-Zour, donde el frente
Nusra destruyó la iglesia del genocidio armenio y arrojó a las calles los
huesos de las víctimas cristianas de 1915–, les prometo que volveremos a
guardar silencio.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
Fotos tras la retira de isis de Palmira copie el enlace de abajo:
http://elpais.com/elpais/2016/03/28/album/1459140306_112874.html#1459140306_112874_1459141777
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