28-03-2016
En
Guatemala, como en todos los países latinoamericanos en estas últimas décadas,
los planes neoliberales impulsados por los grandes bancos privados
-representados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial-
lograron privatizar todos los servicios básicos, otrora de los Estados
nacionales. En la gran mayoría de los casos, quienes compraron esas empresas
públicas malvendidas a precios de liquidación, fueron grandes corporaciones
transnacionales. De esa cuenta energía eléctrica, agua potable, telefonía,
recursos minerales, carreteras, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, líneas
aéreas y en alguna medida también salud y educación, pasaron a ser mercaderías
vendidas al consumidor a precios exorbitantes, olvidándose de las necesidades
populares y pensando solo en términos de renta capitalista. Los servicios
públicos, de subsidiados, se convirtieron en bienes casi de lujo para la gran
mayoría de economías hogareñas. Las protestas ante esa ola de privatizaciones
no se hicieron esperar. En algunos casos, como en Venezuela (con el famoso
Caracazo), fueron el motor que puso en marcha la posterior Revolución
Bolivariana. En otros, siguen siendo motivo de luchas populares el día de hoy.
En Guatemala, la lucha por la nacionalización de la
energía eléctrica tiene ya años, aunque para la prensa comercial eso está
prácticamente invisibilizado. El mito del “progreso” que traería la
privatización del servicio eléctrico es simplemente eso: mito. A dos décadas de
la privatización, Guatemala tiene el servició más caro de la región centroamericana,
y en el caso de la provisión de fluido eléctrico en la zona rural, en algunos
casos los cobros son desproporcionados, llegando a costar alrededor del 20% del
salario básico.
Thelma Cabrera, campesina maya-mam, dirigente de la
Coordinadora de Desarrollo Campesino -CODECA- de 42 años de edad, es una de las
más tenaces luchadoras en este tema. “Siempre he odiado las humillaciones a las
que los campesinos estamos sujetos. De ahí me surge esta ira que llevo dentro
y que es el motor de mi lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, por
oportunidades para la gente del campo, por la nacionalización de la energía y
por la tierra”, había declarado la vez pasada. Pudimos entrevistarla
recientemente y, convencida que “La derecha solo representa a un grupito. Los
del pueblo somos más. Sé que un día la gente va a despertar”, tal como
alguna vez se expresó, esto fue lo que nos dijo.
-¿Por qué
se criminaliza la protesta del movimiento campesino?
-En este caso puntual de la energía eléctrica nos
criminalizan porque estamos señalando las violaciones que comete el sistema
capitalista. Cuando hablamos de nuestros derechos como la tierra, el agua, el
derecho a la energía eléctrica, y de igual modo el salario justo, el derecho a
la salud o la educación, ahí empiezan a criminalizarnos y señalarnos de
terroristas. Pero en realidad nosotros simplemente estamos defendiendo nuestros
derechos elementales. Ahora bien: si los reclamamos, con toda la justicia que
nos ampara, el Estado inmediatamente sale a criminalizarnos, y criminaliza a
los movimientos populares. Reclamar ahora por la energía eléctrica es nuestro
derecho. ¡No estamos pidiendo nada que no nos corresponda!
-El año pasado tuvo un eco llamativamente
significativo toda la manifestación anticorrupción urbana, más ligada a una
perspectiva de clase media, pero la protesta campesina en defensa del
territorio o de otras demandas puntuales, como la protesta por la privatización
de la energía eléctrica, se la difunde con un perfil bajo, o se la minimiza.
¿Por qué?
-Dentro de los movimientos de protesta con una clara
posición ideológica, como son los movimientos campesinos y de protesta contra
todos estos atropellos contra las condiciones elementales de vida como es el
caso de los cobros abusivos e ilegales de la energía eléctrica, por supuesto
que hay una intención de la derecha de silenciarnos, de desprestigiarnos y
callarnos. Como no tenemos acceso a la prensa comercial, como no tenemos mayor
eco en los medios masivos de comunicación, poco se ve lo que hacemos como
movimiento campesino. La prensa comercial no difunde las injusticias que hay en
nuestro país, porque ellos mismos son parte del sector poderoso que maneja las
cosas. Y ahí viene nuestra criminalización. Por ejemplo en Canal Antigua nos
tratan todo el tiempo de ladrones. Por eso mismo tenemos que ser nosotros los
que difundimos nuestras marchas, nuestros mensajes, porque ningún medio
comercial va a querer difundirnos. Y mucho menos, van a querer difundir y hacer
públicas las demandas que levantamos. En este momento, junto a tantas otras
demandas que levantamos como movimiento campesino, estamos peleando por los
servicios básicos, como la energía eléctrica, que ha sido privatizada y se hace
así casi un bien de lujo para el pueblo. Decir todo eso por supuesto que no le
conviene a los medios comerciales, por eso nos satanizan, nos criminalizan,
tergiversan las cosas.
-¿En necesaria, o imprescindible, una reforma
agraria hoy día?
-Sí, por supuesto que sí. Eso es muy importante,
pero tenemos claro que eso va a llevar un largo proceso, porque bajo este
sistema capitalista no va a ser posible. Lo vemos con esta criminalización,
persecución, encarcelamiento y asesinato de defensores populares cuando
simplemente estamos defendiendo derechos. Si eso sucede cuando levantamos
nuestras reivindicaciones por temas como la energía eléctrica, plantear una
reforma agraria el sistema de ningún modo lo va a permitir. Por eso, como
movimiento, lo estamos planteando como proceso de Asamblea constituyente
plurinacional y popular, donde los pueblos tenemos derechos legítimos para
contemplarlo. En estos momentos esos derechos primarios no se respetan;
derechos como la salud, la educación y otros tantos que deberían ser algo
normal, no se respetan. Por eso nos organizamos y salimos a protestar. En ese
sentido, por supuesto que sí, una reforma agraria es importante. Veamos el tema
de nuestra alimentación, de la soberanía alimentaria: si tenemos un pedazo de
tierra podemos producir nuestros alimentos. Pero en la actualidad la Madre
Tierra ha sido secuestrada y está en manos de unos pocos, por eso en las
comunidades muchos se mueren porque no tienen qué comer, no hay salarios
dignos. Por todo eso una reforma agraria sí sería muy importante.
-¿Por qué las explotaciones extractivas (empresas
mineras, hidroeléctricas, monocultivo para agrocarburantes) siguen actuando tan
impunemente en el país?
-Porque hay una complicidad del gobierno con las
grandes empresas transnacionales. Las licencias mineras y toda la privatización
de los servicios básicos es algo que va de la mano del sistema capitalista. Por
eso cuando nosotros lo denunciamos y salimos a protestar, somos perseguidos,
encarcelados, asesinados en muchos casos. Por eso es que estas empresas
transnacionales, también como es el caso de las que están ligadas al negocio de
la energía eléctrica, actúan libremente sin que el Estado actúe contra ellas,
aunque sean violadoras de los derechos humanos. En ese sentido, si el Estado
sigue comportándose de esa manera, las empresas seguirán matándonos como pueblo
y como defensores de derechos humanos.
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