jueves, 19 de mayo de 2016

DEBATE, ELECCIONES 2016: APORTE AL BALANCE (1RA. VUELTA) Y NUESTRA TÁCTICA (2DA. VUELTA).





ELECCIONES GENERALES 2016

 APORTE AL BALANCE
(1RA. VUELTA)
Y NUESTRA TÁCTICA
(2DA. VUELTA).
 
 “El frente único proletario, por fortuna, es entre nosotros una decisión y un anhelo evidente del proletariado. Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso; su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista, cordial, juvenil yfecunda de los que afirman y de los que creen”.
(José Carlos Mariátegui)

“La existencia de tendencias y grupos definidos y precisos no es un mal; es por el contrario la señal de un período avanzado del proceso revolucionario. Lo que importa es que esos grupos y esas tendencias sepan entenderse ante la realidad concreta del día. Que no se esterilicen bizantinamente en exconfesiones y excomuniones recíprocas. Que no alejen a las masas de la revolución con el espectáculo de las querellas dogmáticas de sus predicadores. Que no empleen sus armas ni dilapiden su tiempo en herirse unos a otros, sino en com­batir el orden social, sus instituciones, sus injusticias y sus crímenes”.
(José Carlos Martiátegui)


 


“Donde antes
se ponía declamación,
ahora hay que poner
pensamiento”.
(JCM)




Balance de la coyuntura electoral de la primera vuelta.

Lectura y reflexión de los resultados de la votación.

Observamos en el campo popular que el Frente Amplio, aunque no logró ganar las elecciones en primera vuelta, ni tampoco pasar a la segunda, sí pudo lograr un posicionamiento firme en el escenario político nacional.

Considerando, la situación de cómo empezó el Frente Amplio su participación electoral, apareciendo en el rubro “otros” y pugnando por ser más que el 1% en la intención de voto; la difícil realidad de cómo enfrentó la campaña de demolición y ablandamiento que lanzó la clase dominante contra su programa patriotico, democrático y progresista y en contra de su candidata, así como de varios de sus candidatos al Congreso; considerando los escasos recursos financieros invertidos en su campaña electoral y las tendencias poco optimistas en su propio seno que apostaban a que solo se pasaría la valla electoral y no más; considerando además el breve tiempo para afrontar la batalla electoral que con la colaboración de una gama de activistas, cada quien con posiciones diversas pero con coincidencias programáticas fundamentales y unidos en frente único electoral, dispuestos a dar batalla al neoliberalismo y ganarse la confianza de los electores con el programa por un nuevo Perú, que nosotros llamamos programa patriótico, democrático y progresista; considerando todas estas situaciones adversas y nada fáciles de solucionar, las mismas que en pleno trabajo mancomunado y convergente, resolviendo su avance a través de las naturales contradicciones en el seno del pueblo, el Frente Amplio pudo llegar a ser la expresión política de 2,866,238 de electores; votos a favor que positivamente representan un logro político significativo, en el sentido de acumular fuerzas en torno al programa de verdadero cambio, y no como facilistamente se dice –pecando de triunfalismo– que esto sea una gran victoria del pueblo peruano, haciéndolo aparecer como una lucha acabada.

Los hechos son así de reales, por lo que debemos valorarlos objetivamente con optimismo del ideal y sin el pesimismo que estanca. Hay mucho por hacer en común. La clase dominante no descansa ni afloja ni un milímetro luego del 10 de abril; tampoco nosotros.
Va un cuadro que pone en cifras el resultado del voto presidencial de los 4 primeros.


Vale aclarar, que el porcentaje de los llamados “votos válidos” es arbitrario cuando se establecen los porcentajes legales finales (por la ONPE y el JNE) para cada organización política porque no refleja el porcentaje del universo de electores hábiles. De este universo, se invalidan no solo los ausentes, sino también, incluso reconociendo los votos emitidos, por un procedimiento “técnico-legal”, se invalidan los votos en blanco y los votos viciados para quedarse con lo que se conoce como “votos válidos”. Más aún, cuando el “voto válido” determina un porcentaje de votación presidencial, falsamente mayoritario, que encubre el injusto reparto de la representación en el Congreso; así vemos como “Fuerza Popular”, que solamente representa el 26.1% de los electores hábiles, resulta beneficiada al obtener 73 congresistas, porque el “conteo legal” de los “votos válidos” hace que “Fuerza Popular” suba a un 39.87% de los votos para la Presidencia. Un ejemplo insólito es el caso que se ha dado con DD que obteniendo la más alta votación presidencial y congresal en Cajamarca y superando la valla electoral al obtener más del 5% de votos en los resultados para el parlamento andino, los “intérpretes de la ley electoral” dicen que no le toca ningún congresista por Cajamarca ni por Puno, cuota que se los asignó a “Fuerza Popular”.

Pero así está establecido e impuesto el sistema electoral burgués, donde el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) es el guardián de los intereses de la clase dominante en materia electoral. 

Para reflexionar sobre lo anteriormente dicho, fijémonos en los cuadros siguientes.


Hay mucho por reflexionar del significado de estos resultados electorales. El ausentismo supera ampliamente la votación obtenida por el partido “Peruanos Por el Kambio” (por más de 925,909 votos) así como supera, incluso más ampliamente, la votación obtenidas por el frente Amplio (por más de 1, 267,157 votos). Respecto de los votos en blanco y los votos nulos, la cifra de cada uno de ellos supera a la votación obtenida por Acción Popular (Los votos blancos por más de 1, 152,664 y los votos viciados por más de 13,760). Estos datos reales no pueden soslayarse cuando queremos hablar de “representación política”, pues ¿cuál de los partidos contendientes podría decir que tiene la representatividad de esos 7, 427, 240 electores que no votaron, que votaron en blanco y que votaron viciado? ¿Acaso, siete millones de votantes no es una cifra mayor que los seis millones y pico de votos obtenidos por “Fuerza Popular” que –dicho sea de paso– se auto alaba el haber logrado una “gran mayoría” en la primera vuelta electoral y de tener 73 congresistas? 

No obstante lo reflexionado líneas arriba, es totalmente necesario comentar brevemente el hecho que exista tanto ausentismo como votos en blanco y votos viciados. 

El ausentismo, en el supuesto que todos lo hayan realizado conscientemente para rechazar las elecciones, no ha sido una táctica política reivindicada por una organización política que lo haya planteado y ejecutado. Pueda que un sector de estos peruanos tenga un sentimiento de rechazo al sistema electoral o al sistema social, pero en esencia el ausentismo es un abstencionismo infértil e infecundo políticamente hablando; es decir, no sirve ni para la lucha por un programa de reformas y mucho menos podría servir para realizar un programa de cambio radical del orden social. Una lectura concreta del ausentismo nos revela que es una combinación de varias voluntades: rechazo, indiferencia, apoliticismo crónico y la imposibilidad de votar. Lamentablemente, no existe una estadística que nos revele la peculiaridad de este campo de los ausentes que no votaron. 

El voto en blanco puede leerse como la votación de un gran porcentaje de electores que no encontró alternativa entre los candidatos concurrentes, votantes que emitieron su voto en blanco para cumplir con su “deber cívico” y evitase las represalias legales. Es en realidad una votación de los “indefinidos” respecto de la oferta electoral. Si hubo un sentimiento de rechazo que implicaba una táctica política, tampoco esto se vio reflejado en una expresión política que la reivindicara con el impacto de una verdadera táctica, salvo la propaganda del FUDEPP y sus murales en algunos distritos de Lima alentando a votar en blanco.

El voto viciado sí ha tenido expresión política de grupos políticos (especialmente entre anarquistas y trotskistas) y colectivos sociales que lo han revindicado como un voto de rechazo político al sistema electoral y al sistema social, pero no se perfiló como una táctica política firme y sostenida. No se podría establecer cuanto de esa votación representa tal sentimiento, porque por lo general en este rubro se consideran nulos todos los votos dudosos o los votos que fueron realizados con error material (es decir, se quiso votar por alguna opción, pero se falló al marcar en la cédula). No obstante, a juzgar por la ferviente propaganda que tuvo el llamamiento a votar viciado, podríamos señalar que habría tenido un porcentaje significativo, aunque no predominante, ya que prácticamente, en la movilización social, no ha tenido una repercusión sostenida.

Como colofón político se podría afirmar con certeza que en el sistema electoral peruano, el ausentismo, los votos en blanco y los votos nulos juegan a favor del que tiene ventaja electoral, como en este caso lo fue a favor de “Fuerza Popular” y “Peruanos Por el Kambio”. El voto viciado únicamente cobraría un significado contestatario, rebelde y casi de “boicot blanco” si – cumpliendo la Ley electoral– guiado por una línea táctica correcta y justa superaran más de los dos tercios (2/3) de los “votos válidos”, producidos por la acción ciudadana. Y este caso no ha ocurrido en nuestro país.

Algunas conclusiones de la experiencia electoral en la primera vuelta.

Por lo general, la gran mayoría desea y quiere cambios, pues no está de acuerdo con el estado de dominación actual, no está de acuerdo con el statu quo; es decir, se siente insatisfecho por la inseguridad, la corrupción, injusticias, abusos, etc. que crea un malestar material y espiritual en la población. Tan es así que los principales candidatos de la derecha, sino todos, han utilizado demagógicamente la palabra “cambio” para poder sintonizarse con este sentimiento, entre espontáneo y consciente, de la gente. El fujimorismo ha tenido que disfrazarse con el nombre de “Fuerza Popular”-FP y los discursos de su candidata, para embaucar a los electores, apelaban a la necesidad de hacer cambios. “Peruanos Por el Kambio”-PPK, no solo egotistamente asumía las iniciales del nombre de su candidato para hacer el nombre de su partido, sino que en esa denominación – demagógicamente– estaba expresamente la palabra “kambio”. 

De la gran mayoría que desea y quiere cambios, un significativo porcentaje confía en que esos cambios se los puede brindar la burguesía. Este porcentaje que es mayoritario entre los votos válidos, explica por qué pasaron a la segunda vuelta dos alternativas políticas de la derecha neoliberal como son “Fuerza Popular” (26.81%) y “Peruanos Por el Kambio” (14.13%). Ambos representan la ofensiva neoliberal que necesita la clase dominante, aunque cada quien tiene métodos políticos distintos para implementar esa ofensiva. Podría decirse que este porcentaje de votantes (40.94%, sumando la votación de ambos) todavía confía en la propaganda demagógica de la burguesía. Sin embargo, no puede concluirse que ese 40.94% de votantes (en relación al total de electores hábiles, pero que para la derecha es 60.88% en relación a los votos válidos) en su totalidad están de acuerdo con el modelo económico actual como alardea la derecha mediante sus partidos políticos, analistas y politólogos. 

El hecho de que “Fuerza Popular” y “Peruanos Por el Kambio” hayan quedado en primer y segundo lugar, respectivamente, y que sumados su votos tengan el 40.94% de los electores hábiles -lo reiteramos- no significa que la gran mayoría de peruanos quiera o esté de acuerdo con el modelo neoliberal. No, es evidente que no es así. Basta dar una lectura a la estadística del resultado electoral para ver que, redondeando, 41% no es mayor que 59%. Pero, manipulando la opinión pública, la propaganda neoliberal y sus representantes políticos e intelectuales burgueses, ha querido torcer esta realidad usando los engañosos porcentajes de los “votos válidos” para pretender legitimar el modelo y la ofensiva neoliberal. 

Un aspecto de la votación a resaltar es que un gran sector afirmó un sentimiento y conciencia patriótica, democrática y progresista por un nuevo Perú. Esto se expresa en la votación obtenida por el Frente Amplio (12.62%) y Democracia Directa (2.7%). Podría decirse que este sector confía en la alternativa de izquierda, aunque se acerquen a ella con diferentes grados de adhesión. Cabe sumar a este sector el porcentaje de los ciudadanos que votaron en blanco, viciado o no votaron (aunque, como se ha referido más arriba, no fueron todas las personas que actuaron deliberada y conscientemente rechazando la farsa electoral), estas personas tienen una conciencia patriotica, democrática y progresista, pero siguieron otro camino táctico. 

Existe también un sector de electores que quiere reformar el sistema social; quiere cambios moderados sin revolución, pero también desea cambios. Esto explica la votación por Acción Popular-Barnechea (4.68%), Progresando Perú-Hilario (0.33%), por ejemplo. 

6° Estas conclusiones del balance electoral de la primera vuelta, nos revela un tema más de fondo, que ni la derecha ni un buen sector de la izquierda lo quieren ver, se trata de que hay una buena perspectiva para que el programa patriótico, democrático y progresista, que se abre paso en la consciencia de nuestro pueblo, se desarrolle mucho más y alcance una perspectiva de trabajar y luchar por Perú integral rumbo al socialismo. Para la tendencia socialista al interior del Frente Amplio, es importante reafirmar su posición de que hay un programa común que debemos defender, pero al mismo tiempo es necesario cumplir el principio de mantener nuestra independencia política y esclarecer la relación correcta que debe existir entre frente unido y partido, pues una buena práctica de la política de frente único, sincera y genuina, es la garantía para que una línea correcta y justa se abra paso y tenga el liderato del Frente Amplio. 

NUESTRA TÁCTICA EN LA SEGUNDA
VUELTA ELECTORAL.

En esta segunda vuelta electoral corren como candidatos dos partidos de derecha; ambos agradables al paladar político de la clase dominante y del imperialismo. “Fuerza Popular” y “Peruanos Por el Kambio”, precisamente han pasado a disputar la elección presidencial en segunda vuelta gracias al beneplácito y toda clase de ayuda legal (mejor sería decir “trampa legal” a su favor) que les viene proporcionando la clase dominante peruana, dueña del poder del Estado y su gobierno. Se ha entrecomillado los nombres de estos dos partidos de derecha para resaltar su origen demagógico y reaccionario. Realmente, los dos candidatos, tanto Keiko Fujimori como Pedro Pablo Kuczynski, debieron ser tachados y retirados de la carrera electoral por las diversas denuncias bien fundadas por infringir la ley electoral que pesaron sobre ellos; no obstante, se les dejó correr porque son dos cartas de la burguesía peruana y del imperialismo para administrar el Estado peruano. 

El partido “Fuerza Popular” es un proyecto activo de ofensiva neoliberal a implementarse bajo la forma de dominación autoritaria-fascista, que cuenta con un aparato partidario recompuesto y fortalecido. “Fuerza Popular” propugna el sistema de gobernar el Estado descartando, según sea el caso, los métodos de la formal democracia burguesa e imponiendo la corporativización de la sociedad (hacer de ella un solo cuerpo controlado por el Estado), la manipulación de las masas y la represión generalizada contra la protesta que ya se encuentra criminalizada. De lo cual ya tenemos experiencia en el pasado gobierno del fujimorato, que “Fuerza Popular” lo reivindica aunque maquillándolo con descarada demagogia. 

El partido “Peruanos Por el Kambio” es también un proyecto activo de ofensiva neoliberal, pero a implementarse bajo la forma de dominación demoliberal, que solamente cuenta con una amorfa organización de cuadros técnicos y políticos no cuajados en un partido político cohesionado y disciplinado. El partido “Peruanos Por el Kambio” propugna el sistema de gobernar el Estado aplicando la Ley y el Derecho, obviamente del presente régimen burgués “legitimado” con la Constitución del 93. 

Ambos tienen el vínculo común de defender el modelo neoliberal en lo ideológico y económico, pero difieren en su accionar político respecto a su implementación. Podríamos decir que la clase dominante ha cerrado filas con sus dos opciones de dominación política y lo único que busca es resolver cuál de ellos será gobierno mediante la legitimación electoral; es decir, quién de los dos partidos embauca mejor a los electores. Obviamente, este desenlace en marcha no implica que en el seno de la clase dominante paren sus contradicciones internas; al contrario, se vuelven más agudas, las mismas que podremos mirarlas en cada gesto y propuesta que realizan los dos candidatos presidenciales. 

Esta situación de la lucha electoral, donde el Frente Amplio quedó en tercer lugar, no llegando pasar a la segunda vuelta por escaso margen, plantea tomar una actitud política que enfrente la actual coyuntura, lo que evidentemente en el seno del pueblo, genera mayores controversias que en el seno de la clase dominante, por la sencilla razón que la elección a definir se da entre dos alternativas de ofensiva neoliberal. Se trata pues de tomar, desde una posición del lado de la izquierda, una táctica correcta y justa. Y como es natural, las diversas tendencias ideológicas y políticas existentes en el movimiento de la izquierda definen sus tácticas, las que en varios casos no coinciden necesariamente.

Sobre esto hay abundante referencia histórica, así como la vida real y concreta nos lo hace ver cotidianamente. Desde el socialismo mariateguista, debemos decir que las diferencias tácticas no deben conllevar a divisiones que resientan el frente único ante la clase dominante, su modelo neoliberal y su plan de ofensiva contra la resistencia popular, sino que, con la diversidad de tendencias y grupos, la lucha común debe fortalecer al frente, dada la naturaleza y carácter de la política de frente único, siempre que se la practique correctamente. 

Apenas se dio inicio a la segunda vuelta electoral aparecieron nuevas grupos que se sumaron a la táctica del voto viciado y el voto en blanco, que ya venían como táctica para ser aplicadas en ambas vueltas electorales. Con una segunda vuelta electoral donde la alternativa neoliberal (expresada en dos formas partidarias) es la única por quien los electores deben “elegir”, el llamamiento a votar en blanco o viciado ha seducido y convencido a más de uno, especialmente de entre aquellos quienes apostaron por el FA y por DD. Al respecto se manejan metáforas políticas como que en la segunda vuelta la elección es entre “el cáncer y el sida”, entre “moco y baba”. Ante tal situación y planteada así las cosas lo más lógico entonces sería viciar nuestro voto. Sin embargo, tal actitud, que omite la correlación de fuerzas y las diferencias de forma de nuestros enemigos, revela una mirada prejuiciosa ante esta disyuntiva, porque piensan y calculan que al tomar una decisión por uno u otro candidato mancharían su imagen política, etc.; por lo tanto, –concluyen– que lo único que cabe es votar en blanco, viciado o simplemente no asistir a votar en señal de rechazo. Y es así porque consideran que la “izquierda vota (sic) por principios”; ergo, votar por “Peruanos Por el Kambio” significa apoyarlo, por tanto, transgredir nuestros principios. Así es el “razonamiento” de algunos que creen que entre el “más peor” y el “menos peor” da lo mismo luchar contra uno u otro. Esta tendencia a la táctica del voto viciado y el voto en blanco, cree tener un fuerte respaldo a su argumentación en el dato estadístico de los votos blancos y viciados, que sumados representan a 3, 293,848 personas. 

En el caso del FA, el avance que se conoce sobre qué táctica asumirán, es la declaración de Veronika Mendoza en el sentido que “no apoyaran a ninguno de los dos candidatos, pero que el peor resultado sería la vuelta del fujimorismo”. Además, ha subrayado que harán “campaña de la memoria” de lo que significó el fujimorismo para advertir lo negativo que sería votar por Keiko Fujimori; dejando entrever que su campaña se centrará contra “Fuerza Popular”. 

En términos generales, esta táctica de no apoyar a ningún candidato es justa y correcta; sin embargo, tocando fondo podemos advertir que; por un lado, se comete el mismo error de prejuicio “principista” al no hacer un llamamiento claro que oriente el voto de manera precisa hacia “Peruanos Por el Kambio”–facilitando su llegada al gobierno, señalando la conveniencia política y la ventaja que significaría para el movimiento popular y el país bloquear el autoritarismo-fascista de “Fuerza Popular”–, debilitando en consecuencia su definición táctica; mientras, por otro lado, esconde ambigüedad y vacilación al centrar la “campaña de la memoria” exclusivamente contra Fujimori obviando la campaña contra “Peruanos Por el Kambio” (como si ambos no fueran igual de enemigos). Esto ha abierto la posibilidad de dar declaraciones del tipo: “dar una oportunidad a “Peruanos Por el Kambio” (en palabras de Veronika Mendoza), o de “encontrar mecanismos para llegar a entendimientos” (en palabras de Marco Arana) lo que podría generar falsas ilusiones si es que no se hace un deslinde claro con la posición neoliberal del partido “Peruanos Por el Kambio”. 

Por ello, si no se corrige en precisar y definir bien la orientación del voto hacia “Peruanos Por el Kambio” y el deslinde con ambas alternativas neoliberales, la alternativa de “Fuerza Popular” –que no queremos que gane,– podría resultar vencedora y legitimada. Y en el caso de ganar “Peruanos Por el Kambio”, al no haber realizado un deslinde claro contra esta otra ofensiva neoliberal, el pueblo no podrá enfrentarlo con la claridad y ventaja táctica. 

La experiencia histórica y reciente nos alecciona que dentro del frente electoral de la izquierda, cuando se enfrentan escenarios como esta segunda vuelta electoral, si en el frente predominan tendencias reformistas y actitudes oportunistas, que nunca faltan dentro y alrededor del frente, este podría asumir la conducta de allanarse al “mal menor”. En el caso del Frente Amplio, este posible allanamiento sería ante la alternativa que representa el partido “Peruanos Por el Kambio”, lo que significaría ser furgón de cola de una de las alternativas de la ofensiva del neoliberalismo a cambio de cogobernar o de recibir dádivas (algunas carteras ministeriales, promesas de resolver reivindicaciones populares firmando “hojas de ruta social”, por ejemplo, etc.).

Esto es un riego histórico y político latente. Y en nuestro caso, como socialistas mariateguistas que apoyamos la opción programática del Frente Amplio, advertimos que podría ocurrir que esta política oportunista tome cuerpo y se instale si en el Frente Amplio no se define bien la táctica y las acciones a seguir en esta coyuntura de la segunda vuelta. A medida que avance la campaña y los dardos almibarados de la burguesía se hagan más frecuentes y fuertes para seducir a la izquierda, el riesgo de esta política de allanarse al “mal menor” podría surgir, tener fuerza y prevalecer. 

Pero que se haga realidad este riesgo puede ser evitado. Al momento, la excandidata y los principales voceros del FA han expresado que no apoyaran ni a Keiko Fujimori ni a Pedro Kuczynski, pero que harán campaña contra el regreso del fujimorismo. Queda pendiente que el Frente Amplio tome un acuerdo democrático de cara a las bases; acuerdo que debe definir bien los contornos de la táctica del FA no solo en la coyuntura breve de la segunda vuelta electoral, sino que defina una línea para todo el nuevo período que se viene, resulte ganador cualquiera de las dos alternativas del neoliberalismo. 

Se trata entonces de tener una táctica correcta y justa. La tendencia socialista al interior del FA debe propugnar por una táctica que favorezca el fortalecimiento de la organización popular y el desarrollo de la resistencia popular contra la ofensiva neoliberal; la forja del poder popular que, como ha quedado demostrado en la práctica, es la verdadera oposición a cualquiera de los dos candidatos, en caso lleguen a ser gobierno. 

Una táctica correcta y justa es la que construye un escenario en la que la lucha del pueblo tenga mayores posibilidades de desarrollar y fortalecer la organización del poder popular, mayores posibilidades de realizar la movilización y la protesta popular; y sobre todo, mayores posibilidades de educar revolucionariamente a la clase trabajadora.

Esto implica que la táctica específica para orientar la votación de los electores, especialmente de todos aquellos que no votaron por “Fuerza Popular” y por “Peruanos Por el Kambio” en la primera vuelta, debe contribuir a que continúen desarrollando su consciencia patriótica, democrática y progresista; que el resultado de la votación entrabe la ofensiva neoliberal de la burguesía y posibilite un escenario donde la burguesía tenga menos ventajas para enfrentar la resistencia del pueblo contra el modelo neoliberal. Concretamente, la táctica específica en el tema de cómo votar tiene que estar claramente orientado a evitar la alternativa de un gobierno de “Fuerza Popular” porque este tendría la ventaja de manejar el control absoluto del Congreso y del Ejecutivo desde una posición autoritaria-fascista, que inevitablemente lleva a tener el control total del Estado, que implica copar y controlar todas sus instituciones (como ya el fujimorismo lo hizo antes) lo que evidentemente daría amplias ventajas a la burguesía para aplicar su ofensiva neoliberal. En cambio, si por conveniencia táctica, la votación se orienta a favorecer que el partido “Peruanos Por el Kambio” ejerza el Ejecutivo frente a un Congreso controlado por “Fuerza Popular”, se entrabarían estas dos formas de aplicar la ofensiva neoliberal, posibilitando un relativo mejor escenario de lucha para el pueblo. 

Este entrabamiento sería solamente temporal, pero aun así, es conveniente para impulsar la lucha del pueblo. La clase dominante resolverá ese trabamiento según su mejor parecer y conforme avance la resistencia popular. Pero, en ese posible escenario, tendríamos un Frente Unido del Pueblo en condiciones de enfrentar a la clase dominante en mejores condiciones que las que hoy se tiene. Por eso, la táctica específica conveniente es promover que “Fuerza Popular” no alcance ganar la segunda vuelta, sin generar ninguna ilusión en la candidatura de ofensiva neoliberal que también representa “Peruanos Por el Kambio”. 

Esto implica claramente evitar que la mayoría de electores vote por «Fuerza Popular», persuadiéndolos y orientándolos para que deliberadamente emitan su voto por el partido “Peruanos Por el Kambio”, voto consciente que sabrían de antemano que NO ES UN VOTO DE APOYO al programa neoliberal ni a un posible gobierno del partido “Peruanos Por el Kambio”, sino una acción para entrabar a las dos facciones de la burguesía y dificultar su plan de ofensiva neoliberal. Y esto debe decirse de manera firme, clara y sin que quepan dudas. El pueblo, mediante el uso del sufragio, puede escoger cuál de los escenarios le es más conveniente para luchar contra las dos ofensivas del neoliberalismo. Luego vendrá el escenario de lucha más difícil y podremos enfrentarlo en mejores condiciones, con mayores ventajas. La burguesía quiere un ajuste de cuentas con la izquierda, por la amenaza electoral que le ha significado, pues no se esperaban el logro obtenido por el FA y por DD. Pero así es la lucha de clases, rebasa los sueños y deseos de cualquiera de las clases sociales. En esta segunda vuelta electoral, específicamente en el acto del sufragio, para el pueblo, para la izquierda y en particular para la tendencia socialista, el problema es posibilitar el mejor escenario de lucha contra el neoliberalismo, al mismo tiempo que en este proceso de lucha táctica denunciamos y desenmascaramos la demagogia de la naturaleza y carácter de clase reaccionarios de ambas alternativas burguesas. NO EXISTE EL MAL MENOR.

Esta actitud es válida y positiva, correcta y justa no solo porque se sustenta en firmes principios, sino porque atiende la realidad concreta de la lucha de clases. Es una táctica viable y factible de ser implementada. Tengamos presente el pujante, activo y persistente movimiento “No a Keiko” y su consigna “Keiko no va”; recordemos también la multitudinaria y contundente movilización social-nacional contra el autogolpe del 5 de abril de 1992, que solamente en Lima –que la derecha lo tiene como su fortín– salieron a las calles más de 70 mil personas para expresar su rechazo al fujimontesinismo encarnado en “Fuerza Popular” y la dinastía política de los Fujimori. Esta consciencia popular y ciudadana y estas formas de lucha por la democracia en general son una realidad que se va expresar en el sufragio del 5 de junio. ¿Quién la capitalizará: la izquierda o una facción de la burguesía? ¿Acaso no es justo y correcto que la izquierda influencie y gane a ese gran sector a su programa patriótico, democrático y progresista? ¿Acaso no se percibe que el partido “Peruanos Por el Kambio”, así como va compitiendo con el partido “Fuerza Popular”, incapaz de liderar la lucha democrática contra el autoritarismo-fascista, está destinado a perder? ¿Dejará la izquierda, especialmente la tendencia socialista, que la facción autoritaria-fascista de la burguesía embauque al pueblo y se lleve la elección, legitimándose ante la sociedad y reduciendo a la otra facción burguesa demoliberal, con lo cual tendría todas las ventajas para “destrabar la inversión extranjera y privada” mediante el arrasamiento autoritario y fascista de nuestros pueblos? 

Para dar ventaja a la organización y resistencia popular contra la ofensiva neoliberal requerimos asumir una táctica correcta y justa, una línea de conducta política que permitirá avanzar al pueblo en su conjunto y en particular al FA. Esto implica debatir con tendencias aparentemente radicales o de “izquierdismo”, por un lado; y de otro lado, debatir también con tendencias de “derechismo”, que se expresarán necesariamente, como en efecto ya tiene lugar en el movimiento popular. 

La tendencia del “izquierdismo” en esencia, cualquiera sea la forma en que esta pueda presentarse, tenderá a que es preferible “agudizar las contradicciones con el enemigo” y que más vale el camino recto y el atajo antes que el rodeo táctico para tomar la fortaleza. Y levantarán el voluntarismo, el ego y el prejuicio como principios supremos. 

La tendencia del “derechismo” tenderá a pactar o llegar a determinados acuerdos con el partido “Peruanos Por el Kambio”, de allanarse al “mal menor” y ser su furgón de cola, pues es el caso que se escuchan algunas voces que insinúan la necesidad de convenir en una hoja de ruta social o proponen la firma de compromisos políticos con el partido “Peruanos Por el Kambio”, para luego –por supuesto– pedir el co-gobierno. 

Si bien “determinados acuerdos”, bajo condiciones especiales que se puedan presentar, no son por principio desestimables en tanto favorezcan el crecimiento de la lucha popular; y que si bien no tememos enfrentar a la facción autoritaria-fascista de la burguesía, lo fundamental es que el FA conserve totalmente su independencia política respecto de las dos alternativas del neoliberalismo, enarbolando su propuesta programática y generando consciencia y organización para el nuevo Perú, como es el acuerdo fundamental del frente. Todo lo cual, reiteramos, sirve a propiciar un mejor escenario de lucha contra el neoliberalismo. 

Actualmente, tanto el partido “Fuerza Popular” como el partido “Peruanos Por el Kambio” vienen haciendo ofertas demagógicas. Y crecerá mucho más esta pose demagógica conforme se acerque el 5 de junio. El FA, así como no cree en el compromiso de respetar la democracia firmado por Keiko, tampoco debería consentir que se generen ilusiones con posibles supuestos “pactos” u “hojas de ruta social” con el partido de Kuczynski. No se debe acudir a la firma de tal o cual documento, tampoco promoverlo. NO. Lo correcto es desenmascarar todo eso y advertir que la orientación del voto hacia el partido “Peruanos Por el Kambio”, con la meta de evitar el regreso del fujimorismo, no es un voto de apoyo a su programa neoliberal ni a su posible gobierno, sino una conveniencia política concreta para entrabar la ofensiva neoliberal y dar ventaja a la resistencia popular, precisamente en su lucha contra la burguesía. 

Desenmascarar a “Peruanos Por el Kambio”, no descartar la posibilidad que renuncie en plena segunda vuelta (muchas críticas señalan que la campaña de Kuczynski es como si no quisiera ganar) o que una vez siendo gobierno se allane al autoritarismo fascista de “Fuerza Popular”. 

La actitud de llamar a votar viciado, votar en blanco y al ausentismo favorece, como ha quedado demostrado en la primera vuelta, a la alternativa Fujimorista que tendría las mayores ventajas para arremeter contra la organización y la resistencia popular. Por lo que esta táctica no es correcta ni justa. No es correcta porque facilita un escenario favorable a la facción autoritaria-fascista de la burguesía que es mucho más perjudicial para la resistencia del pueblo. Y no es justa porque va contra la conciencia democrática que busca impedir que “Fuerza Popular” llegue a ser gobierno, derrotando la reivindicación del fujimorismo por todo lo que esta nefasta experiencia significa. 

El hecho de que aún no resolvamos esta situación y que el regreso del fujimorismo sea una amenaza real resulta no solo de las deviaciones de “izquierdismo” en el seno del movimiento popular, sino también de los prejuicios, la ambigüedad y la vacilación dentro de la dirección del Frente Amplio que con su capacidad mediática en la izquierda bien podría direccionar correctamente la votación del pueblo en el sufragio de la segunda vuelta electoral.


CONCLUSIÓN

10º La táctica para la segunda vuelta electoral debe ser: “Promover la derrota electoral de “Fuerza Popular”, desenmascarando la esencia burguesa de ambas candidaturas neoliberales que corren en esta segunda vuelta electoral, denunciando sus planes contra el pueblo y no haciendo ningún pacto con ellos; al mismo tiempo que orientamos a las fuerzas democráticas, que en el sufragio nos vemos obligados a votar por “Peruanos Por el Kambio” para no dejar ganar a Keiko, a no hacernos ilusiones con la facción burguesa que representa Kuczynski, generando conciencia de que nuestro voto no es apoyo a su programa y posible gobierno, sino que votamos así para bloquear el autoritarismo-fascista de “Fuerza Popular” y trabar la ofensiva neoliberal de ambas facciones de la burguesía, posibilitando un relativo mejor escenario de lucha para el pueblo, para fortalecer y desarrollar la resistencia popular que conviene a nuestra lucha por el programa patriótico, democrático y progresista por un nuevo Perú”. 

11º Nuestra actitud política post segunda vuelta electoral del 5 de junio es: “Defender y popularizar el programa patriótico, democrático y progresista por un nuevo Perú frente al nuevo gobierno neoliberal; fortalecer el Frente Amplio como espacio de lucha electoral para las elecciones Municipales y Regionales del 2018 y las elecciones generales del 2021; promover la unificación de las luchas populares y la centralización de su dirección frente unitaria, como condición fundamental de fortalecer y desarrollar la resistencia popular contra la ofensiva neoliberal; todo lo cual dentro de la estrategia de construir un Perú integral rumbo al socialismo”. 

¡Por un Perú integral rumbo al socialismo!
Abril- mayo 2016.
Comité Creación Heroica.


“El destino del hombre es la creación.
Y el trabajo es creación, vale decir liberación.
El hombre se realiza en su trabajo”.
“Si la historia es creación de los hombres y las ideas podemos encarar con esperanza el porvenir.
De hombres e ideas es nuestra fuerza”.
(José Carlos Mariátegui)


“Mi actitud, desde mi incorporación en esta
vanguardia, ha sido siempre la de un fautor
convencido, la de un propagandista
fervoroso del frente único”.


“El frente único no anula la personalidad, no anula la filiación de ninguno de los que lo componen. No significa la confusión ni la amalgama de todas las doctrinas en una doctrina única. Es una acción contingente, concreta, práctica. El programa del frente único considera exclusivamente la realidad inmediata, fuera de toda abstracción y de toda utopía: Preconizar el frente único no es, pues, preconizar el confusionismo ideológico. Dentro del fren­te único cada cual debe conservar su propia filiación y su propio ideario. Cada cual debe trabajar por su propio credo. Pero todos deben sentirse unidos por la solidaridad de clase, vinculados por la lucha contra el adversario común, ligados por la misma vo­luntad revolucionaria, y la misma pasión renovadora. Formar, un frente único es tener una actitud solidaria ante un problema concreto, ante una necesidad urgente. No es renunciar a la doctri­na que cada uno sirve ni a la posición que cada uno ocupa en la vanguardia. La variedad de tendencias y la diversidad de matices ideológicos es inevitable en esa inmensa legión humana que se llama el proletariado”.
(José Carlos Mariátegui)

José Carlos Mariátegui

“La revolución que será para los pobres
no solo será la conquista del pan, sino también la conquista
de la belleza, del arte, del pensamiento y de todas
las complacencias del espíritu”.

“En la lucha entre dos sistemas, entre dos ideas, no se nos ocurre sentirnos espectadores ni inventar un tercer término (...) En nues­tra bandera, inscribimos esta sola, sencilla y grande palabra: socialismo”.

“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea
en América calco y copia. Debe ser creación heroica.
Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad,
en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano”.

“He constatado la dualidad nacida de la conquista para
afirmar la necesidad histórica de resolverla. No es mi ideal el Perú colonial ni el Perú incaico, sino un Perú integral”.

“El socialismo, en fin, esta en la tradición americana. La más avanzada organización comunista, primitiva que registra la historia, es la incaica”.

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