Julio C. Gambina
ALAI AMLATINA, 13/06/2016.- Los primeros seis
meses del gobierno Macri sirven para preparar las condiciones institucionales
de subordinación reclamadas por los grandes capitales.
El programa de máxima de los capitales apunta a
bajar el costo del salario en el proceso de producción y circulación, y al
mismo tiempo, abaratar las condiciones de explotación de los bienes comunes.
Los afectados son los derechos humanos de la
mayoría trabajadora y los derechos ambientales.
El ajuste del primer semestre se consolida con una
inflación que favorece a los formadores de precios y afecta a la mayoría
empobrecida, al tiempo que desalentó la producción local y estimuló la
producción externa, con invasión de importaciones que compiten y desalojan la
producción local.
Inflación y recesión fueron dos efectos
consecuencia de la política económica del gobierno Macri.
La especulación derivada de altas tasas impulsadas
por el BCRA y festival de bonos externos emitidos por el Ministerio de
Hacienda, asociado al acuerdo y pago a los acreedores externos hipoteca el
presente y el futuro de la economía local a las demandas del capital externo.
Es más, en esta semana se anuncia el ascenso de la
calificación del mercado de capitales de la Argentina.
Son tres las categorías de los mercados de
capitales: a) la de los países capitalistas desarrollados; b) la de los
emergentes (Brasil, India, China, otros); c) la de los fronterizos (sin
confianza entre inversores externos).
La nueva calificación apunta a escalar de la
categoría c a la b; a mercado emergente, y receptar así el interés de
inversores internacionales que buscan mejores opciones de rentabilidad en el
marco de la crisis capitalista mundial.
Apertura económica, liberalización e integración
subordinada
Argentina ha sido aceptada como “observador” en la
Alianza del Pacífico, remedo del ALCA luego de la derrota del 2005 y base de
lanzamiento del acuerdo transpacífico, TPP.
Este acuerdo se propone disputar las relaciones
internacionales en medio de la crisis capitalista y la emergencia de China como
potencia mundial, con peso creciente en la región Nuestramericana de la última
década.
La disputa global es por la hegemonía de la
apertura y la liberalización de la economía mundial en crisis.
El papel del gobierno argentino es clave para
modificar las relaciones de fuerza que se habían construido en el último tiempo
y que habilitaban la discusión sobre integración alternativa.
Lo real es que las expectativas se frustraron por
límites de los procesos de cambio político y la ofensiva de las clases
dominantes.
Con Argentina definida en el campo de la
subordinación a la política exterior de EEUU y la posible convergencia con el
Brasil luego del “golpe blando neoliberal” se facilita la discusión al interior
del Mercosur.
Allí, hace rato que Paraguay empuja la apertura y
Uruguay ha dado señales de aperturismo (adhesión al TISA, más allá de su
contramarcha). Solo Venezuela mantiene una posición crítica, por lo que resulta
fundamental activar el movimiento popular “Nuestramérica mejor sin TLC” cuya
versión local se despliega bajo la consigna: “Argentina mejor sin TLC”.
El gobierno Macri estará en la Cumbre de la Alianza
del Pacífico en Chile EL 1/7 pregonando las ventajas del aperturismo, base para
la atracción de inversiones externas.
Anticipará sus opiniones en el Foro Económico
regional que realiza esta semana en Colombia y al igual que en Davos en enero,
tratará de mostrar que no solo la Argentina es favorable a la circulación de
los capitales globales.
El mensaje apuntará a señalar que la región está en
un cambio de orientación hacia políticas de “mercado”, coherentes con lo que
señalan los organismos financieros internacionales como “programa deseable”
para nuestros países sudamericanos.
Convengamos que las dificultades para atraer
inversiones no son solo para la Argentina, sino que la situación brasileña y en
particular de Sudamérica en su conjunto, no favorecen la demanda de elevada
rentabilidad ofrecida hasta hace poco tiempo.
La conflictividad no controlada por los gobiernos
es un dato de la realidad y habilita a pensar en un escenario político abierto
para disputar sentido social mayoritario para el proyecto del poder, o nuevas
recreaciones de proyectos alternativos al orden capitalista en crisis.
Segundo semestre de ajuste y posposición de la
recuperación
Todos los pronósticos auguran caída del PBI de la
Argentina para el 2016 y quizá, recuperación para el 2017. Es cierto que alguna
vez se rebota desde el piso de la recesión, pero consolidando una pauta de
empobrecimiento estructural que supera todo parámetro histórico.
La pobreza crece y no remito a los picos de la
pobreza, sino a los pisos que se consolidan en cada ajuste estructural acecido
en este tiempo constitucional desde 1983.
En los 90 se consolidó un piso de empobrecimiento
que fue extendido y luego reducido, pero aun así, el resultado logró
estabilizar un nuevo basamento de la pobreza y la indigencia que modifica
sustancialmente la estructura económica y social del país.
La Argentina de las clases dominantes y el gobierno
se predispone, desde las nuevas condiciones políticas, a facilitar el
funcionamiento del orden capitalista global, asegurando un papel dependiente y
subordinado de la economía local al programa liberalizador de las
transnacionales que actúan en el país, y de otras que son invitadas para la
apropiación del trabajo social local.
¿Aceptará la población este destino de
subordinación, o en vísperas del bicentenario de la independencia política se
generan condiciones para avanzar en la independencia económica?
En 1910, año del centenario de mayo, el conflicto
intentaba ocultarse en pleno despliegue de la inserción subordinada de la
Argentina en la división internacional del trabajo liderada por Inglaterra.
Ahora, a 200 años del 9 de julio de 1816,
Independencia de la Argentina, el conflicto social, especialmente de
trabajadoras y trabajadores, discute el sentido de la inserción internacional
del país y abre interrogantes sobre las condiciones de posibilidad para la
independencia.
Buenos Aires, 13 de junio de 2016
- Julio C. Gambina es Presidente de la Fundación de
Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP
www.juliogambina.blogspot.com
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URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/178100
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