Publicado: 23 ago 2016 11:41 GMT
Más de 200 familias se reúnen en un colectivo
llamado La Alpargata Solidaria y establecen un vínculo directo con los
campesinos para tejer nuevas redes de distribución que eviten a los
intermediarios.
Sábado 20 de agosto. Son las 6 de la mañana. A
diferencia de otras ciudades latinoamericanas, a esa hora Caracas (Venezuela)
ya está en plena ebullición.
En el parqueadero del centro cultural Tiuna El Fuerte de
Parroquia del Valle, al sur de la ciudad, una veintena de jóvenes (hombres y
mujeres) descargan un camión repleto de vegetales, frutas y hortalizas.
Ese camión, al que aún se le siente el calor que
emana el motor, ha recorrido durante la madrugada los más de 368 kilómetros que
separan a Barquisimeto (en el oeste del país) con la capital y ha servido
para que un grupo de campesinos puedan vender sus productos de manera directa a
unas 200 familias de varias zonas de Caracas.
Son tiempos de guerra económica en la Venezuela bolivariana y la
gente busca opciones ante la escasez y el acaparamiento. Algunos se organizan
para sortear las perversas cadenas de intermediarios, que triplican o cuadruplican
los precios de los productos.
Haciéndose
cargo
Antes de las 7 de la mañana de este sábado, ya hay
un 'batallón' de personas moviéndose en aquel parqueadero, distribuidas en
varias tareas. Están quienes descargaron el camión y las que van separando el
contenido en rubros:
-"¡Tomates para allá! ¿Quién es el responsable
de los plátanos?", grita Antonio.
El resto tiene una tarea definida: los que pesan en
cantidades iguales, los que embolsan, un grupo que cocina para todos, los que
administran el dinero, quienes se encargan de cuidar y hacer actividades para
los niños... y hasta quienes limpian el área al terminar la actividad.
Sin embargo, nada de eso ocurre de forma
espontánea.
10 meses antes, el 24 de octubre de 2015, unas 170
personas reunidas en el Ateneo Popular de Caracas vivieron la primera
experiencia de consumo
colectivo gracias a la organización popular Sistema de Intercambio
Solidario de Caracas La Alpargata Solidaria, que sirvió de plataforma para ese
encuentro.
Pero el meollo del asunto no es comprar. Esta
mañana de agosto, en varias paredes hay carteles que le recuerdan a quienes
asisten el objetivo del encuentro:
"Somos un grupo de personas que está
conformando un sistema colectivo para comprar, vender, truequear, donar,
prestar o compartir bienes, saberes o servicios de manera solidaria y
cooperativa, con el fin de facilitar nuestros consumos y crear comunidades
económicas populares más allá del mercado capitalista y para construir otro
tipo de relaciones sociales basadas en la construcción común".
Romper
la cadena
Esta forma de organización es completamente
horizontal. Sus decisiones son asamblearias y la responsabilidad en las tareas
es rotativa. También los une un convencimiento de que deben ocuparse en lugar
de esperar a que el Gobierno solucione todos los problemas.
"A finales del año pasado, cuando empieza a
arreciar más fuerte la guerra económica en nuestro país, para derrocar al
presidente, nos articulamos y generamos propuestas, desde el poder popular,
para quitarle un poco de responsabilidad al Estado, o más bien, asumir la
responsabilidad que tenemos", cuenta el portal RNMA.
Aunque hay otras formas de explicar a la Alpargata
Solidaria. Para Alejandra Laprea, es así:
"Más de 150 personas, con o sin nuestras
familias, nos reunimos para organizar nuestro consumo de vegetales y verduras
en La Alpargata Solidaria" y "acordamos qué y cuánto queremos
comprar, también nos distribuimos los gastos de traslado. Compartimos café, té
de hierbas, desayuno, chistes, buenas conversaciones y una nueva manera de
hacer mercado".
En síntesis, la tarea consiste en contactar
directamente a unos productores, gestionar la forma de trasladar los productos
y pagar directamente. Así, un consumidor de la capital, que vive a cientos de
kilómetros de las zonas de siembra, se vincula en una parte de la cadena
productiva.
Comparando
Cuando termina la jornada de trabajo, cada familia
vuelve a su casa con 20 kilos de vegetales varios. En esta oportunidad llevaron
a sus casas: yuca (mandioca), maíz, plátano macho, zanahoria, papa, aguacate
(persea o palta), calabacín, berenjena, tomate, cebolla, pimentón (pimientos),
ajo porro (puerro) y naranjas.
Mediante ese trato directo con los campesinos, el
monto que debió pagar cada participante del consumo masivo, fue de 13,81
dólares, aproximadamente.
Con esa misma cantidad de dinero, en un
supermercado cualquiera, apenas habría alcanzado para comprar cuatro kilos de
los rubros más costosos, según el precio del día.
Solidaridad
Desde hace algún tiempo han aparecido en Venezuela
diversas iniciativas populares que apuntan a la organización del poder de
compra (Boicot) de los ciudadanos para enfrentarse a la
especulación.
El propio presidente del país, Nicolás Maduro, citado por el diario '2001', se refirió a la experiencia organizativa de La
Alpargata Solidaria y señaló que, aunque es una organización modesta, enseña un
camino que debe continuarse: "Es un mundo humano donde, a través del plan
de La Alpargata Solidaria, las mismas familias producen (y
gestionan) sus propios alimentos para su consumo (…) Eso es
socialismo".
Ernesto J. Navarro
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