El fundador de una empresa de tablas de paddleboard implantó un horario
revolucionario hace un año: de 8 a 13 // Ahora cuenta cómo ha sido la
experiencia
WTB – lun, 26 sep 2016 8:46 a.m. EDT
Stephan Aarstol pasó muchos años trabajando
en una oficina. Allí descubrió que hay dos tipos de empleados: los que hacen el trabajo de 3
personas y apenas tienen reconocimiento, y los demás, que o trabajan de manera
normal o directamente no hacen nada. Por eso cuando fundó su
propia compañía, solo pensó en contratar a los del primer tipo, a los curritos.
Y darles un buen
sueldo, ya que él sí que valora a este tipo de personas.
Una
vez conformada su
plantilla con gente ultramotivada y con gran capacidad de realizar tareas, se
dio cuenta de que no necesitaba tenerles 8 horas pegados a la silla. Eran tan
buenos que quizás si pasaran menos tiempo en el trabajo, la empresa seguiría
yendo bien y ellos estarían más contentos
Aarstol
es el fundador de la empresa Tower, que vende paddleboards, una especie de
enormes tablas de surf sobre las que una persona puede ir de pie y remando.
Para demostrar si su hipótesis era válida, puso a toda su plantilla a prueba
durante tres meses. A partir del 1 de junio de 2015, solo podían trabajar de 8
de la mañana a 1 de la tarde, en un único turno de 5 horas. Y
desde entonces, el horario no ha cambiado. Ahora, el emprendedor cuenta en un
artículo publicado en la web Fast Company lo que ha aprendido
durante estos meses.
Lo primero que hizo Aarstol fue comunicar su decisión. Para ello
congregó a sus trabajadores y les dijo que quería devolverles su vida. Y
segundo, que quería pagarles mucho mejor:
en concreto el doble por hora, para que pudieran ganar más que cuando trabajan
8 horas al día. Además, les prometió un 5% de las ganancias de la empresa como
bonus. Según cuenta en un caso práctico, esto supuso que un
empleado que ganara 40.000 dólares (35.000 euros) al año pasara a ganar 48.000
(42.000 euros).
Con
estas medidas, el directivo pretendía disparar la motivación en su compañía. Y
vaya sí lo consiguió. Exigiendo
lo mismo que si trabajaran 8 horas, pero haciéndolo todo en 5, Tower se ha
convertido en una de las compañías con mayor crecimiento de Estados Unidos: con
una plantilla de 10 personas generan 9 millones de dólares (8 millones de
euros) de beneficios. Y no paran de recibir currículums no
solicitados de gente que quiere unirse a Tower.
Estos
datos sorprendieron al inventor del cambio, que esperaba que al tener menos
horas de trabajo, se redujeran los contactos con posibles clientes y se
consiguieran menos beneficios. Pero
nada más lejos de la realidad. En tan solo un año las ventas han aumentado un
40%.
Y
no solo eso, también la imagen de marca se ha disparado. Al ser una empresa que vende
productos que se utilizan en la playa y que promueve una vida relajada y llena
de gozo, Tower cumple lo que promete, hasta con sus trabajadores:
ellos pueden comer con sus familias todos los días, disfrutar todas las tardes
libres para hacer lo que quieran.
Pero
no hay que ser una compañía especializada en el ocio para adaptarse a estos
horarios revolucionarios. Aarstol asegura que virtualmente cualquier compañía
podría reducir su horas en la oficina un 30% sin que pasara absolutamente nada.
“Los empleados más
felices son los más productivos. Pueden perseguir sus pasiones, tener mejores
relaciones sociales y están más activos, por lo que pueden dar más a sus
empleadores”.
Para
esas compañías, el
empresario da las siguientes recomendaciones a seguir en caso de que valoren
recortar la jornada laboral:
1 Identificar la norma 80%-20%. Aarstol cita al
principio de Pareto para decir que el 20% del esfuerzo de una empresa genera el
80% del beneficio. La idea es ser consciente de ese 20% y cuidarlo, desechando
todo lo demás o dándole la importancia justa.
2 Crear un ambiente productivo centrado en los proyectos. Más que pensar en
las horas en las que hay que estar en la oficina, es mejor imaginarse el
trabajo como una sucesión de proyectos. Cuanto más centrados estén los
trabajadores en ellos en los planes y pedidos que vayan saliendo, más motivados
estarán.
3 Acabar con la idea del 'estar siempre disponible'. Aarstol asegura
que su empresa tiene un departamento comercial que recibe llamadas de clientes.
Y no pasa nada por decirles que se pongan en contacto solo de 8 a 13 horas. Los
compradores de las tablas lo han entendido sin problemas, y ningún trabajador
ha tenido que estar pendiente de ellos más allá de la hora de comer.
4 Utiliza la tecnología para disparar la eficiencia. El hecho de reducir
la jornada sacó a la luz problemas ocultos de la empresa. Por ejemplo, la falta
de eficacia del almacén. Pero con las 5 horas al día de trabajo, Aarstol y los
suyos se vieron obligados a mejorar en este aspecto. Por ello tuvieron que
implantar un software que automatizaba los procesos y hacía más fácil las
operaciones en esta zona. Lo mismo ocurrió en le departamento comercial: para
reducir el número de llamadas o de correos electrónicos de clientes, ampliaron
las seccione de dudas y respuestas en su web y rodaron unos vídeos con
tutoriales.
5 No hay que
ceñirse por completo al horario. El presidente de Tower defiende que sus
trabajadores pueden salir todos los días por la puerta a la 1 sin sentirse
culpables. Pero saben que extraordinariamente, si hay un proyecto muy urgente o
que requiere de mucha dedicación, a lo mejor tienen que pasar 12 horas
trabajando sin parar. ·Pero esos días siempre son las excepción de la norma”,
explica.
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