09-09-2016
Zbigniew Brzezinski, ex asesor de Seguridad
Nacional de Carter e íntimo de Obama, “confirmó que EEUU apoyó a la oposición
de Erdogan para perpetrar el golpe”. ¡Vaya confesión tan cándida y candente!
Como adelanto a su próximo artículo en The
American Interest, Brzezinski sintetiza en su “resumen” que “el papel de
EEUU en el golpe en Turquía fue un grave error (¡supersic!)” que “puede causar
una mayúscula explosión a la reputación (sic) de EEUU”.
Brzezinski, creador de los mujahidines/Al-Qaeda
ahora transmutados en yihadistas posmodernos, ha escogido a la influyente
revista The American Interest como la paloma mensajera para sus
relevantes apreciaciones geoestratégicas, gusten o disgusten, como es el caso
trascendental de su exhortación a un nuevo realineamiento con Rusia y China,
una versión del inevitable nuevo orden tripolar que no se atreve a pronunciar
su nombre.
Resulta y resalta que “Turquía se encontraba a
punto de reconsiderar su política exterior después de su fracaso en Siria
durante los pasados cinco años, y los errores de cálculo al apoyar el golpe y
al hospedar a su líder (Fethullah Gulen, asilado en Pensilvania) son tan serios
que no es posible culpar al otrora aliado de EEUU, Turquía, si da su espalda a
EEUU y recapacita su política”.
¿Propone Brzezinski en forma subliminal entregar al
aliado asilado Gulen para aplacar la ira del sultán Erdogan y operar un
control de daños en su deteriorada relación con EU cuando Turquía ha iniciado
un acercamiento espectacular con Rusia e Irán?
En su asombrosa confesión pública, Brzezinski
reconoce que “una potencial coalición Rusia/Turquía/Irán puede crear la
oportunidad (sic) para resolver la crisis siria” y “si Erdogan tuviese un poco
de sabiduría, habría llegado al entendimiento de que no tendría una
credibilidad independiente con la ayuda de algunos países árabes decadentes”.
¡Qué fuerte!
El usualmente bien informado, el
alemán-estadounidense, F. William Engdahl –connotado geopolitólogo formado en
la Universidad de Princeton y consultor de riesgos estratégicos–, escrudiña la
confesión del golpe fallido del 15 de julio de parte de Brzezinski y expone la
telaraña de intereses de un Gulen apuntalado por la CIA: “refleja una tremenda
lucha interna de facciones en los círculos cupulares de EU”, que “reconfigura
el más extraño año electoral presidencial en la historia estadounidense”.
Engdahl comenta que el golpe auspiciado por EEUU se
escenificó “días después de que Erdogan anunció un mayor giro estratégico para
alejarse de la OTAN y acercarse a Rusia” y cuya confesión vino del Olimpo geoestratégico
estadunidense: ¡nada menos que de Brzezinski!
Engdahl refiere que los aludidos “países árabes
decadentes” son “sin duda Arabia Saudita y Qatar, los principales financieros
de la guerra del terror sirio contra Assad desde 2011”. ¡Muy fuerte!
Juzga que la dramática confesión de Brzezinski no
es menor, ya que, “con Henry Kissinger fue uno de los principales estrategas
exponentes de la política exterior del periodo posguerra, fundador y director
ejecutivo de la Comisión Trilateral de David Rockefeller, y quien hasta hoy
todavía conserva (sic) presuntamente permiso y acceso a los reportes de
espionaje top secret de EEUU” y quien “expresa ahora su furia
(¡supersic!) por la plena incompetencia (sic) del espionaje estadunidense en
manejar la relación con Turquía”.
Engdahl comenta que “en forma notable, la persona
en el Departamento de Estado directamente responsable, no solamente del
desastroso (sic) golpe de febrero de 2014 en Ucrania, sino también en Turquía,
es la malhadada (sic) y perpetua (sic) guerrera Victoria Nuland, esposa del
neoconservador straussiano Robert Kagan”. Por cierto, ambos son
israelí-estadunidenses y la amazona Vicky fue quien profirió sicalípticas
invectivas grabadas contra Europa (“Fuck Europe!”).
Según Engdahl, a partir del fallido golpe de EEUU y
el viraje de Erdogan al Este, “el Pentágono se vio obligado a desmantelar
velozmente sus ojivas nucleares de la base aérea Incirlik, cerca de la frontera
siria, para recolocarlas en Rumanía”. Peor: el turco insinuó que la base de
Incirlik puede ser usada por Rusia.
Por sus dramáticas repercusiones, a juicio de
Engdahl, “el 15 de julio pasará a la historia como una de las más decisivas
derrotas de la proyección del poder global de EEUU, del llamado nuevo orden
mundial de David Rockefeller y amigos (sic)”.
Es más que justificada la inusitada furia pública
de Brzezinski, quien contempla el desmoronamiento de su “tablero de ajedrez”
euroasiático –y sus volcánicos Balcanes– desde Ucrania, pasando por Turquía
(nominal miembro de la OTAN), hasta el binomio Siria-Irak, para condensarse en
el otro binomio Afganistán-Pakistán.
Se resquebraja así el asfixiante cerco continental
euroasiático formulado por las “trampas de Brzezinski” contra el triángulo
continental RIC (Rusia, India y China).
Algunos puntuales tuits de la angustia
geoestratégica de Brzezinski en el lapso de cuatro meses son ilustrativos del
caos global y del choque de EEUU contra la naciente alianza de Rusia y China,
los cuales han pasado a la contraofensiva, donde destaca el contencioso turco y
sus reverberaciones.
El 4 de mayo: “Trump sin gran diseño estratégico
coherente y la señora Clinton favoreciendo viajar sobre hacer estrategia
levanta incertidumbre global sobre EEUU”. Cabe señalar que la hija de
Brzezinski (pro Hillary) se ha enfrascado en un hormonal duelo verbal con
Trump.
15 de junio: “¿Por qué EEUU pone en peligro sus
intereses creando una situación en Asia, donde China siente no tener otra
opción que estrechar sus relaciones con Rusia?”
31 de agosto: “La ausencia de una visión
estratégica de EEUU puede tornar la cooperación sino-rusa de un tigre de papel
a algo más preocupante”.
1º de septiembre: “Se requiere un poder sunita
estabilizador; sin embargo, los posibles estados –Turquía, Egipto, Arabia
Saudita– son cada vez más ineptos o no desean liderar”. ¡Muy severo!
Pues sí: no es lo mismo administrar el auge
unipolar de EEUU que su vigente decadencia tripolar.
Tampoco es lo mismo lidiar con la resucitada Rusia
en la “era Putin”, que con sus pusilánimes antecesores (Gorbachov y Yeltsin),
ni con el mandarín Xi, en la fase del milagroso ascenso de China.
La decadencia de EEUU es inversamente proporcional
a la resurrección de Rusia y al ascenso irresistible de China –al unísono del
despegue callado de India–, lo cual fue notorio, en vísperas del arranque de la
undécima cumbre del G-20 en Hangzu, con el desaire en la pista de aterrizaje a
la muy mediocre asesora de Seguridad Nacional de Obama, la amazona Susan Rice.
El mensaje es tremendo en símbolos, cuando la última visita de Obama a China
demarró muy mal.
Ante tantas provocaciones injerencistas de Obama,
quien se confina en su autismo unipolar inoperante, Rusia y China ya se
quitaron los guantes y quizá hayan detectado que EEUU no solamente se encuentra
en franco declive global y doméstico, sino que también carece de geoestrategas
válidos cuando Brzezinski (88 años) y Kissinger (93) se encuentran en su ocaso
biológico.
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