César Risso
EL
RETORNO A TEORÍAS SUPERADAS por la ciencia económica es expresión de los
conflictos de clases existente es la actualidad. La economía política marxista
logró desentrañar el secreto de la explotación capitalista. A pesar de lo cual,
de tiempo en tiempo, nos plantean como novedad el retorno a teorías sin base
científica, pero que nos las presentan como una novedad.
Una de estas teorías, apareció con fecha 5 de agosto del año en curso,
en el blog Tacna Comunitaria, en el artículo del Dr. Hugo Salinas, No es
culpa de Karl Marx sino de los marxistas.
En dicho artículo, el autor pretende demostrar que el fracaso en la
construcción del socialismo y del comunismo, en la Unión Soviética, en China,
etc., no es culpa de Carlos Marx, sino de los marxistas. Aunque, en realidad,
lo que trata de demostrar es que todo el problema radica en la “Repartición
Individualista”, negando la concepción materialista de la historia, así como
las leyes de la producción capitalista.
Hugo Salinas trata de aleccionarnos en que el problema es la
distribución, y que en consecuencia, la imposibilidad de eliminar la pobreza y
la desigualdad estriba en que Marx no llegó a desarrollar una teoría del
cambio.
Veamos qué dice Carlos Marx de las relaciones capitalistas, las mismas
que Hugo Salinas rechaza como problema:
“Ahora
bien, el proceso de trabajo, considerado como proceso de consumo de la fuerza
de trabajo por el capitalista, presenta dos fenómenos característicos. El
obrero trabaja bajo el control del capitalista, a quien su trabajo pertenece.
[…] Pero hay algo más, y es que el producto es propiedad del capitalista y no
del productor directo, es decir, del obrero.” (Carlos Marx. El Capital. T. I.)
No se da
cuenta Hugo Salinas, a pesar de lo que concluye (teoría del cambio), que al
eliminar la forma específica del modo de producción capitalista, reduciéndola a
un aspecto puramente técnico, y con él las relaciones de propiedad de los
medios de producción, elimina la mercancía, quitándole su contenido social,
dejándola solo como valor de uso, abandonando el valor de cambio de las mismas,
es decir, eliminando la célula de la economía capitalista, reduciendo así el
problema de la explotación del trabajo asalariado a un tema de voluntad sin
base material. Niega, en esta forma arbitraria, que las relaciones sociales de
producción jueguen algún papel en la explotación capitalista.
En
cuanto a la plusvalía, Carlos Marx señala su origen:
“La
segunda etapa del proceso de trabajo, en que el obrero rebasa las fronteras del
trabajo necesario, le cuesta, evidentemente, trabajo, supone fuerza de trabajo
desplegada, pero no crea valor alguno para él. Crea la plusvalía, que sonríe al
capitalista con todo el encanto de algo que brotase de la nada. Esta parte de
la jornada de trabajo es la que yo llamo tiempo de trabajo excedente, dando el
nombre de trabajo excedente (surplus labour) al trabajo desplegado en ella. Y,
del mismo modo que para tener conciencia de lo que es el valor en general hay
que concebirlo como una simple materialización de tiempo de trabajo, como
trabajo materializado pura y simplemente, para tener conciencia de lo que es la
plusvalía, se la ha de concebir como una simple materialización de tiempo de
trabajo excedente, como trabajo excedente materializado pura y simplemente. Lo
único que distingue unos de otros los tipos económicos de sociedad, v. gr. la
sociedad de la esclavitud de la del trabajo asalariado, es la forma en que este
trabajo excedente le es arrancado al productor inmediato, al obrero.” (Carlos
Marx. El Capital. T. I.)
Es
decir, las sociedades divididas en clases sociales, tienen en común el arrancar
trabajo excedente al productor directo (inmediato), esto es la explotación del
trabajador directo o inmediato; pero se diferencian por la forma en que lo
hacen. Esta diferencia se debe al tipo de propiedad de los medios de
producción.
En el siguiente párrafo nos aclara Hugo Salinas a qué se refiere con la
teoría del cambio:
“Para
visualizar el error, les presento un resumen de lo vendría a ser la Teoría
del Cambio. Toda actividad socio-económica tiene dos elementos: el proceso
de trabajo con el cual se resuelve la pregunta, ¿qué producir?, y la decisión
socio-económica con la cual la sociedad resuelve la pregunta, ¿cómo repartir el
resultado neto (los beneficios) de la actividad económica?” (Hugo Salinas)
Su
teoría del cambio no es otra que la repartición del resultado neto.
Armado con estas dos preguntas, reduce todo el problema al proceso de
trabajo y a la decisión socioeconómica en la repartición del resultado neto.
Sin embargo, no atiende al problema de las condiciones materiales de
existencia, esto es, a las condiciones materiales de la producción, o más claro
aún, a las relaciones de propiedad existentes entre los hombres en el proceso
de producción.
La forma de apropiación del trabajo excedente en la sociedad capitalista
se llama plusvalía. Y esta plusvalía se presenta en esta sociedad porque se
basa en la explotación del trabajo asalariado.
“Hay dos
formas de repartir: la Repartición Individualista mediante la cual el 100% de
las ganancias de la empresa pertenece a quien puso el capital, y la Repartición
Igualitaria que facilita la repartición del total de ganancias entre el total
de la población, en partes iguales.” (Hugo Salinas)
Hugo
Salinas no diferencia los modos de producción, por lo cual considera a la
plusvalía como el excedente de todo tipo de sociedad. Es más, brota de sus
expresiones y propuestas una concepción naturalista de la economía, pues
considera dos formas de repartir la ganancia. Así lo afirma cuando señala que
“[…] y la Repartición Igualitaria que facilita la repartición del total de
ganancias entre el total de la población, en partes iguales.” (Hugo Salinas)
Este naturalismo considera que las categorías económicas son eternas, es
decir, que siempre han existido. Pero la ciencia económica es una ciencia
histórica, y en consecuencia las categorías económicas van cambiando conforme
cambia la sociedad. Es un absurdo hablar, por ejemplo, de la categoría capital
en la esclavitud. Sin embargo, los economistas burgueses señalan que todo medio
de producción es capital. En cambio, Carlos Marx señaló que el capital es una
relación social, que consiste en que hay propietarios privados de los medios de
producción, que contratan trabajadores asalariados, para a través del proceso
de trabajo extraerles trabajo excedente. Por lo tanto, la categoría capital no
pertenece a todas las épocas históricas.
“[…] el
causante de los efectos perversos del Capitalismo es la Repartición
Individualista, porque a través de ella solamente el propietario de la empresa
puede vivir una vida holgada mientras que los trabajadores están destinados a
morirse de hambre.” (Hugo Salinas)
Según
Hugo Salinas, la explotación capitalista se debe a la decisión de repartir la
plusvalía de forma individualista. Si desde un comienzo la burguesía hubiese
optado por la repartición igualitaria, la sociedad se hubiese ahorrado varios
siglos de abusos.
“Entonces,
pretender resolver los males del Capitalismo eliminando la plusvalía es
imposible, porque la plusvalía es la denominación del “resultado neto” de la
actividad económica en Repartición Individualista. El “resultado neto” existirá
en cualquier tipo de repartición porque es un elemento del proceso de trabajo
(en este caso de una actividad industrial, empresarial).” (Hugo Salinas)
Aquí
destaca la importancia de dar una denominación específica a esencias distintas.
Ahora llama al excedente económico resultado neto. En lugar de aclarar las
cosas las embrolla. El excedente económico en general, y la plusvalía en
particular, es creación de la fuerza de trabajo, que en el capitalismo se
remunera por su valor de cambio, pero que tiene un valor de uso que le permite
crear más valor que el que ella misma tiene.
“La
solución del Capitalismo no se encuentra en el lado del proceso de trabajo sino
en la Repartición Individualista. Es ella la que dio nacimiento a la dicotomía
pobreza / riqueza, y la que luego crea el desempleo y la marginación de grandes
masas de la población.” (Hugo Salinas)
Como se
ve, Hugo Salinas pone las cosas al revés. La “Repartición Individualista”, esto
es, la voluntad de los propietarios, ha generado la pobreza, y la riqueza, así
como todos los males materiales que sufre la población. La base de esta teoría
está en la concepción idealista de la historia.
Fíjense como rechaza, haciendo pasar por marxismo el idealismo, el análisis
de Lenin en la construcción del socialismo en la URSS:
“Igual
tipo de error lo cometió Lenin, cuando toma a la letra una expresión de Marx
sobre la ‘propiedad privada’ de los medios de producción como causa de los
efectos perversos del Capitalismo. Precedido de un lamento, Lenin dice:
‘suprimir las clases no es solamente botar a los terratenientes y a los
capitalistas, lo que nos ha sido relativamente fácil, es también suprimir los
pequeños productores de mercaderías […]. Es mil veces más fácil de vencer a la
gran burguesía centralizada, que de vencer a los millones y millones de
pequeños patronos.’
En este
caso, la noción de ‘propiedad privada’ no pertenece ni al proceso de trabajo ni
a la Repartición Individualista; es decir, no pertenece a la esfera de la
actividad socio-económica. La ‘propiedad privada’ es una institución que
refleja la base socio-económica en condición de Repartición Individualista. Una
vez más el objetivo de la ‘revolución’ fue equivocado.” (Hugo Salinas)
He aquí
la concepción materialista de la historia que niega implícitamente Hugo
Salinas:
“En
cierta fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad
entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o bien, lo
que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de
propiedad en el seno de las cuales se han desenvuelto hasta entonces. De formas
de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en
trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social.” (Carlos Marx.
Prólogo a la Crítica de la Economía Política)
La
crítica a los supuestos errores de Paul Sweesy y Charles Bettelheim, no radican
en lo que cuestiona Hugo Salinas, puesto que el dinero y los precios como
formas históricas cambiarán al cambiar la forma social de producción.
El dinero no es otra cosa que una mercancía. Y las mercancías encierran
cuotas de trabajo social, que en el proceso de producción capitalista aparecen
como trabajo privado, pero que en el cambio al igualarse en determinadas
proporciones, revelen su contenido social. Pero el mercado, al ser consecuencia
de trabajos privados, y al estar los capitalistas movidos por la obtención de
plusvalía, son parte de una lucha, que refleja la anarquía de la producción. En
el comunismo el mercado dejará de existir, pues la producción será planificada,
debido a que no se tratará de la producción y extracción de plusvalía, sino de
la satisfacción de todas las necesidades, tanto materiales como espirituales de
todos los seres humanos.
Qué sucederá con el dinero. Ya no tendrá razón de ser. Pues su función
principal es la de servir como medio general de intercambio. Al desaparecer la
base material de la producción capitalista, desaparecerá también el fetichismo
de la mercancía, esto es, la atribución de poderes sobrenaturales a un objeto
que es creación humana, de fuerza humana de trabajo.
Decíamos al comienzo que Hugo Salinas niega la concepción materialista de la
historia y las leyes de la producción capitalista. Pues bien, citamos aquí dos
textos de Carlos Marx, que comprueban que quien no entendió a Marx no fue
Lenin, sino Hugo Salinas.
“En la
producción social de su vida, los hombres entran en determinadas relaciones
necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que
corresponden a un determinado grado de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. Estas relaciones de producción en su conjunto constituyen la
estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se erige la superestructura
jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia
social.” (Carlos Marx.
http://www.inpahu.edu.co/biblioteca/imagenes/libros/Contribucion.pdf )
“La
distribución de los medios de consumo es, en todo momento, un corolario de la
distribución de las propias condiciones de producción. Y ésta es una
característica del modo mismo de producción. Por ejemplo, el modo capitalista
de producción descansa en el hecho de que las condiciones materiales de
producción les son adjudicadas a los que no trabajan bajo la forma de propiedad
del capital y propiedad del suelo, mientras la masa sólo es propietaria de la
condición personal de producción, la fuerza de trabajo. Distribuidos de este
modo los elementos de producción, la actual distribución de los medios de
consumo es una consecuencia natural. Si las condiciones materiales de
producción fuesen propiedad colectiva de los propios obreros, esto
determinaría, por sí solo, una distribución de los medios de consumo distinta
de la actual. El socialismo vulgar (y por intermedio suyo, una parte de la
democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la
distribución como algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a
exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la
distribución. Una vez que está dilucidada, desde hace ya mucho tiempo, la
verdadera relación de las cosas, ¿por qué volver a marchar hacia atrás?”
(file:///D:/Documents/CREACION%20HEROICA/SETIEMBRE%202016/Karl%20Marx%20-%20Critica%20del%20programa%20de%20Gotha.pdf)
Juzgue
el lector de la supuesta novedad de Hugo Salinas al plantear su anacrónica
teoría.
__._,_.___
No hay comentarios:
Publicar un comentario