Antonio Rengifo Balarezo
Lima – 2011
El
poder de la palabra
Al poeta Marco Martos,
dilecto amigo y presidente
de la Academia Peruana de la Lengua
Al iniciar el juego amoroso, mi pareja, con su mano
milagrosa, tomó diligentemente mi sexo, que estaba flácido. Pero, no daba señales de vida. ¡Ingrata
sorpresa! ¿Será por la senectud o por el
tiempo que estoy con la misma pareja? Ante esta situación embarazosa y para no
hacer un papelón, se me ocurrió ganar tiempo. Le musité al oído: ya que tienes
a Lázaro en tu mano, dime dos palabras mágicas, alusivas al momento; pero, que sean
de la Biblia.
Abanicando mi rostro con sus pestañas, inmediatamente respondió
con el entusiasmo inocente de quien cree haber acertado:
¡Abra, cadabra¡
En ese momento le
dispensaba cualquier desatino. Le dije: mi gordita rica, ese conjuro no figura
en la Biblia. Inténtalo otra vez:
SÉSAMO, ¡ÁBRETE!
Sin dejar de sonreír, le advertí: esas palabras mágicas no son de la Biblia; sino del cuento, Alí Babá y los cuarenta ladrones.
Mientras
tanto, ella seguía acariciando a Lázaro; esta vez, con su boquita de rosa en
capullo y, emitiendo gemidos, interpretó La Balada de la Trompeta; pero,
Lázaro, aún no despegaba.
Volví a insistir en mi propósito: has un esfuerzo y recuerda cuáles son esas dos palabras mágicas de la
Biblia. Pero, no se acordaba o no había leído la Biblia.
Entonces, tal como en una lid ajedrecística, me
concentré mentalmente, y con todo mi fervor pronuncié las palabras taumatúrgicas
que figuran en la Biblia:
LÁZARO, ¡LEVÁNTATE¡
¡Oh, prodigio! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Empezó el take
off de Lázaro y enarboló con brío el gallardete del Amor para disfrutar
jubilosamente de la existencia. Luego de
la satisfacción desenfrenada sobrevino el reparador miskipuñuy.
Moraleja: ¡lea la Biblia!
Sociedad Bíblica “Los Testículos de
Jehová”.
Antonio Rengifo Balarezo
Lima,
31/10/2011.
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