20/10/2016
Opinión
Nos parece
valiosísimo y fermentario que Fidel Castro registre la incerteza radical de lo
futuro.
En una nota
corta, que titula “El destino incierto de la especie humana” [1]
desarrolla esa idea. Ejemplifica con las huellas digitales de gemelos
univitelinos que con el tiempo se van diferenciando entre sí. Con lo cual,
entiendo, es el tiempo, el transcurso vital en sí mismo, el factor de
diferenciación cuando se aplica a seres vivos.
Castro
destaca así un rasgo vital, el de la incerteza, que diferencia, nos diferencia
a los seres vivos, entre sí y respecto de cualquier abordaje cuantitativista,
exacto, pronosticable.
Esa
‘incerteza de destino humano’ plantea toda una dificultad a las filosofías,
presuntamente científicas, a la llamada “ciencia del marxismo” que proclamó el
conocimiento del decurso histórico y que incluso ha desentrañado “leyes
sociales” que nos aseguren que así como hubo una era medieval luego ha
sobrevenido un mundo burgués que en realidad es apenas antesala de un glorioso
socialismo.
Ese
teleologismo ha sido característica fundamental de gran parte de los
desarrollos intelectuales modernos, particularmente en el “campo socialista”.
Esa visión
de la historia, con capacidad predictiva para más que otear el futuro, tener
certeza “científica” sobre su devenir, ha chocado empero, con la cruda realidad
histórica concreta. El colapso soviético en la última década del s XX, al
colocar aparentemente “patas arriba” tales presupuestos, ha fisurado hasta el
fondo esa visión.
Presento
aquí al paciente lector una escueta lista, sin duda incompleta, de pensamientos
enfrentados a la idea de “el futuro que nos aguarda”.
Tzvetan
Todorov: “No creo que la historia obedezca a un sistema, ni que sus supuestas
‘leyes’ permitan deducir las normas sociales futuras, o siquiera presentes.” (La
conquista de América. El problema del otro, S. XXI, México, 1982, p. 264).
Zygmunt
Bauman: “La «historia futura» no es susceptible de estudio científico y desafía
hasta la más avanzada metodología de predicción científica”. (Vidas
desperdiciadas, Paidós, Bs. As., 2005, p. 60).
Ernest
Garcia: hablando de “las sociedades humanas” escribe: “la impredictibilidad de
sus estados futuros” (“El cambio social más allá de los límites al crecimiento:
un nuevo referente para el realismo en la sociología ecológica” en Luis E.
Espinosa y Valentín Cabero (ed.), Sociedad y medio ambiente, Univ. de
Salamanca, 2006 http://www.revistateina.com)
Joaquín
Miras: “Las estrategias predefinidas siempre fracasan, la historia es
impronosticable”, entrevistado por A. Carrodeguas en “La izquierda y la vida
cotidiana”, 2012.
Podemos
agregar que en el 2000, cuando iniciamos la edición de la revista futuros
del planeta, la sociedad y cada uno, rematábamos su primer editorial
dedicado a criticar la idea “presuntamente” científica de “el futuro”: “Porque
lo futuro está abierto y nos pertenece a nosotros, los simplemente humanos.”
Este somero
recordatorio debería ser contrastado con las innumerables frases, citas y
pasajes con que los fundadores y guías del “socialismo científico” atiborraron
a “las masas” durante décadas y algún siglo, al estilo:
“Toda la
teoría de Marx es la aplicación de la tesis del desarrollo […] al capitalismo
moderno. Era natural que a Marx se le plantease, por tanto, la cuestión de
aplicar esta teoría también a la inminente bancarrota del capitalismo y
al desarrollo futuro del comunismo futuro [sic…]. A base del
hecho de que el comunismo procede del capitalismo, se desarrolla
históricamente del capitalismo, es el resultado de la acción de una fuerza
social engendrada por el capitalismo […] En ese sentido, cabe
hablar del ‘Estado actual’ por oposición al del porvenir, en el que su
raíz de hoy, la sociedad burguesa, se extinguirá.” [2]
“Nuestra
época, cuyo contenido fundamental lo constituye el paso del capitalismo al
socialismo […] El sistema capitalista mundial ha entrado en una nueva etapa de
desarrollo. La Unión Soviética lleva a cabo con éxito la construcción de la
sociedad comunista en todos los frentes. Los otros países del campo socialista
sientan felizmente los cimientos del socialismo y algunos de ellos han entrado
ya en el período de la construcción de la sociedad socialista desarrollada,” en
Tres fundamentales documentos de nuestra época. [3]
Observe el lector que en la última frase se cuela una “nueva etapa” entre las
“científicamente previstas” de socialismo y comunismo, jamás visualizada en los
primeros delineamientos del advenimiento socialista.
La idea de
una nueva sociedad hija prevista de la vigente significó el florecimiento de la
noción de transición. La transición fue el motor que le permitió a los
intelectuales socialistas pasar, al menos ideológicamente, del presente a “el
futuro” ya conocido, al menos conocible. Un ejemplo:
"Entre
la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el periodo de la
transformación revolucionaria de la primera en la segunda. Y a este período
corresponde también un período político de transición cuyo Estado no puede ser
otro que la dictadura revolucionaria del proletariado" (O. Marx [sic]). El
período de transición se debe a las condiciones especiales en que surge y se
desarrolla el modo comunista de producción. Cuando se produjo el tránsito del
modo feudal de producción al modo capitalista, las relaciones de producción
burguesas ya habían surgido en el seno del feudalismo, donde existían en forma
de tipo económico; ello era posible gracias a que los dos modos de producción
poseen una base económica común, del mismo tipo: la propiedad privada sobre los
medios de producción. La sociedad socialista se diferencia, por principio, de
la capitalista y no puede nacer en el seno del capitalismo.[…]
”El proceso
de creación de la primera fase del comunismo, el socialismo, se basa en varias
leves de carácter general, cuya necesidad se ve confirmada por la experiencia
de la Unión Soviética y de los otros países socialistas. Estas leyes generales
como se indicó en la Declaración formulada por la Conferencia de representantes
de los partidos socialistas y obreros de los países socialistas, celebrada en
1957, son: dictadura del proletariado con partido marxista - leninista al
frente; alianza de la clase obrera con la masa fundamental de los campesinos y
con otras capas de trabajadores; liquidación de la propiedad capitalista y
establecimiento de la propiedad social sobre los medios fundamentales de
producción [...]
”[...]
formación de una numerosa intelectualidad fiel a la clase obrera [...]
”Para llevar
a cabo hasta el fin la revolución socialista y erigir una sociedad socialista
es condición decisiva la existencia de la dictadura del proletariado.[...]
”La
contradicción fundamental del período indicado [de transición] es la que se da
entre el socialismo ascendente y el capitalismo agonizante.” [4]
La idea de
transición en la Cuba actual: “El socialismo constituye una etapa dentro de la
Formación Económica Social Comunista, caracterizado por la transición de formas
y actuaciones propias del capitalismo a otras propias de una sociedad
socialista, donde el factor subjetivo y las prácticas políticas, con
reconocimiento del papel de la ética y la educación constituyen puntos
esenciales en la formación de la base técnica y material necesaria para el
surgimiento de una sociedad sin clases." [5]
Volvamos a
Fidel Castro. No hay sino que alegrarse porque quien fuera otrora señera guía
del “socialismo científico” aplicado a un país periférico, enmarcado en la
marcha victoriosa, ineluctable, de la humanidad desde el capitalismo burgués al
socialismo proletario, nos confiese con modestia los límites del conocimiento
humano en relación con la incerteza de nuestro destino, es decir futuro.
De ese modo
se incorpora a lo que entiendo creciente caudal de quienes sospechamos de todo
teleologismo y de todo pretendido conocimiento prospectivo de las sociedades
humanas.
Un pequeño
escozor: FC omite haber encarnado aquel pretendido saber acerca del devenir
humano, del destino, para usar sus palabras. Con lo cual, por lo visto,
pertenecería a esa clase de seres humanos sin tacha ni error, que jamás
encuentran motivo para una autocrítica, que siempre toman las mejores
decisiones en los más acertados momentos, aunque el decurso de los
acontecimientos y el torrente de vidas arrasadas a menudo nos revele que no ha sido
brutal y sencillamente así.
[3] Ediciones de la Comisión Nacional de Propaganda del Comité
Central del Partido Comunista, Montevideo, Uruguay, 1963, pp. 26 y 34.
[4] Borísov, Zhamin y Makárova, Diccionario de economía política,
s/f, http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/p/periodotrans.htm
/ Málaga, 2016
http://www.alainet.org/es/articulo/181114
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