30 de septiembre del 2016
Queridas y queridos
camaradas:
El escrito Los
cuatro temas principales a discutir en el Movimiento Comunista Internacional
que anexamos a esta carta ( Descarga el texto: Open Office - PDF - Word ) es de alguna forma la presentación del Manifiesto Programa que os
hemos enviado el 20 de junio del presente año.
En el escrito aquí
anexo, ilustramos sintéticamente las posiciones de nuestro Partido sobre el
balance del movimiento comunista (primera oleada de la revolución proletaria y
primeros países socialistas, crisis del movimiento comunista y revisionismo
moderno, renacimiento del movimiento comunista sobre la base del MLM
(marxismo-leninismo-maoísmo), perspectivas para la organización del Movimiento
Comunista Internacional), sobre la naturaleza de la crisis económica, política
y cultural en marcha, sobre el régimen político de los países imperialistas.
Concluimos con las enseñanzas que hemos sacado de la experiencia del movimiento
comunista a propósito de la naturaleza de la revolución socialista que tenemos
que hacer. Son temas relacionados con los comunistas de todo el mundo. La
unidad alrededor de estos temas es preliminar para un entendimiento y una
colaboración activa e fructuosa entre los comunistas para hacer frente, cada
uno en su país, al catastrófico curso de las cosas que la Comunidad de los
grupos imperialistas europeos, estadounidenses y sionistas impone a todo el
mundo. La invocación de la unidad, sin delimitarse es retórica o voluntarismo.
Pero hay más.
En nuestra opinión, hoy
en día el renacimiento del movimiento comunista en los países imperialistas
sigue siendo todavía principalmente un trabajo de élites: el descubrimiento y
la valorización de individuos
que por accidentes de su vida rompen (rompieron) el clima de desconfianza, de
desmoralización, corrupción intelectual (pensamiento débil, el escepticismo) y
moral (saturación de su tiempo con actividades corrientes de la vida diaria,
huida en el mundo virtual, etc.) que la burguesía impuso e impone a las masas
populares de los países imperialistas aprovechandose del agotamiento de la
primera oleada. Los individuos que se incorporan al movimiento comunista, pero
no rompen las cadenas del régimen de contrarrevolución preventiva (que se
ilustra en el texto) son incapaces de iniciativa. De hecho parecen confirmar,
con la impotencia en la que se encuentran, la tesis difundida por la burguesía
y su clero que hacer la revolución socialista es imposible. La primera oleada
de la revolución proletaria se ha agotado sin establecer el socialismo ni
siquiera en uno de los países imperialistas, y sin embargo tanto Lenin como
Stalin reivindicaron con fuerza y claridad que existían las condiciones
objetivas para establecerlo. Para retomar el avance, los comunistas deben darse
y dar una explicación clara de las limitaciones que han impedido que los
comunistas establecieran el socialismo. Esta explicación de las limitaciones
que han impedido, es también una indicación de cómo superarlos. Eso es
esencialmente el tema del texto que os sometemos.
Tenemos entonces la confianza que los camaradas a los que
nos dirigimos nos expresarán sus opiniones sobre las tesis que brindamos a
ellos para su evaluación.
El Comité Central del (nuevo)Partido comunista italiano
(nuevo)Partido comunista italiano
Los cuatro temas principales
a discutir en el Movimiento Comunista Internacional
Los comunistas se
distinguen de los otros revolucionarios porque tienen una comprensión más
avanzada de las condiciones, las formas y los resultados de la lucha de clases
y, sobre esta base, siempre la empujan hacia adelante.
(K. Marx e F. Engels - Manifiesto
del partido comunista, 1848 - Paráfrasis)
15 de marzo de 2010 - con actualizaciones al 30 de
septiembre de 2016
Comité Central
website: http://www.nuovopci.it
e.mail: lavocenpci40@yahoo.com
Delegación
BP3 4, rue Lénine 93451 L'Île St
Denis (Francia)
e.mail:
delegazionecpnpci@yahoo.it
a discutir en
el Movimiento Comunista Internacional
Este documento establece:
1) Cuáles
son los temas que consideramos importantes para llevar adelante, en el
movimiento comunista internacional, la lucha finalizada a conseguir una
superior unidad;
2) Cuáles
son nuestras posiciones sobre estos temas;
3) Cuáles
son los documentos en italiano y en los idiomas comunes (inglés, francés,
castellano), donde nuestras posiciones se explican exhaustivamente, a
disposición de ambas partes.
Temas sobre los cuales desarrollar el debate
Los temas sobre los cuales creemos
necesario desarrollar la discusión son cuatro:
1. el
balance del movimiento comunista (primera oleada de la revolución proletaria
y primeros países socialistas, crisis
del movimiento comunista y revisionismo moderno, renacimiento del movimiento
comunista sobre la base del MLM);
2. la
teoría de la (primera y segunda) crisis general del capitalismo, en la época
del imperialismo y de la consecuente
situación revolucionaria en desarrollo;
3. el
régimen de contrarrevolución preventiva establecido por la burguesía en los
países imperialistas;
4. la
estrategia de la guerra popular revolucionaria prolongada (o de larga
duración).
Las posiciones del (nuevo) Partido Comunista
Italiano sobre los 4 temas del debate
1.
El balance del movimiento comunista (primera
oleada de la revolución proletaria y primeros países socialistas, crisis del
movimiento comunista y revisionismo moderno, renacimiento del movimiento
comunista sobre la base del MLM, perspectivas para la organización del
Movimiento Comunista Internacional)
1.1. La primera oleada de la revolución proletaria y
los primeros países socialistas
Nos referimos a la primera oleada de la revolución
proletaria, que se ha desarrollado en la primera parte del siglo pasado,
coincidiendo con el desarrollo de la primera crisis general del capitalismo
(véase más adelante: "la teoría de la (primera y segunda) crisis general
del capitalismo en la era imperialista y de la consecuente situación revolucionaria
en desarrollo"). En resumen, la crisis general produce una situación
revolucionaria en desarrollo. Es una situación revolucionaria en la cual los
caracteres descritos por Lenin[1] se extienden en el tiempo y
se vuelven paulatinamente más acentuados: se hace más fácil para el partido
comunista construir el proceso que lleva a la clase obrera a la toma del poder.
De hecho, la situación revolucionaria en desarrollo consecuente a la primera
crisis general del capitalismo ha sido caracterizada por la toma del poder en
Rusia, en China y en otros países, es decir, por la creación de los primeros
países socialistas, por la destrucción del sistema colonial, por la
construcción de partidos comunistas en prácticamente todos los países del mundo
y por los grandes logros de civilización y bienestar arrancados por las masas
populares de los países imperialistas: en pocas palabras, la primera oleada de
la revolución proletaria.
Al hacer el balance de esta primera oleada de la revolución proletaria y de
la historia de los primeros países socialistas, tenemos que responder a tres
preguntas:
1. ¿Por qué, durante la primera oleada de la revolución proletaria mundial,
en la primera parte del siglo pasado, el movimiento comunista no estableció el
socialismo en ninguno de los países imperialistas?
2. ¿Por qué, después de un primer periodo inicial de desarrollo meteórico y
de grandes victorias, la primera oleada de la revolución proletaria mundial
perdió el empuje y la fuerza impulsora del progreso humano que había tenido en
todo el mundo?
3. ¿Por qué los primeros países socialistas, que habían llegado a cubrir un
tercio de la humanidad, después de un período inicial de grandes logros, han
ido perdiendo paulatinamente el empuje, han decaído hasta derrumbar o cambiar
de color, y sin embargo han perdido la función de base roja de la revolución
proletaria mundial, que los primeros países socialistas habían asumido
inicialmente?
1.1.1. ¿Por qué, durante la primera oleada de
la revolución proletaria mundial, en la primera parte del siglo pasado, el
movimiento comunista no estableció el socialismo en ningún país imperialista?
Los comunistas se distinguen de los otros proletarios porque tienen una
comprensión más avanzada de las condiciones, de las formas y de los resultados
de la lucha de clases y, sobre esta base, siempre la empujan hacia adelante (Manifiesto Comunista, 1848). Cuando la
comprensión no está suficientemente avanzada, los comunistas actúan a ciegas.
Lo que no quiere decir que tengan, por obligación, una línea equivocada: el instinto
y los enlaces de clase, en cierta medida, compensan la falta de entendimiento.
Ellos, sin embargo, en estos casos, son tomados por sorpresa por los efectos
reales de sus actividades. Pensando en el conjunto de sus actividades, sus
logros en la transformación de la realidad y sus derrotas, los comunistas
entienden también lo que han hecho de positivo sin ser conscientes de esto y
aprenden a hacerlo con conciencia, y por lo tanto aprenden a predicir los
resultados reales de sus actividades y planificar empresas más avanzadas sobre
la base de estos resultados. Durante la primera oleada de la revolución
proletaria, el movimiento comunista ha realizado muchas empresas positivas a
ciegas. Pero precisamente porque había trabajado a ciegas, el movimiento comunista
no ha sido capaz de aprovechar al máximo de algunos resultados y no pudo hacer
una aplicación universal de otras empresas. La derrota nos obliga a hacer de
nuevo el balance de su actividad y lograr una conciencia más avanzada de las
condiciones, de las formas y de los resultados de la lucha entre el
proletariado y la burguesía.
Los partidos de la primera Internacional Comunista no han logrado
establecer el socialismo en ningún país imperialista: 1. porque no tenían una
concepción correcta de la naturaleza de la revolución socialista, así pues no
tenían conocimiento científico de la estrategia para hacer la revolución
socialista: la guerra popular revolucionaria de larga duración; 2. no tenían
una concepción correcta de la crisis general en curso.
Les faltó la consciencia que la revolución socialista, a diferencia de la
revolución burguesa y otras revoluciones que se produjeron a lo largo de la
historia humana, no es algo que estalla, que los comunistas tienen que esperar
o a la que en cada país se preparan con 1. la propaganda, 2. la movilización de
las masas populares para hacer luchas reivindicativas y participar en la lucha
política burguesa, 3. la organización de la clase obrera y de las otras masas
populares en sindicatos, en organizaciones de masas y en el partido comunista.
La revolución socialista es un proceso impulsado y dirigido por el partido
comunista, campaña tras campaña, durante el cual el partido se fortalece y se
consolida, acumula y forma las fuerzas revolucionarias, encuadrando a los elementos
avanzados de la clase obrera y de las otras clases de las masas populares no
solo en sus propias filas, como también en las organizaciones de masas que se
agregan alrededor del partido (frente revolucionario) y así construye, extiende
y fortalece paso a paso una nueva dirección en las grandes masas, un nuevo
poder que se enfrenta a lo de la burguesía y que lo aprieta de manera creciente
como en un tornillo de banco hasta suplantarlo (por regla general a través de
una guerra civil, que la burguesía desencadena cuando se encuentra acorralada),
hasta hacerse cargo de todo el país y establecer el socialismo.
Este proceso es la construcción de la revolución, es la guerra popular
revolucionaria en los países imperialistas. Al avance de la guerra popular y del
cerco, la burguesía responde normalmente desatando la guerra civil. En los
países imperialistas, los partidos comunistas de la Primera Internacional
Comunista, como no tenían una concepción científica de la guerra popular
revolucionaria, no lograron responder adecuadamente a la burguesía, cuando esta
amenazó o desató la guerra civil: se retiraron antes del comienzo (los casos
más representativos son la Francia en los años del Frente Popular y después de
la Resistencia, la Italia después de la Resistencia) o condujeron la guerra de
manera equivocada y fueron vencidos (el caso más representativo es España
1936-1939). Lecciones similares también pueden ser derivadas de la experiencia
de Italia a principios de los años ’20 (Bienio Rojo), como de Alemania y de
otros países europeos entre los años ’20 y ’30.
Los partidos en cuestión no tenían una concepción científica de la guerra
popular, y, por lo tanto, ni siquiera de su rol de liderazgo en este proceso y
de ser el Estado Mayor de la clase obrera. La conciencia de ser líderes de una
guerra popular revolucionaria los habría llevado a utilizar también las luchas
de los reformistas, a valorar la contradicción antagónica entre los reformistas
y los fascistas, a utilizar las contradicciones dentro de la clase dominante
para construir el frente revolucionario de las masas populares y así poner las
bases para construir las fuerzas armadas revolucionarias en diferentes países,
justo cuando se presentaban las condiciones adecuadas. La conciencia de ser
líderes de una guerra los habría llevado a dar la máxima prioridad a la
actividad clandestina, al constituirse en partidos clandestinos o de toda
manera a convertirse en ellos por iniciativa propia. Al contrario, guardaron
una concepción reductiva de la actividad clandestina, como anticipación o
preparación del choque que se hubiera tenido cuando la revolución hubiese
estallado, o sobre la base de los intentos insurreccionales que los partidos
comunistas llevaron a cabo en frío, fallando. Por lo que, no tuvieron la iniciativa
y dejaron vía libre a la iniciativa de la burguesía, que los golpeó de manera
preventiva, rompiendo su propia legalidad, diezmando las filas de los partidos,
deteniendo y condenando a muerte a sus cuadros dirigentes (Gramsci, Thälmann).
En última instancia, dichos partidos tuvieron una concepción mecanicista de
la revolución (como de lo que acontece por factores externos a nosotros) y no
dialéctico-materialista (como de lo que acontece debido a nuestra acción
subjetiva, cuando esta se acuerda con las leyes de la realidad).
El Partido comunista ruso actuó esencialmente a ciegas, aunque en general
siguiendo una línea correcta y luego logró tomar el poder y construir el primer
y más poderoso país socialista, la URSS. El Partido comunista chino desarrolló
la teoría de la estrategia de la guerra popular revolucionaria de larga
duración sólo en la década de los ’30. La ciencia de la guerra popular
revolucionaria de larga duración es una de las seis principales aportaciones del maoísmo al
pensamiento comunista.
¿Cuál era la estrategia de los partidos de la
primera Internacional Comunista para la conquista del poder en los países
imperialistas?
De hecho, los partidos comunistas de los países imperialistas carecían de
una estrategia y oscilaban entre intenciones insurreccionales y la espera que
estalle una revolución que por su naturaleza no habría podido estallar.
Reducían la revolución socialista a una insurrección desatada por el partido o
estaban convencidos que la revolución socialista empezaría con una revuelta de
las masas populares, determinada por el empeoramiento de sus condiciones
materiales.
Ahora, todas las insurrecciones lanzadas por los partidos comunistas
fallaron con regularidad. Las únicas insurrecciones lanzadas por los partidos
comunistas que tuvieron éxito fueron aquellas lanzadas en coincidencia de
particulares batallas dentro de guerras
ya en curso.
En el segundo caso, la revuelta no estaría determinada por el partido
comunista: el partido comunista, que hasta entonces había desarrollado organizaciones
de masas y hecho la propaganda, tomaría la dirección de la revuelta. Los
partidos comunistas, por un lado, apoyaban, promovían, organizaban y dirigían
las luchas de reivindicación de la clase obrera y de las otras clases de las
masas populares (organizaciones sindicales) y, por el otro, hacían propaganda
del socialismo y participaban en la lucha política burguesa como el más
izquierdista entre los partidos que participaban en esta lucha. Sin embargo,
estas dos líneas de acción eran separadas la una de la otra, es decir, no se
combinaban concreta y conscientemente en una estrategia de conquista del poder
paso a paso, en una relación de guerra con el enemigo de clase. No se
combinaban conscientemente para hacer la vida imposible a la burguesía y luego
abordar con éxito la guerra civil que la burguesía desataría. Así pues, incluso
cuando y donde se llevaron a cabo de manera eficiente y produjeron efectos
eversivos del orden político existente, no llegaron a fortalecer las posiciones
del partido comunista como para resistir al enemigo de clase, cuando este
desencadenó la guerra civil contra las fuerzas comunistas y populares.
La separación entre el apoyo a las reivindicaciones de las masas populares
y la propaganda al socialismo, por lo contrario, generaba en el partido dos
tendencias unilaterales, opuestas y complementarias: el economicismo y el
dogmatismo. Estas dos desviaciones les impidieron entonces de producir una
estrategia eficaz para la conquista del poder: aún hoy siguen sobreviviendo en los partidos m-l como principales
obstáculos para el renacimiento del movimiento comunista.
1.1.2. ¿Por qué, después de un primer periodo
inicial de desarrollo meteórico y de grandes victorias, la primera oleada de la
revolución proletaria mundial perdió el empuje y la fuerza propulsora del
progreso humano que había tenido antes?
La primera oleada de la revolución proletaria mundial perdió el empuje y la
fuerza propulsora del progreso humano que había tenido antes: 1. porque el
movimiento comunista no logró avanzar en los países imperialistas, es decir no
logró convertir ní a uno de ellos en un país socialista; 2. porque los países
socialistas, por esta razón y por razones internas, decayeron hasta que la
mayoría de ellos se derrumbó o cambió de color.
En los partidos comunistas y en el movimiento comunista internacional, la
izquierda (los miembros más fuertemente dedicados a la causa de la revolución)
no pudo hacer frente con éxito a sus tareas: esto permitió a la derecha (los
miembros más susceptibles a la influencia de la burguesía, los revisionistas
modernos) la toma de la dirección de los partidos comunistas y del movimiento
comunista internacional y permitió llevarlo a la ruina.
Algunos compañeros insisten en creer que los partidos comunistas sean
monolíticos. Sería la única excepción conocida a la naturaleza contradictoria
de la realidad, reconocida por la concepción dialéctico-materialista del mundo.
De hecho, la experiencia demuestra que la burguesía ejerce su influencia en el
movimiento comunista (y el movimiento comunista ejerce su influencia dentro de
la burguesía y el clero). En cada partido comunista, sus miembros y sus
instancias se distinguen por el diferente grado en que sufren la influencia de
la burguesía, por el diferente nivel de comprensión de la realidad
(contradicción entre verdadero y falso), por la diferente sensibilidad a las
novedades (contradicción entre el nuevo y el viejo). La cantidad se transforma
en calidad y en cada partido, de fase en fase, siempre hay una izquierda (que
empuja hacia adelante) y una derecha (que frena). Normalmente, las dos alas
cooperan y se complementan entre sí, como en cada movimiento o transformación.
En algunas circunstancias, la contradicción entre las dos alas se convierte en
antagónica: entonces, la izquierda debe expulsar a la derecha irreductible, de
lo contrario el partido decaería y degeneraría. La ciencia de la lucha entre
las dos líneas en el partido es uno de las seis principales aportaciones del
maoísmo al pensamiento comunista
1.1.3. ¿Por qué los primeros
países socialistas, que habían llegado a cubrir un tercio de la humanidad,
después de un período inicial de grandes logros, han ido perdiendo fuerza, han
decaído hasta derrumbar o cambiar de color y, en ambos casos, han de toda
manera abandonado el rol de base roja de la revolución proletaria mundial que
habían jugado inicialmente? El balance analítico de los primeros países
socialistas: ¿lucha entre dos líneas en el socialismo o degeneración
burocrática (como afirman los trotskistas)?
Según algunos compañeros, el declive de los primeros países socialistas
aconteció porque degeneraron en sociedades burocráticas. ¿Por qué degeneraron?
¿Qué hacer para evitarlo? No lo explican, porque su concepción es descabellada.
Es una tesis errónea, que converge sustancialmente con las posiciones
semi-anarquistas y anti-comunistas de los trotskistas. De hecho, ningún país
socialista (como ningún partido comunista) puede prescindir durante un tiempo
de una burocracia, es decir, de oficiales profesionales, distintos del resto de
las masas por sus competencias profesionales, responsables de llevar a cabo las
funciones de gestión y otras funciones del Estado durante el tiempo y en la
medida en que las organizaciones de masas no serán capaces de realizarlas por
ellas mismas. Que las masas organizadas puedan asumir estas tareas es una meta
del socialismo, pero su logro llevará algún tiempo y comportará la extinción
del Estado como una entidad separada del resto de la sociedad y que tiene el
monopolio de la violencia, es decir, la extinción de la división de la sociedad
en clases: por lo tanto, cuando se alcance ese objetivo, ya estaremos en una
sociedad comunista. El establecimiento del socialismo no elimina de una vez la
contradicción entre dirigentes y dirigidos, trabajo intelectual y manual,
organizativo y ejecutivo, entre hombres y mujeres, adultos y jóvenes, entre la
ciudad y el campo, entre sectores, regiones y países avanzados y sectores,
regiones y países atrasados. Son siete principales diferencias y contradicciones
que pueden y deben ser eliminadas, en cada país y en el mundo, sólo por etapas
y después la instauración del socialismo, durante la transición al comunismo,
durante el período socialista. Básicamente esto es lo que ya dice Marx en su Crítica del programa de Gotha (1875). La
experiencia demuestra claramente que en la historia de los primeros países
socialistas, el Estado socialista y las organizaciones de masas formaron los
dos polos de una contradicción, y que la lucha de clases concernió a la propia
línea con la que el Partido comunista trataba esta contradicción.
Algunos compañeros insisten en hacer un análisis de clases equivocado de
los primeros países socialistas, un análisis en contradicción con la
experiencia y estéril. Según estos compañeros, “en la nueva sociedad, durante
mucho tiempo todavía hay clases: la clase obrera y los campesinos, trabajadores
estrechamente relacionados entre sí, pero también hay los residuos de las
clases derrocadas y expropiadas. A lo largo de este período, estos residuos,
junto con los elementos que degeneran y se oponen a la construcción socialista,
se esfuerzan de recuperar el poder. Por lo tanto, en una sociedad socialista
seguirá habiendo lucha de clases” (Enver Hoxha, El imperialismo y la revolución, 1978, pág. 268 de la edición
francesa, Tirana, 1979). La experiencia muestra un curso de los acontecimientos
de tipo muy diferente. En todos los primeros países socialistas, la
restauración del capitalismo ha sido promovida por una parte muy importante y
destacada del partido comunista. En los primeros países socialistas el curso de
los acontecimientos demostró que la burguesía, la cual promovió la restauración
o la desviación hacia el capitalismo, estaba compuesta por aquella parte de los
líderes del partido, el Estado y las organizaciones de masas, que por completo
o por lo menos en cuestiones importantes se oponían a las posibles y necesarias
medidas para superar esas siete contradicciones. Esto es bastante obvio, dada
la naturaleza de la sociedad socialista y las contradicciones que animan su
desarrollo, pero no fue fácil de entender. El análisis de clases de la sociedad
socialista es una de las seis principales aportaciones del maoísmo al
pensamiento comunista. Así pues, en la sociedad socialista, la lucha no fue
entre la existencia o menos de una burocracia, la cuestión sobre la cual los
trotskistas y los anarquistas concentraron su atención, sino la línea seguida
por el partido, que el maoísmo y la Gran Revolución Cultural Proletaria del
pueblo chino han puesto al centro de la atención. A lo largo de la primera fase
de la existencia de los primeros países socialistas, la burocracia, bien
dirigida por el partido comunista, hizo un trabajo excelente e indispensable en
favor del socialismo.
El declive de los primeros países socialistas empezó por la prevalencia de
la línea de derecha en la lucha entre las dos líneas internas a los partidos
comunistas que dirigían tanto el Estado (compuesto por los funcionarios, es
decir por la burocracia) cuanto a las organizaciones de masas. La línea de
izquierda se oponía a la de derecha, en favor de la aplicación de pasos
adelante hacía la construcción del socialismo, mientras que la de derecha
proponía o apoyaba soluciones burguesas a los problemas de desarrollo de la
sociedad socialista. Los pasos en adelante logrados hacía la construcción del
socialismo, en las relaciones de producción (propiedad de las fuerzas
productivas, relaciones entre los trabajadores en el proceso de trabajo,
distribución de los productos), en el resto de las relaciones sociales
(política, derecho, cultura, etc.) y en las concepciones, en la conciencia de
los hombres y las mujeres eran las transformaciones que alejaban a los países
socialistas del capitalismo y de los modos pre-capitalistas de producción y los
llevaban al comunismo. Estos pasos son enumerados en el Manifiesto Programa del (nuevo) Partido comunista italiano, cap.
1.7.4 (http://www.nuovopci.it/eile/sp/MPcast/MP_Castigliano.html).
La línea de izquierda prevaleció durante una primera fase: para la Unión
Soviética, a partir de la Revolución de Octubre hasta la prevalencia de los
revisionistas en 1956; para las democracias populares de la Europa del este y
central, de 1945 a 1956; para la República Popular de China, a partir de 1950
hasta 1976. A la primera fase siguió una segunda, caracterizada por la
conquista de las direcciones de los partidos por parte de los revisionistas y
por sus intentos de restablecer el capitalismo gradual y pacíficamente (para la
URSS y las democracias populares de la Europa del este y central, desde 1956
hasta finales de los ‘80; para la República Popular de China, desde 1976 hasta
el presente). Una tercera fase, empezada en la URSS y las democracias populares
de la Europa del este en el final de los años ‘80 y todavía en curso, es
marcada por la voluntad de restaurar el capitalismo a cualquier precio, y luego
por una confrontación violenta y destructiva entre las clases.
1.2. Crisis del movimiento comunista y
revisionismo moderno. ¿Por qué los revisionistas modernos lograron tomar la
dirección del movimiento comunista y desviarlo?
Los revisionistas modernos lograron tomar la dirección del movimiento
comunista porque la izquierda de los partidos comunistas tenía una comprensión
insuficiente de las condiciones, formas y resultados de la lucha de clases. Los
partidos actuaron a ciegas. La izquierda no tenía una comprensión científica de
las crisis generales del capitalismo propias de la época de su decadencia, la
época imperialista (crisis general de sobre-producción absoluta de capital), y
seguía razonando sobre la base de lo que Marx había dicho sobre las crisis
cíclicas de la primera mitad del siglo XIX (El
Capital, vol. 1), aunque ya Engels, en el prefacio de la edición Inglés del
1886 de aquel volumen del Capital,
había indicado que esas crisis cíclicas decenales habían sido suplantadas por
una larga depresión. La izquierda no tenía un conocimiento científico de la
estrategia para la conquista del poder en los países imperialistas (la guerra
popular revolucionaria de larga duración). La izquierda no tenía una
comprensión adecuada del régimen político de los países imperialistas (régimen
de contrarrevolución preventiva). La izquierda hacía un análisis erróneo de la
composición de clases y de la lucha de clases en los países socialistas.
En la fase anterior a la Segunda Guerra Mundial, los partidos comunistas de
los países imperialistas actuaron a ciegas y constantemente oscilaron entre la
confrontación sectaria y la conciliación oportunista, entre el sectarismo
dogmático y la colaboración sin principios, entre lucha sin unidad y unidad sin
lucha. En general, dieron una interpretación de derecha (“todo a través del
frente”) de la línea del Frente Popular Antifascista, elaborada por la
Internacional Comunista.
A partir del final de la Segunda Guerra Mundial, la izquierda no supo
proporcionar soluciones adecuadas a los problemas que la situación ponía al
orden del día.
El ala derechista del movimiento comunista (los revisionistas modernos)
tuvo buen juego, facilitado por la fuerza de la tradición y el apoyo de las
fuerzas reaccionarias, en imponer una línea reformista, en la cual el partido
comunista actuaba como el ala de izquierda de una coalición política dirigida
por el ala de izquierda de la burguesía imperialista y la clase trabajadora
renunciaba en tomar el poder.
Después que los revisionistas modernos habían tomado la dirección, la
izquierda se opuso a los revisionistas, tanto dentro como fuera de los partidos
comunistas, de una manera dogmática, sin una comprensión adecuada de la razón
de su derrota por los revisionistas modernos, es decir, de la razón por la cual
los revisionistas habían obtenido la ventaja sobre la izquierda y habían tomado
la dirección del movimiento comunista. La izquierda se limitó en levantar la
bandera de la restauración de los principios marxistas-leninistas que los
revisionistas modernos repudiaban y en denunciar la traición a la causa de la
revolución socialista por parte de los revisionistas modernos: desvió hacía el
dogmatismo. Esta posición de la izquierda destruye la confianza en nuestra
causa y paraliza nuestra unidad revolucionaria: nada ni nadie puede garantizar
que un dirigente, tarde o temprano, no traicionará, nada puede evitar que la
burguesía ejerce una cierta influencia en nuestras filas. La izquierda llegó en
adoptar una concepción individualista del mundo o incluso clerical, de toda
manera no marxista, no dialéctico-materialista. La historia no la hacen los
individuos. Estos, según el caso, pueden traicionar o dedicarse heroicamente a
la causa. Quien hoy es un héroe, mañana puede convertirse en un traidor y
viceversa. Las personas cambian, para bien o para mal. Los partidos cambian:
progresan o regresan. La historia la hacen las masas, dirigidas por el partido
comunista. La eficacia de la dirección del partido depende de la concepción que
lo guía y la línea que actúa. Es la lucha dentro del partido que impide que la
influencia de la burguesía se fortalezca más allá de ciertos límites, que hace
avanzar la concepción del mundo y la línea del partido, que desarrolla el
carácter revolucionario del partido y su vinculación con las masas.
Faltaron a la izquierda algunas aportaciones fundamentales del maoísmo,
como el conocimiento científico de 1. la línea de masas en cuanto método
principal de dirección y trabajo de los partidos comunistas, 2. la lucha entre
dos líneas en los partidos comunistas, 3. la transformación intelectual y
moral, que deben actuar los miembros del partido comunista, 4. la naturaleza de
las clases en los países socialistas, así como 5. la estrategia de la guerra
popular revolucionaria de larga duración: aportaciones que aún faltan a las
organizaciones que no toman el marxismo-leninismo-maoísmo como tercera y
superior etapa del pensamiento comunista y a las organizaciones que lo asumen
de una manera dogmática, abstracta y formal (como por ejemplo, en Italia, Proletarios Comunistas, a pesar que
también se llamen Partido Comunista Maoísta).
1.3. El renacimiento del movimiento comunista
sobre la base del MLM
El
balance de la primera oleada de la revolución proletaria y la definición de la
estrategia que los partidos comunistas tienen que seguir para promover y
dirigir con éxito la segunda oleada de la revolución proletaria puede resumirse
en la concepción del mundo que llamamos marxismo-leninismo-maoísmo. Las
principales aportaciones de Mao a esta concepción son los seis puntos
contenidos en el artículo Sobre el octavo
factor discriminante (2012): 1. la guerra popular revolucionaria de larga
duración como estrategia universal de la revolución proletaria, que se
aplicará, sin embargo, según las condiciones particulares de cada país; 2. la
revolución de nueva democracia como estrategia particular para los países
semi-feudales oprimidos en el sistema imperialista mundial; 3. la lucha de clases
en la sociedad socialista, basada en las siete principales contradicciones que
la sociedad socialista tiene que enfrentar; 4. la línea de masas como el
principal método de trabajo y dirección del Partido comunista; 5. la lucha
entre las dos líneas en el partido comunista como principio para el desarrollo
del partido y su defensa de la burguesía; 6. la reforma intelectual y moral de
los miembros del partido comunista.
1. La guerra popular revolucionaria de larga
duración
La guerra popular revolucionaria de larga duración es la estrategia que
tenemos que seguir nosotros, los comunistas de los países imperialistas, para
llevar a la clase obrera a establecer la dictadura del proletariado, para
comenzar la fase socialista de transformación de la sociedad y contribuir a la
segunda oleada de la revolución proletaria mundial.
2. Las revoluciones de nueva
democracia
Las revoluciones de nueva democracia son la estrategia de los comunistas en
los países neo-coloniales oprimidos por el imperialismo, donde aún no se ha
llevado a cabo en lo esencial la revolución burguesa (la abolición de las
relaciones de dependencia personal y el predominio de la producción mercantil).
3. La lucha de clases en la sociedad
socialista
En la sociedad socialista, la burguesía se compone de los dirigentes del
partido, del Estado y de otras instituciones sociales que patrocinan el camino
hacia el capitalismo.
4. La línea de masas
La línea de masas es el principal método de trabajo y dirección de cada
partido comunista. Combina en unidad dialéctica la autonomía del partido de las
masas y su vínculo con ellas. Consiste en el recoger los elementos de
conocimiento dispersos y confusos que existen entre las masas y sus
aspiraciones, y de ellos derivar objetivos, líneas, métodos y criterios y llevarlos
a las masas otra vez, para que los hagan propios y los pongan en práctica.
Repitiendo el proceso una y otra vez, cada vez las concepciones de los
comunistas se vuelven más ricas y más concretas y el proceso revolucionario se
encamina a la victoria. Considerada desde otra perspectiva, la línea de masas
consiste en identificar, en cada grupo, la izquierda (es decir, la parte cuyas
tensiones, en caso de actuarse, llevarán al grupo a confluir en el álveo de la
revolución socialista), el centro y la derecha y en movilizar y organizar la
izquierda, porque agregue a sí misma el centro y consiga aislar a la derecha.
La lucha entre las dos líneas en el partido es el principio para el
desarrollo del partido comunista y para su defensa de la influencia de la
burguesía. El principio corresponde a la ley del materialismo dialéctico, por
la cual la contradicción está en todas las cosas y rige su desarrollo. El
desarrollo del partido comunista es regido por la contradicción entre avanzado
y atrasado, entre nuevo y viejo, entre verdadero y falso, y por la
contradicción entre los intereses de la clase obrera y la influencia de la
burguesía en el partido comunista. La lucha entre las dos líneas, por lo tanto,
no es solo debate para la búsqueda del camino correcto, sino también un reflejo
de la guerra entre las clases dentro del partido. En este aspecto puede llegar
a ser antagónica.
Pensar que el partido sea impermeable a la
influencia de la burguesía, o que tal influencia pueda ser resuelta
principalmente, o incluso exclusivamente con medidas organizativas, tales como
los instrumentos de control interno (Comisión de Control, etc.) y de cierre
hacia el externo (normas de reclutamiento, etc.), pensar, es decir, que el
partido sea una entidad no inherentemente contradictoria, es erróneo y en la
experiencia histórica no ha contribuido a preservar los partidos comunistas de
la degeneración: de hecho, ha facilitado la influencia de la burguesía en
partidos que se pensaban ellos mismos inmunes de la influencia de la burguesía.
6.
La reforma intelectual y moral de los miembros del partido comunista
El partido comunista no es sólo el sujeto de la
revolución socialista, es también su objeto. La revolución socialista y la
transición al comunismo implican una transformación intelectual y moral de los
hombres y las mujeres que las masas populares no pueden conseguir en masa hasta
que son oprimidas por la burguesía y otras clases explotadoras. Ellas la
lograrán en la fase socialista de su historia, sobre la base de su experiencia
después de la instauración del socialismo. Esta transformación intelectual y moral hará los
hombres y las mujeres capaces de gestionar y dirigir su vida social con ciencia
y conciencia, para hacer su propia historia conscientemente, sin necesidad de
clases dominantes, Estado y partido comunista. Será la “asociación en la que el
libre desarrollo de cada uno es la condición del libre desatollo de todos” que
Marx y Engels anunciaron a finales del cap. 2 de El Manifiesto del partido comunista (1848). Los miembros del
partido comunista realizan ya hoy, en la escuela del partido, por libre
decisión individual, una transformación de su concepción del mundo, su
mentalidad y en cierta medida también de su personalidad que les permite
desempeñar el papel de vanguardia del resto de las masas populares, de
formadores, educadores, organizadores y dirigentes de las masas populares.
Algunos compañeros objetan al maoísmo la “teoría de
los tres mundos”. La teoría de los tres mundos es ciertamente una teoría no
marxista, que tuvo un rol nefasto en la historia del movimiento comunista y
sirvió a la derecha del Partido comunista chino para empujar su programa de
introducción del capitalismo en China (las “cuatro modernizaciones”, entre otras)
y hacer de China una potencia imperialista. Por lo que se sabe, fue enunciada
por primera vez en público en abril de 1974, en la Sesión especial de la
Asamblea General de la ONU sobre las materias primas y el desarrollo, por Teng
Hsiao-ping, declarado líder máximo de la derecha del Partido comunista chino,
rehabilitado en abril de 1973 y de nuevo alejado de todos los cargos en el
partido y en el estado en abril de 1976.
Es dudoso que esta teoría haya sido formulada por Mao Tse-tung: ni Enver
Hoxha se ha atrevido a decirlo, aunque reprochara a Mao esta teoría. Sin
embargo, aún si hubiese sido formulada por Mao, esta teoría burguesa no
afectaría la aportación positiva y esencial que el maoísmo dio al pensamiento
comunista, al cual esta teoría es completamente ajena. Afirmar que el
marxismo-leninismo-maoísmo es la tercera etapa superior del pensamiento
comunista, no implica asumir que Mao, Lenin o Marx no hayan cometido errores,
nunca hayan expuesto teorías equivocadas o declarar que estos grandes líderes del
movimiento comunista eran infalibles. Sería una concepción totalmente ajena al
materialismo dialéctico. Las principales aportaciones del maoísmo al
pensamiento comunista son los seis puntos ilustrados claramente en el artículo
citado sobre el octavo factor discriminante (2012). Son indispensables para el
renacimiento del movimiento comunista.
1.4 Las perspectivas
de organización del Movimiento Comunista Internacional: ¿por qué el renacimiento del movimiento comunista
procede tan lentamente?
El movimiento comunista todavía no ha adoptado la
idea que la revolución no estalla, sino que se construye, como ya expuesto por
Engels en 1895, en la Introducción a la
lucha de clases en Francia de 1848 a 1850. Tanto en los tiempos de la
Segunda Internacional cuanto de la primera Internacional Comunista, la mayoría
de los partidos, esperando que la revolución estallara, han principalmente
promovido actividades en apoyo a las luchas de reivindicación o principalmente
hecho propaganda del socialismo. De ahí surgieron las dos tendencias
equivocadas que aún persisten como principales elementos de freno del
renacimiento del movimiento comunista, es decir el economicismo y el
dogmatismo.
Nosotros compartimos la opinión expresada por
Federico Engels, según la cual la revolución socialista no puede consistir en
una revuelta popular que estalla por una combinación de circunstancias, y en el
curso de la cual el partido más avanzado asume el poder. Como decimos en varias
partes de este documento, la revolución socialista consiste en una guerra
popular revolucionaria de larga duración llevada a cabo por el partido
comunista, una campaña tras la otra, durante la cual el partido comunista se
fortalece y se consolida, recoge y forma las fuerzas revolucionarias,
organizando los elementos avanzados de la clase obrera y otras clases de las
masas populares, además que en sus filas, en las organizaciones de masas que se
agregan alrededor del partido (frente revolucionario) y construye, amplía y
refuerza, paso a paso, una nueva dirección sobre amplias masas populares, un
nuevo poder que se opone a lo de la burguesía y lo aprieta de manera creciente
en un tornillo de banco hasta suplantarlo (por regla general, a través de una
guerra civil que la burguesía desencadena cuando se encuentra acorralada),
hacerse cargo de todo el país y establecer el socialismo. Esta estrategia de la
revolución socialista está confirmada por el balance de la experiencia de la
primera oleada de la revolución proletaria en los países imperialistas.
Las perspectivas
de organización del Movimiento Comunista Internacional están estrechamente
ligadas al renacimiento del movimiento comunista. Este acontecerá sin duda con
la superación gradual en nuestra filas del dogmatismo y economicismo, que
impiden que en cada país el movimiento comunista cumpla el rol que sólo él es
capaz de llevar a cabo en la tormenta de la fase terminal de la segunda crisis
general, en la cual, en cada país, las masas están involucradas. La lucha para
superar dogmatismo y economicismo en el Movimiento Comunista Internacional
también es la lucha por su reorganización. Los esfuerzos para reorganizar el
Movimiento Comunista Internacional y sin embargo promover su renacimiento son
estériles si se hacen con medidas e iniciativas principal o exclusivamente organizativas.
El debate que queremos conducir es un componente de la lucha para reorganizar
el Movimiento Comunista Internacional y fundar la segunda Internacional
Comunista.
2.
La teoría de la (primera y segunda) crisis
general del capitalismo en la época imperialista y de la consecuente situación
revolucionaria en desarrollo
La más reciente e más sintética disertación sobre la crisis general en
curso que tenemos a disposición es el siguiente artículo de Nicola P., miembro
de la redacción de la revista La Voce
del (n)PCI, por la International
Newsletter de la International Conference of Marxist Leninist Parties and
Organizations. En el artículo se retoman muchos temas expuestos en este
documento legándoles al fenómeno de la crisis general.
La globalización de la producción de mercancías y de la actividad
financiera es un efecto de la crisis general.
Cada crisis general ha producido un paso adelante en la globalización,
además que una mayor unidad política y cultural del mundo, las guerras
mundiales, etc. La sobreproducción absoluta de capital ha desencadenado a los
capitalistas a agitarse como bestias rapaces buscando cada uno hacer de todo el
mundo el proprio terreno de cacería y territorio de saqueo y robo. Es el modo
en el que se afirma la unidad de la especie humana en el ámbito de las
relaciones de producción capitalistas. Este es un presupuesto de la sociedad
comunista del cual el movimiento comunista debe guiar la construcción. Esto
implica el carácter internacional de la revolución socialista, que sin embargo
queda como nacional en la forma. La revolución proletaria es internacional por
su contenido: el comunismo puede afirmarse solamente como conquista de toda la
humanidad. Pero la revolución socialista es la combinación de la conquista del
poder en cada uno de los países por parte del proletariado guiado por la propia
vanguardia organizada y de la puesta en marcha de la transición socialista en
cada país.
La interpretación de la
naturaleza de la crisis en curso decide de la actividad de los partidos comunistas
Articulo de Nicola P.
Es muy importante, más bien es indispensable que nosotros los comunistas
comprendamos justamente la naturaleza de la crisis en curso. En la 11° Tesis
sobre Feuerbach (1845) Marx dice: “Los filósofos han dado solamente diversas
interpretaciones del mundo. Ahora se trata de trasformarlo”. Pero en el Manifiesto del partido comunista (1848)
Marx dice que los comunistas se distinguen de los otros proletarios porque
tienen una concepción más avanzada de las condiciones, formas y resultados de
la lucha entre las clases y sobre esta base la impulsan siempre adelante. La
interpretación del mundo no es el objetivo de notros los comunistas. Nuestro
objetivo es la transformación del mundo. Pero los seres humanos tienen la
necesidad de representarse a si mismos, de tener una concepción de aquello que
hacen. La revolución socialista no es un hecho instintivo. Como Lenin ha
enseñado con fuerza (¿Qué hacer?), la
teoría que guía al movimiento comunista no surge, de hecho, espontáneamente de
la experiencia. La deben elaborar los comunistas que para este fin deben usar
los instrumentos de conocimiento más refinados de los cuales la humanidad
dispone. Los comunistas la llevan a la clase obrera que, para la posición que
ocupa en la sociedad capitalista, esta particularmente predispuesta a
asimilarla y a asumirla como guía de su acción. El movimiento comunista
práctico puede crecer más allá del nivel elemental solamente si es guiado por
una teoría revolucionaria. Nuestra acción para transformar el mundo, con
equidad de otras condiciones, es tan eficaz cuanto más justa y avanzada es
nuestra interpretación del mundo. Solamente con una concepción bastante justa
de la naturaleza de la crisis en la que estamos involucrados, podremos hacer la
revolución socialista y la segunda oleada de la revolución proletaria llevará a
la humanidad a superar definitivamente el capitalismo, a instaurar el
socialismo en todo el mundo en el camino hacia el comunismo.
La interpretación que damos del mundo tiene una gran importancia a los
fines políticos, influencia nuestra actividad política, la hace más o menos
eficaz. Es entonces necesario que nosotros comunistas dediquemos el tiempo y la
atención necesaria para verificar y mejorar nuestra comprensión de la crisis en
curso.
Hasta ahora muchos comunistas interpretan la crisis actual trasponiendo en
el presente la interpretación que Marx ha dado de las crisis de los países
capitalistas en la primera parte del siglo XIX, como si la crisis actual fuera
de la misma naturaleza de las crisis cíclicas decenales descritas por Marx,
como si fuera una crisis como aquellas, solamente que ahora es en escala
mundial. Este comportamiento es una de las manifestaciones del dogmatismo que
hace estrago todavía en el movimiento comunista y hace estéril tanta parte de
su actividad e inútil su acción. Las crisis cíclicas descritas por Marx en el
1er libro de El capital se han
terminado. Ya en 1886 en el prefacio a la edición inglés del 1er libro de El capital, Engels indicó que la última
de las crisis cíclicas del capitalismo, la última de las crisis de la misma
naturaleza de aquellas descritas por Marx, se había tenido en el 1867 y que
desde el 1873 los países capitalistas, en cambio, habían entrado en una
depresión larga y dolorosa de la cual en 1886 no se veía todavía el final.
Las crisis cíclicas pertenecen a la época pre-imperialista del capitalismo,
la época en la que las relaciones económicas eran caracterizadas por la libre
competencia entre muchos capitalistas. Eran crisis económicas. Estas eran determinadas por la marcha
anárquica de los negocios y la solución de aquellas crisis venía del mismo
movimiento económico de la sociedad capitalista. La caída de los negocios
creaba también las condiciones de la reanudación de los negocios. No es un caso
que la crisis hayan sido cíclicas, con una duración de una década
aproximadamente. Con el ingreso en la fase imperialista, por un lado, las
sociedades capitalistas se han provisto a gran escala de ordenamientos y de
organismos que atenúan la amplitud de las oscilaciones cíclicas de los
negocios: las Formas Antitéticas de la Unidad Social, que Marx había descrito
en los Grundrisse (1858). Por otro
lado, han comenzado las crisis generales del capitalismo. Estas son crisis que
tienen su base en la sobreproducción absoluta del capital. En que consiste
ésta, Marx lo explica en el cap. 15 del 3° libro de El Capital: los capitalistas han acumulado demasiado capital y en
el contexto político existente no pueden continuar más a acumularlo y
valorizarlo todo produciendo mercancías. El contexto político y social
existente debe ser descompuesto y sostituído por otro. Es solamente por esta
descomposición política y cultural que viene la solución de la crisis general.
La solución no viene ni por el movimiento anárquico de los negocios, ni por las
medidas económicas tomada por los gobiernos y por las instituciones sociales.
Entonces la crisis económica se vuelve en crisis política y cultural.
La larga depresión de la que hablaba Engels en el prólogo del 1886 llevó a
las mayores potencias a repartirse el mundo entero entre ellas e introdujo al
mundo en la fase imperialista del capitalismo: la época en la que las
relaciones económicas están caracterizadas no más por la libre competencia
entre muchos capitalistas, sino por el predominio de los monopolios en el campo
de la producción de mercancías y por el predominio del capital financiero sobre
el capital utilizado en la producción de mercancías. La época en la que el
capitalismo ha agotado su rol civilizador y se ha convertido en parasitario, la
burguesía en los países capitalistas se ha políticamente aliada y está
combinada con las fuerzas feudales residuas (en particular en Europa con la
Iglesia Católica) y en campo político y cultural se ha convertido en
antidemocrática, reaccionaria, militarista y represiva, en las colonias se ha
combinado con las fuerzas feudales y ha dividido al mundo en países
imperialistas y en países oprimidos.
La primera verdadera y propia crisis general de la época imperialista tuvo
lugar en la primera mitad del siglo pasado. Esta llevó a la humanidad a las dos
guerras mundiales y creó la larga situación revolucionaria que cubre toda la
primera parte del siglo pasado. En todo el mundo fue un período de
inestabilidad de los regímenes políticos. En su ámbito se desarrolló la primera
oleada de la revolución proletaria mundial que creó los primeros países
socialistas y extendió el movimiento comunista en todo el mundo.
Uno de los principales motivos por los que el movimiento comunista no
alcanzó, sin embargo, a instaurar el socialismo en los países imperialistas y a
poner, entonces, definitivamente fin al capitalismo, consiste justamente en la
inadecuada comprensión por parte de los partidos comunistas de los países
imperialistas de la naturaleza de la crisis general en curso y de sus bases
económicas. No obstante los
descubrimientos y las enseñanzas de Lenin y
Stalin, sustancialmente en los países imperialistas los partidos de la
Internacional Comunista se quedaron anclados a la interpretación que Marx había
dado de las crisis económicas cíclicas que los países capitalistas habían
atravesado en la primera parte del siglo XIX. Todos los análisis de E.S. Varga,
el mayor economista de la IC, se quedan en ese ámbito. Describen las
oscilaciones del movimiento económico, no el fenómeno general de largo período
y mucho menos la crisis política y cultural que se deriva y por la que viene la
solución de la crisis general. Los partidos comunistas de los países
imperialistas no alcanzaron entonces a cumplir su obra, no obstante su gran
desarrollo, el heroísmo de millones de sus miembros y su histórico empeño en la
lucha victoriosa contra el fascismo. La burguesía imperialista alcanzó a
mantener la dirección de los países imperialistas. Gracias a los trastornos
producidos por las dos guerras mundiales y por las conexiones de movimientos
sociales, políticos y culturales, ésta pudo restablecer por algunos decenios
(1945-1975) la acumulación del capital y desarrollar nuevamente en gran escala
la producción de mercancías. En cambio, el impulso propulsor puntado al
progreso de la humanidad de la primera oleada de la revolución proletaria se
atenuó hasta casi apagarse. El revisionismo moderno tomó la dirección del
movimiento comunista, lo corroyó y disgregó en gran escala, hizo retroceder a
los primeros países socialistas, les llevó a remedar a los países imperialistas
y a depender de éstos, hasta colapsar. La lucha que los comunistas guiados por
Mao a la cabeza del Partido comunista chino opusieron al revisionismo moderno y
a su obra destructora no ha valido a
frenar el declino del movimiento comunista, pero, en particular gracias a la
Grande Revolución Cultural Proletaria, ha dado grandes enseñanzas a todos los
comunistas capaces de recogerlas. Gracias a ellos el movimiento comunista esta
renaciendo en todo el mundo, luchando contra el dogmatismo y el economicismo
que todavía frenan su impulso y su renacimiento.
El mundo capitalista ha entrado en su segunda crisis general a partir de
los años ’70 del siglo pasado. El capitalismo no podía huir a la
sobreproducción absoluta de capital: ese es el límite del desarrollo, el límite
intrínseco al capitalismo mismo. El capitalismo va inevitablemente a chocar
contra este límite. Han bastado los 30 años sucesivos a la segunda guerra mundial
para que la burguesía se encontrara nuevamente, pero en las condiciones en
parte nuevas creadas por la primera oleada de la revolución proletaria y por su
declino, a tener acumulado demasiado capital y a no poder continuar más, en el
contexto político y social creado durante la primera crisis general, a
acumularlo y valorizarlo todo produciendo mercancías. La inclusión en el
sistema imperialista mundial de gran parte de los primeros países socialistas,
en particular de la China y de la Rusia, en parte ha cambiado la situación pero
no ha modificado sustancialmente el curso de las cosas. La crisis ambiental por
primera vez se ha sumado a la crisis general del capitalismo y las dos crisis
juntas determinan las condiciones objetivas en las que se desarrolla el
renacimiento del movimiento comunista y en todo el mundo avanza la segunda
oleada de la revolución proletaria. Esta continuará a avanzar, porque la
especie humana es una especia dotada de inteligencia. En el curso de su
plurimilenaria evolución de un estado análogo a el de otras especies animales
hasta el estado actual, ha sabido resolver todos los problemas de la propia
sobrevivencia. Hoy tiene ya los instrumentos materiales, morales e
intelectuales sea para superar el capitalismo e instaurar el socialismo, sea
para poner fin a la devastación producida por el capitalismo y mejorar
decididamente las condiciones naturales del planeta. El
marxismo-leninismo-maoísmo es la concepción revolucionaria del mundo que guía
el renacer del movimiento comunista.
Solamente gracias a esta concepción, los partidos comunistas podrán
transformarse y crecer hasta estar a la altura de las tareas que deben
desarrollar.
Para formar partidos comunistas adecuados a las tareas gloriosas de la
fase, una justa y adecuada comprensión de la naturaleza y de las causas de la
nueva crisis general y de las condiciones de su solución es indispensable, así
como es indispensable un justo balance de la experiencia de los casi 160 años
de historia del movimiento comunista y en particular de la experiencia de la
primera oleada de la revolución proletaria y de los primeros países
socialistas. Este es el marxismo-leninismo-maoísmo. Es por esto que la lucha
por su afirmación es el aspecto principal del internacionalismo proletario. La
ayuda principal que cada partido comunista puede dar a los otros, es contribuir
a la comprensión, asimilación y aplicación de la teoría justa de la crisis
general y del balance justo del movimiento comunista, con el fin que cada
partido saque las justas conclusiones para construir la revolución socialista
en el proprio país teniendo en cuenta sus características particulares y
contribuir así a la tarea común de la revolución proletaria mundial.
Una de las conclusiones universales más importantes es que la revolución
socialista por su naturaleza no es una revuelta popular que estalla y de la que
el partido comunista, que se ha preparado bien al evento, aprovecha para tomar
el poder e instaurar el socialismo. La revolución socialista no es un evento
que estalla, determinado por las peores condiciones económicas y sociales, por
el sufrimiento al que la burguesía imperialista somete a la población, por la
propaganda de los partidos comunistas y por la organización de las masas
populares. Los comunistas que esperan que la revolución socialista estalle, se
quedarán desilusionados muchas veces, hoy como lo han estado en el pasado.
Algunos llegarán hasta a conclusiones reaccionarias: atribuirán al atraso y a
la cobardía de las masas populares, a la naturaleza de las clases oprimidas lo
que es principalmente el efecto del atraso de los partidos comunistas. Ya en el
1895, en la introducción a Lucha de
clases en Francia del 1848 al 1850, Engels había indicado que, a diferencia
de las revoluciones burguesas, la revolución socialista por su naturaleza no
estalla, sino que debe ser construida por el Partido comunista. Como Lenin y
Stalin (Principios del leninismo) han
enseñado, con la construcción de las grandes organizaciones de masa de la clase
obrera y de las otras clases de las masas populares, la II Internacional
(1889-1914) había contribuido a la construcción de la revolución socialista.
Pero la mayor parte de los partidos que la componían no estaban guiados por una
justa concepción del mundo, en particular de la crisis general del capitalismo,
de la situación revolucionaria de largo período que la crisis general produce y
de la naturaleza de la revolución socialista. Se esperaban que la revolución
socialista estallara en lugar de construirla fase tras fase, campaña tras
campaña, como una guerra popular revolucionaria que desemboca en cada país en
la instauración del socialismo y entonces en la combinación con los otros
países, en la revolución proletaria mundial. En cambio, asumían como su deber
único o de todas maneras principal la movilización de las masas populares en
las luchas reivindicativas, su organización cultural y su participación en la
lucha política burgués, convencidos de prepararse así a “tomar la ocasión” de
la revolución que estallaría. En los países imperialistas los partidos de la
Internacional Comunista (1919-1943, pero, de hecho, disuelta en 1956) han
corrido de nuevo, a un nivel superior de organización y de vínculo
internacional, el mismo camino. Muchos partidos comunistas, en particular de
los países imperialistas, están hasta ahora sustancialmente detenidos en esta
concepción de los propios deberes, que justo la experiencia de la primera
oleada de la revolución proletaria ha demostrado ser inadecuada. El
economicismo y el dogmatismo son los frenos principales al renacer del
movimiento comunista. Lo que los jefes no entienden, las masas populares,
especialmente los obreros avanzados, a su manera lo sienten: de hecho, no se
adhieren a los esfuerzos de los nuevos partidos dogmáticos y economicistas
(aunque si estos partidos con toda sinceridad se declaran revolucionarios,
marxistas-leninistas y hasta maoístas) a recorrer la vía que la experiencia ha
ya mostrado ser un fracaso.
En el 2008, con la crisis financiera iniciada en los EE.UU., la segunda
crisis general ha entrado en su fase terminal. Hasta en los más ricos países
imperialistas (en los EE.UU. y en la UE) un número creciente de trabajadores,
millones y millones, se han volcado a las calles y se suman a la enorme masa,
cientos de millones, de trabajadores de países oprimidos contra quienes desde
hace decenios la burguesía imperialista esta conduciendo en cada ángulo del
mundo en gran escala una guerra de exterminio no declarada. Los Estados
imperialistas no se pueden permitir de dilatar al infinito los subsidios de
desocupación y los otros amortizadores sociales porque su déficit en el
balance, los préstamos a los que recurren y sus deudas descomponen
posteriormente el sistema monetario y financiero cuya inestabilidad y
desmoronamientos ellos deberían poner remedio, porque un sistema monetario y
financiero estable es la condición y el soporte de todo su mundo. Entonces la
fase terminal no puede mantenerse por largo tiempo.
A causa de la naturaleza de la crisis actual, esta no admite salidas hechas
solamente de medidas económicas. No basta que los Estados creen condiciones que
hagan ver a los capitalistas mayores beneficios en la producción de mercancías
más bien que en la especulación financiera: es la solución apoyada por la
derecha burguesa moderada. Tampoco es suficiente que los Estados distribuyen a
las clases ingresos monetarios que seguramente van a gastar para el consumo: es
la solución sostenida por la izquierda burgués y por aquellos comunistas que
piensan que la crisis actual sea de la misma naturaleza que las crisis cíclicas
del siglo XIX y que entonces evidentemente, contra toda evidencia, piensan que
la crisis general de la primera parte del siglo pasado se ha resuelto gracias a
las políticas keynesianas de los Estados burgueses.
De la crisis actual se sale solamente con un cambio total político y
cultural, creando un contexto social diverso. En sustancia en el inmediato son
posibles dos y solamente dos salidas en cada país y a nivel internacional.
O la movilización revolucionaria de las masas dirigidas por los partidos
comunistas a la altura de sus deberes; es decir, los partidos que se atreven a
pensar que la revolución socialista es posible y que ellos entienden que es el
rol de los comunistas construirla campaña tras campaña, como una guerra popular
revolucionaria de larga duración hasta la instauración del socialismo.
O la movilización reaccionaria de las masas populares. De hecho la
burguesía imperialista y las otras clases reaccionarias están a la búsqueda de
una salida a la situación actual, tienen esta necesidad y además tienen esta
salida, si no les bloqueamos a tiempo. En definitiva para los grupos burgueses
decididos a bloquear la movilización revolucionaria y a impedir la desaparición
de su mundo, la única vía realista y practicable de salida de la crisis es
movilizar aquella parte de las masas populares que alcanzan a movilizarse bajo
la propia dirección para lanzarla contra el resto de las masas populares y
arrastrar todo al saqueo del resto del mundo: la guerra imperialista. Esta
sería la continuación con otro medios de la política que ellos conducen ya hoy.
La crisis ambiental y la crisis general del capitalismo se combinan y dan a los
grupos burgueses que tienen perspectiva de visión, que son más determinados,
más aventurosos y más criminales, adecuadas excusas para movilizar masas contra
masas, países contra países, coaliciones contra coaliciones.
La interpretación que damos a la crisis es entonces un factor decisivo. El
(n)PCI (nuevo Partido comunista italiano) llama a los comunistas de todo el
mundo, pero en particular a aquellos de los países imperialistas, a unirse en
una justa concepción de la crisis en curso y de nuestras tareas.
3.
El régimen de contrarrevolución preventiva
instaurado por la burguesía en los países imperialistas
El régimen de contrarrevolución preventiva es el sistema de relaciones
sociales trámite el cual la burguesía mantiene todavía hoy el proprio dominio
en nuestro país y en los otros países imperialistas. Este ha sido creado por la
primera vez por la burguesía imperialista de EE.UU. al inicio del siglo pasado
para hacer frente al movimiento comunista en los EE.UU. y ha tenido éxito a
causa de los límites del movimiento comunista americano e internacional. Luego
de la segunda Guerra Mundial la burguesía lo ha extendido a todos los países
imperialistas como medio para ayudar a la derecha del movimiento comunista, los
revisionistas modernos a conquistar y a mantener la dirección del movimiento
comunista y aprovechando de la renuncia del movimiento comunista a instaurar el
socialismo. La burguesía mantiene en
vida este régimen hasta cuando es eficaz, es decir, hasta cuando alcanza a
impedir el crecimiento de la conciencia y de la organización de las masas
populares más allá de los límites compatibles con su dominio. Cuando no lo es
más, la burguesía recorre a la movilización reaccionaria de las masas
populares, es decir al fascismo, al terror, a la guerra civil y a la guerra. El
agravarse de la segunda crisis general, el inicio de la fase terminal de la
segunda crisis general del capitalismo y el declino de la hegemonía mundial de
los EE.UU. y de las potencias imperialistas europeas están destruyendo lo
regímenes de contrarrevolución preventiva. Pero queda el hecho que el poder de
la burguesía en los países imperialistas en definitiva se basa principalmente
sobre su hegemonía más que sobre la represión y sobre las armas y que nadie
consigue gobernar establemente estos países si los trabajadores de las empresas
capitalistas se oponen activamente a su poder.
Entonces los partidos comunistas de los países imperialistas, en la
construcción de la revolución socialista, es decir, en el promover y dirigir la
guerra popular revolucionaria que instaurará el socialismo, deben apalancar sea
sobre la existencia del régimen de contrarrevolución preventiva sea sobre su
disolución en curso: en síntesis sobre la lucha en curso entre movilización
revolucionaria de las masas populares y movilización reaccionaria de las masas
populares. No está todavía decidido cual de las dos prevalecerá. Si debería
prevalecer la movilización reaccionaria, las condiciones objetivas de nuestra
lucha cambiarían radicalmente y nosotros deberíamos replantear nuestro trabajo.
La tesis que en los países imperialistas la burguesía ha ya instaurado un
régimen de “fascismo moderno” es una teoría desarrollada por la izquierda
burguesa (esta efectivamente ya ha sido dejada de lado y expulsa del poder, ya
ha sido derrotada) y adoptada por algunos grupos y organizaciones comunistas
(en Italia por Proletarios Comunistas). Es una tesis que paraliza la actividad
revolucionaria.
Los partidos comunistas de los países imperialistas deben entonces
comprender la naturaleza y el origen de los regímenes de contrarrevolución
preventiva, sea para hacer un justo balance de la experiencia pasada (porque no
hemos instaurado el socialismo ni siquiera en un país imperialista) sea para
orientar justamente su acción hoy.
Cuales son los tratos universales de los regímenes de contrarrevolución
preventiva?
En la contrarrevolución preventiva la burguesía combina cinco líneas de
intervención (cinco pilares que conjuntamente sostienen cada régimen de
contrarrevolución preventiva).
1. Mantener el atraso político y, más en general,
cultural de las masas populares. Para ese fin, difundir activamente entre las
masas una cultura de evasión de la realidad; promover teorías, movimientos y
ocupaciones que mueven la atención, el interés y la actividad de las masas
populares de los antagonismos de clases y la concentran sobre futilidades
(diversión); hacer confusión e intoxicación con teorías reaccionarias y
noticias falsas. En fin, impedir el crecimiento de la consciencia política con
un adecuado articulado sistema de operaciones culturales. En ese campo, la
burguesía revaluó e recuperó el rol de las religiones y de las iglesias, en
primer lugar él de la Iglesia Católica, pero no podía limitarse a ellas, porqué
una parte de las masas inevitablemente se salvaba de su presa.
2. Satisfacer los pedidos de mejoramientos que
las masas populares avanzan con más fuerza; dar a cada uno la esperanza de
poder vivir una vida digna y alimentar esa esperanza con algún resultado
práctico; poner cada trabajador en una red de vínculos financieros (mutuos,
cuotas, hipotecas, recibos, impuestos, alquileres, etc.) que lo ponen en cada
momento a riesgo de perder individualmente todo o por lo menos mucho de su
estatus social si no logra respectar todos esos vencimientos. Si en las luchas
reivindicativas contra la burguesía las masas populares conquistaban tiempo y
dinero, la burguesía tenía que dirigirlas a usarlos para la satisfacción de sus
“necesidades animales”: tenía por lo tanto que multiplicar, y de hecho ha
multiplicado, los medios y las formas de satisfacción de ellos de manera tal
que agoten el tiempo y el dinero al alcanze de las masas populares.
3. Desarrollar canales de participación de las
masas populares en la lucha política de la burguesía en posición subordinada,
siguiendo sus partidos y sus exponentes. La participación de las masas
populares a la lucha política de la burguesía es un ingrediente indispensable
de la contrarrevolución preventiva. La división de los poderes, las asambleas
representativas, las elecciones políticas, y las luchas entre varios partidos
(el pluripartidismo) son aspectos esenciales de los regímenes de
contrarrevolución preventiva. La burguesía tiene que lograr que las masas
perciban el Estado como si fuera de ellos, mientras que en realidad es de la
burguesía imperialista. Cada quien que quiere participar en la vida política,
debe poder participar. La burguesía, pero, pone, y debe poner, la tácita
condición que respeten el juego y las reglas de la clase dominante: no vayan
mas allá de su orden social. A pesar de esa tacita condición, la burguesía, en
todos casos, está desde ya obligada a dividir más netamente su actividad
política en dos campos. Uno público, en el cual las masas populares son
admitidas (el “teatro de títeres de la política burgués”). Otro, secreto,
reservado al “personal de trabajo”. Respectar tácitamente esa división y
adecuarse a ella se convierte en un requisito indispensable de cada hombre
“responsable”. Pero, cada tacita regla es, obviamente, un punto débil del nuevo
mecanismo de poder.
4. Mantener las masas populares y en particular
los obreros en un estado de impotencia, evitar que se organicen (sin
organización, un proletario está desprovisto de cualquier fuerza social, no
tiene capacidad de influir en la dirección y en el desarrollo de la vida
social); proporcionar a las masas organizaciones dirigidas por hombres de
confianza de la burguesía (organizaciones que la burguesía hace construir para
desviar a las masas de las organizaciones de clase, movilizando y sosteniendo
sacerdotes, policías, y similares: las organizaciones "amarillas",
como la CISL, ACLI, la UIL, etc.), por hombres venales, individualistas,
ambiciosos, corruptibles; evitar que los obreros formen organizaciones
autónomas de la burguesía en su estructura y en su orientación.
5. Reprimir lo más selectivamente posible a los
comunistas. Evitar a toda costa que los comunistas tengan éxito: o sea, que
multipliquen su fuerza organizándose en partido; que desarrollen y asimilen una
visión del mundo, un método de conocimiento y trabajo y una estrategia justos,
que realicen una actividad eficaz; que recluten, que afirmen su hegemonía en la
clase obrera. Corromper y cooptar a los comunistas, romper y eliminar los que
no se dejan corromper y cooptar.
La crisis general y todavía más su fase terminal está destruyendo y en gran
medida ha ya destruido el segundo de los 5 pilares universales de los regímenes
de contrarrevolución preventiva. La crisis política induce a la burguesía a
resquebrajar ella misma fuertemente el tercer y el cuarto de los cinco pilares
(límite a la participación de las masas en la lucha política burguesa cada vez
que aumentan las contradicciones, políticas antisindicalistas de los patrones y
de sus autoridades). La “guerra contra el terrorismo” es la bandera bajo la
cual la burguesía esta quebrando siempre más el quinto de lo cinco pilares. En
estas condiciones, la eficacia del primer de los 5 pilares se reduce. Las
condiciones para desarrollar la guerra popular revolucionaria mejoran en todos
los países imperialistas. La fuerte presencia de trabajadores inmigrantes
facilita nuestro trabajo. La resistencia heroica de los países oprimidos,
agredidos por los EE.UU., por los sionistas y por otras potencias imperialistas
favorecen el desarrollo de la segunda oleada de la revolución proletaria, aunque la resistencia de los países árabes y
musulmanes está todavía en gran medida dirigida por clases y grupos
reaccionarios. La resistencia que un numero creciente de países (desde los
países de la América Latina a la China al Irán a la Rusia) oponen a las
pretenciones imperialistas de EE.UU. y de grupos sionistas debilitan
políticamente el sistema imperialista mundial que tiene todavía en los EE.UU.
su centro. La burguesía imperialista de
EE.UU. está siempre más tentada a llamar en causa a la supremacía militar de la
que dispone. La carrera entre movilización revolucionaria y movilización
reaccionaria, entre revolución y guerra está en pleno desarrollo en cada país y
a nivel internacional. En esta situación cada partido comunista, además de
dedicar sus energías principales a construir la revolución en el proprio país,
debe dedicar energía al renacer del movimiento comunista en el mundo y en
particular al renacer del movimiento comunista en los EE.UU.: es probablemente
el único modo para impedir que la burguesía imperialista de EE.UU. continúe a
hacer bloque con los grupos sionistas y precipite el mundo en una nueva guerra
mundial. Promover la lucha para eliminar el dominio de la burguesía
imperialista en los EE.UU. es principalmente deber del movimiento comunista
americano, pero es también un deber universal del movimiento comunista,
análogamente a como eliminar el Vaticano y su Iglesia Católica es
principalmente deber del movimiento comunista italiano, pero es también deber
universal del movimiento comunista, dado el rol que este residuo del Medioevo
europeo tiene en el sistema mundial de opresión imperialista.
4.
La estrategia de la guerra popular
revolucionaria prolongada (o de larga duración)
En que consiste la guerra popular
revolucionaria prolongada (o de larga duración) en nuestro país y en los países
imperialistas en general?
La guerra popular de larga duración es una estrategia universal que se
aplica en cada país según leyes particulares. Para nuestro país, Italia, la
primera y más general particularidad esta en el hecho de que nuestro país es un
país imperialista, y entonces, no valen las leyes que se aplican en países
opresos, semifeudales o neocoloniales. En estos países la guerra se extiende en
los campos y circunda las ciudades, la acumulación de las fuerzas
revolucionarias se funda en el involucramiento y el apoyo de las masas
populares campesinas, que aquí constituyen la gran mayoría de la población.
En países imperialistas como el nuestro la acumulación de las fuerzas
revolucionarias procede trámite la constitución y la resistencia del partido
clandestino y su dirección sobre las masas populares a agregarse en
organizaciones de masa de todo tipo necesarias para satisfacer a las propias
necesidades materiales y espirituales, a participar en la lucha política
burgués donde subvertir su marcha y a conducir las luchas reivindicativas,
hasta poner a la burguesía en la alternativa de desencadenar la guerra civil o
perder el poder sin combatir. Nosotros debemos trabajar y trabajamos en la
prospectiva de deber afrontar y vencer la guerra civil. Solamente en este modo estaremos
preparado a cualquier eventualidad. Eso es en nuestro país lo correspondiente a
aquello que es “el cerco de la ciudad por parte de los campos” en países
semifeudales.
La guerra popular revolucionaria en países imperialistas inicia con la
fundación del partido que la dirige. En nuestro país ha iniciado con la
fundación del (nuevo) Partido comunista italiano.
La guerra popular revolucionaria en Italia no inicia entonces con la lucha
armada. El paso a la lucha armada, es decir, la guerra civil, en nuestro país
será el paso de la primera fase de la guerra (la defensiva estratégica, la fase
de la acumulación de las fuerzas) a la segunda fase (el equilibrio estratégico:
dos fuerzas armadas se chocan y se contienden el terreno). El paso de la fase
de la acumulación de las fuerzas a la de la guerra civil o a formas de guerra
civil se ha determinado ya en nuestro país por tres veces: 1. después de la
Primera Guerra Mundial, en el Bienio Rojo, 2. al final de la Segunda Guerra
Mundial, con la Resistencia Partisana, 3. en los años ‘70, con las
Organizaciones Comunistas Combatientes (las Brigadas Rojas). Los éxitos y las
derrotas de estas experiencias son elementos preciosos de conocimiento para la
GPRdLD que el (n)PCI dirige. Estos eventos confirman que el movimiento
comunista actuaba a ciegas, pero indican
también cual es la línea que este debe conscientemente actuar.
Nosotros decimos que la revolución se construye, y que no es algo que
estalla. La construcción de la revolución es el desarrollo de la GPRdLD. En
ella una campaña sigue a la otra sobre la base de los resultados de esta y a su
vez crea las condiciones para una campaña de nivel superior (concatenación).
Cada campaña esta compuesta por batallas y operaciones tácticas que se combinan
entre ellas (sinergia) o se suceden (concatenación).
Las fases de la guerra, sea en los países oprimidos, semifeudales y
neocoloniales sea en los países imperialistas, son tres: la fase de defensiva
estratégica, el equilibrio estratégico, la fase de ofensiva estratégica. En
países imperialistas como el nuestro, la fase presente es aquella de la
defensiva estratégica. En esta fase el partido acumula las fuerzas
revolucionarias. En esta fase, en los países imperialistas, el campo de batalla
no es el de la lucha armada, sino es donde el partido ataca el corazón del
poder de la burguesía imperialista: su hegemonía sobre las masas populares y su
capacidad de orientar la conciencia de las masas populares y de dirigir su
acción. Aquí el partido comunista le quita terreno.
La guerra Popular Revolucionaria de larga
duración supera un límite de la Internacional Comunista
A diferencia de la Segunda Internacional, la Internacional Comunista ha
tenido conciencia clara y ha tenido presente en su práctica la diferencia
cualitativa entre las luchas de intereses (que son parte de la naturaleza de la
sociedad burgués y son crónicas) y la lucha por el socialismo. Pero ella ha
constantemente contrapuesto, como elementos uno de los cuales excluye al otro,
lucha pacífica y lucha violenta, trabajo dentro de la sociedad burgués y
trabajo contra la sociedad burgués, actividad parlamentaria y guerra civil,
reformas y revolución, unidad y lucha, contradicciones no antagónicas y
contradicciones antagónicas, contradicciones entre masas populares y burguesía
imperialista y contradicciones entre grupos de la clase dominante, política
reivindicativa y política revolucionaria, organizaciones legales y
organizaciones clandestinas. Al contrario, en realidad, estos elementos
constituyen unidad de opuestos. La estrategia de la guerra popular
revolucionaria de larga duración reconoce estas unidades de opuestos,
desarrolla ambos los términos de la unidad y compone con ellos la lucha de la
clase obrera para mermar y en definitiva eliminar el poder de la burguesía imperialista
e instaurar el socialismo.
Textos
para la profundización
1. Sobre el balance del movimiento comunista (primera oleada de la revolución proletaria y primeros países socialistas, crisis del movimiento comunista y revisionismo moderno, renacimiento del movimiento comunista sobre la base del MLM, perspectivas para la organización del Movimiento Comunista Internacional)
Testi in italiano
Manifesto Programma del (nuovo)
Partito comunista italiano,
Cap. 1. La lotta di classe durante i primi 160
anni del movimento comunista e le condizioni attuali
L’ordinamento politico dei paesi
socialisti
La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano,
n. 31, marzo 2009.
La seconda fase dei primi paesi
socialisti
La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano,
n. 22, marzo 2006.
Dieci tesi sulla Seconda Guerra
Mondiale e il movimento comunista
La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano,
n. 20, luglio 2005.
L’ottava discriminante
La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano,
n. 9, novembre 2001 e n. 10, marzo
2002,
L’ottava discriminante
La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano,
n. 41, luglio 2012
Contro l’economicismo
La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano,
n. 29, luglio 2008.
L’instaurazione del socialismo nei
paesi imperialisti
La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano,
n. 21, novembre 2005.
Marco Martinengo, I primi paesi
socialisti
La critica dogmatica
In Rapporti Sociali n. 30,
giugno 2002
Ed. Rapporti Sociali - www.carc.it
L'attività della prima
Internazionale Comunista in Europa e il maoismo
La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano,
n. 10, marzo 2002.
Testi in inglese
Manifesto
Program of the (new) Italian Communist Party,
Ch. 1. The class
struggle during the first 160 years of the communist movement and the present
conditions
The
political order of the first socialist countries
A very
important issue: the political order of future socialist countries
Article from La Voce del
(nuovo) Partito comunista italiano, No. 31, March 2009.
The
political order of socialist countries
Message
to Symposium on the political order of future socialist countries the Maoist
Communist Party of Turkey/North Kurdistan hold in Frankfurt (Germany) on 24 -
25 January
4th
February 2009
The
second phase of the first socialist countries,
Article from La Voce del
(nuovo) Partito comunista italiano, n. 22, March 2006.
Ten
theses on the Second World War and the communist movement
Article from La Voce del
(nuovo) Partito comunista italiano n. 20, July 2005.
The
eighth discriminating factor
Article from La Voce del
(nuovo) Partito comunista italiano, n. 9, November 2001, and n. 10, March
2002,
Against
the economism
Article from La Voce del
(nuovo) Partito comunista italiano, n. 29, July 2008
Testi in castigliano
Manifiesto Programa del (nuevo)Partido
comunista italiano
Cap. 1. La lucha
de clases durante los primeros 160 años del movimiento comunista
y
las condiciones actuales - in http://www.nuovopci.it/eile/sp/MPcast/MP_Castigliano.html#Capítulo_I
La
instauracion del socialismo en los paises imperialistas –
Artículo de La
Voce del (nuovo) Partito comunista italiano, n. 21, noviembre de 2005,
Marco
Martinengo, Los primeros paises socialistas
In Textos
para el debate en movimiento comunista internacional, N°1, mayo de 2003, by
PCE (r) - Fracción Octubre,
La crítica dogmática,
La actividad
de la primera Internacional Comunista en Europa y el maoísmo,
Artículo de La Voce del (nuovo)
Partito comunista italiano n.10, marzo de 2002,
La octava discriminante
Artículo de La Voce del (nuovo)
Partito comunista italiano, n. 9,
noviembre de 2001 - n.10, marzo de 2002,
El papel
historico de la Internacional Comunista - Conquistas y límites
Artículo de La
Voce del (nuovo) Partito comunista italiano n. 2, julio de 1999,
Los
comunistas tenemos necesidad de elaborar una teoría justa de la crisis general
del capitalismo,
La guerra de
España, el PCE y la Internacional Comunista (Presentacion),
Sobre
la experiencia histórica de los países socialistas,
Artículo de Rapporti
Sociali nº 11, noviembre de 1991,
La
restauración del modo de producción capitalista en la Unión Soviética,
Artículo de Rapporti
Sociali, nº 8, noviembre de 1990,
Contribución
al balance de la experiencia de los países socialistas,
Artículo de Rapporti
Sociali, nº 5/6, enero de 1990
Testi in francese
Manifeste Programme
du (nouveau) Parti communiste italien
Ch. 1 La
lutte de classe pendant les 160 premières années du mouvement communiste et les
conditions actuelles Introduction
Marco
Martinengo, Les premiers pays socialistes,
2. Sobre la teoria de la (primera y segunda) crisis general del capitalismo en la época imperialista y de la consecuente situación revolucionaria en desarrollo
Testi in italiano
Manifesto Programma del (nuovo)
Partito comunista italiano,
Cap. 1.4. La prima crisi generale
del capitalismo, la prima ondata della rivoluzione proletaria, il leninismo
seconda superiore tappa del pensiero comunista
Cap. 1.6. La seconda crisi
generale del capitalismo e la nuova ondata della rivoluzione proletaria
La nuova crisi generale del
capitalismo apre la via al socialismo!
Testi in inglese
Manifesto
Program of the (new) Italian Communist Party,
Ch.
1.4. The first general crisis of capitalism, the first wave of proletarian
revolution, Leninism second superior stage of communist thought
Ch.
1.6. The second general crisis of capitalism and the new wave of proletarian
revolution
The new
general crisis of capitalism opens the way to socialism!
19th
December 2008 – Statement
Testi in castigliano
Manifiesto Programa del (nuevo)Partido comunista
italiano
Cap. 1.4. La primera crisis general del capitalismo, la
primera ola de la revolución proletaria, el leninismo segunda superior etapa
del pensamiento comunista
Cap. 1.6. La segunda crisis general del capitalismo y la
nueva oleada de la revolución proletaria
Testi in francese
Manifeste Programme
du (nouveau) Parti communiste italien
Ch. 1.4. La première crise générale du capitalisme, la
première vague de la révolution prolétarienne, le léninisme seconde et supérieure
étape de la pensée communiste
Ch. 1.6. La seconde crise générale du capitalisme et la
nouvelle vague de la révolution prolétarienne
3. Sobre el régimen de contrarrevolución preventiva instaurado por la burguesía en los países imperialistas
Testi in italiano
Manifesto Programma del (nuovo)
Partito comunista italiano, Cap. 1.3.3. La controrivoluzione preventiva
Sabotare il terzo pilastro del
regime di controrivoluzione preventiva, in
Testi in inglese
Manifesto
Program of the (new) Italian Communist Party, Ch. 1.3.3. The
preventive counter-revolution
Testi in castigliano
Manifiesto Programa del (nuevo)Partido comunista
italiano, Cap. 1.3.3. La contrarrevolución preventiva
Testi in francese
Manifeste Programme
du (nouveau) Parti communiste italien - Ch. 1.3.3. La contre-révolution préventive
Saboter le 3e
pilier du régime de contre-révolution préventive,
Article de La Voce del (nuovo) Partito
comunista italiano, Novembre 2009,
4. Sobre la estrategia de la guerra popular revolucionaria prolongada (o de larga duración)
Testi in italiano
Manifesto Programma del (nuovo)
Partito comunista italiano,
Cap. 3.3. La nostra strategia: la
guerra popolare rivoluzionaria di lunga durata - in
Bisogna rielaborare le esperienze
del passato ed elaborare le esperienze presenti alla luce della teoria della
guerra popolare rivoluzionaria di lunga durata.
Bisogna distinguere leggi
universali e leggi particolari della guerra popolare rivoluzionaria di lunga
durata.
Testi in inglese
Manifesto
Program of the (new) Italian Communist Party,
Ch.
3.3. Our strategy: the revolutionary protracted people’s war
The
necessity to revise the experiences of the past and to work out the present
experiences by the light of the theory of the long lasting popular
revolutionary war
Article from La Voce del
(nuovo) Partito comunista italiano, n. 18, November 2004
The
necessity of distinguishing between the universal and particular laws of the
protracted popular revolutionary war
Article from La Voce del
(nuovo) Partito comunista italiano, n. 17, July 2004,
Testi in castigliano
Manifiesto Programa del (nuevo)Partido comunista
italiano
Cap. 3.3.
Nuestra estrategia: la guerra popular revolucionaria prolongada (o de larga
duración)
Es preciso
distinguir las leyes universales de las leyes particulares de la guerra popular
prolongada,
Artícúlo de La Voce del (nuovo)
Partito comunista italiano n°17, julio de 2004,
Testi in francese
Manifeste Programme
du (nouveau) Parti communiste italien
Ch. 3.3. Notre stratégie: la Guerre populaire révolutionnaire de longue
durée
Il est
nécessaire de distinguer les lois universelles et les lois particulières de la
guerre révolutionnaire populaire de longue durée
Article de La Voce del (nuovo)
Partito comunista italiano, n. 17, July 2004,
Índice
1.
El balance del movimiento comunista (primera oleada de la revolución proletaria y primeros países socialistas, crisis del movimiento comunista y revisionismo moderno, renacimiento del movimiento comunista sobre la base del MLM, perspectivas para la organización del Movimiento Comunista Internacional)
1.1. La primera oleada de la revolución proletaria y los
primeros países socialistas
1.1.1. ¿Por qué, durante la primera oleada de la revolución
proletaria mundial, en la primera parte del siglo pasado, el movimiento comunista
no estableció el socialismo en ningún país imperialista?
1.1.2. ¿Por qué, después de un primer periodo inicial de
desarrollo meteórico y de grandes victorias, la primera oleada de la revolución
proletaria mundial perdió el empuje y la fuerza propulsora del progreso humano
que había tenido antes?
1.1.3. ¿Por qué los
primeros países socialistas, que habían llegado a cubrir un tercio de la
humanidad, después de un período inicial de grandes logros, han ido perdiendo
fuerza, han decaído hasta derrumbar o cambiar de color y, en ambos casos, han
de toda manera abandonado el rol de base roja de la revolución proletaria
mundial que habían jugado inicialmente? El balance analítico de los primeros
países socialistas: ¿lucha entre dos líneas en el socialismo o degeneración
burocrática (como afirman los trotskistas)?
1.2. Crisis del movimiento comunista y revisionismo moderno.
¿Por qué los revisionistas modernos lograron tomar la dirección del movimiento
comunista y desviarlo?
1.3. El renacimiento del movimiento comunista sobre la base
del MLM
1.4 Las perspectivas de
organización del Movimiento Comunista Internacional: ¿por qué el renacimiento del movimiento
comunista procede tan lentamente?
2.
La teoria de la (primera y segunda) crisis general del capitalismo en la época imperialista y de la consecuente situación revolucionaria en desarrollo
3.
El régimen de contrarrevolución preventiva instaurado por la burguesía en los países imperialistas
4.
La estrategia de la guerra popular revolucionaria prolongada (o de larga duración)
[1] Lenin describe la situación revolucionaria por los
siguientes caracteres: “1. la incapacidad de las clases dominantes para
mantener su dominio sin cambiar las formas del mismo (...); 2. una agravación,
más de lo habitual, de la angustia y de la miseria de las clases oprimidas; 3.
en virtud de las razones anteriores, un aumento significativo en la actividad
de las masas, que en un período 'pacífico' quedan explotadas en silencio, pero
en tiempos turbulentos son atraídas, tanto por las circunstancias mismas de la
crisis que por las ‘capas superiores’, en dirección de una acción histórica
independiente.”
(Lenin - El
derrumbe de la Segunda Internacional).
Fuente: http://www.nuovopci.it/eile/sp/summsp.htm
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