por Juan Hernández
Arévalo 20 octubre 2016
Es innegable el gran éxito alcanzado por el
movimiento social apartidista NO+AFP. Éxito, porque puso el tema en la palestra
comunicacional de los medios masivos y en la agenda del gobierno.
A todo este contexto idóneo para pujar por cambios
profundos o la eliminación de un sistema cuestionable, le persigue un solo
fantasma que puede tirar todo por la borda o traer consecuencias económicas
importantes al Estado. Se llama TPP.
El TPP lo integran actualmente EE.UU., Japón,
Singapur, Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Canadá, México, Malasia, Perú,
Brunei y Chile y es un acuerdo no tan solo comercial como se ha hecho creer en
la poca cobertura que ha tenido, pues de sus 30 capítulos 5 no tienen relación
con el comercio y solamente atentarían la soberanía nacional, porque por un
lado el tratado exige que las normativas internas de cada país se adapten y modifiquen
para no contradecir lo adscrito en el TPP y, por otro, si existiesen normativas
que afectasen el funcionamiento de las empresas, estas podrán recurrir a
tribunales supranacionales a denunciar al Estado, que deberá indemnizarlas por
los perjuicios.
Usted seguramente se estará preguntando ¿cuál es el
problema de esto y qué tiene que ver con las AFP?
En Chile actualmente hay seis AFP, y Provida lidera
el mercado por contar con la mayor cantidad de afiliados en relación con su
competencia, alcanzando casi un tercio del universo (cinco millones 500 mil
trabajadores) de cotizantes, sin embargo, esta no es solamente chilena como se
cree y en los últimos años la aseguradora norteamericana Metlife se ha hecho
dueña de gran parte de los activos, llegando a controlar el 95% de éstos.
Este
incluye desde expropiación a capitales extranjeros por nacionalización de algún
recurso hasta la aplicabilidad de leyes ambientales internas de cada país.
Chile, de ratificar el TPP (se prevé que ingrese a discusión entre noviembre o
diciembre a Cámara Baja y Senado para su aprobación o rechazo y no se podrá
cambiar ni una coma), si luego quiere modificar profundamente el sistema
previsional deberá enfrentarse a ella en tribunales internacionales, los cuales
generalmente velan por el bien de la empresa.
El TPP usa un concepto bastante ambiguo para
salvaguardar los intereses de las empresas internacionales, el de “expropiación
indirecta”, concepto que puede ser utilizado como motivo de las empresas para
citar a los países a instancias supranacionales. Este incluye desde
expropiación a capitales extranjeros por nacionalización de algún recurso hasta
la aplicabilidad de leyes ambientales internas de cada país. Chile, de
ratificar el TPP (se prevé que ingrese a discusión entre noviembre o diciembre
a Cámara Baja y Senado para su aprobación o rechazo y no se podrá cambiar ni
una coma), si luego quiere modificar profundamente el sistema previsional
deberá enfrentarse a ella en tribunales internacionales, los cuales
generalmente velan por el bien de la empresa.
El TPP es un megaacuerdo que, además de instar la
modificación de leyes internas de cada país, obliga a los firmantes a aprobar
ciertas cláusulas que van en directo beneficio de las empresas, como la
aprobación del UPOV91, aumento en la propiedad intelectual de fármacos,
haciendo que estos tarden varios años más en liberarse en precios que todos
puedan alcanzar, pérdida de soberanía, desindustrialización, entre otros. Los
invito a estar atentos e informarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario