Elecciones
van, elecciones vienen
VERÓNIKA MENDOZA:
“DEBEMOS ABRIR UN DEBATE POLÍTICO CON LA GENTE,
PERO A PARTIR DE SU REALIDAD
Y SUS PROPIOS LENGUAJES”
24 Oct 2016
En Perú, la
esperanza popular tiene rostro de mujer joven y combativa. Verónica Mendoza,
candidata presidencial por la plataforma de izquierda (Frente Amplio) en las
pasadas elecciones de abril de 2016, nos ofrece, en una entrevista exclusiva,
un análisis de la situación política de su país, y de los desafíos que enfrenta
el pueblo peruano en su búsqueda de cambios políticos.
Romain Migus:
¿Quién es Verónica Mendoza? ¿De dónde viene y cómo ha entrado en política?
Verónika Mendoza: Nací en Cuzco en 1980. Hice
estudios de Antropología en Francia, donde he trabajado sobre la educación
bilingüe intercultural. Trabaje con comunidades campesinas de Cuzco para ver la
mejor forma de que aprendan el español como segunda lengua, respetando su
idioma maternal: el quechua. Entré en política en el 2009. Fui electa
congresista por Cuzco, y luego fui candidata a la presidencia de la República del
Perú.
¿Cómo
calificarías tu desempeño en el parlamento?
Los gobiernos de
turno en vez de dialogar, de escuchar la gente, de resolver sus demandas, han
preferido imponer sus proyectos, generando conflictos que han terminado con
muertos y heridos. Yo fui electa por el Partido Nacionalista Peruano (PNP), y
renuncié a esta bancada en junio de 2012, a poco menos de cumplirse un año del
Gobierno de Ollanta Humala (1), porque en mi región, en Cuzco, estalló un
conflicto social entre la comunidad de Espinar y la empresa minera Xtrata Copper,en el que fallecieron tres
personas en los enfrentamientos con la policía, cosa que me pareció inadmisible
e injustificable. Desde entonces, me alejé del partido de Gobierno y mi
participación política y parlamentaria estuvo abocada al debate en torno a una
reforma educativa y universitaria para devolverle su sentido público a las
luchas socio ambientales, al tema de derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres. Intenté, también, abrir un debate sobre la indispensable diversificación
productiva y económica de nuestro país.
¿Por
qué crees que Perú no se ha montado en el tren del Socialismo del Siglo XXI en
la primera década del siglo XXI?
Son múltiples
factores. Pero quizás, hay dos centrales. Primero lo que fue el conflicto armado
en nuestro país (1980-1992). La existencia de Sendero Luminoso nos hizo mucho
daño. Ha hecho que la izquierda cargue injustamente un estigma, porque la
derecha buscaba siempre vincularnos con el terrorismo a pesar del claro
deslinde que se había hecho desde hacía muchos años.
Por otra parte, la
dictadura fujimorista (2) que persiguió, criminalizó e incluso asesinó líderes
políticos y sociales de izquierda, desmanteló toda la institucionalidad
política y social que existía. Con la recuperación de la democracia en el año
2000, a duras penas la izquierda empezó a recomponerse pero no con la
fuerza suficiente para poder llevarla al Gobierno.
¿Cómo
surgió la necesidad de construir una plataforma política como el Frente Amplio?
El Frente Amplio
nace del encuentro de varias luchas sociales, donde varios actores se
encontraron en la calle o acompañando procesos de resistencia a las políticas
neoliberales impuestas. Decidimos constituir una plataforma política y social
que ayudara a articular nuestras luchas y darles un sentido político integral,
en lugar de tener varios frentes dispersos y desarticulados.
Sin embargo, los
partidos de izquierda más tradicionales del Perú no fueron parte del último
proceso del Frente Amplio, principalmente por diferencias tácticas. Ellos
sostenían que, para poder participar en procesos electorales, la izquierda
debía seguir dentro de coaliciones de centro, con un discurso más
moderado. Nosotros creíamos que era el momento de tener una identidad propia y
afirmar claramente un proyecto político de izquierda. En esa línea, decidimos
convocar elecciones ciudadanas abiertas para definir las candidaturas.
¿Cómo
fue el proceso de tu designación como candidata? Una mujer, joven, provinciana,
e incluso con raíces extranjeras, no es muy común en la historia política del
Perú.
No me cabe la
menor duda que si la elección se hubiera hecho a través de una negociación
entre las cúpulas de los partidos políticos que integran el Frente Amplio,
jamás hubiese sido candidata. Si fui candidata, es gracias a que le dimos el
poder de tomar esta decisión a la gente, a la ciudadanía.
¿Cómo
se fortaleció la unidad del Frente Amplio?
Nuestro objetivo
central era traducir las demandas de los pueblos que acompañamos en políticas
públicas, en normas, y cómo eso se podía articular en un plan de Gobierno.
Nuestro plan de
Gobierno plantea como ejes centrales la búsqueda de un modelo de desarrollo
alternativo al que hoy funciona en Perú, que implica una diversificación de la
economía frente a un modelo que ha sido esencialmente dependiente de la
explotación de los minerales, lo cual nos pone en situación de enorme
vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios de materia prima. También nos
organizamos alrededor de la defensa de un Estado fuerte, moderno, eficiente,
que garantice igualdad de derechos para todos (salud, educación, pensiones) en
un país como Perú, en el cual estos servicios están aún totalmente
mercantilizados.
¿Cómo
lograron pegar en la gente?
Creo que en el
Frente Amplio, hemos hecho esfuerzos para adaptar nuestra propuesta a un
lenguaje que pueda ser cercano a la gente. Creo que una de las cosas en que ha
pecado la izquierda en nuestro país en los últimos años, es encerarse en su
discurso, en su lenguaje, en sus formas que alejan a la gente. Nosotros hemos
tratado de llegar a ellos con una propuesta claramente de izquierda sin,
necesariamente, denominarla así, sino más bien apelando a las necesidades de
las personas, o al sentido común de cambio, de justicia, de derechos, de Estado
eficiente, de igualdad de oportunidades, de economía diversificada.
Actualmente
en Perú no solamente están enfrentando a los partidos de las elites
neoliberales sino que tienen que medirse con un aparato político con raíces
populares: el fujimorismo. Se enfrentan a otro partido cuyo electorado podría
ser similar a los ciudadanos que votan por el Frente Amplio. ¿Cómo pueden superar este desafío?
Nosotros somos muy
conscientes del arraigo que tiene el fujimorismo en los sectores populares.
Claro, vivimos en un país donde hubo una ausencia total del Estado en
importantes sectores de la población donde no hay servicios básicos como salud,
educación, ni siquiera agua potable, y donde el fujimorismo ha sabido llegar
con su presencia física y constituir, para muchos sectores de la población, su
único referente en política; el único que ha llegado a mirarles a la cara, a
los ojos, a escuchar sus problemas y a decirles algo. Y que también ha tenido
un trabajo sostenido durante la dictadura, con dinero del Estado como fruto de
la corrupción, y a lo largo de los años posteriores a la dictadura.
Es ahí donde la
izquierda no estuvo porque se replegó a espacios tipo ONGs, o en la academia, y
abandonó completamente el bastión que debe ser su esencia: estar con los
sectores populares, acompañarlos en sus luchas de manera concreta y cotidiana.
Es un gran reto para nosotros retomar esos espacios con un discurso cercano a
la gente, que exprese sus demandas concretas y cotidianas, y que a partir de
ese esfuerzo pueda articular una agenda nacional. Y no al revés.
Porque la
izquierda tiende a llegar muy por arriba a explicar a la gente cómo tiene que
ser el país y cómo es que van a resolver sus problemas sin antes saberla
escuchar. Nuestro reto es escucharla primero, entenderla, y a partir de eso, ir
construyendo nuestro programa en función de nuestra visión política. Y abrir un
debate político con la gente, pero a partir de su realidad y sus propios
lenguajes.
Por eso hablamos
en el Frente Amplio de disputar los sentidos comunes. Y eso lleva tiempo porque
permanece un discurso hegemónico autoritario, machista, consumista,
individualista. Venimos de esta cultura pero estamos dispuestos a
deconstruirlo, incluso empezando por el propio Frente Amplio para poder
aplicarlo a la sociedad y al Estado.
¿Cuáles
son las demandas centrales que emanan de este sentido popular?
En un país como el
nuestro, tremendamente rico en recursos naturales, hay una demanda de
soberanía, de poder hacer uso de esos recursos en beneficio propio para nuestro
desarrollo y no dejar que las transnacionales se lo lleven afuera. Es una
demanda muy sentida que tiene la gente. Y somos consiente de que eso tiene que
ver también con centros de decisiones externos que nos han venido imponiendo a
nuestros países políticas de austeridad, de desmantelamiento del Estado, de
privatización, que nos han hecho mucho daño.
También existe una
demanda de democratización relacionada con la demanda de soberanía. Los pueblos
alrededor del país piden también poder decidir sobre sus recursos y sobre sus
territorios, para definir sus propias perspectivas de desarrollo. Se exige
profundas reformas para que estas decisiones puedan estar en espacios más
cercanos de la gente, pero que incluye una mayor participación con mecanismos
concretos de participación ciudadana, y una exigencia de una democracia más
intercultural que incluya mecanismos de diálogo con pueblos indígenas,
respetando sus culturas y sus visiones de desarrollo.
Háblanos
de la última campaña para la presidencia de Perú. Cuál fue la participación
popular en la campaña del Frente Amplio? Con un presupuesto muy reñido,
lograron alcanzar 18,8%, ¿cómo hicieron?
Fue una campaña
muy, pero muy austera. No teníamos dinero pero teníamos convicciones,
esperanza, y teníamos a un pueblo que demandaba cambios. Eso fue la base de
nuestra campaña. Creo que el hecho de no tener importantes recursos se terminó
convirtiendo en un valor, porque la gente hizo suya la campaña del Frente
Amplio. Hubo muchísima solidaridad y autogestión. Eso fue algo que hizo que la gente
se comprometiera más con el proyecto y con el proceso, porque lo sentía suyo,
porque lo hizo suyo. Porque nosotros no llegamos con regalos sino con
propuestas que la gente escuchaba, se apropiaba y reproducía. Esto terminó
convirtiéndose en un valor que permitió despertar o activar lo que está también
en nuestra cultura y nuestras tradiciones andinas: la solidaridad, hoy por ti,
mañana por mí.
Verónika
Mendoza, si eres la próxima presidenta del Perú, ¿Cuál será tu primera acción
política?
Sin lugar a duda
tomaría medidas contra la corrupción. Porque nos ha hecho muchísimo daño, al
punto de que, lamentablemente, se ha naturalizado. Creo que tenemos que tomar
conciencia que no es justo ni admisible que se le robe el dinero a los peruanos
habiendo tantas demandas pendientes por atender. Entonces yo creo que, desde
los más altos niveles de decisión, debe existir un compromiso muy claro y muy
frontal contra la corrupción para que los recursos del pueblo vayan al pueblo.
Notas
(1)
Ollanta Humala, líder del Partido Nacionalista Peruano, fue electo como
presidente de la República entre 2011 y 2015.
(2)
Alberto Fujimori fue presidente de Perú entre 1990 y 2000. Juzgado por
violaciones de los derechos humanos y apropiación de fondos públicos, está hoy
en día en la cárcel. Su hija Keiko, lidera su movimiento político. Perdió en
segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2016.
de: Investig'Action - Michel Collon
<no-reply@investigaction.org>
responder a: no-reply@investigaction.org
para: (…)
fecha: 24 de octubre de 2016, 16:18
asunto: Verónika Mendoza: “Debemos abrir
un debate político con la gente...” (25.10.16) Ref 101499 ó
enviado por: investigaction.org
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