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OtraMirada
26/10/2016
Opinión
En artículo reciente el historiador Antonio Zapata
(La República 19/10/16) decreta la muerte del mestizaje. Confundiendo ideas con
procesos sociales dice que ahora no habría mestizaje sino multiculturalismo.
Obvia así el proceso social más importante que viene desde la Conquista pero
que se hace más intenso en el siglo XX que es el mestizaje.
En los últimos setenta años, producto de la forma
de desarrollo capitalista que ocurre en el Perú se produce una gran migración
del campo a las ciudades de la costa, principalmente a Lima. Esta migración
transforma al poblador indígena que migra, de campesino a sujeto social urbano,
produciéndose lo que Aníbal Quijano en 1964 denomina la cholificación.
Este proceso, ya en la urbe, da origen a lo que Julio Cotler, en quizás su idea
más importante, llama “integración segmentada” y Sinesio López, desde el
análisis político, “incursiones democratizadoras”. Este es el mestizaje
contemporáneo.
Sobre el aporte de Quijano desarrollan también
Carlos Franco y Carlos Iván Degregori. El primero en 1991, señalando el bloqueo
de este proceso porque la sociedad chola formada en las ciudades no tiene una
expresión política estatal propia. Degregori, en sentido parecido, señala que
el logro de derechos por parte de los migrantes no se transforma en poder
político, pero que son estos nuevos ciudadanos en su desarrollo los sujetos del
cambio.
En todos los casos los autores coinciden en la
formidable democratización que significa el proceso de cholificación,
democratización social en un primer momento y luego, de manera parcial,
democratización política.
Ahora bien, esto no significa que este proceso de
mestizaje no haya querido ser conducido política e ideológicamente en un
sentido distinto. Desde la derecha el intento más común ha sido la integración
de lo indígena a lo criollo, pero como distancia en la proximidad, tal como
señala Guillermo Nugent. Esta es la alternativa que rechaza José María Arguedas
en su discurso “Yo no soy un aculturado” de 1968. Estos intentos de hegemonía,
de raíz oligárquica, no han desaparecido porque el proceso de cholificación
está bloqueado en su proyección política y ello establece un espacio, aún
abierto, de disputa que se da hoy con el neoliberalismo.
La cholificación, sin embargo, no es un proceso
único y sin matices. Por el contrario, como le gustaba decir a Degregori, es
unidad en la diversidad. No choca por ello con el país pluricultural y
multilingüe que tenemos, señala nada más el proceso que atraviesa la abrumadora
mayoría de la población en el Perú.
Al dejar de lado medio siglo de reflexión en las
ciencias sociales sobre la cholificación y la saga de autores que hemos
mencionado, creo que se apuró Zapata en prenderle los cirios del velorio al
mestizaje.
http://www.alainet.org/es/articulo/181226
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