¿En qué relación
está el
marxismo con la
moderna ciencia sociológica? Si se piensa en la «sociología» que empieza con Comte
y que éste bautizó con ese nombre, como especialidad propia en el sistema de las
ciencias constituidas, la relación es de extrañeza y contraposición. Marx y
Engels no han recogido ni el nombre
ni la cosa nombrada por él. Y cuando, finalmente, obligado por «el mucho ruido
que arman los ingleses y los franceses por cuenta de él», Marx conoció el Cours de
philosophie posítive, treinta
años después de su publicación, habló del «positivismo» y del «comtismo» como
de una cosa respecto de la cual adoptaba «como hombre de partido una actitud
plenamente hostil» y añadió que «como hombre de ciencia le merecía muy baja opinión».[1] La
recusación está bien fundamentada teórica e históricamente. La teoría marxiana
no tiene nada que ver con esa «sociología» de los siglos XIX y XX fundada por Comte
y difundida por Mili y Spencer. Más acertado es entender, por el contrario, la
«sociología» como una oposición al socialismo moderno. Sólo sobre esa base es
posible entender como fenómeno unitario las múltiples tendencias teóricas y
prácticas que en estos cíen años han dejado su paso en esta ciencia. Al igual
que ya para Comte tras su ruptura con Saint-Simon, también para los
«sociólogos» posteriores hasta el día de hoy se trata de enfrentarse a la teoría y, por
lo tanto, también a la práctica del socialismo con otra forma de elaboración
teórica y práctica de los problemas que el socialismo fue el primero en plantear.
El marxismo tiene con esas cuestiones, puestas al orden del día por la evolución
moderna, una relación mucho más originaria y directa que toda la llamada
«sociología» de Comte, Spencer y sus sucesores.
Entre la doctrina
social de Marx y esta moderna ciencia burguesa de la sociedad no hay, pues, en
el fondo ninguna relación teórica. Los burgueses consideran la teoría
socialista revolucionaria del proletariado como una mezcla «acientífica» de
teoría y política. Los socialistas, por su parte, consideran mera «ideología»
toda la ciencia social burguesa.
Muy distinta es la
relación que medía entre la teoría marxiana y la investigación social del
período de desarrollo revolucionario de las burguesías francesa e inglesa de
los siglos XVII
y XVIII, en el que
no se inventó la palabra «sociología», pero se descubrió la «sociedad» como campo peculiar
e independiente del saber y de la acción y se le reconoció toda su importancia.
Según la información que da
el propio Marx en 1859,[2] empezó el
desarrollo de su teoría materialista de la sociedad dieciséis años antes con
una «revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho». En aquella época,
durante su actividad práctica de redactor de la Rheinische Zeitung en 1842-1843, se había visto
obligado por vez primera «a hablar de lo que suele llamarse intereses
materiales». Había empezado a ocuparse de «cuestiones económicas» y había trabado cierto
conocimiento, todavía vago, con las ideas del «socialismo y comunismo franceses». Su análisis
de Hegel le llevó al resultado de que:
Las
relaciones jurídicas y las formas estatales no se pueden comprender por sí
mismas, ni sobre la base de la llamada evolución general del espíritu humano,
sino que arraigan en las circunstancias y relaciones materiales de la vida,
cuya totalidad reúne Hegel, siguiendo a los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de «sociedad civil», y, además, que la anatomía de la sociedad civil se tiene que
buscar en la economía política.
Se apreciará la
importancia decisiva que ha adquirido para Marx -que en ese período pasaba del
idealismo hegeliano a su propia teoría materialista- el concepto de «sociedad
civil». Marx basa su penetrante crítica del idealismo estatalista hegeliano en
las mismas afirmaciones que ha encontrado en Hegel -afirmaciones de un realismo
sorprendente en un filósofo idealista- sobre la naturaleza de la sociedad civil,[3] y así a través de
Hegel Marx enlaza con aquellos grandes «enquirers into the social nature of man»
(«investigadores de la naturaleza
social del hombre.»)
que en los siglos
anteriores y
en lucha contra
el anticuado orden económico y estatal
burgués lanzaron primero como consigna revolucionaria el nuevo concepto de sociedad civil y analizaron en la «nueva ciencia» de la economía política
también el
fundamento
material, algo así
como el esqueleto de esta nueva forma burguesa de sociedad.[4]
Hegel no había
obtenido autónomamente de la experiencia del desarrollo alemán, entonces
sumamente atrasado, aquellos realistas conocimientos que distinguen tan
acusadamente la parte de su filosofía del derecho dedicada a la «sociedad civil»
de las demás partes del texto.[5] Ha
tomado ya listos el nombre y el contenido
de su «sociedad civil» de los filósofos sociales, políticos y economistas
franceses e ingleses. Detrás de Hegel están, como dice Marx, dos ingleses y los
franceses del siglo XVIII», con su nueva comprensión de la estructura y el movimiento de
la sociedad. Esta comprensión refleja a su vez la evolución histórica real que
tiene su culminación en la «revolución industrial» en Inglaterra desde mediados
del siglo XVIII y en la gran revolución francesa entre 1789 y 1815.
En el desarrollo
de su nueva ciencia social socialista y proletaria Marx ha enlazado con esta
teoría social burguesa (que por de pronto le trasmite Hegel) de la época revolucionaria
de la burguesía. Ante todo ha desarrollado con plena consciencia metodológica
la economía burguesa (desde petty y Boisguillebert, pasando por Quesnay y
Smith, hasta Ricardo) como aquello que más o menos conscientemente era ya en
los grandes investigadores burgueses: la anatomía de la sociedad burguesa.
Precisamente la rotundidad con que siempre acentúa que la economía burguesa de
tiempos posteriores (la que él llama «economía vulgar») no ha rebasado en ningún
punto esencial a Ricardo, sino que en muchos se queda por detrás de él;[6] y
la energía con que ante fenómenos como el «positivismo» comtiano subraya lo «lamentable»
que resulta esa nueva síntesis científico-social en su conjunto ante el
resultado «infinitamente mayor» de Hegel[7] muestran de nuevo la gran
importancia que han tenido siempre para la teoría marxiana los
resultados de aquella temprana fase del pensamiento económico y social de la
clase burguesa, incluso cuando, de acuerdo con los nuevos resultados y
objetivos de la clase proletaria ya presente autónomamente, rebasa con gran
amplitud aquellos logros. La clase obrera dirigida por la teoría de Marx no es pues, sólo, como
ha dicho Engels, «la heredera de la filosofía clásica alemana».[8] Es
también la heredera de la economía y de la investigación social burguesas clásicas.
Como tal ha desarrollado, de acuerdo con la cambiada situación histórica, la
teoría recibida de los clásicos burgueses.
Marx no considera
ya la sociedad burguesa desde el punto de vista de su primera fase de
desarrollo y contraposición con la sociedad feudal de la Edad Media. No le
interesan sólo las leyes de su existencia. Trata la sociedad burguesa como una
organización histórica en todos sus rasgos y, por lo tanto, también históricamente
perecedera. Estudia todo el proceso histórico de su génesis y su desarrollo y
las tendencias que contiene y desarrolla en el sentido de su subversión
revolucionaria. Halla
esas tendencias
de dos modos: objetivamente en el fundamento económico de la sociedad burguesa
y subjetivamente en la nueva contraposición entre las clases sociales, debida
precisamente a aquel fundamento económico, y no, por ejemplo, a la política, el
derecho o la moral. Con eso el todo
de la sociedad burguesa civil, antes unitario y contrapuesto sólo al
feudalismo, se desgarra ahora en dos «partidos» contrapuestos. Marx concibe la
supuesta «civil society» como «bourgeois society» como una sociedad basada en
la contraposición de clases y en la que el burgués ejerce el dominio económico,
y con él también el
político y el
cultural, sobre otras clases sociales. Así entra al final «la dasse la plus
laborieuse et la plus misérable» en el panorama ampliado del conocimiento social.
La teoría marxiana entiende la lucha de clase de los trabajadores asalariados,
oprimidos y explotados en la sociedad presente, como una lucha por la abolición
y superación de la sociedad burguesa. Como ciencia materialista de la presente
evolución de la sociedad burguesa, la teoría de Marx es al mismo tiempo una instrucción
práctica para la lucha del proletariado por la realización de la sociedad
proletaria.
El posterior y
artificial encapsulamiento de una disciplina especializada, que fecha su origen
científico en Comte y que no reconoce sino, a lo sumo, como «precursores» a los
grandes pensadores auténticos que en un período anterior realizaron en este
campo el trabajo realmente productivo no es más que una huida ante las tareas prácticas
-y, por lo tanto, también teóricas- de la presente época histórica. La nueva
ciencia socialista y proletaria de Marx, que desarrolla la teoría
revolucionaria de los fundadores clásicos de la teoría de la sociedad de un
modo adecuado a la nueva situación histórica, es la auténtica ciencia social de
nuestra época.
Fuente: Fragmento
del libro: Karl Marx de Karl Korsch, Traducción
castellana de Manuel Sacristán de la edición preparada por GOTZ LANGKAU para el Instituto Internacional de Historia Social. EDITORIAL ARIEL, Esplugues de
Llobregat, BARCELONA
[1]
Véase la carta a Engels del 7-VII-1866, MEGA,
III, 3, p. 345 (MEW, vol.
31, p. 234); a Beesly del 12-VI-1871
(MEW, vol. 33, páginas
228 ss.), y sobre <del 23-V-1868, MEGA,
III, 4, p. 58 (MEW, vol.
32, p. 91). Véase
también la recusación irónica de <> en la respuesta de Marx al crítico del Capital
en la Revue Positiviste de
París (epilogo a la segunda edición, 1872-1873; MEW, vol.
23, p. 25) y
la carta de Engels a Tonnies
del 24-l-1895, comunicada en la
biografía de Engels por Gustav Mayer (Friedrich
Engels. Bine Biographie, 2.• ed., La Haya,
1934, vol. Il, p.
552).
[2] Véase Prólogo a Zur Kritik der politischen Okonomie, 18.59 [en lo que sigue citado con la designación «Prólogo
18.59»] (MEW, vol.
13, pp. 7-11).
[3]
Véase el manuscrito ahora publicado
de los póstumos de Marx que critica los §§ 261-313 de la Philosophie des Rechts de
Hegel, MEGA, 1, 1, 1, pp. 401-553 (MEW, vol. 1,
pp. 203-233).
[4] Véase, por
ejemplo, Adam Ferguson, An Essay on the History of Civil
Society, Edimburgo, 1 767, y
Adam Smith, An
fltquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, Londres,
1776.
[5]
G. W. F. Hegel, Grundlinien der
Philosophie des Rechts (1820), citado a partir de ahora con
la designación Rechsphilosophie, según
Werke, vol. VIII, Berlín, 1833, parte 3,
sección 2, especialmente §§ 188 ss. (Sistema de las necesidades),§§ 230 ss.
(Policía.)
[8]
Frase final de Ludwig Feuerbach
und der Ausgang der klassischen deutschen Philosophie, Stuttgart,
1888, p. 69 (MEW, vol. 21, P.
307). Análogamente se expresa Engels, aunque con una alusión
complementaria a las «Situaciones económicas y políticas
desarrolladas de Inglaterra y
Francia>>, no menos importantes para el marxismo, en
el prólogo a la edición alemana de Die Entwicklung
des Sozialismus von derv Utopie_ zur Wissenschaft, Hottingen-Zurich,
1882 (MEW, vol. 19, pp. 181-228).
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