14/11/2016
Las elecciones presidenciales en la que se ufana
ser el modelo de la democracia en el mundo son escandalosas. Trump se
convierte, después de Bush, en el segundo republicano que llega a la Casa
Blanca tras haber sido derrotado en las urnas. De hecho, en lo que va del
milenio Obama es la persona llegó inicialmente a la presidencia norteamericana tras
haber ganado en las ánforas.
Cuando Clinton reconoció la victoria de Trump las
cifras oficiales le daban una ventaja de unos 200,000 votos y un 0.2%. No
obstante, cada día que pasa la diferencia en favor de los demócratas viene
creciendo. Cuando escribimos estas líneas de acuerdo a los datos oficiales
presentados por la CNN Trump ya viene perdiendo por unos 650,000 votos y el
Cook Political Report amplía esa cifra a casi 800,000 votos. Empero, se estima
que en los resultados finales él va a quedar entre 1,5 y 2 millones de bajo de
Clinton.
Según calculan Nate Cohn y David Leonhart,
columnistas del prestigioso The New York Times, Trump apunta a haber sido
derrotado por la gran cifra de 1.5% en la votación popular, aunque el resultado
final bien podría llevar a un 2% de margen entre ambos, lo cual demostraría que
las encuestas pre-electorales no estuvieron tan mal, siendo lo que falló el
hecho que en los Estados oscilantes Clinton no pudo tramontar pocos cientos de
miles con los cuales hubiese podido ganarlos.
Conteo incompleto
Todavía faltan muchos sufragios a contar, en
especial dentro de los votos postales y de quienes sufragaron en mesas
distintas a las que estaban inicialmente inscritos pues cambiaron de domicilio,
donde hay una fuerte mayoría de votantes pro-demócratas y de minorías étnicas.
En casi todos los Estados donde ganaron los
republicanos el conteo ya se acerca del 100%, menos en Alaska y Arizona. En
cambio, en varios de éstos donde ganaron los demócratas falta mucho voto por
escrudiñar. En el Estado donde los demócratas ganaron con su mayor porcentaje
(el del Distrito de Columbia, donde está la capital y donde Clinton superó el
92% de los votos), aún falta un 19% de sufragios a contar.
En los dos Estados más poblados (y donde Trump fue
más derrotado en las urnas) falta un 30% a contabilizar en California y un 5%
Nueva York. En California aún hay entre 4 y 5 millones de sufragios a
escrudiñar y si se mantiene la misma relación actual (61.6% para Clinton y 33%
para Trump), solamente en estado, el que tiene mucho más habitantes y riquezas
en todos los EEUU, la distancia entre los demócratas y los republicanos se
incrementaría en más de un millón de votos más.
En Washington, un Estado donde Clinton ganó por
55.1% al 37.7%, solo se ha computarizado el 60% de los sufragios.
Probablemente haya 7 millones de votos para
culminar los resultados finales y el grueso de ellos está en la costa
occidental y en la capital, zonas liberales y con muchos hispanos donde los
demócratas han ganado 2 a 1 a los republicanos, de acuerdo a David Wasserman
del Cook Political Report.
Sistema arcaico
La única razón por la cual Trump se convierte en el
45avo mandatario estadounidense es porque él ganó dentro del Colegio Electoral.
Es esta institución arcaica que el propio Trump ha reconocido que es amañada.
Ésta está compuesta por 538 miembros y no los más de 1,300 millones de
votantes, quien nomina al Presidente. Cada uno de los 50 estados elige a su
respectivo cupo en dicho colegio, el mismo que está compuesto enteramente por
el partido que allí gana. Como Trump ganó en la mayoría de los Estados y en
dicho Colegio él se auto-proclama como Presidente.
Hasta el momento Trump tiene 290 miembros del
colegio de electores y Clinton 232, mientras que los 16 que corresponden a
Michigan aún faltan por definir.
Se supone que todos los republicanos que integran
el Colegio Electoral deberían votar por Trump, aunque se ha ganado varios casos
en los cuales hay electores que votan por su propia conciencia y que podrían
decidir, como Bush, no respaldar a Trump.
Hay más de 3 millones de personas que han suscrito
una petición para pedirle a los electores que cumplan su función y eviten que
un racista llegue a la Casa Blanca. En caso que el Colegio Electoral no le de
mayoría absoluta a Trump, el congreso debería definir y éste podría nominar a
otro republicano.
Este último escenario es muy poco probable, pero no
imposible. En todo caso las protestas crecen buscando presionar a tal salida,
en tanto que hay quienes vienen organizando un “impeachment” legal a Trump
antes que él llegue a la Casa Blanca.
Escandaloso
Los resultados vienen demostrando que Clinton ha
ganado por una distancia 3 a 4 veces mayor del 0.5% con la que Gore venció a
Bush en el 2000, casi 10 veces al 0.2% de ventaja que Kennedy sacó en 1960 para
llegar a la Casa Blanca y casi 3 veces más que el 0.7% con el que Nixon ganó la
presidencia en 1968.
El hecho que Trump se convierta en el nuevo
presidente tras haber sido derrotado por casi 2 millones de votos es un
escándalo y evidencia cuán poco democrático es el sistema de la mega-potencia
que constantemente invade otras naciones bajo el nombre de imponer allí la
democracia.
El Partido Demócrata, a su vez, muestra que
prefiere no luchar por defender la voluntad popular pues prefiere llegar a un
acuerdo tras bambalinas con Trump, algo que se cocinó en la reunión privada que
el billonario y Obama tuvieron a poco de los comicios.
Clinton fue quien organizó la destrucción militar y
la catástrofe humanitaria de Libia y Siria y quien colaboró con Al Qaeda y el
Estado Islámico contra los gobiernos de ambas repúblicas.
No se trata de defender a ella. Se trata de
demostrar que la voluntad popular ha sido pisoteada y que el nuevo gobierno no
puede imponer tan fácilmente políticas tan anti-populares como la deportación
masiva de millones de latinos, algo que Trump ha prometido hacer.
http://www.alainet.org/es/articulo/181670
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