Donald Trump con el general Michael T. Flynn
por Thierry
Meyssan
Mientras la prensa atlantista se empeña en proyectar
sobre Donald Trump los debates artificiales que Hillary Clinton impuso durante
la campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos y se
multiplican los llamados a asesinar al presidente electo, este último
se prepara para cambiar de paradigma, echando abajo la ideología puritana
que domina su país desde hace dos siglos. Pero, ¿puede lograrlo?
Red Voltaire | Damasco (Siria) | 15 de noviembre de 2016
La prensa internacional trata de convencernos de
que los electores de Donald Trump expresaron con sus votos una revuelta de los
“blanquitos” contra las élites. Lo que en realidad hace esa prensa es
prolongar el discurso de Hillary Clinton que los electores estadounidenses
acaban de rechazar. Esa prensa se niega a aceptar el hecho que
la actual división interna estadounidense nada tiene que ver con los
temas que ella privilegió durante la campaña electoral.
Sin embargo, todos hemos visto aparecer une nueva
grieta, no entre los dos grandes partidos estadounidenses sino dentro de
ellos. Numerosos líderes republicanos apoyaron a la señora Clinton, mientras
que algunos líderes demócratas respaldaban a Trump. De hecho, el
propio Bernie Sanders acaba de proponer sus servicios al presidente electo.
Al mismo tiempo, el análisis del resultado de la votación por categorías
comunitarias (mujeres, hispanos, negros, musulmanes, gays, etc.) ha dejado de
tener sentido. A pesar de que nos repitieron hasta el cansancio que votar
por Donald Trump era votar por el odio a las minorías, al menos una tercera
parte de los miembros de las minorías votó por él.
Algunos periodistas tratan de apoyarse en el
antecedente del Brexit, cuando el resultado del referéndum británico
los dejó igualmente sorprendidos y totalmente incapaces de explicarlo. Si
el análisis se hiciese en base a los antecedentes extranjeros, habría
que tener en cuenta al menos los sorpresivos resultados
electorales del hoy presidente de la India Narendra Modi y del actual
presidente Rodrigo Dutertre en Filipinas (una ex colonia de
Estados Unidos).
A pesar de lo que sigue afirmando la propaganda,
los británicos no votaron contra los europeos, los indios
no votaron contra los musulmanes y los filipinos no votaron
contra los chinos. Al contrario, cada uno de esos tres pueblos está
tratando de salvar su propia cultura y de vivir en paz. Aunque
en 2002 fue responsable de los motines anti-musulmanes en Gujarat, el
hoy presidente indio Narendra Modi tendió la mano a Pakistán, convencido
de que los problemas entre la India y ese país fueron
organizados y alimentados por las potencias coloniales. Lo mismo
sucede en Filipinas, donde el presidente Rodrigo Dutertre sorprendió
a todos acercándose al «enemigo chino».
Hace varias semanas expliqué, desde estas mismas
columnas [1],
que lo que hoy divide a Estados Unidos no es la procedencia
étnica, ni la procedencia social sino la ideología puritana. Si
mi explicación es correcta, seremos testigos de una lucha existencial
de los partidarios de esa ideología contra la administración Trump. Todas
las iniciativas del nuevo presidente serán saboteadas de forma
sistemática. Ya en este momento, las manifestaciones contra el resultado de la
elección y la amplísima cobertura que los grandes medios les reservan
demuestran que los perdedores no respetarán las reglas de la democracia.
Más que pensar en cómo sacar ventaja de la
administración Trump, tendríamos que preguntarnos cómo podemos ayudarla a
liberar su país de su propio imperialismo, a poner fin al
mundo unipolar y a la «doctrina Wolfowitz», cómo podemos poner fin
al enfrentamiento y pasar a la cooperación.
Mientras la prensa estadounidense especula sobre la
inclusión de personalidades de la administración Bush en la futura
administración Trump, nosotros debemos anticipar el papel político que van a
desempeñar los cuadros comerciales de la Trump Organisation, únicas personas en
las que el nuevo presidente podrá confiar.
Y habrá que tener muy en cuenta el papel que puede
desempeñar el general Michael T. Flynn, quien –a pesar de ser
demócrata– fue el principal consejero del candidato Donald Trump
en materia de política exterior y de defensa. Como director de la
inteligencia militar estadounidense, desde la celebración de la conferencia
Ginebra 1 y hasta el inicio de la embestida del Emirato Islámico (Daesh)
contra Irak, el general Michael T. Flynn luchó constantemente contra
el presidente Obama, la secretaria de Estado Hillary Clinton,
los generales David Petraeus y John Allen, y también contra el secretario
general adjunto de la ONU Jeffrey Feltman, empeñados todos en seguir
recurriendo a los yihadistas y al terrorismo para mantener la hegemonía del
imperialismo estadounidense. Desde un cargo como los de consejero presidencial
para la seguridad nacional, director de la CIA o secretario
de Defensa, pudiera llegar a ser el mejor aliado de la paz en
el Levante.
Fuente
Al-Watan (Siria)
Al-Watan (Siria)
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