(06 de diciembre de 2016) (*)
Por Miguel Aragón
Nos
encontramos en las vísperas de dos grandes conmemoraciones, que serán recordadas en el transcurso del año 2018. Por
un lado el Bicentenario del Nacimiento
de Carlos Marx, y por otro lado el Centenario
de la formación del Movimiento Socialista Peruano.
Esas dos recordaciones, que como toda recordación, serán de carácter subjetivo, coincidirán en el
tiempo con el desarrollo de dos hechos de carácter
objetivo, con dos hechos que brotarán de la actual lucha de clases en el país. En primer lugar, coincidirán con la continuación de la
reanimación de las luchas reivindicativas
del pueblo peruano, luchas que podemos prever se acrecentarán en el transcurso
del año 2018, en el tercer año del Gobierno
de Concertación Nacional formado por “alanistas – fujimoristas - ppks y
opus dei” como actuales representantes políticos de la clase dominante, cuando
se hayan desvanecido totalmente las ilusiones de los que agitaron el “voto
crítico” y de los que vergonzantemente agitaron votar por “el menos pior”
respaldando al actual grupo de gobierno; y en segundo lugar, esas dos
conmemoraciones coincidirán con la movilización
de amplios sectores del pueblo en la lucha
político electoral municipal de octubre de 2018, lucha que podemos prever
será mucho más importante que las recientes elecciones parlamentarias y
presidencial de abril y junio del presente año.
En los próximos meses, la fortaleza del movimiento clasista en el Perú, dependerá
de la confluencia de esas tres grandes formas de lucha de masas: la lucha
reivindicativa económica, la lucha
político electoral, y la lucha teórica.
Reitero, lo que anoté en marzo del presente año (ver texto
más abajo). El éxito de las dos conmemoraciones, tanto del “bicentenario”, como
del “centenario”, que serán
acontecimientos principalmente teóricos,
dependerá de nuestra capacidad para relacionar el estudio y el debate teóricos con nuestra participación directa o indirecta en las dos
luchas concretas del pueblo: la lucha
económica reivindicativa y la lucha
político electoral.
DOS FOLLETOS RECOMENDADOS
Como
no creemos que “la historia recién comience con nosotros”, tenemos que rescatar y señalar los aportes de otros
investigadores sobre los dos temas que serán las cuestiones centrales de las
dos conmemoraciones mencionadas: la revisión de la historia del socialismo
mundial, y la revisión de la historia del socialismo peruano, entendido este
último como una parte del socialismo americano, y a
su vez, como una parte del socialismo mundial.
Hace
más de seis semanas, el día 7 de octubre, ante un nutrido auditorio reunido en la Casa
Museo Mariátegui en Lima, fue presentado
el folleto de Eduardo Ibarra El Partido
de Masas y de Ideas de José Carlos Mariátegui (86 paginas); y hace seis
años, en octubre de 2010, fue presentado el folleto de Ramón García Socialismo Peruano Hoy (286 páginas).
Después de la primera y rápida lectura, del reciente folleto
de Eduardo Ibarra, en el cual la persona más comentada
es Ramón García, una de mis primeras conclusiones ha sido sentir la necesidad de nuevamente volver a revisar el citado folleto de Ramón García, documento que
hasta el presente solamente ha recibido muy pocos comentarios. Sería lamentable
que el folleto de Ibarra sea recibido con la misma habitual indiferencia.
Tal vez, sin proponérselo, Ibarra ha logrado estimular el interés en conocer y
leer el folleto de Ramón García, que lamentablemente circula en Lima en forma
casi clandestina, y es desconocido en las otras provincias del país.
En
los textos de ambos autores, que son contemporáneos generacionales míos, a los
cuales los conocí a comienzos de la década de 1970, he encontrado algunos destacables aportes singulares, aportes de carácter teórico y
político, que será necesario resaltarlos
y divulgarlos; y de igual manera, también he encontrado numerosos olvidos
y confusiones, que también es
necesario señalarlos, debatirlos y
esclarecerlos, uno por uno.
Espero,
que al difundir esta invitación a revisar y comentar los dos folletos
mencionados, como parte de nuestra preparación propia para el “bicentenario” y
para el “centenario”; espero que ya se
hayan escrito y publicado varios comentarios al reciente folleto de Eduardo Ibarra,
el cual, para mayor aprovechamiento
debería leerse junto con la compilación de artículos escritos por el mismo autor el día 7 de octubre, y divulgados en la revista Creación Heroica, con el título ¡Viva el 88 Aniversario de la fundación del
Partido Socialista del Perú! (61 páginas)
Para
las conmemoraciones del “bicentenario de
Marx”, y del “centenario del movimiento
socialista peruano”, la lectura y el comentario de ambos folletos me parecen
muy necesarios. Y no solo la lectura de ambos folletos, sino también de las
publicaciones de otros autores sobre los mismos temas, de las publicaciones producidas
por lo menos en los últimos veinte años, desde la conmemoración del Centenario del Nacimiento de Mariátegui (año 1994) que fue motivo para la divulgación
de numerosos comentarios e incluso de materiales nuevos de Mariátegui, hasta el
presente, tales como por ejemplo las producciones, en libros, folletos, ensayos,
o artículos, de Raimundo Prado, Ricardo
Melgar, David Sobrevilla, Jorge Oshiro, Octavio Obando, Cristian Guillen, Antonio
Rengifo, Gustavo Espinoza, Alberto Palomino, Julio Roldán, Gustavo Pérez
Hinojosa, Dante Castro, José Félix, y otros investigadores, por mencionar
rápidamente solo a algunos autores
peruanos.
Si
bien, todos los anteriormente mencionados, al igual que yo, somos veteranos actualmente
mayores de 60 años de edad, también hay que tomar en cuenta los artículos
dispersos divulgados por investigadores
más jóvenes, como son los casos de Jaime
Lastra, Jorge Bacacorzo, Diego Motta, Gabriel Cabrera, quienes últimamente han
prologado la edición de una valiosa colección de cinco libros de Mariátegui,
publicados por la Universidad Socialista
del Perú José Carlos Mariátegui (hasta el presente, no conozco ningún
comentario de los cuatro prólogos). De igual manera, hay que rescatar los avances
de investigación y comentarios dispersos producidos por Manuel Velásquez, Richard Llacsahuanga,
Guillermo Yucra, Daniel Chumpitaz, Jorge Salgado, César Risso, Freddy Alca,
Germán Vilcarino, Santiago Ibarra, entre los cuales la mayoría son conocidos por mí, intelectuales que forman
parte de la actual generación del
movimiento socialista peruano, y con la mayoría de los cuales tuve la
oportunidad de coordinar diferentes acciones conjuntas durante el apogeo
de los foros frente unitarios que activaron en Lima entre los años 2003 y 2008.
Estas
dos relaciones de estudiosos de la historia del movimiento socialista, no son relaciones cerradas, ni agotan al contingente
de todos los investigadores. Por el contrario, es una invitación a rescatar a
todos los que tienen “algo que decir”, sobre la historia del movimiento socialista
peruano.
DOS FOLLETOS CON MAS COINCIDENCIAS, QUE
DIFERENCIAS
De una primera lectura del beligerante e inflamable folleto de Eduardo
Ibarra, podríamos llegar a la equívoca conclusión que las discrepancias entre Ibarra y García “son
muy grandes” y que parecen “insalvables”.
Pero esa es solo la apariencia. En el
fondo, ambos autores coinciden en muchas conclusiones, tanto del análisis de algunos
hechos históricos, como en algunas de sus
propuestas políticas para el presente. (La beligerancia y altanería del polémico estilo de Ibarra, más que una expresión de seguridad y fortaleza de sus ideas, en el
fondo es un síntoma de la inseguridad y falta de consistencia de gran parte de
sus argumentos).
En
un primer y apurado ordenamiento de algunas de esas coincidencias, entre Ibarra
y García, anotaré las siguientes (invito a los lectores de ambos folletos, a señalar
otras coincidencias):
1.-
Ibarra y García, en sus investigaciones y comentarios sobre el desarrollo del
movimiento socialista peruano coinciden en no tomar en cuenta, en el desarrollo
de las ideas, la influencia de las
fluctuaciones de la evolución económica, ni tampoco la influencia de las
fluctuaciones en el desarrollo de las luchas económicas y políticas del pueblo
trabajador. Así, ambos coinciden en reducir la evolución del movimiento
socialista peruano a la simple “evolución
de las ideas”. Esa es la razón principal de sus otras incoherencias
teóricas.
2.-
Ambos coinciden en separar, reducir, y
rebajar una parte importante del trabajo
teórico a la simple condición de “lucha ideológica”, o “construcción
ideológica” como ellos lo continúan llamando, olvidando, o tal vez desconociendo, que para la concepción
materialista de la historia “toda ideología
es una visión deformada de la realidad”.
3.-
Ambos autores, García e Ibarra, olvidan las principales enseñanzas de la historia del movimiento socialista mundial, y
de la historia del movimiento socialista
peruano, que consisten en que la ley que
impulsa el desarrollo de todo movimiento social y político, y con mayor razón del movimiento
socialista, es la ley de la unidad y
lucha de contrarios, y la segunda ley es la ley del desarrollo desigual de la militancia. Pero ambos autores coinciden unánime y reiteradamente, en afirmar
que Mariátegui promovió la formación de una supuesta “facción orgánica y doctrinariamente homogénea”.
Tipo
de facción imaginaria que nunca ha existido en toda la historia del movimiento
socialista mundial, desde 1847 (año en que se constituyó la Liga Comunista dirigida por
Engels y Marx) hasta el presente.
Ambos,
García e Ibarra, confunden la crítica y denuncia que le hizo Mariátegui a Haya, de pretender convertir
una parte del frente único de esos años en una “facción homogénea”, como si
hubiera sido una propuesta afirmativa de Mariátegui. Revisando la
correspondencia de Haya, divulgada en los últimos 30 años, se constata el estilo impositivo de Haya, que
pretendía que todos los militantes del movimiento de esos tiempos deberían
“pensar y actuar igual que él”, expresión de su caudillaje personalista, y reflejo directo de la pesada herencia
feudal que todavía subsiste en nuestro país en las relaciones políticas y
culturales, y que todavía tiene gran influencia en algunos sectores de las
amplias filas del movimiento socialista peruano.
Ambos
autores, García e Ibarra, suponen que esa supuesta “facción orgánica y
doctrinariamente homogénea”, imaginada por ellos, se constituyó entre setiembre y octubre de
1928, en las Reuniones del comité de Lima realizadas en La Herradura y en Barranco. Pero, no bien ellos
terminan de afirmar que Mariátegui y
Martínez, así como Mariátegui y
Portocarrero, formaban una “facción
homogénea”, de inmediato pasan a despotricar, ya sea en contra de
Martínez, o en contra de Portocarrero,
con lo cual la “facción homogénea”
imaginada por ellos, se desvanece como una “burbuja de jabón”. Ambos, no nos
explican cómo fue posible que, si Mariátegui, Martínez y Portocarrero, supuestamente
formaban una “facción homogénea”, ¿Por qué afloraron tantas discrepancias entre
ellos en menos de un año?
Si
García e Ibarra no despotrican, de igual manera, contra los otros miembros de la
supuesta “célula secreta de los siete”,
es porque los otros cuatro militantes no
han dejado testimonios de su posterior actuar “homogéneo” u “heterogéneo”. Y ya
es tiempo que nos preguntemos seriamente, cuál fue la actitud de cada uno de los
miembros de la supuesta “célula secreta de los siete”, semanas después del fallecimiento de
Mariátegui en abril de 1930, y cuál fue su actitud al mes siguiente, en el mes
de mayo del mismo año, cuando el infiltrado nacionalista
burgués Eudocio Ravines, dirigió la constitución del Partido Comunista del Perú (Sección Peruana de la Internacional Comunista)
para intentar desbaratar el proyecto trabajosamente elaborado por Mariátegui
durante más de diez años. ¿Dónde se escondió la supuesta “facción orgánica y doctrinariamente
honogénea”?
Y
ahora, noventa años después, ambos autores, García e Ibarra, están empeñados,
cada uno por su propia cuenta, en la
misma tarea de formar su propia “facción
orgánica y doctrinariamente homogénea”, rodeada de unos pocos serviles segundones
“ayayeros”, de los mucos que todavía abundan en nuestro medio. Están empeñados
en formar facciones construidas idealistamente “a imagen y semejanza” de ellos
mismos, tarea que ellos consideran que
es la tarea prioritaria del presente, facciones que ellos pretenden
construir totalmente al margen de las actuales luchas del pueblo trabajador.
4.-Ambos
autores, Ibarra y García, coinciden y
son dos convencidos en afirmar que “el
partido siempre debe dirigir al frente”, y si en determinado momento, como
por ejemplo ahora, no hay un partido
efectivo, entonces para ellos simplemente “no existe el frente”. Así de
simple, es su absurda conclusión subjetiva.
Ellos
desconocen, y niega por completo, las
perseverantes luchas que diariamente impulsan diferentes sectores del
pueblo agrupados en organizaciones de carácter frente unitario. Como las dos minúsculas sectas que ambos
acaudillan (Ibarra y García) no tienen la más mínima presencia efectiva en las
masas, y como ellos no han participado, y ni siquiera se han pronunciado, en las luchas desarrolladas por el pueblo
peruano, en las grandes luchas que se han reanimado masivamente desde el años 2003 hasta el presente,
entonces según ellos, esas luchas no son válidas, porque “ellos no las han
dirigido personalmente”. Puro idealismo a la enésima potencia.
Esas
actitudes de ambos, Ibarra y García, con
respecto al desarrollo del frente unido, encubren una grave tergiversación histórica, sobre la
cual todavía no se han realizado los comentarios y las criticas necesarios.
Con
esa conclusión de “que el partido siempre debe dirigir al frente” ambos están
desconociendo y menospreciando, la acción de la recordada Asociación Internacional de
Trabajadores (1864-1876), en la cual participaron de manera decisiva Marx y
Engels. La AIT no era precisamente
un “partido” comunista, sino una asociación de trabajadores con carácter de
frente unido. En esos años, Marx y Engels no militaban en ningún partido
político, pero si desarrollaron un amplio e intenso trabajo de frente único.
(Recordemos que, años antes, Marx y
Engels propusieron en noviembre de 1852 la autodisolución de la recordada Liga Comunista (1847-1852), y
posteriormente no propusieron la formación de ningún otro partido).
De
igual manera, García e Ibarra, pretenden desconocer la historia del frente de trabajadores manuales e
intelectuales, que comenzó a constituirse en Lima a partir de mayo de 1905,
y se olvidan que Mariátegui reivindicó las acciones de ese frente realmente existente, como “antecedentes de la acción clasista”.
Desde muy joven, Mariátegui se integró a las acciones de ese frente de
trabajadores manuales e intelectuales. Así lo demuestran su participación en la
revista Colónida, en la directiva el
gremio de periodistas de Lima, así como su pase del diario La Prensa al diario El
Tiempo en 1916, así como también su
columna periodística Voces, que son algunas expresiones de ese trabajo
frente unitario (y es ampliamente conocido que, en esos años, Mariátegui no
militaba en ningún “partido”).
Igualmente,
el Comité de Propaganda y Concentración
Socialista agrupado en 1918, se
formó dentro del frente ya existente desde 1905. E igualmente, a su retorno de
Europa en 1923, Mariátegui se reintegró a ese frente de trabajadores manuales e
intelectuales, al sumarse a las acciones de la Universidad Popular Gonzales Prada, al colaborar con la revista Claridad, y vincularse con las organizaciones
obreras e intelectuales ya existentes en Lima, todas las cuales desarrollaban
un intenso trabajo frente unitario.
De
igual manera, es muy conocido que entre 1923 y 1928, Mariátegui, quien había
regresado al país con “el propósito de trabajar por la organización de un partido de clase”, priorizó el trabajo frente unitario, por
encima del trabajo partidario que tenía en mente. Incluso la publicación de la
revista Amauta, a partir
de setiembre de 1926, desde un comienzo
fue “la voz de un movimiento y de una generación”, y no fue la voz de “un grupo”.
5.-Ambos
autores, García e Ibarra, no obstante el tiempo transcurrido, hasta ahora no entienden el desarrollo y la importancia
del largo debate sostenido entre la
propuesta socialista proletaria promovida
por Mariátegui, y la demagógica propuesta nacionalista burguesa,
saturada de caudillismo feudal, acaudillada por Haya de la Torre.
Por
eso mismo, ambos confunden la ubicación
correcta de la “Carta Colectiva del
Grupo de Lima”, y no valoran dicho documento en su real importancia y
trascendencia. Según García e Ibarra, esa carta
recién fue escrita, o enviada, por Mariátegui el 10 de julio de 1928. De esa
manera, ellos inducen a la confusión, al suponer que la “Carta Colectiva” fue
escrita tres meses después de la carta de Mariátegui a la Célula Aprista de
México del 16 de abril de ese año, y es más, al suponer que Mariátegui escribió la “Carta Colectiva” un
mes después de haber recibido la respuesta
impertinente, de “jefe ofendido” del 20
de mayo, escrita por Haya.
Como
es conocido, al escribir la “Carta
Colectiva”, Mariátegui desenmascara,
denuncia y rechaza la propuesta hayista de formar el Partido Nacionalista Libertador para dirigir el frente único en desarrollo. En esa carta, Mariátegui rechaza al
Partido Nacionalista, pero todavía no
rechaza la propuesta de continuar desarrollando el plan de la APRA.
Mariátegui,
al redactar la Carta Colectiva, todavía
tenía ligeras esperanzas en una rectificación de la desviación hayista,
y por eso, en esa Carta Colectiva propuso: “La definición del carácter y táctica del Apra nos parece, de otro
lado, fundamental para la existencia de una disciplina orgánica. Pensamos que,
conforme a la idea que originalmente la
inspiró, y que su propio nombre expresa, el
Apra debe ser, o es de hecho, una alianza, un frente único y no un partido.
Un programa de acción común e inmediato no suprime las diferencias ni los
matices de clase y de doctrina.(…)”, y más adelante agregó a manera de
conclusión: “El Apra debe ser
oficial y categóricamente definida y constituida como una alianza o frente único
y no como partido”
Ibarra y García se olvidan, por completo, que en la carta del 16 de abril, que es posterior a la Carta Colectiva, Mariátegui de manera contundente había
afirmado “La cuestión: El “Apra: alianza o partido”, que ustedes declaran sumariamente
resuelta, y que en verdad no debiera existir, puesto que el Apra se titula
alianza y subtitula frente único, pasa a
segundo término, desde el instante en que aparece en escena el Partido Nacionalista
Peruano (…)”
Estas afirmaciones de Mariátegui son sumamente
claras, y no se prestan a ninguna confusión. En la Carta Colectiva, que según
mi opinión realmente fue escrita en abril de 1928, una o dos semanas antes de la carta del 16 de
abril, Mariátegui todavía sugería “El Apra debe ser”, pero en la carta personal
del 16 de abril afirmó contundentemente
“El Apra pasa a segundo término”. Posteriormente a esa fecha, Mariátegui
nunca más volvió a presentar propuestas de cómo “debe ser el Apra”.
Entonces
resulta totalmente absurdo suponer, como lo hacen García e Ibarra, que tres meses después de la carta del 16 de
abril, con fecha 10 de julio,
Mariátegui todavía estuviera proponiendo “El
Apra debe ser”. Y resulta más absurdo todavía, porque es bastante conocido
que Mariátegui, después de recibir la impertinente carta de Haya del 20 de
mayo, decidió cortar toda correspondencia con Haya (revisar carta del 31 de
diciembre de 1928, de Mariátegui a Ravines).
Y
aquí es necesario reconocer y corregir un
error de mi parte. Hasta comienzos del año 2015, yo no conocía ningún
documento de los meses de abril a julio de 1928, en el cual se mencionara alguna parte de la Carta Colectiva. Por ese motivo, yo había
llegado a la conclusión que esa carta nunca se había enviado, y que solamente
quedó en propuesta, más teniendo en cuenta que la Carta fue escrita por
Mariátegui y años después reproducida por Martínez sin fecha de redacción. Para
comienzos de 2015 yo solamente conocía los comentarios escritos
posteriormente por Mariátegui en setiembre y octubre de 1928 (revisar cartas a
Arbulú Miranda y Luís Valcárcel), cuando ya había dejado de tener validez la
sugerencia “El Apra debe ser”.
Pero,
a mediados de 2015, tuve la oportunidad de leer y revisar con atención el libro
Víctor Raúl Haya de la Torre. Giros
discursivos y contiendas políticas (198 páginas), libro que contiene varios
textos inéditos de Haya y de otros autores. Entre ellos, en la página 66 se
reproduce un extenso informe de 12 páginas, suscrito por Luis Heysen, Alfredo
González y Luis Enriquez. En este Informe
a la Junta de Comisiones de la Célula del APRA en Paris, se menciona un documento denominado “Carta del Perú” enviado por los compañeros de Lima, y en varias
partes se comenta críticamente algunos párrafos de la Carta Colectiva. El
Informe ha sido publicado con fecha errada, (aproximadamente mes de julio de
1927, anotan los editores), pero lo más probable es que el Informe haya sido
escrito entre mayo y junio de 1928, después de abril, pero antes de julio de
1928.
Con
esta nueva prueba testimonial de por medio (para ser consecuentes con la
concepción materialista, siempre “hay que buscar la verdad en los hechos”)
ahora puedo suponer que la Carta Colectiva escrita
antes del 16 de abril, fue enviada
por el Grupo de Lima, solamente al Grupo de México (que eran sus destinatarios
directos), y de ahí fue reenviada a
Paris. En esta ciudad europea fue motivo
para el estudio y debate en el grupo que activaba en la capital francesa. Meses
después, y no antes como suponen García e Ibarra, Mariátegui comenzó a divulgar copias de esa
carta, y no lo hizo antes, porque según su estilo de debate y lucha, expresado en
carta a Arbulú Miranda de fines de setiembre de 1928 le confesó: “Como antecedente de este
debate—que por mi parte he procurado mantener dentro de los límites de una correspondencia estrictamente privada, para no
dar pábulo a insidias divisionistas--”.
Si
todavía quedan dudas sobre la fecha y la oportunidad en que fue escrita la
Carta Colectiva, revisemos nuevamente la Tesis Punto de Vista Antiimperialista, redactada por Mariátegui el 21 de
mayo de 1929. En dicha Tesis, ampliamente conocida y reproducida varias veces
desde el año 1929 hasta el presente, Mariátegui trascribió un párrafo de la Carta Colectiva, precedido de
la siguiente información “Ya en nuestra discusión con los dirigentes del
aprismo (…) sosteníamos hace más de un
año la siguiente tesis” (y a continuación trascribe un párrafo extenso de
la Carta Colectiva).
“Hace
más de un año” a partir de mayo de 1929, precisamente es “Abril de 1928” y no el “10 de julio de 1928” como arbitraria y
testarudamente afirman García e Ibarra, induciendo al error a muchos otros
investigadores, como lo demostraremos en otro comentario.
6.-
Ambos autores, Ibarra y García, no entienden el desarrollo y la importancia del
trabajo de formación del movimiento socialista peruano, y suponen que para el
año 1928, ya se habían alcanzado y logrado
los tres requisitos o condiciones
que Mariátegui consideraba necesarios e
imprescindibles para dar el paso
definitivo de la constitución de la organización partidaria del proletariado
peruano.
Las
tres condiciones, recordadas por Mariátegui en
Antecedentes y Desarrollo de la
Acción Clasista, fueron “tener un programa, haber alcanzado el arraigo entre las
masas, y la existencia de un periodo propio para la organización socialista”.
Sin
esas tres condiciones, no era oportuno
constituir la organización partidaria en 1919 (deslinde con la propuesta
de Ulloa), ni en 1923 (deslinde con las
exigencias de Falcón), ni tampoco en 1928, no obstante que Mariátegui al
regresar de Europa en 1923, tenía el
propósito de “trabajar por la organización de un partido de clase”.
Desde
junio de 1927, culminando diez años de intenso trabajo de investigación de la
realidad, el movimiento socialista
peruano ya disponía no de una, sino de varias propuestas de programa, siendo
la propuesta central los Principios
Programáticos redactados por Mariátegui a partir de junio de 1927.
Igualmente, desde comienzos de 1928, superadas las consecuencias inmediatas de
la represión de junio de 1927, el
movimiento socialista peruano ya había logrado un estimable arraigo entre las
masas.
Entonces
¿Qué faltaba en 1928 para constituir el partido del proletariado? ¿Por qué no
se constituyó entre 1928 y 1930? La respuesta es muy simple.
En
1928 faltaba la tercera condición, que
en realidad es la primera en importancia: faltaba “un periodo propio para la organización socialista”. Para que se
presenten esas condiciones, se necesita vivir ante la inminencia, o en desarrollo de situación revolucionaria; y para que exista situación
revolucionaria, la primera condición es que las contradicciones internas de
la sociedad hayan desembocado en una
situación de grave crisis económica. Y
justamente, en el Perú de 1928 ocurría lo contrario. Desde 1895 hasta comienzos
de 1930, en el Perú se vivía en condiciones de relativa estabilidad y crecimiento capitalista, se estaba
atravesando por el tercer ciclo largo, o tercera onda larga, de crecimiento capitalista.
García
e Ibarra se cuidan muy bien de no pronunciarse sobre esta condición objetiva de
la realidad peruana de esos tiempos. Todo lo pretenden reducir a “desarrollo de
las ideas”.
7.- Ambos autores, García e Ibarra, nos presentan a un Mariátegui apresurado y
prácticamente “desesperado” por
constituir el partido en el transcurso del año 1928. Por eso, entre otras
cosas, ambos coinciden en el
reconocimiento y defensa de la supuesta legitimidad de la espuria Reunión
en la Herradura del 16 de setiembre
de 1928, reunión en la cual Mariátegui no estuvo presente, y no estuvo
presente porque esa reunión se realizó sin su conocimiento y a espaldas de Mariátegui.
El
solo hecho, de convocar la reunión en un peñón conocido como El Salto del Fraile, lugar inaccesible para una persona que se
desplazaba en silla de ruedas, nos levanta sospechas que ese fue el pretexto
para justificar ante algunos de los incautos asistentes, la imposibilidad de la presencia de
Mariátegui. Las nuevas investigaciones, desarrolladas en los últimos años,
apuntan a que esa reunión fue promovida por Bernardo Regman obedeciendo a sugestiones
ajenas al socialismo peruano, para apresurar la formación de la
organización partidaria. Sobre esta situación todavía hay mucho por comentar e
indudablemente no es “un tópico superado”
como muy ligeramente afirmó, oculto en
el anonimato, un perezoso y servil
segundón, incapaz de atreverse a pensar por cuenta propia. Esta situación
histórica, como muchas otras, todavía
continúa en investigación.
8.-
Aunque no lo dicen textualmente, ambos autores llegan a insinuar que la
fundación del Partido Socialista del
Perú ocurrió el 16 de setiembre (e
incluso García, tratando de minimizar y ridiculizar un comentario mío de
comienzos de 2015, llegó a insinuar que “el partido ya existía antes de abril
de 1928”), con lo cual ambos reducen la
trascendental Reunión de Barranco
del 7 de octubre de 1928, a una simple comedia,
algo así como una especie de reunión de
“engaña muchachos”, en la cual, por un lado los miembros de “la célula secreta
de los siete” engañaron y sorprendieron con “cartas ocultas dentro de la manga” a los otros dos asistentes presentes en esa
reunión.
9.-
Para ambos autores, la trascendental Reunión de Barranco del 7 de octubre de
1928, se desarrolló como una “unánime
academia”, desconociendo y desinformando
que ese día se confrontaron dos posiciones claramente precisas: por un
lado Bernardo Regman, respaldado por Martínez. y obedeciendo a sugestiones
ajenas, presentó la propuesta
de “constituir la célula inicial del
Partido”, mientras que, por su lado,
Mariátegui presentó la propuesta de “constituir
el grupo organizador del partido”,
como desarrollo y continuación dialéctica del trabajo del Comité de Propaganda iniciado en 1918.
Esa
es la real trascendencia de la Reunión de Barranco, pasar del Comité de
Propaganda Socialista constituido en 1918 y cuyo trabajo se desarrolló durante
una década (incluido la publicación de
la revista Nuestra Época, el periódico La Razón, la colaboración en la revista
Claridad, la publicación de la revista Amauta, y la publicación de los libros
La Escena Contemporánea y 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana),
digo pasar del Comité de Propaganda al
Grupo Organizador del Partido Socialista del Perú, que era el paso
previo imprescindible para la futura
constitución del partido del proletariado peruano.
10.-
Ambos, García e Ibarra, coinciden en suponer
que en vida de Mariátegui, y con su
participación directa, se debatió y
aprobó la propuesta Principios
Programáticos, y que el 7 de
octubre se realizó la fundación del Partido Socialista del Perú.
11.-
García e Ibarra, sin ningún escrúpulo, y sin ninguna explicación de por medio, modifican la relación de Tesis Anexas al programa que propuso Mariátegui en los Principios Programáticos.
En
primer lugar, el documento Principios
Programáticos comienza con la siguiente expresión “El programa debe ser una declaración doctrinal que
afirme:”. Como podemos leer, Mariátegui no escribió en tiempo presente “el
programa es”; sino que utilizó la expresión en tiempo futuro “El Programa debe
ser”. Y a buen entendedor pocas
palabras, si Mariátegui escribió “debe ser”, significa que ése documento, todavía no era el programa.
En
segundo lugar, en el punto 9° Mariátegui agregó “Anexas al programa se
publicarán proyectos de tesis sobre la
cuestión indígena, la situación económica, la lucha antiimperialista”. Esos
fueron los nombres de las Tres Tesis Anexas al Programa. Sin embargo García primero
y desde 1967, y posteriormente Ibarra,
reiteradamente ha escrito que los nombres de las Tres Tesis son “La Cuestión Indígena, Antecedentes y
desarrollo de la Acción Clasista, y Punto de Vista Antiimperialista”.
Sin
ninguna explicación de por medio, ellos borran en silencio la Tesis sobre “la
cuestión económica”, y arbitrariamente introducen la Tesis “Antecedentes y Desarrollo de la Acción Clasista” que también
fue escrita por Mariátegui, pero con
otro objetivo, y no como parte de las Tesis Anexas de mayo de 1929. La Tesis
“Antecedentes…”, Mariátegui la escribió acompañada de otros documentos, tal
como el mismo lo anunció al final del texto: “los documentos adjuntos ilustran
los términos y resultados de este debate, a partir del cual el movimiento
izquierdista peruano entra en una etapa
de definitiva orientación”.
Por
ahora, basta con este breve recuento de coincidencias entre Ibarra y
García. Así como estas pocas coincidencias,
un lector acucioso encontrará otras
coincidencias entre ambos autores, y claro está, como es natural, también encontrará algunas diferencias. Queda a criterio de los
pocos lectores que se tomen el trabajo de leer ambos folletos, el dilucidar
quién de ellos imitó o copió al otro, o conformarse con suponer que las coincidencias notorias son el simple resultado
de la pura casualidad.
OPONERNOS AL CULTO AL PARTIDO
En
síntesis, en lo esencial, ambos autores Ibarra y García, coinciden en rendir culto al partido, desconociendo
por completo, que Marx y Engels, en su tiempo, nunca rindieron culto a la
organización partidaria; así como Mariátegui, desde los inicios de su acción
socialista en 1918 hasta su
fallecimiento a comienzos de 1930, nunca
rindió culto al partido, ni tampoco jugó “a construir partido”, como es
muy habitual en nuestro modesto medio, en el cual abundan varias decenas de pequeñas sectas político partidarias, que
se autoproclaman ser “partidos”, y se
auto consideran la “vanguardias del proletariado peruano”. Pero lo real
es que, estas minúsculas sectas son uno de los principales escollos para
continuar fortaleciendo el frente unido del pueblo peruano.
Mariátegui
era un convencido que, en ciertas
condiciones de la lucha social, la organización partidaria era una necesidad, eso no está en
discusión. Pero así, como afirmó que “la revolución no se puede predecir a
plazo fijo”, de igual manera, él era un convencido que la constitución de la
organización partidaria del proletariado tampoco se puede predecir a plazo
fijo.
La
primera gran enseñanza, de su gran dominio del método dialéctico y de la
concepción materialista de la historia,
que nos dejó Mariátegui, fue expuesta en julio de 1918.
En
la Tesis “Los partidos no son eternos”,
incluida en un artículo mayor en el
segundo número de la revista Nuestra Época,
publicado en julio de 1918, Mariátegui llegó a la siguiente conclusión:
“Los
partidos no son eternos. Responden a una necesidad o una aspiración
transitorias como todas las necesidades y aspiraciones. Una vez que desaparece
el motivo de su existencia desaparece su fuerza (…) Si esta ley rige para todos
los partidos del mundo tiene que regir con mayor motivo para los partidos
peruanos. Los partidos peruanos han tenido su origen en necesidades o
aspiraciones muy fugaces. Su nacimiento ha sido incidental. Un hombre popular
ha bastado para construir un partido. Las agrupaciones políticas han nacido
casi con la misma facilidad que las sociedades de auxilios mutuos. Más que
traza de partidos han tenido generalmente traza de clubs electorales con
bandera transitoria y versátil” (revisar revista Nuestra Época, N°2, julio de 1918).
Cuando
Mariátegui escribió el anterior texto, él ya tenía una información básica sobre
“los partidos del mundo” (revisar la
colección de libros Escritos Juveniles de José Carlos Mariátegui), y también
tenía un conocimiento directo de “los
partidos peruanos” (revisar la carta de JCM a Samuel Glusberg del 10 de
enero de 1928, en la cual Mariátegui afirmó “Desde 1918, nauseado de política
criolla,--como diarista, y durante algún tiempo redactor político y
parlamentario conocí por dentro los partidos y vi en zapatillas a los
estadistas—me orienté resueltamente hacia el socialismo”)
Es muy probable que cuando Mariátegui escribió
su Tesis sobre “Los partidos no son eternos”, todavía no conociera el
Manifiesto Comunista de 1848, ni conociera su historia. Pero, posteriormente,
ya radicado temporalmente en Europa, al conocer
la historia de la Liga Comunista, que solamente existió durante cinco
años, entre fines de 1847 y fines de
1852, digo es muy probable que Mariátegui encontrara el respaldo más
contundente a su tesis. La Liga Comunista dirigida por Marx y Engels entre 1847
y 1852 no fue un partido eterno. Y
las minúsculas sectas político partidarias que todavía pululan en nuestro medio
¿serán partidos eternos?
Esta
será una de las tantas preguntas
cruciales, a las cuales tendremos que dar respuesta en el desarrollo del
“Bicentenario de Marx” y del “Centenario del movimiento socialista peruano”.
(*) Yo había terminado
lo sustancial de estos apurados apuntes a comienzos de noviembre, y tenía
previsto terminar de revisarlos y corregirlos, a mediados de noviembre. Pero mis obligadas
responsabilidades laborales así como un
inoportuno problema de salud, no me lo
permitieron hacerlo como lo tenía previsto. Ahora veo con satisfacción, que en las dos últimas
semanas, se han publicado un comentario de José
Félix al folleto de Ramón García, y un comentario de Jan Lust al folleto de Eduardo Ibarra. Esta situación resulta
bastante favorable al desarrollo del intercambio de ideas. Espero que “se abran
cien flores, y que compitan cien escuelas del pensamiento”, para contribuir al
desarrollo exitoso del “bicentenario” y del “centenario”.
A
continuación trascribo mi llamamiento “El Bicentenario del Nacimiento de Carlos
Marx”.
EL BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE CARLOS MARX
(07 de marzo de 2016)
Por Miguel Aragón
En mayo de 2018 se recordará y conmemorará el
Bicentenario del nacimiento de Carlos Marx. Para participar, y contribuir de
manera efectiva, en ese trascendental acontecimiento
teórico-político, debemos de partir por proyectarnos y ubicarnos, lo más
próximos posible, a las condiciones
reales del próximo desarrollo de la lucha social en el país.
LUCHAS REIVINDICATIVAS Y LUCHA
ELECTORAL MUNICIPAL
Por mi parte, me atrevo a prever, que algunos de
los aspectos de la realidad objetiva del año
2018 serán los siguientes:
En primer lugar,
en el año 2018 es muy posible que en el Perú todavía continúe el
cuarto ciclo largo de crecimiento capitalista, ciclo que ya se está prolongando por más de veinte años, desde 1993 hasta el
presente. De confirmarse esta previsión, para el año 2018 continuarán en forma
intensa las luchas reivindicativas del pueblo trabajador, persistirán las
luchas de masas por mejores condiciones
de trabajo y por mejores condiciones de vida, continuará en primer plano la
lucha por la distribución de la producción, la lucha por la distribución de la
Renta Nacional. Tenemos el compromiso de evaluar y reajustar anualmente,
incluso trimestralmente, la evolución de
este aspecto de la realidad objetiva del país.
En segundo lugar, en octubre de 2018 es muy posible
que nuevamente se realicen elecciones
municipales en los más de 1800 municipios locales, en los cerca de 200
municipios provinciales, y en los 25 gobiernos departamentales. En el aspecto
de la lucha político electoral, podemos prever que las elecciones municipales de octubre de 2018 serán más importantes que
las elecciones parlamentarias de abril de 1916, y éstas, a su vez, ya son más
importantes que la elección presidencial
de junio de 2016.
De confirmarse estas dos previsiones de la
evolución de la realidad objetiva, debemos de persistir en continuar
participando, directa o indirectamente,
en las luchas reivindicativas del pueblo, y en la lucha político
electoral, principalmente en la lucha político electoral municipal.
BICENTENARIO Y CENTENARIO
Por otro lado, en el aspecto subjetivo, en el año 2018, coincidirá la recordación del Bicentenario de nacimiento
de Caros Marx, con la recordación del Centenario
de la formación del movimiento socialista peruano. Para nosotros los
socialistas, estos son dos aspectos subjetivos muy importantes, que motivarán intensa actividad intelectual y
lucha teórica en varias ciudades del país, y también en muchas ciudades del
mundo entero.
Me parecen muy acertados las propuestas y los
reclamos de prestar atención a la conmemoración del Bicentenario de Carlos
Marx, en particular los reiterados reclamos divulgados por Manuel Velásquez, quien ha
presentado “reclamos”, pero todavía no conozco si él tiene una propuesta
concreta, de cómo contribuir a la conmemoración del bicentenario. Pero no me parece correcto, pretender agitar
el Bicentenario, o pretender utilizarlo como pretexto, para desatender nuestra
atención a la necesidad de conmemorar el Centenario del movimiento socialista
peruano. Entre nosotros, los socialistas peruanos, el Bicentenario debe
respaldar al Centenario del movimiento socialista peruano.
Y a su vez, tanto el “bicentenario” como el
“centenario”, deben servir para respaldar y fortalecer las luchas
reivindicativas y la participación en la lucha político electoral del año 2018.
Sin esos premeditados propósitos prácticos, para nosotros no tiene ningún
sentido dedicarle tiempo ni al “centenario” ni al “bicentenario”.
EL BICENTENARIO DE MARX
Me parecen muy acertados los avances en el estudio
y debate de la primera etapa del desarrollo del pensamiento de Carlos Marx (que comprendió el
desarrollo del pensamiento de Carlos Marx entre 1844-1846), avances que se realizaron en los años 2011 y 2012, en los
cuales se debatió acerca de lo que podríamos considerar el primer capítulo del desarrollo del
pensamiento de Carlos Marx (En los años 2011 y 2012 se realizaron varios
conversatorios, y se publicaron varios comentarios sobre los Manuscritos Económicos de 1844 de Carlos
Marx, y también sobre La Ideología
Alemana).
Actualmente, lo que falta entre nosotros, son propuestas concretas para continuar ese destacado trabajo pionero.
Mi propuesta es la siguiente:
Año 2016 (del 5 de abril al 5 de junio)
Capítulo II del desarrollo del pensamiento
de Marx (de 1847 a 1852):
Textos
centrales:
-Principios
del Comunismo
-Manifiesto
Comunista
-Trabajo Asalariado
y capital
-Las
luchas de clases en Francia de 1848 a 1850
-El Dieciocho
Brumario de Luis Bonaparte
-Carta de
Marx a J. Weydemeyer
Año 2017 (del 5 de marzo al 5 de mayo)
Capítulo III del desarrollo del pensamiento
de Marx (de 1859 a 1867)
Textos
centrales:
-Contribución
a la Crítica de la Economía Política
-Manifiesto
Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores
-El
Capital, tomo I
-Prefacio
a la Guerra Campesina en Alemania
Año 2018 (del 5 de febrero al 5 de mayo)
Capítulo IV del desarrollo del pensamiento
de Carlos Marx (de 1871 a 1877)
Textos
centrales:
-La
Guerra Civil en Francia (Sobre la comuna de Paris de 1871)
-Glosas
Marginales al programa del Partido Obrero Alemán (Crítica del Programa de Gotha)
-La
subversión de la ciencia por el Sr. E. Duhring
-El
socialismo, de la utopía a la ciencia
Año 2019 (del 5 de marzo al 5 de mayo)
Capítulo V del desarrollo del pensamiento
de Carlos Marx (1881 a 1883)
Textos
centrales:
-Escritos
de Marx y Engels sobre el porvenir de la comuna rusa.
ALGUNOS TEMAS CENTRALES EN EL
LAPSO 2016-2017
Yo me vengo preparando para participar, según el
cronograma anterior, en la divulgación
de comentarios y conversatorios virtuales, y también preparándome para colaborar en posibles conversatorios
presenciales. Apoyaré toda iniciativa “venga de quien venga”.
Algunos Temas Centrales del estudio y debate, en
los meses de abril y mayo del presente año, desarrollando el capítulo II del
desarrollo del pensamiento de Marx, podrían
ser los siguientes:
[01] ¿Qué fue lo central del marxismo en su primera
etapa de desarrollo (1844-1846)?, y ¿qué fue lo central del marxismo en la segunda
etapa de su desarrollo (1847-1852)?. El marxismo, como toda ciencia, desde sus
inicios se encuentra en permanente desarrollo, y en cada etapa de su desarrollo
destaca una cuestión central.
[02] ¿Cuál
era la denominación de la teoría del proletariado en la primera etapa de su desarrollo
(1844-1846)?, y ¿cuál fue la denominación de la misma, en la segunda etapa de su
desarrollo (1847-1852)?
[03] ¿Cómo
surgió y cómo se desarrolló el socialismo proletario? ¿Se desarrolló cómo una
doctrina, o cómo un movimiento?
[04] ¿Cuáles fueron las partes fundamentales del
Manifiesto Comunista de 1848?
[05] ¿Cómo
entender el planteamiento de “revolución
comunista”, propuesto por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista? Actualmente
¿continúa vigente ese planteamiento?
[06]
¿Cuáles fueron las causas, y cuáles las principales enseñanzas de los
movimientos revolucionarios desarrollados en los países europeos en el
transcurso de los 1848 y 1849?
[07] ¿Cómo
y cuando surgió la propuesta de “dictadura del proletariado” en el desarrollo
del pensamiento de Carlos Marx?
[08]
¿Cuáles fueron las causas de la autodisolución de la Liga Comunista en 1852, a
cinco años de su constitución? ¿Fue necesaria, y fue correcta la autodisolución
de la Liga Comunista?
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