Identikit del Sectario
El fanatismo
o sectarismo es una enfermedad carencial de la personalidad Se presenta en épocas de crisis. Sectas y
sectarios han existido –y existirán- en
diferentes épocas de la historia. Ahora, en un mundo globalizado, ha adquirido
la magnitud de una pandemia. Está en todas partes y quizá en uno mismo.
En la presente época, con el crecimiento
del mundo industrial –capitalista o socialista- se ha destruido a la
familia transformándola en un agregado precario de individuos con intereses
diferenciados y en competencia entre ellos.
Asimismo, el crecimiento demográfico y su concentración en ciudades,
que han perdido la escala humana, genera un ambiente de desamor y tensión
nerviosa.
En consecuencia, los factores de riesgo para
que un agente transmisor tenga la oportunidad de inocular la doctrina sectaria,
y empiece el periodo de incubación, son los siguientes: depresión, angustia, temor,
soledad, vacío existencial, frustración, desamparo y desamor. Todos esos
factores conducen a una situación de crisis que no es resistida o superada
de manera natural por las personas de mayor susceptibilidad. La secta ofrece un
tranquilizante ilusorio para sobrellevar la crisis y evadirse de los problemas.
Existen diversos criterios para clasificar a
las sectas y a sus doctrinas infecciosas que guían su accionar; como por
ejemplo, sectas subversivas y sectas contrasubversivas. Pero el enfoque nuestro está dirigido a identificar
a los agentes transmisores de la enfermedad; es decir, a las personas sectarias
o fanáticas con el fin de prevenir la enfermedad o controlarla. No al origen ni
a la curación.
A continuación presentamos las características
que configuran la personalidad de un sectario o fanático. Advertimos que el
cuadro expuesto a consideración de ustedes son unas gruesas pinceladas de un
esbozo.
1.-El
fanático presenta un diagnóstico
terrorífico y unilateral del mundo. Guerras, epidemias, desastres
ecológicos, delincuencia, inseguridad ciudadana, injusticia social, adicciones
y conflictos familiares configuran el cuadro clínico del mundo y de las víctimas. De esta situación el sectario justifica
su actitud.
2.-El
sectario, como contraparte, ofrece una
esperanza de cambio. Se interesa por ti para que cambies, para salvarte. Pero, que cambies únicamente en su secta y de
manera obligatoria.
3.-El
fanático es utilitario o pragmático. Es decir, el fin justica los medios. Con tal
de lograr el objetivo –una revolución o la salvación de las almas- no valora lo
ilícito de los medios. El pragmatismo es la filosofía ausente de valores. Una revolución o la salvación de las almas,
una finalidad excelsa, debe guardar mutua correspondencia con los derechos
humanos para su logro. (Hasta en la
guerra hay leyes y criminales de guerra).
4.- El
sectario no duda. Tiene el monopolio de
la certidumbre. Está convencido de
hallarse en posesión de la verdad universal.
Actitud que lo ayuda a vencer todo sentimiento de debilidad. Incapaz de aprender de la experiencia. La racionalización es el principal mecanismo
de defensa del Yo. La secta ofrece seguridad y refugio para liberar el dolor,
la angustia y el temor que conducen a una crisis. No existen problemas que no tengan solución
ilusoria.
5.- El sectario es siempre intolerante, inflexible. Para el sectario la tolerancia es una
lamentable debilidad y la transigencia un signo de deslealtad. El sectario se alarma ante el ejercicio de la
actitud crítica y objetiva. Y puede
llegar al asesinato. El fanatismo es peligroso,
porque elimina al disidente; ya lo dijo Marcel Marceau, un artista extraordinario. Nada más aberrante para un sectario que el aforismo
mariateguiano: la unanimidad es siempre
estéril.
6 - El
sectario se aísla de la familia. No intima ni se identifica con los miembros de su familia
mientras no pertenezcan a su secta. Para
un sectario su única familia son los miembros de la secta. Pero una familia
absorbente, voraz. Las actividades en la secta interfieren con la
responsabilidad familiar. El sectario ideal es exclusivamente un sectario, sin ningún otro atributo o interés que
no fuese el de la secta. Todo el ciclo
vital del sectario se realiza dentro de la secta.
Si entre las personas ajenas a la secta
figuran los miembros de la familia, se esforzará por convertir en sectarios a
toda la familia. Si no lo logra,
antagoniza con la familia o se aísla no brindándole su apoyo. Mucho más importante es la secta que su
familia.
7.-El
sectario no tiene amigos. La amistad no existe para el sectario. Abimael Guzmán, autodenominado Presidente
Gonzalo y jefe de Sendero Luminoso,
afirmó en la llamada Entrevista del siglo, yo no tengo amigos, sino camaradas.
Así mismo, uno de los lemas de la secta católica Sodalicio de Vida
Cristiana (Sodalitium Christianae Vitae): Un
sodálite solo puede confiar en otro sodálite. Lo que significa que el
sectario únicamente confía en otro sectario. La
personalidad sectaria está baldada para la amistad. El sectario se aísla de los
amigos, mientras no se conviertan a su secta.
Su confianza y lealtad la deposita en otro sectario; él se debe y
depende de su secta. Si se muestra
generoso con una persona que no pertenece a su secta es con fines
proselitistas.
José Carlos Mariátegui, fundador del partido
socialista del Perú, que no era propietario de ningún bien tangible; cuando
murió dejó amigos; según palabras de Anna Chiappe, su viuda. Carlos Marx, fundador de la doctrina de los
trabajadores dependientes, estampó una dedicatoria en su libro “El Capital”, A mi inolvidable amigo, el valiente,
leal y noble paladín del proletariado GUILLERMO WOLFF Nació en Tarnau el 21 de
junio de 1809 Murió en Manchester, en el destierro, el 9 de mayo de 1864. La amistad es la gratificación generosa y espontánea que no tiene precio.
Para los sectarios la amistad no trasciende raza, edad, sexo,
clase social, cultura, profesión, religión, partido político y nacionalidad. Simplemente, no existe.
8.- El
sectario endiosa al jefe de su secta.- Todas las cualidades o virtudes que el
sectario cree no tener se las atribuye en grado superlativo a la personalidad
del jefe de su secta. Es lo que se llama
culto religioso a la persona. El líder
es sabio, justo, infalible, omnipotente y demás cualidades. El sectario le tiene fe ciega y obedece sin
reflexionar el cumplimiento de sus órdenes.
“Las órdenes se acatan sin dudas ni murmuraciones”. Ante el jefe el pensamiento crítico o
reflexivo es tomado como un pecado mortal o herejía. La disidencia es combatida, dentro de la
secta, hasta su erradicación. Ningún
sectario tiene criterio personal, el líder piensa por todos y opina de todo. En
un gran sector de la población, existe la necesidad de creer en un ser
omnipotente. No existe sectario que no le rinda culto a la personalidad de su
jefe. (Por excepción el jefe máximo de
una secta y el sectario son personas sanas mentalmente. El sectarismo o
fanatismo es una especie de locura mística).
9-El
sectario es portador de falsa modestia.-
Los sectarios presentan una falsa humildad cuando se acercan a las personas
-que no están afiliadas a la secta- con un fin proselitista; ya que los
denominan con apelativos despectivos o denigratorios: infieles, gentiles, paganos,
mundanos, civiles, etc. Sin embargo,
ellos mismos se autocalifican: Selectos, puros, únicos, santos, elegidos,
superiores, los mejores hijos del pueblo, es decir, lo máximo.
Cuando la Inquisición del imperio
español reprimía a los judíos se les
llamaba marranos. Pero, a su
vez, los judíos se consideran asimismo como el pueblo elegido de Dios,
tal como está registrado en la Biblia.
10.-
Los fanáticos no saben reírse.- No saben reírse especialmente de sí mismos ni
toleran ironizar a su jefe, lo consideran una herejía; el líder es intocable. El humor es considerado frivolidad.
11.-
Los fanáticos son militantes. Están afiliados a una organización vertical, jerarquizada y totalitaria. El sectario pertenece
o se debe incondicionalmente al ejército, iglesia o partido político sectario. Han perdido su libertad. Sus actos no son de
elección personal; pues la secta no es un organismo deliberativo; y pauta toda
su conducta. La secta adscribe a sus
militantes en determinadas funciones jerárquicas y en representación de la
secta.
12.-
Los fanáticos son conversos no son
genéticamente fanáticos; aunque la propensión está generalizada. Luego de la etapa de seducción, el postulante
a una secta, pasa por una serie de pruebas que lo humillan y atentan contra la
dignidad de la persona humana. La
finalidad de las pruebas es provocarle un estrés traumático, despersonalizarlo,
para implantarle una nueva identidad; de esta manera, lo hacen dependiente de
la secta, pierde su libertad. Ahora el
nuevo sectario cree que es un ser superior mientras permanece fiel a la secta.
Dentro de la secta es todo, fuera de ella, nada.
13.-
Los fanáticos están poseídos de un afán
proselitista. Ellos quisieran
ardientemente que todo el mundo admita sus creencias y se incorpore a su
organización sectaria. Empiezan en su
afán proselitista con su familia. Quieren
que sus hijos se casen con miembros de su secta. Son propagandistas o apóstoles
en todo momento; hasta en momentos inoportunos.
Sus objetivos preferentes son los presos de las cárceles, los enfermos, los
adolescentes y ancianos y migrantes de origen campesino. Es decir, personas que están en crisis o
desadaptados; y, por consiguiente, son vulnerables a su prédica.
14.-
Los fanáticos hacen espíritu de cuerpo. Que la secta ayude a cualquiera de sus miembros
que está en un momento difícil es una obligación humanitaria; pero es infamante
cuando un fanático ha cometido un delito execrable y tratan de encubrirlo o de
entorpecer a la justicia. Al respecto,
dos casos como ejemplo: el crimen de “Los Barrios Altos” ejercido por los
militares en la guerra contrasubversiva. Y él de los directivos de la secta Sodalicios Luis Fernando Figari Rodrigo
y Germán Doig Klinge.
Cuando la secta no logra encubrir el delito o
entorpecer o dilatar un proceso judicial inmolan al sectario delincuente para
salvaguardar a la secta o institución sectaria.
Es la figura llamada “fusible”.
El cuerpo de la organización sectaria es mucho más importante que
cualquiera de sus miembros. Esto lo
aceptan gozosamente los sectarios.
15.- Los fanáticos son disciplinados y organizados.
Los sectarios tienen su vida organizada las
24 horas del día durante todo el año. Siempre se encuentran ocupados. Están
acostumbrados a permanecer en estado de alerta. No hay ningún resquicio libre como para una recaída en una nueva
crisis. La permanencia en la secta es
garantía de su “estabilidad”. También la
disciplina y organización propicia una eficiencia robotizada que
anula la propensión a la innovación. Además de la disciplina y organización, la
secta inventa un enemigo externo para mantener
la unidad interna de la secta.
16.- Los fanáticos se distinguen por su fisonomía
y vestimenta. Tienen un libreto para
actuar frente a ustedes y mostrar un rosto de optimismo exagerado. Aunque cada secta tiene un estilo; los
sectarios en general son ajenos a la moda y son extremistas; ejemplo: unos tienen
cabellos muy cortos y otros, muy largos; barba corta o larga; bigotes gruesos,
etc. En su vestimenta y colores todos
están uniformados: túnicas, hábitos, ternos, etc. Zapatos cerrados o sandalias.
En su idolatría hacia el jefe de la
secta, lo imitan. Las mujeres sectarias no usan pantalones; sino faldas largas,
debajo de la rodilla, etc., etc. En
suma, la vestimenta les otorga sentido de pertenencia.
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Con el retrato en la mano:
Usted logrará identificar a un sectario y tomará una medida profiláctica. Con
ese mismo retrato, todos debemos adquirir el hábito de mirarnos en el espejo
para un cotejo. Nadie está libre de la
tentación… Con el identikit en la mano, el sectario dirá: ese no soy yo, él que tú te imaginas...
Lima, Unidad
Vecinal N°3,
Lima, 06 de
enero del 2017.
Antonio Rengifo Balarezo
rengifoantonio@gmail.com
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