Hispan TV
09-01-2017
¿Es verídica la posibilidad, que en el contexto del
conflicto en Siria, se desencadene una guerra, que enfrente al régimen israelí
con la participación de la Federación Rusa?
Interrogante que surge a partir de las hipótesis
bélicas, que auguran una colisión entre la entidad sionista y Rusia, país del
cual proviene aproximadamente el 15% de la población actual israelí, es decir,
1.25 millones de rusos en un total de 8.2 millones. Las alertas
sobre esta contingencia son de larga data y vinculan, no sólo el papel de
crónico agresor de Israel con respecto a Palestina, El Líbano y Siria,
fundamentalmente, sino también a las relaciones de complicidad que mantiene
este régimen, en los crímenes cometidos contra otros pueblos, que se llevan a
cabo en estrecha comunión con los gobiernos de Turquía, la Casa al Saud,
Jordania y las Monarquías Ribereñas del Golfo Pérsico. Todo ello con el
beneplácito y el manto protector de Washington y la Organización del Tratado
del Atlántico Norte – OTAN –.
Israel y su contumacia belicista
La situación de inestabilidad que afecta a Oriente
Medio genera las condiciones propicias para que las acciones de quienes
participan en los conflictos de la zona pudiesen tener enfrentamientos directos
de menor o mayor envergadura dependiendo de la profundidad de la crisis. Tal
fue el caso del derribo del avión ruso, a manos de aviones de la Fuerza Aérea
turca en noviembre del año 2015, que afectó profundamente las relaciones
políticas y económicas entre Moscú y el régimen de Ankara. El Presidente ruso,
Vladimir Putin, calificó dicha acción como “una puñalada en la espalda por
parte de cómplices de los terroristas, que tendrá serias consecuencias”. Advertencia
que tenía un destinatario indirecto: Israel, que tomó buena nota de ello
suspendiendo los habituales vuelos que violaban territorio libanés, al ser
seguidos en esas operaciones por cazas rusos de la Base Aérea establecida en
Jmeimim convertida hoy en Base Aérea y Militar permanente, que implica una
vigilancia más estrecha de las fuerzas militares sionistas e incluso de sus
instalaciones civiles como es el caso del Aeropuerto Ben Gurión en Tel Aviv, en
los territorios de la Palestina Histórica.
Las situaciones consignadas obligaron a las
Coaliciones presentes en la zona: Una de ellas conformada por Siria, Rusia,
Irán y el Movimiento Hezbolá a generar condiciones de coordinación –
esencialmente Rusia - con la Asociación de países encabezada por Estados Unidos
junto a naciones de Europa, Oriente Medio e incluso del Magreb. A pesar de ello
y la buena disposición rusa y el Eje de la Resistencia, esta comunicación,
claramente escasa, ha tenido hitos de provocación como fue el bombardeo de
posiciones del Ejército Sirio el día 17 de septiembre del 2016, - una semana
después de la firma de acuerdo de cese al fuego temporal firmado en Ginebra
entre Washington y Moscú - a manos de aviones estadounidenses ocasionando la
muerte de 83 militares sirios y heridas a un centenar de efectivos
gubernamentales.
El ataque a las tropas sirias fue atribuido por el
Pentágono a un “error de apreciación de creer que se bombardeaba posiciones
de grupos takfirí”. Justamente este limbo de evaluaciones equívocas puede
generar el estallido de un conflicto que abarque a toda la región. Sobre todo
porque la Fuerza Aeroespacial Rusa actúa cotidianamente, al igual que fuerzas
terrestres que trabajan en el terreno como consejeros militares, expuestas a
este tipo de ataques, conjuntamente con los combatientes de Hezbolá y los
voluntarios del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Sumemos la serie
de bravatas y bombardeos de la entidad sionista contra posiciones libanesas y
sirias, además de proporcionar apoyo sanitario, logístico e información de
inteligencia a grupos como Fath al Sham – ex Frente al Nusra – que actúa
principalmente en las cercanías de los ocupados territorios sirios de los Altos
del Golán. Zona frágil, estratégica y que obligó a Siria y Hezbola advertir a
Israel que no aceptará incursiones en su territorio. Incidentes donde la Fuerza
Aeroespacial Rusa ha actuado claramente con disparos contra aviones israelíes
ya sea en la zona mencionada como también en las costas frente a Siria,
imponiendo la decisión de no aceptar bombardeos donde opere el Eje de la
Resistencia.
Tal
situación ha preocupado al premier israelí, Benjamin Netanyahu, que trató
el tema en los tres encuentros sostenidos el pasado año 2016 con el mandatario
ruso. El propio gobierno de Putin, en octubre del año 2015, un mes después de
su entrada en defensa activa del gobierno sirio advirtió a Israel que evitara
cualquier tipo de ataque contra sus aliados en Siria, en especial contra
Hezbolá y las fuerzas asesoras iraníes, aliados en la lucha contra los
movimientos terroristas salafistas. Declaración lógica, en el marco de la
confianza mutua que se debe tener entre fuerzas que actúan coordinadas contra
el enemigo takfirí. Todo ello con un cambio en el escenario bélico con la
recuperación de la ciudad siria de Alepo a manos del Ejército Árabe Sirio junto
a sus socios de Irán, Hezbolá y el apoyo aéreo ruso.
La sugerencia debe ser acompañada, lógicamente, de
la acción punitiva cuando se viola y ello es lo que ha faltado con relación a
Israel, de la cual se conoce que ha tenido, por lo menos, una veintena de
acciones militares de bombardeo sobre posiciones de Hezbolá y el Ejército
Sirio. En
junio del 2016 el General de Brigada Josro Oruy, alto asesor del Cuerpo de
Guardianes de la Revolución islámica de Irán, urgió al gobierno ruso a usar sus
misiles antiaéreos S-400 para derribar los aviones israelíes que ataquen Siria:
“los sistemas antiaéreos que Rusia llevó a Siria no deberían haber permitido
que ni solo avión enemigo sobrevolase el país, pero esto no ha ocurrido en una
guerra sin fin, lanzada por potencias arrogantes, enemigos que han trazado un
complot eterno contra Siria aprovechando al máximo la situación de caos e
inestabilidad en la región”. Esta advertencia surtió efecto y generó una
ralentización de los esfuerzos bélicos sionistas en la zona.
Desde el Kremlin se ha advertido repetidamente a
Tel Aviv que “se considera inaceptable cualquier operación de injerencia o
ataque israelí en contra de sus aliados” sobre todo tras las declaraciones
del ex Ministro de Defensa sionistas, Moshe Yaalon, y el actual funcionario que
preside el Ministerio de Asuntos Militares, el ultranacionalista Avigdor
Lieberman, quienes han afirmado coincidentemente que “Israel tiene el derecho
de repetir los ataques contra Siria si sus líneas rojas son cruzadas”. Líneas
rojas discutibles pues la referencia es sobre la zona de los Altos del Golán,
que pertenece a Siria a lo que se suma ataques contra territorio Libanés,
defendido férreamente por Hezbolá. Declaraciones que tendrán que medirse en
vista de la recientemente aprobada Resolución N° 2334 del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas, que exige el fin de los asentamientos sionistas en la
Ribera Occidental, que obligará a Tel Aviv a extremar esfuerzos políticos y
diplomáticos, que no signifiquen un descalabro en el dominio ilegal que
sustenta sobre el West Bank y que se puede acrecentar tras la Conferencia de
París del próximo 15 de enero del 2017.
Por tanto, cualquier embestida contra El Líbano o
Siria aparece simplemente como una acción provocadora y atentatoria contra su
soberanía y que tendría una respuesta potente. Más aún hoy, cuando el nuevo
mandatario Libanés, Michel Aoun, ha declarado que el enemigo principal en
Oriente Medio y el principal instigador de la inestabilidad es la entidad
sionista. Michel Aoun ha consignado la necesidad de actuar mancomunadamente
contra los grupos terroristas pero también contra la nefasta influencia
sionista, apoyándose en ello en el Movimientos Hezbolá, que saludó el triunfo
de Aoun al igual que el Movimientos Hamas, el gobierno sirio y la República
islámica de Irán. Israel suma así un nuevo frente del cual
cuidarse.
Rusos radicales usados como punta de lanza
A fines del año 2015 Rusia e Israel, como una
manera de evitar un choque frontal, establecieron el acuerdo de tender líneas
de comunicación directa, que ha resultado poco práctico y se ha sido violado
permanentemente por la entidad sionista, que se cree con el derecho de actuar
sin ton ni son contra los aliados de Rusia. El carácter intrínsecamente
belicoso de Israel es causa de conflictos permanentes. Afirmación que proviene
de personas que han trabajado en el seno de los organismos de inteligencia
sionista, como Yuval Diskin, ex Director del Shin Bet, quien ha señalado el
peligro que se cierne sobre Oriente Medio por la conducta de dirigentes
israelíes que “no tienen el nivel suficiente para lidiar con la posibilidad
de una guerra regional – donde indudablemente estaría Rusia –. No confío en una
dirección política que toma decisiones basándose en sentimientos mesiánicos” ha
afirmado Diskin.
Opinión compartida por otro ex General como es el
caso de Meir Dagan ex Director del Mossad y también oficiales vinculados al
Estado Mayor del ejército sionista, que han alertado sobre la lógica bélica del
gobierno de Netanyahu, que cree posible una guerra contra la República de Irán,
la destrucción del pueblo palestino, la eliminación de Hezbolá y en general el
sometimiento de todos aquellos no Judíos, que según la creencia de Netanyahu y
gran parte de su gabinete, nacieron para servir al “pueblo elegido”. ¿Podrá la
entidad sionista, en esa racionalidad mesiánica, ver también como enemigo al
país del cual proviene parte importante de su población judía, instalada en
gran número, gracias a las regalías del régimen sionista, en los territorios
ocupados de la Ribera Occidental?
Lo más probable es que la respuesta a esta
interrogante sea positiva, toda vez que la comunidad rusa que emigró de la ex
Unión Soviética a inicios de la década de los 90 del siglo XX, se ha
constituido en un factor de peso en la consolidación de la derecha radical,
ultranacionalista y colonialista en Israel. Una comunidad rusófona, que vive
enclaustrada en sus propios guetos, parte importante de ella en los
asentamientos que usurpan el territorio palestino. Furibundos seguidores de
políticos ultranacionalistas como Avigdor Lieberman, también venido de una
República de la ex Unión Soviética como Moldavia y quien el año 1999 fundara el
Partido Ultraderechista Yisrael Beiteinu – Israel Nuestra Casa –. Extremistas
de tomo y lomo.
Fuente original: http://www.hispantv.com/noticias/opinion/329346/guerra-rusia-israel-otan-conflicto-siria
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