Entendemos la
posmodernidad como un concepto amplio pero que en líneas generales es una
corriente que aparece a finales del s. XX y se
caracteriza por ser un periodo que sostiene diferentes movimientos culturales,
artísticos, literarios y filosóficos que se extienden hasta la actualidad. Se
distingue además por ser oposición férrea a las tendencias modernas o
convencionales.
La posmodernidad
da inicio a la muerte de los Grandes Relatos, a la posibilidad de reconstruir
la sociedad a partir de una reconciliación con su historia, al desencanto por
el progreso de conjunto, a la desaparición de los ideologías (se niega muchas
de ellas), etc.
Esto da como
resultado el inmediatismo en la actividad humana, a que el mensaje en cuanto al
fondo o contenido importe mucho menos que la forma del mensaje, a que el
individualismo sea una expresión determinante en el plano social, a que el
relativismo y el subjetivismo permitan tener miradas alternativas de la
realidad, etc.
En cuanto al
feminismo, es una corriente de movimientos sociales y políticos orientado a la
conquista de derechos, su comprensión ordenada varía de acuerdo a las
clasificaciones de diferentes literaturas. Para la entendimiento del presente
artículo desarrollaré el feminismo de la tercera ola (entiéndase que hay tres
olas feministas en la historia), como digo, me ocuparé de la tercera ola, ya
que es en la que actualmente nos encontramos, con la finalidad de entender el
comportamiento feminista contemporáneo.
La tercera ola del
feminismo empieza a inicios de los 90 y se mantiene aún vigente. En esta
generación hay dos tipos de feminismos que destacan por sus prácticas,
llamados: feminismo radical y transfeminismo. No habría que hacernos rollo para
entender sus “grandes” diferencias, ambos son compatibles o simbióticos en la
práctica social.
En el marco de la
posmodernidad, el feminismo contemporáneo ha encajado perfectamente. Cuando me
refiero al feminismo contemporáneo, ha de entenderse en el feminismo de género.
Y cuando me refiero al feminismo de género, ha de entenderse el feminismo
extremista o radical.
Con los elementos
de la posmodernidad y las prácticas sociales del feminismo contemporáneo me
animo a dar características generales de la feminista radical. Su
comportamiento manifiesta una super sensibilidad selectiva hacia los problemas
de la mujer de su contexto, muestra intolerancia hacia los símbolos o valores
sociales por el hombre heterosexual, tienden al histrionismo (victimización),
son teofóbicas, presentan actitudes de superioridad, tienen disposición a la
agresividad en grupo, etc.
Así como la
homofobia es una manifestación abominable producto del extremismo y falta de
tolerancia hacia los homosexuales, la heterofobia es lo inverso. Entiéndase por
heterofobia al miedo, aversión o repulsión por lo heterosexual.
Los extremistas,
llámese también fanáticos están tanto en el bando feminista como en el bando
conservador de la sociedad. Advertir su presencia en la práctica política es
importante ya que su actuar atenta contra las posibilidades de construir un
verdadero sistema democrático, de orden, de paz y de complementariedad entre
hombres y mujeres…
Autor: Derick Flores Gonzalez
*Fuente: diario
Caplina 02/02/17 (Tacna)
*Fuente: diario La Región 02/02/17 (Moquegua)
*Fuente: diario La Región 02/02/17 (Moquegua)
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