27-03-2017
La
naturaleza es implacable con todos. Finalmente, y después de 101 largos o
cortos años de vida -un segundo en términos históricos- llegó el turno
para otro Rockefeller, el último de los nietos vivos del difunto infame magnate
estadounidense John D. Rockefeller, el más admirado por la burguesía, ya que
pudo acumular una enorme fortuna que algunos estudiosos estimaron alcanzó en
activos los US $320.000 millones, gracias a su todopoderosa petrolera Standard
Oil. Muerto David Rockefeller, los grandes medios del poder se apresuraron a
decirnos cuánto valía aquel hombre. Entre ellos, la última edición de la
revista Forbes publicaba "por coincidencia" el mismo día de su muerte
la lista de multimillonarios donde estimaba su fortuna personal en US$3.300
millones. David valía menos que su abuelo John. La misma lista de Forbes ubicó
a todo el clan Rockefeller en el lejano puesto 23. Una calamidad para el mundo
de los magnates.
Al igual que su abuelo, John, toda la fortuna de
David le sirvió en vida para continuar con su legado influyendo entre los
mortales para sobornar a políticos burgueses, promover guerras en el mundo,
apoyar cruentas dictaduras, financiar programas secretos, sectas secretas, etc.
También le sirvió para comprarse un instante más de vida tras practicarse 6
trasplantes de corazón que su maldad iba enfermando y destrozando uno por uno.
Sin embargo, su fortuna no le sirvió para sobornar a la muerte, que a nadie
perdona. Día de luto y celebración para los codiciosos magnates del mundo, pues
moría un miembro prominente de la clase dominante, pero también un fuerte
competidor.
El desdichado David tampoco pudo llevárse su
fortuna consigo al infierno, o al cielo, o a la nada. El magnate Rockefeller ya
nunca se enterará, como tampoco pudo hacerlo su abuelo John, que perdió lo
único realmente valioso que posee el ser humano: la vida y no el dinero. Sin
vida, David lo perdió todo; se volvió nada. La muerte nos iguala a todos.
Algunos buenos creyentes salieron a decir que había
llegado la hora para que David pague por sus crímenes. Según ellos, ya estaría
tocando las puertas del infierno. Sin fortuna en el infierno, David sufriría
como el resto de las desdichadas almas porque no podría pagarse una paila de
lujo, y el infierno le será tan caluroso como a todos los desgraciados. Pero
otros creen que David habría podido pagarse el perdón de Dios gracias a sus
actividades "filantrópicas". Dicen que seguramente habría llegado al
cielo, pero sin dinero para poder sobornar a San Pedro, comprar ángeles y
santos para su favor, y todas las mieles del soñado paraíso que nos pintan
algunos mitómanos con sotanas.
Pero el cielo para un burgués que no pudo llevarse
consigo todo su dinero, no sería distinto al infierno. Sufriría la pérdida por
toda la eternidad. Para David y sus codiciosos compinches burgueses les será
mejor desaparecer en la nada, borrarse para nunca, enterarse allá (arriba o
abajo) que lo han perdido todo; que de nada sirvió amasar tanta fortuna que
ahora disfrutan otros como los gusanos que se alimentan de los muertos.
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