17/03/2017
De ser un cultivo infravalorado a convertirse en la
estrella de los platos ‘gourmet’ del mercado internacional e incluso en el
alimento predilecto de los astronautas de la NASA. El milenario ‘grano de oro’
de los Andes, sin duda, ha recorrido un meteórico ascenso que ha impulsado a
Perú como primer productor de este cereal. Sin embargo, desde hace unos años,
la producción de esta humilde semilla se está alejando de su lugar de origen y
se está empezando a cultivar en Europa, Estados Unidos e incluso China,
afectando a los ingresos de los campesinos que nunca lograron despegar
económicamente. Un programa innovador de Naciones Unidas puesto en marcha desde
el 2015 en las regiones de Puno y Ayacucho fomenta la producción de quinua
orgánica mediante cooperativas para venderla en los mercados internacionales a
un mejor precio y con sello de calidad. Miguel Maldonado, coordinador de
programa, explica la contribución de este programa para la reducción de la
pobreza.
Este programa se propuso fortalecer la cadena de
valor de la quinua orgánica. ¿Qué potencial tiene la producción de quinua como
palanca para el desarrollo de productores?
La cadena de valor de la quinua agrupa a muchos
pequeños productores en situación de pobreza, por lo tanto, contribuir a que se
pueda producir con mayor efectividad y eficiencia tiene un impacto en la mejora
de la calidad de vida de los campesinos. Además, esta cadena es especial,
puesto que tiene un valor nutricional muy alto y goza de un posicionamiento muy
bueno a nivel internacional. De hecho, se piensa que en el futuro este grano
podría convertirse en un commodity dado que desde hace años atrás se ha
iniciado su cultivo en muchos países que superan en tecnología agrícola al
nuestro. Por lo tanto, es lógico suponer que nuestros productores andinos
corren el riesgo de ser poco competitivos ante un eventual crecimiento de la
oferta mundial.
El carácter pionero de este proyecto reside en que
ha involucrado el trabajo de tres agencias de las Naciones Unidas, la FAO,
UNESCO y OIT, conjugando sus especialidades para lograr una mejora en la
calidad de vida de los productores de granos andinos. Uno de los mayores logros
es la articulación comercial de 154 toneladas métricas de quinua con mejora de
13%, sobre precios de mercado, beneficiando a 200 productores y la capacitación
de más de 1000 productores.
¿Cómo puede competir la quinua nacional en el
mercado mundial?
La riqueza cultural de la quinua andina nos puede
ayudar a diferenciar nuestro producto del resto de competidores
internacionales. Esta semilla fue cultivada por primera vez hace 7 mil años por
pobladores precolombinos y se conservan hasta hoy día saberes ancestrales sobre
la crianza, uso y formas de consumo de la quinua. Los campesinos utilizan
elementos de su cosmovisión para cultivar, unos saberes que son necesarios
rescatar (labor que ha realizado la UNESCO en el programa) no solamente porque
forma parte de nuestro patrimonio cultural sino porque nos puede ayudar a
diferenciarnos en el mercado internacional.
¿Cómo ha logrado este proyecto contribuir a la
reducción de la pobreza de los campesinos?
Por un lado, el programa se propuso mejorar la
producción, para ello, implementamos un programa de producción orgánica y un
sistema interno de control mediante la capacitación a 50 productores como
auditores de certificación orgánica. Además, se han impulsado la creación de 10
Uniones de Crédito y Ahorro que han facilitado a 143 mujeres productoras a
financiamiento colectivo con una acumulación de capital de más de 100,000
Soles.
Por otro lado, se ha buscado articular al productor
con el mercado, para ello se ha tratado de mejorar la asociatividad de los
productores a través de la capacitación en el modelo cooperativo. Los
productores han participado en la feria expoalimentaria, en una rueda de
negocios en México, han sido capacitados en comercio exterior en Uruguay y van
a participar en una misión comercial en Brasil que es un mercado muy
interesante para la quinua orgánica de Perú.
La riqueza de este programa reside en haber buscado
involucrar a la mayor cantidad de actores posibles de la cadena. Nos hemos
articulado con el Ministerio de Agrcultura, Promperú, otras organizaciones y
actores locales.
¿Qué cooperativas en Puno o Ayacucho han logrado
lanzarse al mercado?
En Ayacucho tenemos el ejemplo de la cooperativa
“Campo Verde” en el distrito de Acos Vinchos que ha logrado vender la quinua en
el restaurante Tanta, de Gastón Acurio, en tiendas ecológicas de Lima y en
otros mercados. El apoyo del programa facilitará el fortalecimiento de esta
cooperativa en el mercado ya que ha trabajado el diseño e implementación de una
pequeña planta industrial de procesamiento con la que podrán vender barritas
energéticas de quinua y kiwicha, así como el fortalecimiento de las capacidades
técnicas de sus asociados. Además, el programa ha apoyado en la elaboración de
un plan de negocios y en un plan de comercialización que prevé que sus ventas
se incrementen de 68 mil soles en 2015 a 140 mil soles en 2017.
En Puno se está apoyando a la marca Aynoka, una
iniciativa de sus productores surgida como reacción a la problemática que se
presentó durante 2013 y 2014 cuando se rechazaron en el extranjero lotes de
quinua nacional porque contenían trazas de químicos. El lanzamiento de la marca
fue un gran paso, sin embargo, es insuficiente, por ello desde el programa se
está apoyando la implementación de los estándares de calidad. Para ello, se
está elaborando un diagnóstico y un plan de implementación de sistemas de
calidad estandarizada y de trazabilidad.
http://www.alainet.org/es/articulo/184201
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