29/03/2017
Los recientes huaycos en diversas partes del país
han dejado 91 víctimas mortales hasta el momento, más de 120 mil
damnificados y miles de millones en pérdidas económicas, una situación
verdaderamente alarmante que pudo haberse prevenido pero que ahora muestra la
ineptitud y negligencia de muchos de nuestros representantes. Entrevistamos a Ricardo
Mena, director de la Oficina Regional de las Naciones Unidas para la
Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) y miembro del Grupo de Desarrollo de
las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe. Mena posee una Maestría en
Crisis y Gestión de Riesgos de Desastres por la Universidad de Leicester, Reino
Unido; y cuenta con varias publicaciones técnicas sobre la reducción del riesgo
de desastres.
Seis departamentos, una provincia y
103 distritos declarados en emergencia, más de 90 muertos, más de 120
mil damnificados, así como más de 190 mil viviendas afectadas. ¿Por qué este
fenómeno climático ha tenido un catastrófico impacto?
Lo que está viviendo el Perú ahora es la realidad
del descuido en las políticas de planificación de uso del suelo. Los huaycos y
avenidas del Perú han ocurrido por exceso de precipitación en los ríos y han
afectado a las viviendas que están muy pegadas a sus cauces o que no tienen
suficiente separación con los lugares de inundación históricos tradicionales de
esas cuencas hidrográficas. Lo que tenemos que preguntarnos es por qué estamos
cometiendo reiteradamente el error de permitir asentamientos en zonas que
históricamente sabemos han sufrido en ocasiones en el pasado del mismo tipo de
amenaza. Allí hay responsabilidades que están en varios niveles.
La mayor parte de las situaciones de desastre que
se presentan en la región generalmente los más afectados son las familias que
viven en zonas urbano-marginales. Esto sucede porque estas personas no tienen
los medios suficientes ni el acceso a recursos para comprar lotes o viviendas,
o vivir en zonas que estén más seguras. Siempre son los pobres los que terminan
viviendo en las zonas más altamente expuestas y por ende tienen una
vulnerabilidad mucho mayor, por eso es que son afectados de manera
discriminatoria.
¿Qué medidas recomiendan para la prevención de
desastres causados por huaycos?
El Marco de Sendai, que es el instrumento que
orienta a los Estados sobre cómo reducir el riesgo, tiene muy bien definidas
cuáles son las áreas que requieren atención prioritaria. Los municipios,
comunidades, familias, deberían tener más conciencia sobre cuáles son los
riesgos que podrían eventualmente enfrentar en donde trabajan y habitan. El
conocer el riesgo no sólo implica cuáles son las amenazas, sino también el
nivel de exposición y el grado de vulnerabilidad.
Lo otro tiene que ver con el fortalecimiento de la
gobernanza para gestionar el riesgo de desastres, que compete a las
municipalidades y las instituciones públicas en general. Hay que reconocer que
la gestión para la resiliencia está íntimamente vinculada a los programas de
disminución de la pobreza, de asistencia social, entregas condicionadas de
dinero en efectivo, porque tenemos que asegurar que las personas, sobre todo
quienes viven bajo la pobreza, puedan tener mejores capacidades y mejor acceso
a las instituciones. Eso está ligado a las inversiones en reducción de la
pobreza, así como las inversiones en reducción de riesgo son factores que
ayudan a salir de las zonas en situación de pobreza.
¿Se recomienda un monto específico?
Eso depende de las amenazas a las que estás
expuesto y de las potenciales pérdidas que podrían afectar, no se podría dar
una fórmula mágica. De lo que sí estamos seguros es que todavía no se está
destinando lo suficiente para la gestión de riesgo, entonces los Estados tienen
que hacer un esfuerzo enorme, inclusive el sector privado.
Lo que sí se ha dicho es que al menos un porcentaje
de lo que los Estados destinan a gastos de atención de desastres debería
destinarse a reducción del riesgo. Entonces, si el Perú ha perdido a causa de
desastres 200 mil millones de dólares, pues sería útil que emplee un porcentaje
de esos recursos para poder gestionar el riesgo y reducir el potencial impacto
futuro.
¿Qué resultados ha tenido la Oficina Regional de
Prevención de Riesgo de Desastres en Latinoamérica? ¿Cómo se lograron?
Creo que hemos logrado que el tema de reducción de
riesgos de desastres esté cada vez más presente en la agenda política de los
gobiernos de Latinoamérica y el Caribe desde la adopción del Marco de Acción de
Hyogo (2005-2015). El Perú jugó un rol sumamente activo en todo el
proceso de formulación y negociación del acuerdo promovido por las Naciones
Unidas.
Los países han avanzado en el tema de preparativos
para situaciones de desastre y sistemas de alerta temprana, lo cual
ha permitido que se pueda evacuar a la población que ha estado en zonas
que están amenazadas, salvaguardando así vidas humanas y algunas pérdidas
económicas. Inclusive, varios de los países de la región, entre ellas el Perú,
han aplicado varias políticas de inversión pública que han permitido que se
integren en los procesos de análisis costo-beneficio, consideraciones de causas
naturales y cambio climático para poder evaluar dichas inversiones.
Durante los años 1997 y 1998 sucedió el fenómeno
del Niño con grandes sequías e inundaciones, y un fuerte impacto socioeconómico
en varios países, en el Perú ascendió a US$3,498 millones según un informe de
la Corporación Andina de Fomento. ¿Qué repercusiones tuvo el informe de la
Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres? ¿Tuvo algún impacto a
nivel de políticas de gobierno para mitigar los efectos de este fenómeno
natural?
Diría que tuvo mucho impacto. El año pasado se
vivió un Fenómeno del Niño sumamente intenso para Perú y se afrontó la alerta
temprana de la posible ocurrencia del Niño con una serie de inversiones,
acciones, que permitieron minimizar el impacto económico provocado por el
fenómeno. Claro que ahí difícilmente pasa en las noticias porque no pasa nada
desde el punto de vista de destrucción física, pero sí tenemos una serie de
datos e información que fue proporcionada por el Perú en su momento que da
cuentas de la serie de esfuerzos que llevó a cabo el gobierno y el
financiamiento que puso a disposición de varios órganos del Estado e inclusive
de gobiernos locales, provinciales y regionales, para que se lleven tareas de
limpieza de cauces de los ríos, defensas y otras acciones, inclusive el fomento
agrícola que permita aprovechar época de más precipitación, modificando los
acostumbrados cultivos para la época del año cuando hay secada. Creo que es
digno de resaltar el hecho de que los países, Perú entre ellos, están
aprendiendo las lecciones graves que están dejándonos los desastres y que están
desnudando las vulnerabilidades y el riesgo que se ha ido acumulando a lo largo
de las últimas décadas.
El Estado peruano ha vivido largos periodos de
corrupción a lo largo de su historia, y una de las consecuencias es que las
políticas públicas de prevención de desastres no se ejecutan ¿Qué relación hay
entre corrupción y desastres?
Es lamentable que la corrupción esté generalizada
en la región y en todo el mundo, pero hay países que han tomado medidas muy
sanas en términos de establecer responsabilidades, inclusive penales, para
aquellas autoridades que permitan construcción de infraestructura o viviendas
en zonas que ya han sido catalogadas como de alto riesgo. Hay una
responsabilidad ahí de quienes definen quién otorga un permiso para que se
construya una edificación en un lugar, y tiene que ser corresponsable si está
permitiendo que esa construcción se lleve a cabo en un lugar que está
potencialmente afectado por una amenaza natural o si es que esta construcción
no ha observado los códigos y normas de construcción que se establece para tal
efecto.
Hay que trabajar con los parlamentarios y las
autoridades para que poco a poco se vaya definiendo una corresponsabilidad de
los tomadores de decisiones con respecto a estos temas de ordenamiento
territorial, uso del suelo, código de construcción, aplicación de las normas,
etc. que son básicas para disminuir el riesgo. Y para eso tiene que previamente
haber existido un mapa de amenazas que digite cuáles son las zonas en donde no
se puede mitigar el riesgo y como consecuencia deben ser áreas prohibidas para
la edificación de viviendas, instalaciones industriales, zonas de recreación,
que vaya a causar pérdida de vidas humanas.
En el Perú existen diversas instituciones que se
encargan de las políticas de prevención y no hay una autoridad única, tampoco
ha habido rendición de cuentas con respecto a los gastos. ¿Cuál es la
estructura estatal que la Oficina Regional de la UNISDR recomienda?
Es importantísimo que la gestión de riesgos sea un
elemento transversal en todas las actividades de desarrollo que impulsan todos
los sectores del Estado. En ese sentido es muy importante también que todas las
inversiones, tanto públicas como privadas, se realicen de manera sensible al
riesgo de desastres. Esa es una función que realmente demanda de un nivel de
coordinación que esté en una instancia del Ejecutivo que tenga posibilidad de
convocatoria de todos los sectores que están involucrados, que prácticamente
son todos. Es por eso que consideramos correcto que la Secretaría del Sistema
Nacional de Prevención de Desastres del Perú esté en la Presidencia del Consejo
de Ministros (PCM). Todos los sectores del quehacer nacional que al financiar y
desarrollar acciones buscan el desarrollo tienen que asegurar que esas acciones
sean sensibles al riesgo, porque de lo contrario vemos que las inundaciones destruyen
escuelas, puentes, almacenes, hospitales, infraestructura pública, y esto puede
ser prevenido.
Lo que ha ocurrido es que al hacerse transversal no
ha habido avances…
Eso suele suceder, pero es importante que se dote a
las instituciones, sobre todo a aquellas que tienen el rol de coordinación
institucional y multisectorial, de los recursos y el poder político que deben
de tener para poder coordinar sus acciones: tanto por un lado la preparación y
respuesta, así como el desarrollo sensible al riesgo. Tiene que ver con cómo se
define el uso del suelo, cómo se planifica el desarrollo urbano, cómo se
manejan los recursos hídricos, cómo se hace gestión ambiental para evitar la
degradación de sistemas ecológicos que sirven como colchones de amortiguamiento
de varias amenazas naturales, por ejemplo, los manglares y humedales. Hay toda
una serie de acciones que lamentablemente todavía no están siendo analizadas
desde el punto de vista del riesgo que conllevan, y ese es el cambio
paradigmático que tenemos que hacer.
¿Qué sucesos están ocurriendo a raíz del cambio
climático en el mundo?
Como consecuencia del cambio climático los
fenómenos meteorológicos están ocurriendo con más frecuencia e intensidad, y
cada vez estamos siendo testigos de eventos extremos no cada 30 o 50 años como
pasaba hace muchos años, sino cada 3 o 5 años. Cada vez hay más huracanes de
categoría 5 en la época de ciclones tropicales, estamos viendo cómo hay países
en donde un día llueve la media mensual, y cómo cada año consecutivo se rompe
el récord del año más caliente de la historia en varios países.
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