09/03/2017
Introducción
El concepto de trabajo productivo/improductivo es
relevante para mejor entender la economía capitalista de hoy, al acentuarse la
contradicción existente entre la producción y la apropiación de valor excedente
por el capital financiero, que conforme se expande presiona de manera
exacerbada sobre la apropiación y redistribución del excedente. Lo anterior
pone en creciente conflicto diferentes fracciones de capital que define el
cuadro geopolítico de hoy. La subsunción real del trabajo por el capital exige,
no sólo la subordinación del trabajo asalariado al capital dentro de la
empresa, sino hoy en día en la actual fase de la globalización también de los
trabajos y actividades efectuados en la totalidad de los espacios sociales.
Podría afirmarse incluso que la subsunción real
implica la subordinación de la tecnología, la cultura, la subjetividad, la
política y las relaciones sociales en su conjunto, al ciclo del capital. La
subsunción del trabajo por el capital no es condición suficiente para la
generación de plusvalía. Si este capital no invierte en la economía real, es
decir en trabajo productivo, este trabajo improductivo que emplea podrá
generarle ganancia pero no plusvalía. Con la financierización de la economía,
la subsunción real del trabajo al capital se ha dado cada vez más en el ámbito
improductivo. En apariencia y medido por las ganancias el capital financiero
pareciera incluso más productivo que el capital industrial. Lo anterior no solo
compromete el ciclo reproductivo del capital a nivel global sino provoca
fuertes confrontaciones entre fracciones de capital, fenómeno a la vista hoy.
Con la globalización neoliberal ha dominado la
política económica que promueve la liberalización de los mercados en general y
de los financieros en especial. El poder de los Estado-nación para definir con
independencia su política económica dentro de un marco nacional, se ha visto
reducido de forma drástica, primero en los países periféricos en general y
luego en la Unión Europea y en el área del NAFTA en particular. Es el paso del
Estado-nacional al Estado-Regional-Continental. Es más todavía, durante la
última década del siglo pasado, a partir de megafusiones y grandes
adquisiciones, las transnacionales y los principales bancos financieros se
transforman en «Estados privados sin fronteras ni ciudadanos». Forman juntos y
entrelazados un capital financiero globalizado que no da cuenta de nada a nadie
más allá de sus mayores accionistas.
Se trata de la formación de un capital financiero
globalizado más allá del Estado-Región-Continente que guerrea por más áreas de
influencia para instaurar un orden global bajo su hegemonía y procura
subordinar incluso al Estado-Continente para dar paso a un nuevo Estado global
total. Esta puja se está dando dentro de los propios EUA. Este Estado global
sin fronteras ni ciudadanos consiste en las llamadas redes financieras
globales, con su red de empresas transnacionales (ETN´s) y cities financieras
con su centro en Wall Street y la City de Londres.
El Continentalismo financiero de país central está
basado en su complejo industrial y militar, enfrentado históricamente al
Continentalismo soviético. Hoy encuentra mayores límites geográficos de
inversión productiva aunque haya expandido su territorio geográfico con NAFTA y
otro tanto sucede con la Unión Europea. Ambos proyectos de
Estado-Región-Continente están a la defensiva para no ser subordinado a la
tendencia globalista. Ambas fuerzas en pugna buscan estar por encima de los
pueblos y de las naciones creando un mundo unipolar. La fuerza que constituye
el mayor peligro para el retorno del nazismo (contrario a lo que divulgan hoy
los grandes medios bajo su control) es el capital financiero globalista. Al
tratar de estar por encima de todas las naciones incluyendo a EUA y sin
respetar fronteras ni ciudadanos, es un sistema potencialmente totalitario,
aunque hoy acusen a Trump de personalizar precisamente esta amenaza.
Hoy se escribe y habla más del Estado profundo,
pero es preciso saber que ese Estado está cada vez más dividido ya que una
fracción del capital financiero de EUA está en conflicto con la otra. Es cada
vez más un secreto público que las Torres Gemelas eran el centro de operaciones
del capital financiero globalista. Es preciso saber que un magnate en bienes
raíces, firmó el 24 de julio de 2001 un contrato de arrendamiento-compra del
World Trade Center (WTC). El contrato se hizo seis semanas antes del ‘ataque
terrorista’ del 11 de setiembre. El banco J. P. Morgan Chase y las Autoridades
del Puerto de Nueva York, ambos controlados por la familia Rockefeller
(defensores Estado-Regional-Coninental) negociaron el trato. Luego aseguraron
fuertemente el complejo del WTC contra ataques terroristas.
Las pérdidas a consecuencia de la caída de las
Torres Gemelas superarían eventualmente las posibilidades de las empresas
aseguradoras y de manera indirecta de Lloyd’s como empresa reaseguradora de
última instancia. Es preciso saber que Lloyd’s es una de las empresas claves
pertenecientes la dinastía Rothschild que encabeza a la fracción dominante del capital
financiero anglo-estadounidense globalizado con sede en Wall Street y el centro
financiero (City) de Londres. Esta fracción, que reúne las principales bancas
de inversión del mundo con transnacionales como Cargill-Monsanto, Shell, etc.,
se hallaba ya en franca disputa con la fracción financiera estadounidense que
maneja sobre todo a la banca comercial de los EUA, fracción que aspira
conservar la hegemonía de este país en el mundo y para ello se sustenta
fuertemente en el complejo industrial y militar de los EE.UU.
La lucha entre las dos fracciones del capital improductivo
(como veremos) saltó a la vista con ocasión del traspaso de la presidencia de
la Reserva Federal, en febrero de 2006. En esa fecha Ben Bernanke asumió la
presidencia. Con ello cambió la correlación de fuerzas entre las dos fracciones
de capital a favor del núcleo del poder financiero continental. La política de
alzas repetidas en las tasas de interés golpeó de manera directa al sistema
financiero. Lehman Brothers una de las mayores bancas financieras de inversión
y parte de la red del Citigroup, (principal grupo del capital financiero
anglo-estadounidense globalizado) no fue rescatada por el Estado sino, se
‘cayó’ el 15 de setiembre de 2008 al dejarlo caer para que así arrastrara a
toda la banca de inversión. La caída del Lehman Brothers guarda, entonces,
relación directa con la intencionalidad de desarticular la red financiera
global. Meses antes ya habían caído el Bear Stearns (un banco de inversión
global’) y el Merryll Linch (otro banco de inversiones), que fueron adquiridos
de inmediato a precios de ganga (10% de su valor) con el apoyo financiero de la
Reserva Federal por el J.P. Morgan y el Bank of América respectivamente, ambos
parte del grupo opositor y conservador.
En la actualidad, los países emergentes se
articulan como el territorio por excelencia de la subsunción real al capital
productivo globalizado. Este proceso no fue llevado a cabo por el capital
financiero-regional-continental, sino por el capital financiero globalizado.
Significó la fragmentación del proceso productivo, haciendo que muchos oficios
desaparezcan o se mecanicen aún más y que emerjan empresas pequeñas que
producen segmentos particulares del producto final determinado. El proceso es
una cadena de subcontrataciones, donde en la cola proliferen los trabajadores
autónomos, que lejos de tener un mayor control sobre el proceso productivo se
encargan de segmentos particulares del producto final con tiempos de trabajo
que, aunque más flexibilizado, no manejan ellos mismos sino se subordinan cada
vez más directamente al capital (Vea, Azpillaga; de Miguel; Zallo; Las
industrias culturales en la economía informacional; http://www.ehu.eus;
1999).
Sin embargo, a partir de la crisis financiera de
2008, el capital financiero globalizado se vuelve cada vez más improductivo,
especulativo y parasitario. En 2014 el conjunto de países
BRICS-ampliado-Multipolar que forman parte del G20, presentan, un esquema
alternativo productivo a los dos esquemas transnacionales financieros
unipolares que se han vuelto cada vez más improductivos como veremos. Este
proyecto alternativo pasa a denominarse nueva arquitectura
financiera-productiva BRICS-Multipolar, compuesto por un Banco de fomento y desarrollo,
un Fondo de reservas monetarias de los Estados miembros y un sistema de
compensación de intercambios (CIPS) para comerciar en monedas propias. Este
proyecto se concibe a partir de Bloques regionales continentales soberanos sin
pérdida de soberanía nacional. Los países se encuentran en varios esquemas de
uniones aduaneras o áreas de libre comercio. Conforman en conjunto un
globalismo multipolar productivo en su desarrollo. Podemos mencionar:
China-OCS, Rusia-Unión Aduanera Euroasiática, Brasil-Unasur- Celac, India-,
Sudáfrica-, Iran-Egipto-Siria.
Las contradicciones entre fuerzas de capital
productivo e improductivo van al extremo con el nacionalismo industrialista de
Trump cuya política choca frontalmente con el capital financiera global pero
también tiene contradicciones con la oligarquía financiera continentalista. Es
nuestra tesis que el nacionalismo industrialista antioligárquico tiene más
probabilidades de ser contenido o subsumido por el universalismo multipolar
industrialista de los BRICS-Ampliado que por el capital financiero globalizado.
He aquí el punto de partida de nuestro análisis.
Conceptualización de trabajo productivo e
improductivo
Una conclusión a sacar del ´Capítulo VI-inédito´ de
Marx, es que la categoría de trabajo productivo-improductivo se confunde con la
de trabajo subsumido directamente al capital, ya sea a través de la subsunción
formal o real. Marx trata de la categoría trabajo productivo en varios lugares
de su obra. Lo hace en diversos pasajes de los “Grundrisse” (cuadernos
manuscritos de 1857-1858) y un estudio más amplio sobre el tema aparece
publicado como anexo en las Teorías de la plusvalía (Libro primero), bajo el
título “Productividad del capital–Trabajo productivo e improductivo”. También
lo elabora, aunque no sea de manera expresa, a través de su obra maestra El
Capital. Una pregunta que se puede hacer incluso a partir del Capítulo
VI-inédito es: ¿por qué la necesidad de dos expresiones diferentes para el
mismo tema: trabajo productivo para el capital y trabajo productivo en general
cuando parece importar es si es o no trabajo subsumido directamente al capital?
Para definir trabajo productivo visto por el
contenido se hace abstracción de la relación social vigente, sea esta capitalista
o no. Es preciso, entonces, abordar los conceptos de trabajo productivo e
improductivo desde dos ángulos posibles: por la forma o relación social
existente y por su contenido. Trabajo productivo en general, o trabajo
abstracto, es aquel trabajo que crea riqueza material o espiritual, es decir,
valores de uso materiales o inmateriales, con abstracción de las relaciones
sociales. Sin embargo, toda producción humana se enmarca a la vez dentro de
relaciones sociales (la forma) y estas hoy por hoy son más que nunca
capitalistas. Para mejor entender los conceptos de trabajo productivo e
improductivo es importante vincular los conceptos con la teoría de la
reproducción y la lógica reproductiva del capital a nivel de la totalidad.
Las relaciones capitalistas suponen ante todo
relaciones mercantiles para su funcionamiento aunque no son idénticas a las
últimas. Con ello varía también el significado del trabajo productivo visto por
la forma. Desde el punto de vista de una economía mercantil, el trabajo productivo
es aquel que crea valores de cambio, o sea, aquellos valores de uso que en el
mercado encuentran su equivalente, es decir, su valor de cambio. Aquí se
excluyen entonces aquellos valores de uso que no se transformen en mercancías
como suelen ser los productos y servicios resultado de trabajo doméstico o
voluntario. Dentro del marco de las relaciones capitalistas, el trabajo
productivo se estrecha aún más todavía al reducirse exclusivamente al trabajo
que genera plusvalía. En ese contexto, el quehacer de los funcionarios del
Estado es considerado improductivo ya que si bien sus ingresos entran en la
contabilidad de una economía monetaria, su trabajo no se encuentra subsumido
directamente al capital.
Tenemos la situación aparentemente absurda que un
mismo trabajo productivo por su contenido puede ser productivo o improductivo
por su forma, según la relación social vigente, y vice versa. Una persona que
trabaja como asalariado en una fábrica para hacer un producto (comida, bebida,
zapatos, vestidos, etc.) es productiva desde todos los ángulos, pero si lo hace
para venderlo por su cuenta ya no lo es para el capital y si solo lo hace para
el consumo familiar, esta persona deja de ser productiva también desde el punto
de vista del mercado. Su trabajo solo es productivo desde la óptica del
contenido, pero no se registra, ni se toma en cuenta en una economía de
mercado. Así el trabajo doméstico y todo trabajo voluntario, al no ser
contabilizados, no se observa que aumentan la productividad general del
trabajo, desde la óptica del contenido. Desde la óptica de las economías
monetizadas, o sea, visto por la relación social dominante, sin embargo, dichos
trabajos no forman parte de la riqueza de las naciones, a pesar de medio siglo
de críticas a las cuentas nacionales por las organizaciones en torno al tema de
género.
Como las relaciones sociales se nos aparecen como
relaciones naturales, el concepto de trabajo productivo visto por la forma
dominante se nos aparece como concepto absoluto. Esto significa que aparece como
forma y contenido a la vez. Así tenemos que el trabajo improductivo por su
contenido pero productivo por la forma, se nos aparece como productivo en
términos absolutos, es decir por forma y contenido. Así se habla de subsunción
real al capital de toda forma de trabajo, sea este productivo o no por su
contenido. Esto nos lleva a la identificación necesaria del trabajo que solemos
clasificar como improductivo desde el punto de vista del contenido. Es un tema
generalmente mal comprendido pero muy importante por las implicaciones
geopolíticas de hoy.
La comercialización es una actividad improductiva
al referirse a la transferencia estrictamente formal de (títulos de) propiedad.
Esta transferencia formal por más útil que sea, es improductivo, ya que por sí
sola no genera valor de uso alguno. Los trabajos relacionados al transporte o
bodegaje son trabajos que se realizan, muy a menudo por el mismo capital
comercial, pero no forman parte del traspaso formal de mercancías. Estas
actividades existen independientemente de la relación social y, por tanto, se
refieren al contenido de la producción. Son productivos por su contenido,
aunque a menudo son realizados por el mismo capital comercial.
El acto de compra y venta de un inmueble y el
trabajo notarial que implica no incrementan la riqueza ni en un átomo, por más
veces que se venda y vuelve a transferirse. Esta transacción podrá generar
ganancias jugosas para el intermediario y el notario, a nivel social global, no
hubo incremento de la riqueza social, sino una simple transferencia formal de
la riqueza ya existente. Para el capital individual podrá ser más ´productivo´
obtener sus ganancias en el comercio que en la esfera productiva. A nivel
social global, sin embargo, no es trabajo productivo al no generar riqueza.
Solo a partir de la lógica reproductiva del capital a nivel social global es
posible comprender el carácter improductivo de un trabajo que realiza
determinado capital. Con ello también se logra definir el carácter ficticio de
un capital.
Desde el punto de vista del capital individual es
productivo todo aquel trabajo que genere ganancia y realmente no le importa la
clase de trabajo que sea. Lo anterior no significa que un trabajo improductivo
por su contenido, no sea útil ya que el comercio contribuye indirectamente a
aumentar la riqueza a nivel de la sociedad en su conjunto. El seguro en general
y el seguro contra incendio, por ejemplo, significan la socialización de
pérdidas individuales. Lo anterior permite que el proceso de reproducción
social no se vea obstruido. A nivel del capital individual que vende seguros,
vender seguros contra incendios, podrá ser una fuente de ganancia espectacular,
sin embargo, visto por el contenido y a nivel social global, tratase de una
pérdida de riqueza.
La lotería, los casinos o las apuestas, significan
una redistribución de la riqueza ya existente y no aumentan la riqueza social
en nada, solo re-distribuyan la existente. En materia de seguros y desde la
óptica del contenido, como en el caso de un seguro de enfermedad o contra
terremotos, por ejemplo, es más eficaz la seguridad preventiva (como la salud
pública, o normativas de construcción) que la curativa. Para el capital
individual en cambio, resulta ser más lucrativa la medicina curativa. Los
seguros contra accidentes, incendios, etc. significan una cobertura de
pérdidas. El capital que se dedique a estas actividades podrá obtener
ganancias. En materia de seguros existe además el reaseguramiento en cadena. La
pregunta que pide una respuesta es: ¿de dónde se sale la ganancia al cubrir
pérdidas? El capital comercial, el bancario o de seguros, en si no son es
productivos aunque se apropian de una parte de la plusvalía generada en el
sector productivo. Sin embargo al contribuir de modo indirecto a fomentar y
agilizar el proceso de reproducción de capital y riqueza real, su presencia
tiende a aumentar la producción de riqueza a nivel social global. En pocas
palabras, el seguro al igual que el capital comercial y el capital a interés aumentan
la ´productividad del trabajo´ mientras no se independicen del ciclo de
reproducción.
Trabajo productivo e improductivo en los servicios
Podríamos llamar a la mercancía no material un
servicio o mercancía-servicio. La mercancía-servicio se caracteriza como
aquella cuyo consumo debe realizarse en el instante exacto de su producción.
Desde la óptica del contenido hay servicios productivos e improductivos. El
transporte es un servicio productivo y por el contenido se refleja en
actividades de traslado de personas o materiales que no son inherentes a un
modo de producción determinado. La mercancía ´traslado´ se produce y se consume
a la vez. Después de haberse realizado no queda ninguna sustancia, pero la
ausencia de una sustancia no determina su carácter productivo o improductivo
visto por el contenido. Así como el transporte hay una gran cantidad de
servicios que son productivos por su contenido. Podemos mencionar los
espectáculos (el cine, teatro, conciertos, etc.), la diversión (los hoteles,
restaurantes, actividades de recreación, etc.), el deporte (el futbol,
básquetbol, etc.) y muchos más.
Desde el punto de vista de la forma, los
trabajadores contratados por el capital para brindar estos servicios, a la vez
son productivos por la forma. Es, por ejemplo, el caso de los jugadores profesionales
de grandes clubes de futbol. Desde la óptica de la forma, los trabajadores del
transporte público no son productivos para el capital al no generarles
ganancias. Solo lo son los trabajadores de las empresas privadas. Tampoco lo
son los jugadores de un club de futbol amateur, ni los actores de un teatro
subsidiado por el Estado, etc.
La improductividad de un servicio (como el
comercio), vista por su contenido, no se altera si es realizado por el propio
empresario productivo, por asalariados contratados específicamente para ese
tipo de operaciones o, por empresas especializadas en las tareas comerciales.
Estas formas de capital surgen como formas funcionales autonomizadas: capital
comercial, bancario, empresas de seguro, etc. separados del capital productivo
y en conjunto aumentan la productividad general del trabajo. El trabajo no
pagado de estos empleados, aunque no cree plusvalía, le permite al capital
apropiarse de plusvalía generada en el ámbito productivo, lo que para ese
capital es la misma cosa. La ganancia del capital improductivo sale de una
deducción de la plusvalía producida por los trabajadores del sector productivo.
Con ello queda claro que cuanto más se desarrolle el capital improductivo por
su contenido mayor será también la presión sobre la redistribución del
plusvalor generado en la economía real. Mientras estos trabajos contribuyan a
una reproducción ampliada del capital y de la riqueza, aumenta también la
productividad general de trabajo.
Una pregunta que siempre surge cuando se habla del
capital improductivo (comercial, bancario o de los seguros), es si dichos
trabajadores son explotados parecen ser trabajadores productivos como cualquier
otro. El trabajo no pagado de estos empleados, aunque no cree plusvalía, le
permite al capital individual improductivo (comercial, etc.) participar en la
apropiación de plusvalía generada, a nivel de la sociedad en su conjunto. Para
ese capital individual es la misma cosa obtener ganancia en una u otra
actividad. Este trabajador es subsumido por el capital ya que no es pagado por
su trabajo sino por el equivalente necesario para reproducir su fuerza de
trabajo. Tratase de una subsunción real del trabajo improductivo por el
capital.
Trabajo vivo y materializado y su consumo
improductivo
Si aceptamos que el trabajo relacionado con la
forma social es considerado, por su contenido, trabajo improductivo lo
es tanto el trabajo vivo como el materializado. El trabajo materializado en
edificios, equipos, materia prima, etc. producido en un ciclo determinado e
invertido en ciclos posteriores en esferas improductivas como el comercio, las
finanzas o los seguros, es riqueza consumida improductivamente. Es riqueza
extraída a la esfera de producción e invertida en la esfera de circulación, es
decir en la relación social inherente a ese modo de producción. Solo la visión
burguesa, al considerar que las relaciones del mercado son relaciones
naturales, absolutas y eternas, puede confundir esta forma social con el
contenido, viendo trabajo productivo en todo aquel que genera ganancia, aunque
no genere valor de uso o riqueza alguna.
Los edificios y la maquinaria producidos en un
ciclo determinado y bajo relaciones capitalistas, son portadores de valor y
plusvalía que se realizan en la venta de los mismos. Son el resultado
materializado de trabajo productivo bajo forma y contenido. El producto social
generado durante este ciclo incrementa la riqueza social existente. Aquella
parte de la riqueza material consumida improductivamente en el siguiente ciclo
(también llamado ´trabajo muerto´), al destinarse aquellos edificios y equipos
(más precisamente los gastos relacionados con la depreciación del capital fijo)
en la esfera de circulación, estos aparecen como riqueza ´sacrificada´ para fines
no productivos. Constituyen un consumo improductivo del producto y riqueza real
generada en un ciclo anterior. Lo anterior no impide el carácter útil de la
actividad de circulación para elevar el nivel de reproducción del capital a
nivel social global. Con una mejor circulación de mercancías, más pronto podrá
iniciarse el siguiente ciclo de producción, es decir, aumenta la productividad
del trabajo en general (Vea, Reinaldo Carcanholo, La categoría marxista de
trabajo productivo, Revista Economía y Desarrollo, La Habana, 2013).
Mientras no adquiere autonomía relativa, el capital
de circulación contribuye de manera indirecta al incremento de la reproducción
material a nivel social global En la medida que la esfera de circulación sea
funcional al ámbito productivo, cuesta percibir su impacto distinto en el
crecimiento económico. En tanto que se torne relativamente autónomo (en el caso
de la especulación con bienes y raíces por ejemplo) suele desarrollarse una
burbuja especulativa que tarde o temprano colapsará. Esta autonomía relativa se
ha dado precisamente en la era de la globalización que pareciera no tener
límites. Es más, con la financierización de la economía, el trabajo
improductivo procura subordinar al productivo y con ello adquiere relevancia
geopolítica.
Del consumo improductivo al destructivo
1. El consumo destructivo de medios
de consumo: pérdida de productividad de trabajo por su contenido
Al incrementarse el desgaste físico o moral de los
valores de uso, disminuye la vida media de los valores de uso destinados al
consumo ´duradero´ y aumenta la llamada propensión al consumo. Al disminuir la
vida media de estos valores de uso se tiene que el trabajo necesario para
producir una mercancía reducido por el desarrollo tecnológico, ha de ser
repetido con frecuencia creciente por haberse acortado la vida media de esos
valores de uso. La riqueza producida, bajo forma de valor, aumenta a costa de
la reducción de la vida media de la riqueza como valor de uso. Tenemos que la
riqueza producida y presente en la sociedad visto por su contenido e
incrementada por el desarrollo tecnológico, se ve reemplazada por el descenso
de la vida media útil de los valores de uso.
En términos de contenido hay que repetir la
creación de (casi) iguales valores de uso ya que su vida socialmente útil se
torna más rápidamente obsoleta. Por el contenido la productividad del trabajo
ha disminuido debido al incremento en la velocidad de la rotación del capital.
Por la forma en cambio, aumenta la productividad del trabajo, al aumentar la
rotación del capital, pues, en un mismo período de tiempo (generalmente un año)
aumenta la creación de riqueza en términos de valor. Una mayor rotación del
capital significa una mayor realización de valor y plusvalía en un tiempo
determinado, o sea una mayor productividad general del trabajo visto por la
forma.
Con la obsolescencia programada, las cualidades de
contenido de un producto tienden a supeditarse a las posibilidades de su valorización.
Hay diferentes modalidades para que los valores de uso pierdan su vida útil
social antes de perder su vida útil técnica. El proceso de valorización puede
ser repetido con productos sujetos a la moda, pues aunque la riqueza existente
este aún presente, socialmente ya no cuenta. La obsolescencia puede programarse
también técnicamente a partir de la falta de repuestos. La obsolescencia
programada, sea la modalidad que sea, significa una pérdida de productividad
general del trabajo visto por el contenido, aunque visto por la forma sucede
precisamente lo contrario.
Esta subordinación del valor de uso al de cambio va
aún más lejos. Conforme se desarrolla la sociedad de consumo, el valor de uso
de todo lo que se produce se deriva cada vez más exclusivamente dentro de los
límites que se manifiesta como valor de cambio. En la medida en que se logra
vender un artículo (sea este lo que sea), al venderse o valorizarse se
comprueba su utilidad ante los ojos del mercado. Las necesidades desde entonces
ya no son definidas por el sujeto individual y menos aún por el sujeto
colectivo, es el propio capital que genera ´deseos artificiales´ que se aparten
de las necesidades reales de las mayorías. Por más inútil o nocivo que sea un
valor de uso, el solo hecho que se venda compruebe haberse valorizado y entra
en la ´Riqueza de las Naciones´. Aquí realmente llegamos al fetichismo puro de
la mercancía.
En el capitalismo tardío, el valor de cambio
resulta cada vez más ser testimonio único del valor de uso. Justamente gracias
a su superior posición tecnológica, el capital monopólico puede permitirse el
lujo de producir productos que a la vez son inútiles, baratos y poco duraderos.
Son productos cuya utilidad solo consiste en haberlos logrado colocar mediante
otro trabajo improductivo desde la óptica del contenido: la publicidad. Bajo
esta lógica las ´necesidades´ parecen infinitas. Así el capital monopólico
expande su mercado no solo en el espacio (nuevos mercados geográficos), en el
tiempo (mayor rotación de capital al acortarse la vida media de los valores de
uso) sino también por la creación de ´deseos´ mediante la publicidad. Es aquí
donde podamos hablar de la ´subsunción del consumidor al capital´. Desde la
óptica del contenido y de la vida misma, es una economía de derroche. Desde la
óptica de la forma, sin embargo, aumenta la riqueza de una manera considerable.
Esta acelerada valorización del capital significa
una espiral de despilfarro de riqueza material (desechos) y de recursos
naturales (saqueo). La permanente acumulación mediante la realización cada vez
más agresiva de valor significa un consumo en forma de espiral de materias
primas, es decir un asalto cada vez más grande sobre la naturaleza. Sin
embargo, mientras la riqueza natural se reproduce por sí sola o resulta
sustituible en el espacio o reemplazable por otra materia, esta destrucción
visto por el contenido de la riqueza no significa pérdida de valor y por lo
tanto no entra como pérdida en la contabilidad de una economía monetizada.
El despilfarro de recursos y la generación de
montañas de desechos que contaminan son pérdidas visto por el contenido. El
capital no los concibe como una pérdida o destrucción de riqueza, sino como
fuente importante del proceso de valorización. El capital concibe la
naturaleza, al igual que a la población, como simple factores externos de la
economía. La destrucción natural y el deterioro del medio ambiente y el
deterioro de la salud de la población, no se contabilizan en las cuentas
nacionales. El mismo desarrollo económico por la forma está acabando así con el
contenido básico de toda riqueza. En términos de valor hay ´desarrollo´, pero
en términos de contenido y desde la óptica del contenido y de la vida misma,
suele haber cada vez más destrucción de riqueza que producción de la misma. Las
´cuentas nacionales´, al hacer un balance entre la riqueza generada y la
destruida, por el contenido, bien podrían dar un balance negativo. La
productividad general del trabajo visto por el contenido alcanzaría, en otras palabras,
valores negativos.
La regeneración de los recursos naturales finitos o
de recursos bióticos requiere tiempos mucho más largos que los impuestos por la
reproducción del capital, causando un desequilibrio cada vez más grande entre
ambos procesos de reproducción. El desequilibrio entre ambos procesos de
reproducción conllevará al desarrollo sostenible del propio capital. La
incapacidad de sustitución de recursos naturales y las limitaciones de la
reproducción de la misma naturaleza, obligarán al capital, inevitablemente, a
la conservación de la primara. Es decir, tarde o temprano el contenido y valor
de uso se impondrán sobre el valor de cambio y la relación social o forma
vigentes.
2. El consumo destructivo de medios
de producción y pérdida de productividad de trabajo por la forma
El consumo de los medios de producción también está
sujeto a la tendencia de la obsolescencia programada. La misma lucha por la
competencia conduce a la situación de sustitución cada vez más rápida de los
medios de producción. Cuando la vida técnica como valor de uso no se ha agotado
aún, los medios de producción ya son sustituidos por otros que suele llamarse
la tecnología de punta del momento. Desde el punto de vista del contenido ya
podamos hablar de una pérdida de productividad, al tiempo y visto por la forma,
aumente más bien la tasa de ganancia y con ello, la productividad del trabajo
por la forma. La tendencia anterior ha dado un enorme impulso al capital
productivo en la posguerra así como a los inventos tecnológicos. El resultado
ha sido que Investigación y Desarrollo (I&D) se ha transformado en un
sector productivo aparte.
Para conservar la capacidad de competencia por un
tiempo, o sea debido a la relación social existente, el
conocimiento adquirido de I&D suele patentarse. Tener el
patente significa vivir de la renta monopólica sobre el conocimiento. Es una
forma improductiva y parasitaria de obtener una ganancia extraordinaria
temporal. Es una renta improductiva. Cada vez más patentes suelen no
tener aplicación alguna en el ámbito productivo. En tanto que
los costos de I&D no encadenen con el ámbito productivo, estas
inversiones se tornan improductivas visto por la forma. A mediano plazo,
la política de patentes no garantiza, en otras palabras, una tendencia
duradera al realce de la tasa de ganancia. Con ello
cada vez más costos de I&D han de ser transferidos al
producto o servicio, contribuyendo a la tendencial caída de la
tasa de ganancia en los demás sectores productivos, bajando la
productividad general de trabajo por la forma.
En los años veinte del siglo XX, la vida media de
las edificaciones era, según datos estimados por Ernesto Mandel, de 50 años
para las fábricas e incluso de 100 para las granjas. La vida media de la
maquinaria era de unos 30 años. En 1965, la vida media de las edificaciones de
las fábricas había bajado a 35 años y la maquinaria a valores oscilando entre
16 y 20 años, según el tipo de maquinaria. Sonders estima la vida media del
capital fijo (maquinaria y edificios) de las corporaciones estadounidenses en
1960 en 21.3 años, alcanzando su mínimo de 18.7 años en 1981 para luego subir a
22.5 años en 2012, es decir superando la vida media alcanzada en los años
sesenta. Koji estimaba a partir de tasas de depreciación que para el año 2005
la vida media de las edificaciones de las fábricas en Japón era de 15.8 años y
la maquinaria robotizada menos de 10 años, cifras bien por debajo de la media
observada para EUA y Canadá (Vea, Ernest Mandel, Het Laatkapitalisme,
van Gennep, Amsterdam, pp182 y 183); Sonders, “Corporate America's capital
equipment is getting seriously old” (www.businessinsider.com,
30 de setiembre de 2014; Koji Nomura et. al., Asset service live and
depreciation rates in Japan, www.cs.reitaku-u.ac.jp).
Podemos afirmar que a principos de los setenta la
sustitución tecnológica llegó al límite posible para aumentar e incluso
sostener la tasa de ganancia en Occidente y primero que todo en EUA. El costo
de depreciación de capital fijo (maquinaria, edificios y hemos de incluir hoy
I&D por unidad de valor de uso producido sube más rápidamente que el ritmo
con que baja costo, o tiempo de trabajo necesario, para producir un producto
determinado. Cuando a pesar de las inversiones en Investigación y Desarrollo no
se logra incrementar la productividad del trabajo, hablamos de la llamada
paradoja de productividad del trabajo: a mayor innovación tecnológica menor
crecimiento en los niveles de productividad del trabajo visto por forma y
contenido. Hoy por hoy se observan computadores y robots en toda parte, menos
en las estadísticas de la productividad del trabajo. La capacidad de reemplazo
tecnológico (el desarrollo de las fuerzas productivas) se manifiesta como un
estorbo para aumentar la tasa de ganancia, es decir, para la propia relación de
producción vigente.
Cuando los costos de Investigación y Desarrollo no
suelen incrementar la productividad del trabajo, estas inversiones se tornan
improductivas, o sea, constituyen un costo falso de la producción. El capital
productivo se da a la fuga hacia países donde aún es posible sostener la tasa
de ganancia en el ámbito productivo. Como consecuencia, el capital fijo
´residente´ en los países centrales tiende a envejecerse. La
transnacionalización del capital a partir del llamado ´outsourcing’ (doble
deslocalización del capital- de un país a otro- de las secciones de una empresa
que producen respecto de las que ensamblan partes y piezas) no se dio,
entonces, debido al aumento en el costo de la fuerza de trabajo, como suelen
plantearlo las tesis neoliberales. La obsolescencia programada de la tecnología
empleada en las empresas ha contribuido más al proceso de outsourcing que el
propio aumento en el costo de la fuerza laboral. El discurso neoliberal solo
habla del elevado costo laboral ya que políticamente no conviene señalar el
otro.
Es en este contexto que surgen la Unión Europea y
el NAFTA al otro lado, creándose Estados-Regionales- Continentales que
incorporan mano de obra barata dentro de sus propios fronteras, con la
diferencia que la UE no limita la libre circulación de fuerza de trabajo y el
NAFTA si lo hace. Paralelo a esto se desarrolla el capital financiero
globalizado que invierte sin límites de fronteras ni compromisos con
ciudadanos, creando su propia estructura por encima de las naciones. Es un
Estado-Global en proyecto (Estado-Red Global de Cities Financieras) con su
centro en las Cities de Wall Street y Londres, pero también presentes en Hong
Kong, Bombay, Buenos Aires, Sao Paolo, etc. Los países en donde más invierten
son los llamados países emergentes.
En la actualidad los BRICS-Ampliado, como conjunto,
se vislumbran como paises emergentes con China como el nuevo ´milagro económico´.
China aparece como actual taller del mundo que triunfará como el nuevo líder
mundial capitalista. Sin embargo, se repite la historia de Japón de hace unas
décadas. De acuerdo con las estadísticas oficiales, la tasa de inversión de
China en 2009 fue de casi 50% del PIB. Colocar ese capital fijo exclusivamente
en la ampliación y diversificación de la economía real es insostenible. Las
inversiones en años más recientes se orientan cada vez más en aumentar la
rotación del capital fijo y menos hacia la expansión de plantas industriales.
Gaulard estima que la intensidad del uso de capital fijo más que se duplicó en
el período de 1980-84 a 1990-94 y más que se quintiplicó entre las primeras
fechas a 2000-204. Con ello la tasa de ganancia adquirió su máximo en 1991
oscilando unos años alrededor de ello para luego, entrando al nuevo milenio,
mostrar una tendencia a la baja (Véase Mylène Gaulard, Los problemas de
sobreacumulación en China, ISTOM, Paris, www.revistaeconomíacritica.org,
marzo de 2011).
La tendencia a la baja de la tasa de ganancia en el
ámbito productivo en China no solo se está dando a partir de una veloz
sustitución del capital fijo. A esto le agregamos un costo ascendiente en
Investigación y Desarrollo y el encarecimiento de la mano de obra. En el año
2013 no menos de 629 mil patentes fueron publicados en China, 200 mil más de lo
que publicó EUA en el mismo año. El desarrollo tecnológico en China demanda una
fuerza de trabajo cada vez más calificada. En 2014 había 9.4 millones de
estudiantes aplicando para la educación superior en China y la población en
edad de estar en la educación superior era de 150 millones de personas contra
32 millones en EUA. Más del 20%, o sea 30 millones de jóvenes (el doble de
EEUU), estaban en un programa de educación superior. La mayor inversión en la
educación de la fuerza de trabajo demanda su mejor conservación. La mayor
cobertura de la salud es consecuencia de este estado de desarrollo.
Debido a lo anterior, China oficialmente reportó en
2014 una tasa de crecimiento de 7%, la más baja en 24 años. Esta cifra, en la
opinión de Kurt Cobb, es claramente sobreestimada. Cuando se
observa la tasa de crecimiento de 3.8% en el consumo de electricidad, la tasa
real de crecimiento económico ha de ser más baja al haber una estrecha
correlación entre ambos comportamientos. Según Bloomberg, el PIB de China,
expresado en dólares, subió en un 4.25% durante el cuarto cuatrimestre de 2015.
De ser así parece que las posibilidades de realizar una plusvalía relativa a
escala global están agotándose. El único modo de competir en la economía real
será, entonces, volver más agresivamente a la plusvalía absoluta. Lo anterior
significa abaratar salarios, prolongar la jornada, de trabajo, desmantelar el
régimen de seguridad social y de las pensiones, etc. (Bloomberg, China's
Other Growth Figure Is Flashing a Warning, 2 de marzo de 2016).
Debido a la aparente tendencia a la baja de la tasa
de ganancia a nivel más global, el capital se ve enfrentado a una creciente
imposibilidad de reconectarse con el ámbito productivo, sin que descienda la
tasa de ganancia. Hasta en China el endeudamiento ha sido la receta para
fomentar la demanda interna. El Banco Popular de China aplica hoy ya la misma
política de comprar sus propios bonos para emitir dinero sin respaldo. Es un
hecho que el endeudamiento de China lleva ya varios años aumentando a un ritmo
ascendente. Entre noviembre de 2014 y octubre del año 2015, el banco central
chino rebajó seis veces los tipos de interés. (Vea, Jeremy Warner, Negative interest rates
put world on course for biggest mass default in history, www.investmentwatchblog.com
, 14 de mayo de 2015 y Daniel Morley, China y la economía mundial en 2016,
www.argentina.elmilitante.org
, 17 de enero de 2016).
3. El consumo de medios de
destrucción; pérdida de productividad de trabajo por forma y contenido
Ante la tendencia a la baja de la tasa de ganancia
en la economía real-civil, la economía de guerra constituye una alternativa y
explica el tendencial desarrollo de un complejo industrial y militar a partir
de la posguerra en EUA. Es aquí que se desarrolla el capital financiero
estadounidense sustentado en el complejo industrial y militar. Lo anterior
requiere la creciente vinculación entre políticos y gran empresa. El Estado
sombra es liderada en esta época por la dinastía Rockefeller con sus
inversiones en el petróleo, la industria farmacéutica, pero también en la aviación
y el complejo industrial y militar. Si se logra vender mejor un avión o barco
para fines de ´defensa´, que tales mercancías en la esfera civil, la
realización de la plusvalía extraordinaria es un hecho garantizado para este
sector militar. La importancia del Estado Profundo no solo es clave para vender
los productos bélicos al gobierno sino también para negociar el mejor precio
posible de los mismos. De esta forma se garantice una tasa de ganancia
extraordinaria en comparación con la tasa media en la economía civil.
La demanda de armas es condición necesaria para
garantizar al menos la reproducción simple del sector. Una reproducción
ampliada a su vez conlleva fácilmente a un mayor desarrollo en Investigación y
Desarrollo (I&D) de productos bélicos que en la economía civil. A fin de
garantizar dicha reproducción, es necesaria la generaración de una demanda
permanente de productos bélicos. Ahora bien, la forma por excelencia de generar
dicha demanda es la guerra más o menos permanente, fenómeno inherente al
capitalismo estadounidense. El trabajo en el complejo industrial y militar para
la guerra, con la destrucción programada de vidas humanas, riqueza natural y
material, este trabajo improductivo por el contenido se transforma en el sector
más productivo, visto por la forma, para dicho sector que tiende a abandonar su
esfera civil.
Visto por el contenido, la venta de productos
bélicos y los medios de destrucción en general permiten en un ciclo determinado
la realización de plusvalía y ganancia. Durante ese ciclo fueron producidas
mercancías que cuentan como riqueza real a nivel nacional. Incluso cuando los
productos destructivos vendidos al Estado no sean ´consumidos´
destructivamente, es decir, sin usarlos en la guerra y por lo tanto, sin causar
destrucción directa, en el ciclo económico siguiente, estos productos guardados
no contribuyen a la reproducción ampliada del capital a nivel social global. En
un ciclo de producción siguiente, dichas armas no figuran entre los
medios de producción para renovar o ampliar el capital fijo de la economía real
ni entre los medios de consumo necesarios para volver a contratar la misma o
más fuerza de trabajo en dicha economía. Por su contenido, la riqueza o capital
real generada en un ciclo, se transforma en capital o riqueza ficticia en el
ciclo siguiente. El desarrollo relativamente autónomo del capital en el
complejo industrial y militar conlleva a la reproducción limitada del capital a
nivel social global a través de diferentes ciclos de producción. Su desarrollo
hace declinar la tasa de inversión en la producción civil que afecta al
crecimiento económico y, por ende, hace bajar la productividad general de
trabajo por forma y contenido.
La reproducción limitada no se manifiesta tan
inmediatamente, sino podrá manifestarse muchos años después. El consumo de
trabajo muerto que reaparece en el ciclo siguiente en otro subproducto bélico y
así en cadena durante ciclos sucesivos y varios años (eventualmente hasta una
década), no significa otra cosa que acumulación de capital y trabajo durante
años pero finalmente, al terminar el producto final (misiles, portaviones,
etc.) este no encadena con la espiral de reproducción de la economía como un
todo. La industria de defensa se transforma en un sector con aparente
autonomía, pero su excesivo desarrollo impactará, en última instancia,
negativamente sobre la reproducción ampliada de la economía en su totalidad. La
reproducción ampliada del complejo industrial y militar significa el fomento de
un creciente gasto falso para la sociedad en su conjunto. Al constituir el
gasto de defensa un gasto falso, este sí puede ser transferido a terceros,
según el grado de apertura de una economía.
En una economía cerrada la transferencia del gasto de
defensa suele realizarse mediante el sistema tributario. Las grandes empresas
vinculadas con el complejo industrial y militar pueden realizar sus ganancias
(generalmente por encima de la media), mediante la compra más o menos
garantizada del material bélico por el Estado. El gasto que ello implica es
transferido a los ciudadanos y las empresas ubicadas en la economía civil
mediante el sistema tributario. Cuanto mayor el gasto de defensa y el
desarrollo del complejo industrial y militar, mayor también la generación de
capital ficticio y más limitada será la reproducción ampliada del capital real
o civil y a la inversa. En este sentido hay que entender por qué países con un
reducido gasto de defensa en la postguerra como Japón y Alemania (al haber sido
derrotados en la segunda guerra), han mostrado mayores tasas de crecimiento
económico que países con un gasto militar relativamente fuerte como Estados
Unidos y la URSS e incuso que Francia y Gran Bretaña.
En una economía abierta existe una modalidad de
transferir los gastos improductivos de la economía de guerra a terceras
naciones: mediante la exportación de armas. La exportación de armas significa
para el país productor, la realización de las mercancías producidas por el
complejo industrial-militar sin que el Estado (y por ende, los ciudadanos y el
capital invertido en la economía civil), tenga que asumir esa parte del gasto
improductivo. Al trasladarse el gasto improductivo a naciones compradoras de
armas, las últimas asumen los efectos negativos de la reproducción limitada. El
país exportador de armas obtiene los ingresos para importar los medios de
producción y de consumo necesarios para así poder mantener la reproducción
ampliada de la economía en su conjunto. El país que exporta las armas
transforma de esta manera el capital ficticio (armas exportadas) en capital
real (productos civiles importados) y el país que exporta riqueza real lo hace
a cambio de recibir riqueza ficticia. La reproducción ampliada se ve menos
frenada en el país productor de armas y se transfiere una reproducción más
limitada a terceras naciones que las importaron. Conforme EUA logre cierta
posición monopólica en la industria bélica, más poder de negociación tendrá el
Estado incluso para mejorar su posición de ´competencia´ en todas las esferas.
Lo anterior explica el gran interés por exportar
armas a terceras naciones pero no todavía su demanda. Una supuesta amenaza a
escala internacional de las relaciones de producción existentes, resulta una
coyuntura favorable para la transferencia del gasto improductivo del complejo
industrial militar a terceras naciones. Durante la guerra fría, la amenaza de
la expansión del comunismo desde la Unión Soviética constituyó el mayor
argumento para transferir el gasto de defensa a los aliados de EEUU. En nombre
de la defensa del "mundo libre" contra el "peligro rojo" se
dio origen a la OTAN. Son precisamente los países miembros de la OTAN los que
en la posguerra garanticen una demanda significativa de productos bélicos.
Europa era la región más militarizada del mundo en esas primeras décadas, hacia
donde se destinaba más del 50% del gasto militar a nivel mundial en la
confrontación este-oeste. Los países con menos desarrollo en el complejo
industrial-militar como Alemania, Japón, Bélgica, Luxemburgo u Holanda, eran
importadores netos hacia donde más se transfirió dicho gasto militar.
1. Guerra fría y reproducción
limitada
La comprensión del ascenso y caída del socialismo
real no es posible sin tomar en cuenta el concepto de trabajo productivo por su
contenido, pues, desde la óptica del contenido, el gasto militar constituye un
gasto improductivo tanto para el capitalismo como para el socialismo. En
palabras más concretas, la caída del socialismo real no se puede entender sin
concebir el efecto de la carrera armamentista sobre la reproducción limitada de
la economía soviética. Toda riqueza sacrificada para la economía de guerra
significa un costo falso de la producción. Es riqueza ficticia ya que es un
costo que no vuelve a pagarse a sí mismo en el próximo ciclo de producción
porque no retorna al proceso reproductivo sino que es extraído de él para, en
el mejor de los casos, no ser usado nunca. Este costo resta fuerza a la
reproducción ampliada de la riqueza real futura y, por ende, limitará el
desarrollo de la economía civil. Los estantes vacíos en la URSS han sido la
ilustración más clara del fenómeno. Llevando más allá de cierto punto, habrá un
espiral económico hacia abajo conllevando a la reproducción limitada, afectando
incluso la potencialidad de seguir produciendo armas. Si a partir de una reproducción
limitada se invirtiera en más armas, la economía como un todo colapsaría.
Cuanto más cerrada sea una economía, más difícil
es, como vimos, la transferencia de este gasto improductivo a terceras
naciones. Es cierto que en los años setenta del siglo pasado la URSS exportó
más armamentos al llamado Tercer Mundo que los EUA. Esta ventaja desapareció en
años posteriores. En los ochentas, la capacidad de la URSS de transferir este
gasto improductivo a terceras naciones era menor que para EUA. Ahora bien,
alrededor de 1980 el PIB de la Unión Soviética se estimaba entre un tercio y la
mitad del de los Estados Unidos. Los EUA gastaban en 1955 todavía el doble en
defensa de lo que gastaba la URSS para ser alcanzados en 1975 y superados por
la última nación a principios de los ochentas. A partir de lo anterior podamos
concluir que, para poder mantenerse una carrera armamentista, la Unión
Soviética tenía que gastar, en términos relativos a su PIB, unas 2 a 3 veces de
lo que EUA gastaba lo que significaba el camino acelerado a la reproducción
limitada de la economía soviética.
El crecimiento económico negativo y un aumento
simultáneo en el gasto de defensa en los años ochenta, llevó la URSS al abismo.
En los ochentas, la economía soviética efectivamente se encontraba en un ciclo
vicioso hacia el derrumbe. En síntesis, la guerra fría, significaba para la
URSS un auto-entierro económico, social y político cada vez más seguro. La
conversión de la economía militar en civil se hizo necesaria. Aquí se explica
la aparición de Mijail Gorbachov con su política conocida como la
‘perestroika’. La economía basada en el pesado complejo industrial y militar
había llevado a una fuerte centralización económica, con la corrupción que
conlleva y a costa de los planes de desarrollo en las repúblicas. Levantar la
economía civil en las repúblicas requería una mayor descentralización,
autonomía y democratización. El resultado no esperado fue el fomento de
nacionalismos en las repúblicas, y con ello se dio su separación del poder central.
La caída del Muro de Berlín fue el símbolo de esta desintegración del bloque
socialista.
Con la crisis del socialismo a finales del decenio
de los ochenta, pareciera que el capitalismo era el único sistema posible. Las
grandes potencias en su conjunto, aunque sobre todo los EUA, se presentaron
como gloriosos triunfadores de la Guerra Fría. Esta perspectiva, promovida por
Francis Fukuyama, cerraba cualquier alternativa de desarrollo para los países
del Sur, e implicó su subordinación a un mundo unipolar. El Consenso de
Washington somete los países ´emergentes´ al fundamentalismo del mercado. Es el
momento histórico de la formación del ´Estado Continental EUA/NAFTA con el
Tratado de Libre Comercio entre Canadá EUA y México y la Unión Europea como
Estado Continental a partir del Tratado de Maastricht.
Fue muy simbólico al celebrarse en noviembre de
2009 el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, que el
expresidente soviético Mijail Gorbachov se refirió a la caída de otro muro,
esta vez en Nueva York (“Wall Street”). Aludiendo a la crisis financiera del
año 2008 y afirmaba que Estados Unidos “necesitaba su propia Perestroika”.
Finalmente expresó que Occidente (Unión Europea y EUA) se prepare ante
su eventual desintegración, que después de Brexit y Trump ya no parece estar
muy lejos de la realidad.
Capital ficticio o acumulación sin trabajo
1. Breve definición de capital
ficticio
El capital se lanzó al capital ficticio como
remedio para contrarrestar la baja en la tasa de ganancia a soportar desde la
década de los 70. Analizar el capital ficticio permite mejor caracterizar la
etapa actual del capitalismo, al resaltar la contradicción entre producción y
apropiación de riqueza. Lo anterior no sólo en cuanto a la relación entre
capital y trabajo, sino también entre las diversas fracciones del capital en
relación a la redistribución del o disputa por el excedente-valor. Con el
desarrollo del capital ficticio la suma total en valor del patrimonio del
conjunto de los agentes de la economía, es decir, la riqueza patrimonial
social, suele apartarse cada vez más del valor total de las existencias de
riqueza real capitalista. El capital ficticio se refiere a aquella parte de la
riqueza nominal o patrimonial, no constituida directamente por bienes reales
que se comporta como capital rentista remunerado exclusivamente por los
interesesi.
A mediados de los años 90, el
volumen de sus operaciones financieras era de 25 veces el PIB mundial. En 2013
oficialmente ya era 70 veces y si incorporásemos al cómputo todos los flujos
financieros que van por fuera de las bolsas de valores, los llamados mercados
extrabursátiles, el volumen sería de 250 veces el PIB mundial. De estas
operaciones no hay obligación de rendir cuentas, ni a publicar sus estadísticas
y han crecido exponencialmente durante la última década, según el Banco de
Basilea (BIS). Si entre 1998 y 2008 su valor se multiplicó por cinco (50% anual),
a partir de 2008, la tendencia ha se sido creciente, aumentando el riesgo de
bancarrota o default para los tenedores de estos activos (Alejandro Inurrieta, Cerramos
bancos y abramos indústrias, www.cafereggio.net, 17 de junio de 2013).
Es preciso anotar que el capital
ficticio no es lo mismo que el capital a interés. El último en si no es
productivo aunque se apropia de una parte de la plusvalía generada en el sector
productivo y contribuye de modo indirecto a fomentar la riqueza real, es decir,
tiende a aumentar la producción del excedente así como la velocidad de
reproducción del ciclo del capital. En pocas palabras, aumenta la
´productividad del trabajo´ en general. El capital financiero ficticio
procura participar en la acumulación sin necesidad de relacionarse siquiera con
el factor trabajo, aunque lo anterior no implica que no contrate mano de obra.
El capital ficticio no genera ninguna sustancia real porque no contribuye en
nada a la producción o la circulación de riqueza, en el sentido de que no
financia ni el capital productivo ni el comercial. Exige remuneración pero no
contribuye en nada a la producción del excedente económico, de plusvalía. En
otras palabras, el capital ficticio es un capital parasitario que no aumenta la
productividad del trabajo en general.ii
La derogación de la Ley Glass
Steagall en 1995 borró la línea entre banca de inversión y banca comercial lo
que fue el motor por excelencia para el desarrollo del capital ficticio. La
derogación de la ley abrió el camino para que los bancos estadounidenses
emitan, negocien y creen mercados de acciones y deudas. La derogación llevó a
permitir a las compañías de holding bancario que poseen una variedad de
filiales por el mundo y cada cual con su balance independiente. Es la
implementación firme de la red global de Cities Financieras con su centro en
Wall Street y Londres, pero con sus cities en Hong Kong, Bombay, Buenos Aires,
Sao Paolo, etc. Los grandes bancos servían no solo como proveedores de fondos a
las empresas transnacionales en los países emergentes y como comisionistas en
el proceso de fusiones y adquisiciones, sino también operaban como agencias
calificadoras. Como tal daban información sobre la capacidad de pago de deudas
públicas y privadas. Las propias obligaciones de los grandes bancos sirven como
"medio de cambio", títulos que pueden ser negociados como dinero.
Carcanholo y Sabadini distinguen
dos tipos de capital ficticio. El primer tipo de capital ficticio está, como
ejemplo, constituido por acciones con valor igual al del patrimonio real de
empresas productivas. El capital está dos veces representado, una vez en forma
física y otra en forma ficticia. Lo llaman capital ficticio de tipo 1 por ser
respaldado por capital real. Es real desde la óptica del capital individual que
lo puede vender a fin de obtener riqueza real. Desde la óptica de la sociedad
en su conjunto sin embargo es capital ficticio. La valorización especulativa de
las acciones, mediante la obtención de un préstamo a tasa de interés cero,
invertido luego en la compra de las acciones propias, constituye un incremento
del volumen total del capital ficticio. Por detrás de él no hay ninguna
sustancia real. Ese incremento lo llaman los autores de capital ficticio de
tipo 2. Así, y por extensión, clasifican diferentes valorizaciones
especulativas de activos reales o mobiliarios como capital ficticio de tipo 2.
Con una reducción especulativa
del valor de activos, nos encontramos con una destrucción de capital ficticio.
Marx también destaca que los títulos de la deuda pública constituyen capital
ficticio, que hoy es más importante que nunca. Los autores distinguen aquí
también los tipos 1 y 2. Cuando los títulos públicos son emitidos para
financiar inversiones reales, tales como carretera, puertos, puentes, túneles,
ferrocarriles, edificios, se trata de capital ficticio de tipo 1. En última
instancia tratase emisiones que permiten una reproducción ampliada de la
riqueza real y por ende estimulan la productividad general del trabajo por su
contenido. Al contrario, cuando el incremento de la deuda pública ocurre en
razón de gastos improductivos o gastos corrientes o aún de transferencias,
estamos frente a la creación de un nuevo capital ficticio de tipo 2, ya que no
habrá nada sustancial después de ese incremento de la deuda.
1. La geopolítica hoy: formas de
capital ficticio en lucha
El capital financiero anglo-americano
globalizado es una nueva forma de capital
que necesita negar al estado-nación del país central (o estado-corporación
multinacional) como modo de organizar y producir el Estado del poder-valor. Es
un Estado-Global (Estado-Red Global de Cities Financieras) con su centro en
Wall Street y la City de Londres, pero presentes también en Hong Kong, Bombay,
Buenos Aires, Sao Paolo, etc. Este capital está liderado por bancos como City
Group (la mayor empresa de servicios financieros del mundo con sede en Nueva
York), HSBC (la segunda de estas empresas, con sede en Londres), Lloyd’s (el
principal mercado de seguros y reaseguramientos, con sede en Londres) y
Barclays (la cuarta mayor compañía de servicios financieros, con sede
igualmente en Londres).
La red financiera internacional
de la Gran Banca Global Rothschild, que está detrás de HSBC y Lloyd’s Bank, y
detrás de los últimos aparecen empresas transnacionales como Cargill-Monsanto,
Shell y Unilever. Es interesante saber que los Rothschild controlan además los principales
medios de comunicación (CNN, BBC, Reuters News, Associated Press, ABC, CBS,
NBC, CNBC, y otros canales de televisión y diarios en todo el mundo). Son los
opositores más visibles del gobierno de Trump hoy en día. Es preciso saber
asimismo que los Rothschild controlan la CIA (Agencia Central de Inteligencia)
y la OTAN como su brazo armado, y que hay pocas naciones donde no controlan el
banco central.
El aumento de las obligaciones de
la banca financiera, permite al capital financiero global invertir directamente
a través de sus empresas transnacionales ubicadas en países emergentes y
primero que nada en China, para transformarlo en capital real. Es decir crean
capital ficticio de tipo 1 a fin de transformarlo en capital productivo. Ya en
2007 un informe del Instituto McKinsey señalaba que los mercados financieros en
las economías emergentes representaron ese año la mitad del crecimiento del
total de los activos financieros. Como demuestra un reciente estudio de la OCDE
el crecimiento global del PIB en la primera década del siglo XXI se debe más a
las inversiones en los países emergentes que a las invertidas en economías
avanzadas. Se destaca la transcendencia de las cuatro nuevas potencias (BRIC)
que en su conjunto superaban la riqueza de los países más desarrollados de
Occidente. China por si sola superó la riqueza de Alemania en 2007, la de Japón
en 2010 y superará la de los EUA en 2027. El «momento unipolar» que sucedió a
la bipolaridad propia de la guerra fría, entonces, no fue más un episodio
pasajero. La multipolaridad caracteriza las actuales relaciones de poder en el
mundo (Vea, Instituto Español de Estudios Estratégicos, Las potencias
emergentes hoy: hacia un nuevo orden mundial, www.ieee.es, marzo de 2011).
Para imponer un estado global es
preciso acabar con la soberanía de las naciones lo que significa a la vez una
lucha contra el multipolarismo y el unipolarismo del capital financiero
continental. Uno de las ´armas´ del capital financiero globalizado son los
derivados: el capital ficticio tipo 2 por excelencia. Los derivados son
productos financieros que cubren el riesgo de un activo principal subyacente,
el cual puede ser un bien físico (oro, plata, cereales), un activo financiero
como divisas o títulos, o incluso una cartera de activos. Su desarrollo se da
particularmente a partir de 1995, luego de legalizar la banca de inversión al
derogar la Ley Glass Steagal. Su dinámica se dispara más aún a partir de 2009,
con la ley Dodd Frank, que legaliza la emisión de dinero sin respaldo para
financieras a la banca “demasiado grande para quebrar”.
El ejemplo más sencillo y
elemental de un «producto derivado» se desarrolló con las deudas hipotecarias.
Estas fueron revendidas en paquete por los grandes bancos de EUA y ofrecidas
como nuevos ´productos financieros´ muy seguros a otros bancos en el mundo y
así sucesivamente. Con ello se liberaba capital para una nueva ronda atrayendo
gente cada vez menos solvente al tiempo que los bienes e inmuebles subieron sin
cesar y de manera especulativa. Cuando subieron las tasas de interés a partir
de 2006, estas deudas se tornaron impagables y explotó la crisis inmobiliaria.
Los precios del activo subyacente (los inmuebles) se desplomaron al disminuir
la demanda de casas, generando la destrucción de capital ficticio. Al peligrar
la caída de los bancos demasiado grandes para quebrar, el Estado tuvo que
intervenir para rescatar a la banca y asumir las pérdidas del capital ficticio
fallido. La deuda bancaria se transformó en deuda pública.
A partir de entonces entran de
lleno los seguros contra el riesgo de impago de la deuda pública: llamados
‘Credit Default Swaps’ (CDS). Al haber salvado a los bancos demasiado grandes
para dejarlos caer, estos mismos bancos comienzan a manipular la deuda pública.
Existe la Asociación Internacional de Derivados y Seguros (ISDA). Su objetivo
es determinar cuándo un estado tiene un problema de pago de la deuda, o si más
bien se encuentra en bancarrota o incapacidad total de pago (‘default’ en
inglés). Cuando un país se encuentra en bancarrota se aplicaría el seguro (CDS)
y los bancos que vendieron esos seguros tendrían que pagar una indemnización.
Los directivos y oficiales de la ISDA son representantes de los mayores bancos
del mundo en general y de Wall Street y la City de Londres en particular. En
vez de declarar un estado en bancarrota, señalan que ese país tiene
dificultades de pago a fin de poder imponer condicionamientos como la
privatización de empresas estatales en beneficio de dichos bancos. Es una forma
de acumulación originaria en el siglo XXI.
Aquí entran los megabancos con
sus agencias calificadoras de riesgo de pago. Si una agencia como
Standard&Poors (la más grande en el mundo) califica la capacidad de pago de
la deuda de un país hacia arriba (algo intermedio entre AAA y CCC), da señales
de una mayor capacidad de pago y el país obtendrá con más facilidad crédito. La
agencia calificadora recibe comisiones para ello. Si más adelante señala que el
país esté demasiado endeudado, la calificación va hacia abajo. Las
consecuencias sobre la tasa de interés son inmediatas. Para conseguir nuevos
créditos el país ha de pagar tasas de interés superiores. Las empresas
calificadoras de riesgo tienen márgenes de manipulación de la capacidad de pago
de la deuda. En su conjunto constituyen una palanca para la subordinación de
economías enteras al pequeñísimo club de capital financiero que controla ese
proceso. En la Unión Europea está la agencia calificadora Fitch y en EUA la
Moody´s como agencias menores. En 2010, el FMI acusó estas agencias de
calificación de riesgo de contribuir "involuntariamente" a
la inestabilidad financiera en el mundo. Se trata de una política de subordinación
de la economía real de países enteros a la gran banca en la Unión Europea y en
EUA pero sobre todo al capital financiero globalizado de Wall Street y la City
de Londres.
En Wall Street existe «cierta»
regulación respecto a las rehipotecas. En la City de Londres no existe
regulación alguna y los bancos pueden rehipotecar las veces que lo deseen. Al
rehipotecar la deuda de un gobierno la banca de inversiones da una señal de
alerta. A partir de ahí las calificadoras de riesgo suelen calificar hacia
abajo la capacidad de pago de la deuda. Suben las tasas de interés y se
complica aún más la capacidad de pago de dicha deuda. La re-aseguración del
riesgo de una bancarrota o re-hipotecar dicho riesgo genera así una pirámide
invertida de títulos anclados, en última instancia, en una garantía: la riqueza
real generada. En otras palabras, el peso del capital ficticio en la parte
superior de la pirámide invertida se torna cada vez más desmesurado en relación
con la economía real. El excedente a repartir entre una creciente cantidad de
títulos buitre, tiende a fraccionarse cada vez más. Al disminuir los
rendimientos disminuye también el interés de nuevos potenciales compradores
para participar.
El capital financiero ficticio
posee su propia lógica y puede demorar años para que se manifieste su carácter
improductivo y desastroso para la sociedad en su conjunto. Todo esto funciona
como un esquema Ponzi: mientras se agrande la parte superior de la pirámide
invertida (los nuevos compradores de títulos) hay sostenibilidad. Conforme los
países emergentes como China comenzaron a mostrar tasas de crecimiento a la
baja, el plusvalor a repartir también crece a menor ritmo. El esquema Ponzi
todavía puede prolongarse en el tiempo al bajar las tasas de interés a valores
negativos (-0% como viene haciendo la Fed después de la crisis de 2008). Es
pedir prestado sin costo alguno para seguir invirtiendo en títulos. Todo indica
que la destrucción de este capital ficticio no está lejos de suceder. Quien
tiene en ese momento el control efectivo sobre la economía real no perderá,
pero quien se quedó solo con el capital ficticio y particularmente derivados,
bonos del Tesoro, etc. sufrirá las pérdidas.
Con el Brexit y las elecciones de EUA el capital
financiero globalizado sufrió un serio revés. El Globalismo Financiero es fuerte
en el plano global pero débil dentro de EUA y con el Brexit también se debilitó
en la UE. Ahí sí son fuertes el Continentalismo financiero conformado por las
multinacionales que controlan el Nafta (EUA, México y Canada) y la UE. La
política de Donald Trump se confronta con el globalismo financiero y tiene
divergencias con el continentalismo financiero, pero no tiene otra opción que
establecer alianzas con el Continentalismo y con los Multipolarismos,
tendencias que hemos abordado con mayor detalle en textos anteriores y que
veremos en síntesis más abajo. Ahora ya no solo es exclusivamente una crisis
financiera global (Septiembre de 2008) que luego se volvió crisis económica
global, sino que además, con el nacionalismo anti-oligarquía financiera transnacional
de Trump, la crisis se extiende y conmociona lo social, lo ideológico-cultural,
lo jurídico-institucional y también lo político institucional de partidos
políticos apoyados en las corporaciones mediático financieras Global (con
CNN/BBC/Al Jazzera/ Euronews/etc.) y Continental con (NewsCorpFox
/Clarín/O´Globo/TV Azteca, etc.).
Como respuesta al capital ficticio parasitario que
está acabando con la soberanía de EUA, Trump introdujo un nacionalismo
industrialista anti-oligarquías financieras. El capital financiero global
no se ha quedado inmóvil en EUA. La Reserva Federal (FED) estará bajo su
control al menos hasta febrero de 2018. La Fed ya subió las tasas de interés
días después del triunfo de Trump y lo hace otra vez en marzo de 2017. La Fed
considera que ahora es el momento para aumentar las tasas de interés con más
celeridad. Se programaron dos aumentos más para 2017 y se proyecta otros tres
tanto en 2018 como en 2019. El gobierno de EUA gastará en este año 400 mil
millones de dólares en intereses por concepto de la deuda nacional. Si la tasa
de interés subiese como programado, el servicio a la deuda por concepto de
intereses sobrepasaría un billón de dólares.
Está claro que Trump y sus apoyos en el
Continentalismo financiero neoconservador y en el nacionalismo industrialista,
también necesita aumentar la tasa de interés para atraer el crédito de todo el
mundo. El alza en las tasas de interés que tuvo lugar en diciembre de 2016 y la
perspectiva de otras más ya orientó el flujo de capital ficticio y especulativo
hacia EUA, y esta vez ese capital pasará de la especulación a la producción. El
reflujo también incluye el regreso de las inversiones de Empresas
Transnacionales, para financiar su plan de reindustrializar EUA con nueva
infraestructura y reposicionarlo como potencia industrial mundial.
Una acelerada alza en las tasas de interés, sin
embargo, bien podrá provocar el colapso financiero y la explotación de todas
las burbujas y de todo ese capital ficticio. Sin duda la fracción del capital
financiero globalista y su red de medios de comunicación en línea atribuirán
dicho colapso al fracaso de las políticas nacionalistas de Trump y presentarían
al Estado global como su alternativa. Así aparecen los megabancos como los
salvadores de la depresión. Sin embargo, el día que Janet Yellen, la actual
presidencia de la FED, acelere el aumento en las tasas de interés, Trump hará
la presión posible para frenarla y de ser necesario no esperara hasta febrero
de 2018, para reemplazarla.
La fracción financiera estadounidense conservadora
unipolar y unilateral. A la política de desmantelamiento de la soberanía nacional se opone un
fuerte bloque conservador dentro de los EE.UU. Estas fracciones conservadoras
buscan perpetuar el viejo imperialismo del país central y para ello promueven
la estrategia de un unipolarismo unilateral, sustentado por el brazo fuerte del
Pentágono y el complejo industrial y militar. Este bloque de poder cuenta con
la fracción financiera de J.P. Morgan (la primera banca comercial de los EUA),
y el Bank of America (la segunda). Luego está Goldman Sachs (uno de los mayores
grupos de banca de inversión y valores del mundo). Este capital financiero
depende de la sobrevivencia del dólar como moneda internacional de referencia,
defendida por su complejo industrial y militar. Su proyecto es otro siglo
americano con un mundo unipolar con bloques continentales de poder como la UE
bajo su hegemonía.
A este capital financiero pertenecen además las
grandes empresas multinacionales del imperio Rockefeller. El vínculo del
complejo industrial y militar con el Chase Manhattan Bank, ahora fusionado en
J.P. Morgan Chase, ha sido muy directo. Así como los Rothschild manejan a la
OTAN como su brazo armado, los Rockefeller trabajan con el Pentágono. El J.P.
Morgan Chase controla la ESSO y Hulliburton. El imperio petrolero de los
Rockefeller se expresa además a través de empresas petroleras como Exxon Mobil,
Chevron Texaco, BP Amoco y Marathon Oil. Los Rockefeller controlan asimismo
grandes empresas farmacéuticas, la constructora de aviones Boeing y las
aerolíneas United Airlines, Delta y Northwest Airlines. En términos políticos
la dinastía ha sido mejor representada por los republicanos.
Estas fuerzas conservadoras buscan mantener a toda
costa la soberanía y fortaleza del poder estadounidense como potencia
hegemónica. Este proyecto político defiende el concepto de
Estado-nación-Estado-región hegemónica con sus controles geográficos. La
debilidad y retraso en términos económicos de esta fracción estadounidense de
poder, ha sido compensada por su poder militar. La caída de las Torres
Gemelas en 2001, así como la caída de Lehman Brothers provocada en 2008
fueron el medio para detener el avance de la fracción del capital financiero
global, que pretende acabar con la soberanía nacional de los propios EUA.
Esta gran fracción del capital financiero ha
florecido mediante crecientes inversiones en el complejo industrial militar.
Después de la caída del Muro de Berlín dichas inversiones se realizan, sobre
todo, a partir de una deuda creciente en dólares, es decir a partir de otra
forma de capital ficticio. En tanto que han logrado transferir su deuda,
mediante los bonos del Tesoro, a terceras naciones que aceptaban dichos bonos
(capital ficticio) a cambio de importaciones por EUA de riqueza real (productos
y servicios en el ámbito civil), los países exportadores a EUA se quedan con
ese capital ficticio.
El capital financiero Estado continental y unipolar
ha tratado de mantener el control sobre el petrodólar a punta de guerras. Estas
guerras se han dado sobre todo en Medio Oriente donde se concentre el negocio
de petróleo en dólares. El petrodólar, sin embargo, sufre la competencia de la
alianza entre Rusia (mayor productor de energía fósil) y China (mayor
consumidor de dicha energía) ya que estos países compran y venden el petróleo
fuera del ámbito del dólar. A este plan se integró Irán cuando dejó de vender
petróleo en dólares. Debido a ello el país fue sancionado. No se repitió el
caso de Irak con Sadam Hussein por la potencia económica y militar que resulta
ser Irán. Las sanciones tuvieron además un efecto contrario a lo esperado, ya
que desde entonces Irán vendió más petróleo hacia el Este de Asia y fuera del
ámbito del dólar. Con Rusia, China e Irán cada vez más naciones de Eurasia
dejaron de negociar el petróleo y gas en dólares.
Por lo anterior la ´fe´ en el petrodólar se vino
hacia abajo. Al no ocupar más dólares como moneda de cambio internacional, la
posición del dólar como moneda internacional de reserva queda afectada. La
venta de bonos del Tesoro ha sido masiva en los últimos años. Las tenencias
china´s de bonos del Tesoro (el mayor tenedor) han bajado desde su máximo en
junio de 2014 en no menos de 25% (algo más de un billón de dólares). Al minar
uno de los dos pilares del poder hegemónico de EUA (el dólar como moneda de
referencia internacional) se acaba también el sostén militar. Cuando los bonos
del Tesoro dejen de tener demanda también viene hacia abajo la capacidad de
financiar el complejo industrial y militar. La política de Trump es aumentar la
tasa de interés para poder elevar el gasto de defensa. Al exigir a los países
aliados de la OTAN que eleven su contribución, se liberaría presupuesto para
invertir en el complejo industrial y militar (Vea, Wolf Richter, Foreign
governments dump US Treasuries as never before, en www.wolfstreet.com,
9 de febrero de 2017).
Economía de guerra, Economía especulativa o
Economía productiva
Los BRICS nacen como los países “emergentes” con
peso mundial, por volumen de población, de materias primas y por ser territorio
de deslocalización de los capitales financieros globales desde el año 1995. Los
BRICS expresan en su primer momento una relación estratégica subordinada a los
intereses financieros globalistas. Luego, cuando China no es aceptada como
verdadero socio en el Fondo Monetario Internacional (FMI) buscan agresivamente
su propio espacio geopolítico. Originalmente, el FMI había propuesto en 2010
anunciar un cambio de moneda internacional en 2014 a partir de los Derechos
Especiales de Giro (DEG´s). Luego, bajo presión de los globalistas, se pospuso
a una fecha a finales de 2015. El 11 de Agosto de 2015 en el FMI decidieron
posponer una vez más la inclusión del Yuan. La aceptación del Yuan finalmente
se dio el 30 de setiembre de 2016. Es el primer paso en firme para que el Yuan
sea considerado como una moneda de reserva internacional.
BRICS podemos caracterizar como proyecto
estratégico no-financiero, como opción estratégica desde los países
dependientes-subdesarrollados-periféricos-no alineados. Surge en el marco de la
guerra financiera transnacional inter-imperialista. Es a partir de las
decisiones del FMI que se pone de pie con un proyecto propio en confrontación
con los capitales financieros unipolares. El mundo dependiente-“emergente” se
manifiesta como centro dominante de producción y consumo de riqueza social, en
síntesis, como el lugar donde impera el trabajo productivo y el capital real enfrentado
a dos formas de capitales financieros unipolares basando su fuerza en el
capital ficticio.
La presencia de Rusia y el acuerdo militar con
China y otros países de Asia, otorga mayor fuerza geopolítica disuasiva al
proyecto BRICS-Ampliado. La propuesta cuenta con un Banco de Desarrollo y
Fomento como con un Fondo de Compensación entre los instrumentos más
importantes. Cuenta con un Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura con
su plan económico-estratégico de la nueva Ruta comercial-industrial de la Seda
(NRS). El proyecto de la Ruta de la Seda es una especie de keynesianismoiii/desarrollismo
productivo a escala mundial. China y Rusia agregan, a su nueva arquitectura
económico-financiera y político estratégica, la nueva arquitectura económica
comercial y productiva.
El proyecto de la Ruta de Seda es una respuesta a
la baja de la tasa de ganancia en los países emergentes y primero que nada en
China. China ya sufre la ´enfermedad japonesa´ que después de ser el milagro
económico por décadas, muestra tasas de crecimiento cada vez más débiles,
pasando de cifras de dos dígitos a una tasa de 4% en el año 2016 (como hemos
señalado en Geopolítica de la crisis económica mundial). Tasas de crecimiento
más bajas son un reflejo de menores inversiones en capital fijo debido a una
tasa de ganancia a la baja. Los perfiles de las tasas de ganancia micro y
macroeconómicas son bastante similares, y básicamente caracterizados por una tendencia
a la baja en el largo plazo afirma Rémy Herrera. Se observan ligeras
oscilaciones en la tendencia a la baja de la tasa de ganancia hasta la década
1990. La tasa de ganancia a nivel micro en China continúa su descenso en los
años 1990. En la segunda mitad de la década, después de la derogación de la Ley
Glass Steagall, se observa una marcada recuperación, hasta el año 2008, para
luego reanudar su tendencia a la baja (Vea, Rémy Herrera y Zgiming Long, Acumulación
del capital y ciclos en la economía china de 1952 a 2014: Dos métodos de
análisis con tasas de ganancias industriales, Universidad de Paris, 2016).
Con la creación del Banco de Inversiones e
Infraestructura se logró obtener inversiones de muchos países incluyendo las
principales economías europeas a fin de darle vida al proyecto de la Ruta de
Seda. Es un proyecto de corte desarrollista/keynesiano productivo a escala
global. Los ausentes más llamativos en este proyecto han sido EUA y Japón. Con
la llegada del gobierno de Trump y dada la decisión y necesidad de su gobierno
de reindustrializar EUA, se abre la posibilidad y, en nuestra opinión, se da la
necesidad que ambas naciones apunten a este desarrollo de proyectos de
infraestructura a escala mundial.
Es interesante e importante saber que hay otra
fuerza política que no hemos de subestimar para que salga adelante el proyecto
Universal Multipolar de BRICS-Ampliado. Fines de febrero de 2017 el papa
Francisco estuvo en comunicación con China para abrir espacios para la iglesia
católica en China y públicamente mencionaron la necesidad de un mundo más igual
y más justo y la urgencia de una redistribución de la riqueza mundial. Estamos
claros que China opera, al igual como todos los países capitalistas, en la
economía de mercado a nivel mundial, pero tampoco podemos dejar de un lado que
tiene un gobierno central con fundamentos socialistas. El Vaticano del papa
Francisco se alinea con China y el Proyecto Universal Multipolar de
BRICS-Ampliado y comparte el proyecto de un Nuevo Orden Monetario en el cuál el
Yuan sea una moneda de reserva internacional anclada en oro. Hoy en día China
es el principal poseedor de oro a nivel mundial, con más de 20 toneladas en
lingotes y muy a sorpresa de muchos, el Vaticano es el número dos. (Vea, Bill
Holter, The world is about to be hung on a cross of gold, www.silverdoctors.com,
27 de febrero de 2017).
Hemos de señalar que también Rusia se encuentra en
una posición de fuerza más allá de su poderío militar. Como gran productor de
oro, las reservas internacionales rusas en oro han aumentado sin cesar. Rusia
podrá llegar a ser una fuerza importante en la definición del precio del oro y
no solo por sus reservas en oro. Pues, a pesar del colapso en el precio del
petróleo, las finanzas del Estado ruso se encuentran en una posición muy
saludable al no contar con deuda externa. Todavía en este año, Rusia habrá
cancelado todas las deudas entabladas en el período soviético. Esto significa
que el capital financiero unipolar no tendrá ninguna capacidad de maniobra para
subordinar al país por la vía económica. De ahí también la amenaza concreta de
una confrontación militar con Rusia si Clinton y los globalistas hubiesen
ganado las elecciones. Rusia está en una posición de atacar al dólar, si así lo
deseara, comprando oro. (Vea, Alasdair Macleod, Will Russia attack the
dollar by buying gold, www.silverdoctors.com, 26 de febrero de 2017).
Finalmente está cada vez más claro que EUA no posee
el oro que oficialmente afirma tener. De acuerdo a la documentación que
recibieron expertos como Koos Jansen en la materia de US Mint, (el organismo
encargado de producir la moneda estadounidense) hace décadas que no hay
auditorías serias ni completas del stock de oro en bodega. Lo que queda claro
de la pobre documentación recibida es que US Mint ha hecho de todo para
mantener la información fuera del dominio público. Lo anterior no
necesariamente significa que todo el oro hubiese desaparecido, pero una buena
parte bien puede estar comprometido por una política de ´leasing´. Así, por
ejemplo, Alemania ha recibido parte de ´su´ oro que no llevaban las marcas del
caso. Obtuvieron lingotes sin marcas probablemente de otros tenedores con menos
influencia. Si la administración Trump quisiera pasar al patrón oro muy
probablemente ha de adquirir oro también mediante la política de leasing. Y
quienes poseen el oro suficiente para poder prestarlo son China, el Vaticano,
India y Rusia. Para poder definir el próximo sistema monetario internacional el
poder real está en quien posee la riqueza real necesaria para anclar su moneda
y no en quien más posee riqueza ficticia para hacerlo. (Vea, Koos Jansen, US
Mint releases New Fort Knox ´Audit Documentation´, en www.silverdoctors.com,
27 de febrero de 2017 y Koos Jansen, 9 must see gold charts, www.silverdoctord.com,
2 de marzo de 2017).
¿Y la administración Trump qué?
A principios de 2017, Alan Greenspan, ex presidente
de la Reserva federal afirmó: “Regresar hoy al patrón oro sería percibido como
un acto de desesperación”. El capital financiero globalista efectivamente
calificaría esta decisión como un acto irresponsable. Sin embargo, señala
Greenspan, si hubiéramos tenido el patrón oro no estaríamos en la misma
situación en la que nos encontramos hoy. Con el patrón oro, sigue, nunca
hubiéramos alcanzado esta situación de endeudamiento extremo ya que el patrón
oro no permite que la política fiscal se descarrile. El retorno al patrón oro
significaría muy probablemente un colapso para los ´banksters´ de Wall Street y
dejaría sin poder al ´Estado Profundo´ en Washington. Este retorno, afirma Rory
Hall, quien cita a Greenspan, transformaría la economía norteamericana
profundamente y entregaría el poder democrático de nuevo al pueblo, tema
central de la campaña de Trump (Vea, Rory Hall, Why do all developed
countries have gold reserves?, www.silverdoctors.com, 23 de febrero de 2017).
El desarrollo del capital financiero ficticio ha
dado espacio para "la guerra de clases desde arriba" al
prescindir del factor trabajo, pero al tener problemas cada vez más serios para
volver a la esfera productiva, una fracción del capital financiero unipolar
apunta cada vez más agresivamente contra el otro. Conforme ha pasado el tiempo
la guerra entre estos capitales financieros dentro del propio país hegemónico.
En medio de esta lucha llega Trump quien apuesta al capital productivo,
buscando fortalecer la economía real de EEUU. El capital financiero globalista
hará todo lo posible para que Trump sea derrotado y su arma principal son las
aceleradas alzas en las tasas de interés. Lo anterior llevaría el proyecto Trump
a su derrota económica. Su única salida, en nuestra opinión, es apostar al
multipolarismo productivo. Con la otra fracción del capital financiero unipolar
y conservador Trump ha hecho alianzas para poder sobrevivir en el poder, hecho
que se refleja en la composición de su gobierno.
La administración Trump pretende reactivar el
desarrollo de Estados Unidos rompiendo con el ideal de ser
«el primero». Para lograrlo no puede perder el tiempo, afirma Thierry
Meyssan. Se necesitarán años para abrir las «rutas de la seda»,
aunque su construcción ya está ampliamente iniciada.
Por consiguiente, Estados Unidos no tiene tiempo para ponerse a
renegociar los grandes tratados comerciales multilaterales ya existentes.
Tiene que lograr sin demora acuerdos bilaterales para que los
mega-contratos se apliquen de inmediato. Hay señales que Trump busca
integrarse al Banco de Inversiones en Infraestructura para poder participar en
el proyecto de la Ruta de la Seda (Vea, Thierry Meyssan, Los negocios contra
la guerra, http://www.voltairenet.org,
14 de febrero de 2017).
La tesis de Trump de invertir un billón de dólares
en infraestructura parece cuadrar con el desarrollismo/keynesianismo productivo
a escala mundial de la Ruta de Seda en Eurasia. Con la participación de la
administración Trump dicho proyecto alcanzaría escala global. Esta salida
probable significaría un golpe mortal para el capital financiero globalizado.
No queremos afirmar que es una salida segura, pero las oportunidades del
proyecto Universal Multipolar van en aumento. El peso de la geopolítica
traspasaría de Occidente a Oriente, pero así se garantizaría la sobrevivencia
de EUA como gran nación. En tanto que esas mega-inversiones en infraestructura
se desarrollen habrá creación de capital real por unos cuantos años hasta que
terminen dichos proyectos financiados. La gran pregunta, sin embargo, es si las
mismas obras luego encadenarán con el proceso de reproducción ampliada de la
economía real. De no ser así, dichas inversiones se transformarían en capital
ficticio. La productividad general del trabajo a escala global tendería a la
baja a partir de entonces. No habría retorno posible a un alza en la tasa de
ganancia ni a partir del multipolarismo productivo a escala global.
En tal caso estamos frente a una crisis sistémica y
la transición hacia una sociedad post-capitalista será inevitable. Surge
inmediatamente la pregunta sobre las alternativas. En términos de trabajo
productivo e improductivo creemos que con el descenso de la productividad
general por la forma, nos encontramos en un período de transición de una
sociedad donde el trabajo productivo regulado por la forma, estará en un
proceso de subordinación al trabajo productivo visto por el contenido. Estamos
ante la transición hacia una racionalidad económica donde el contenido se
sobrepondrá a la forma, es decir donde el valor de uso se sobrepondrá al valor
de cambio.
Notas
Agradezco los aportes de Walter Formento para este
artículo
i Reinaldo Carcanholo, La gran depresión del siglo
XXI y la riqueza ficticia (sobre las categorías teóricas de capital ficticio y
ganancias ficticias) CLACSO, Periferias, Año 21 - Nº 20, 2012).
ii Carcanholo y Sabadini, Capital ficticio y
ganancias ficticias, dos visiones críticas sobre el futuro del capitalismo; en
Observatorio Internacional de la Crisis, La Gran Depresión del Siglo XXI, DEI,
Costa Rica, 2009, pp47-80.
iii Keynesianismo tercermundista denominas a un plan
de reactivación productiva industrial y desarrollo industrial estratégico
integral. El término tercermundista invierte la carga del concepto de
keynesianismo imperialista de país central que es la esencia de plan de Keynes
en la Gran Bretaña derrotada en Breton Woods por el Dólar en segunda guerra
mundial. Pues, entonces nosotros necesitamos un desarrollismo industrial
estratégico integral del mundo multipolar emergente.
http://www.alainet.org/es/articulo/183996
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