Publicado por Daniel Eskibel en Jun
13, 2017
En ninguno. No
existe un momento exacto de la campaña electoral en el cual se decida el voto.
Y no solo porque los tiempos de la decisión de voto varían de persona a
persona, sino además porque esa decisión electoral no es un momento aislado
sino un proceso.
Pero aunque ese
momento exacto no exista, igual todos quieren descubrir por lo menos el
proceso. Lo cual tiene su lógica, por cierto.
Conocer cuando y
cómo se decide el voto es objeto de interés académico por parte de la
psicología política porque ayuda a comprender más profundamente la psicología
del votante. Pero al mismo tiempo es algo de alta utilidad
práctica para las campañas electorales y la comunicación política, ya que
de ese conocimiento se pueden derivar líneas de acción muy específicas
dirigidas a persuadir al votante entregando los mensajes en los tiempos más
adecuados.
Ya sabes que en
política el tiempo corre muy deprisa.
En campaña electoral más aún.
Tic tac. Tic tac.
El reloj te obliga, te limita, te empuja.
Y surgen las
dudas: ¿y si cometo el error de concentrar todos mis recursos cuando ya es
tarde porque el votante ya está decidido? ¿Y si mi equivoco por malgastarlo
todo en un momento de cero apertura para la persuasión política?
La solución es clara: tengo que saber cuando es que el votante toma su decisión
y cómo lo hace.
La decisión de voto antes, durante y después de la campaña electoral
En el mundo de la
comunicación política y de las campañas electorales existen básicamente tres
teorías a la hora de analizar el momento de decisión:
1. Muchos creen que la decisión de voto se toma antes, en ocasiones mucho antes
de que siquiera comience la campaña electoral. Para ellos el voto se decide
meses o inclusive años antes de que aparezca el primer spot televisivo o la
primera valla callejera. Por lo general consideran que los factores que
intervienen son básicamente de largo plazo (ideológicos, políticos,
sociológicos, demográficos, psicológicos) y que los mismos apenas son rozados
superficialmente por la campaña electoral.
2. Otros, en cambio, creen que la decisión de voto se toma durante la campaña
electoral. Es en ese margen acotado de pocos días o semanas, variando de
acuerdo a la legislación de cada país, que las personas son persuadidas y que
optan por elegir un candidato y rechazar a los demás. Para ellos la campaña lo
es todo, y la comunicación electoral es el gran factor que inclina la balanza
en una dirección o en otra.
3. Finalmente están lo que creen que la decisión de voto se produce luego de la
campaña, en ese breve período que comienza al cesar la publicidad electoral y
que termina en el momento mismo de votar. Para ellos el factor clave es la
reflexión final del votante durante esos días u horas de relativo silencio y
aparente calma. Entienden que solo entonces van a florecer todas las flores
sembradas antes y durante la campaña.
Las tres teorías
tienen algo de cierto. Pero las tres teorías fallan porque suponen que la
decisión de voto es un proceso meramente racional, consciente, intelectual.
Pero no lo es.
Cuando el votante está decidido antes de tomar una decisión
Para la psicología
es cosa juzgada desde hace más de 100 años: las decisiones humanas puramente
racionales no existen. Y no es porque tengan un componente irracional agregado,
un cierto porcentaje extra de emoción o una variable dosis inconsciente.
No.
Es mucho más que eso.
Es que todo lo que
puedes agrupar bajo las denominaciones de racional, consciente, intelectual…todo
eso es apenas una mínima
parte de los mecanismos mentales. Mínima. Y mucho menos determinante de lo
que habitualmente nos gusta creer.
Hacer consciente
lo inconsciente, tal era una de las formulaciones de Sigmund Freud respecto al
trabajo psicoanalítico.
Incluso en la toma de decisiones.
Y también en la decisión de voto.
Una masa
contradictoria de información política ingresa en el sistema de cada persona.
Lo hace al mismo tiempo que otra cantidad de información proveniente de los más
diversos orígenes. Esa información fluye, se procesa, se descarta en parte, se
modifica y se archiva. Y cada cierto tiempo se rescata del archivo y se vuelve
a modificar y se vuelve a archivar.
Esto ocurre de
modo permanente.
La vida psíquica inconsciente no sabe de legislaciones electorales ni de tiempos
políticos ni de mensajes oportunos ni de épocas de campaña electoral. Es una
maquinaria compleja que no se detiene nunca, que siempre está en movimiento.
Cuando la persona
decide conscientemente a cual de los partidos o candidatos va a votar, en realidad
ya hace rato largo que está decidido. Mucho antes que la decisión racional
ocurrió lo que denomino ‘decisión primaria de voto’.
¿Qué es la
decisión primaria de voto?
Es una simpatía, una inclinación, una aproximación hacia un candidato o
partido. Pero una aproximación inconsciente, irracional y cargada de emociones.
Antes de ‘darse cuenta’ racionalmente de su preferencia, pues esa preferencia
ya está instalada a un nivel más profundo de su psiquismo.
¿Qué efectos tiene la campaña electoral sobre la decisión de voto?
Para ser precisos
y efectivos, entonces, tenemos que considerar dos decisiones de voto en cada
persona: la decisión primaria y la decisión racional. Las campañas políticas se
obsesionan con la segunda y olvidan la primera, que paradójicamente es la más
determinante y la más dura.
¿Esto significa
que la campaña electoral carece de efectos sobre el voto?
No, de ninguna manera.
Lo que significa es que la campaña electoral no es ni remotamente todopoderosa
a la hora de decidir el voto. En realidad la campaña electoral influye en
algunos aspectos que es necesario identificar con claridad:
* La campaña electoral actúa sobre la intensidad de la decisión primaria de
voto y puede mantenerla, fortalecerla o debilitarla.
* La campaña electoral también brinda elementos racionales para que cada uno
pueda no solo justificar su voto sino además intentar convencer a otras
personas.
* La campaña electoral a su vez puede cambiar la decisión primaria de voto de
cierto conjunto minoritario de personas.
En suma: la
decisión racional de voto se puede producir antes, durante o después de la
campaña electoral. Ello depende de las personas y de las coyunturas políticas,
culturales y sociales. Pero la decisión primaria de voto se produce siempre
antes y suele ser invisible para los analistas.
Es sobre esa
decisión primaria que debe operar la campaña electoral.
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