27-09-2017
En la
campaña electoral del 2016, Pedro Pablo Kuczynski puso mucha fuerza en ofrecer
lo que en ese momento dio en llamar la construcción de un “tren de
cercanías”. Se refería así a un sistema ferroviario costero que uniera Lima
con algunas ciudades próximas del norte y del sur, como Huacho y Huaral, o
Pisco o Ica, respectivamente. Hoy, a 15 meses de su investidura, ha callado
completamente en torno al tema. El único “tren de cercanías” que ha construido,
es el que lo ha aproximado a dos estaciones poco recomendables: la Mafia Fujimorista,
y el APRA. La composición del nuevo Gabinete y sus primeras acciones, así lo
acreditan.
Se ha tratado, sin duda, de una tendencia
capituladora, cuestionada por una buena parte de la población, precisamente la
que le dio la victoria en los comicios del año pasado. Y es que la gente que
votó por PPK, lo hizo no tanto porque simpatizara con su imagen o sus
propuestas, sino simplemente porque se negaba en redondo a asumir una conducta
que favoreciera directa, o indirectamente, a Keiko o a Garcia.
Nosotros fuimos más concretos. Dijimos en su
momento que los trabajadores no tenían, en el plano electoral, camino de
salida, que nadie estaba en la posibilidad de elegir aquello que fuera mejor, o
más cercano a sus propuestas o ideales. Que vivíamos una coyuntura dramática, y
especial en la que el único “privilegio” que tendríamos era el poder decidir a
cuál de los dos enemigos que tendríamos al frente, debíamos elegir: si a la
derecha neo liberal, o a la Mafia.
Dijimos entonces que en el pasado habíamos tenido
ante nosotros a muchos gobiernos reaccionarios, representativos de la derecha
tradicional en sus di versas variantes. Y que el pueblo peruano había sabido
combatir. Sabemos -dijimos- cómo se hace: A través de huelgas, acciones de
masas, movilizaciones populares, combates regionales, denuncias públicas,
enfrentamientos de calle, prensa popular, y otras modalidades. Por eso, lucía
preferible optar por PPK.
A si ha ocurrido. La huelga magisterial, la lucha
de los médicos y los trabajadores de la salud, la acción de los movimientos
regionales o locales, lo ha confirmado. Ha sido posible en estos convulsos
meses de gestión neo liberal, resistir a pie firme los embates del capital y
enarbolar muy en alto las banderas de los trabajadores. Y ese ha sido el merito
trascendente de los que combatieron en jornadas que han quedado ya impregnadas
en la retina de los peruanos.
Con la Mafia en el Poder, todo habría sido
distinto. El mismo escenario, habría sido diferente. La “prensa grande” con
apoyo del Estado, se habría encargado de borrar de un plumazo de la cabeza de
las gentes, todo brote de protesta, o rebeldía. Los mensajes de Laura Bozzo, de
Magaly Medina, de Aldo M., de José Barba o Rafael Rey, hubieses eliminado el
menor vestigio de queja o de protesta. Y la más pequeña expresión de
descontento, habría sido cortada de raíz. Prácticas del fascismo.
Una prueba indubitable de ello fue el mensaje el
fujimorismo con relación a la huelga magisterial: “no debió permitirse
que crezca”, “que tome cuerpo este conflicto”. Claro,
debió habérsele matado en el huevo, cortado de raíz, bloqueado en la
posibilidad de que adquiriera el entorno nacional con el que se proyectó en los
meses de julio y agosto.
Con la Mafia en el Poder, los verdaderos líderes de
la lucha, habrían sido acusados de terroristas, encarcelados y torturados
-¿exageramos? No. En 1996, bajo el imperio Neo Nazi de AFF, 645 mil peruanos
fueron detenidos, el 90% de los cuales fue sometido a prácticas “crueles,
inhumanas y degradantes”, es decir, torturas. Y el año siguiente la cifra
subió a 657 mil. Así se acreditó.
Los otros, aquellos que no se hubiesen mostrado
tercos en la lucha habrían sido, o corrompidos, a simplemente relegados. Porque
ambas fueron las modalidades usadas por los servicios de inteligencia de la
dictadura. Ahí están los videos del SIN, para confirmarlo. Entonces no se trata
de “guardar rencores” ni “alimentar odios”. Se trata, simplemente
de tomar distancia de procedimientos perversos, de mecanismos salvajes, de
prácticas brutales, incompatibles con la dignidad humana. Eso es algo que lo
comprende cualquier persona elementalmente ganada por el respeto a la vida y a
la justicia. Por eso es que la tesis aquella del “Indulto” al reo más
representativo de esa modalidad operativa, huele a azufre, y gana el rechazo
activo de todas las fuerzas democráticas, independientemente incluso de sus
opciones políticas. Eso se confirmara en la jornada del viernes 29 en la Plaza
San Martín.
Hay quienes pretenden valerse de comparaciones
absurdas: si salió en libertad Maritza Garrido Lecca, ¿por qué no podría
también salir Alberto Fujimori? Se preguntan al borde del llanto y de la
histeria. La bailarina de 52 años, no salió por “indulto” sino porque cumplió
su condena. Y AFF –cuando la cumpla, en el 2032- también podría abandonar la
cárcel dorada que hoy lo cobija. Por lo demás, Maritza nunca estuvo en el
gobierno, ni ordenó crimen alguno. Su delito, fue otro: proteger a alguien al
que la prensa reaccionaria idealiza presentándolo hasta hoy como “gran
líder de la lucha armada”. ¿Que Maritza no pagó su reparación civil? Es
verdad. Tampoco Fujimori ha pagado un centavo de su “reparación civil”. Y él,
tampoco se ha “arrepentido” ni ha “pedido perdón”, como se le exigió hasta el
delirio a la bailarina de danza clásica.
No se trata de situaciones similares, ni de
acciones del mismo corte, entonces. Tampoco una sentencia cumplida luego de 25
años de rigurosa carcelería, puede equipararse a un indulto mendigado por la
lástima que genera un viejito que dice estar “en la última lona”. SI PPK opta
por el “Indulto”, lo que habrá de hacer, es proferir un insulto procaz que será
asumido por millones como una ofensa imborrable.
PPK fue hasta hablar con el Papa, probablemente
sobre el tema. Pareciera que sin éxito. El Jefe de la Iglesia, no habría
recomendado el Insulto para Videla o Pinochet. Tampoco para Fujimori. Es una
opción vinculada al sentido común.
Gustavo
Espinoza M. Colectivo de dirección de Nuestra
Bandera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario