martes, 10 de octubre de 2017

COMUNICACIÓN POLÍTICA PARA PÚBLICO INTROVERTIDO


Los introvertidos son entre el 25 y el 50 % de la población.

Charles Darwin leyó cuidadosamente la comunicación escrita que había recibido. Un buen amigo suyo lo invitaba a una fiesta a la cual concurrirían muchas de las personas más conocidas de la sociedad londinense de la época. Charles descartó la invitación casi sin pensarlo. Prefería una larga caminata por la soledad del campo o una conversación profunda con una o apenas dos personas amigas. Era uno de los principales científicos de la historia y tenía una personalidad introvertida.

Formas de comunicación política que fracasan con introvertidos

Al igual que Darwin, entre el 25 y el 50 % de las personas son introvertidas, lo cual constituye un inmenso mercado electoral. Sin embargo son un público invisible para las campañas políticas, concentradas casi siempre en los extrovertidos.

Piensa en las asambleas tumultuosas, en las concentraciones multitudinarias, en los mitines callejeros, en las ruidosas caravanas de vehículos, en el agitar de las banderas, en los oradores apasionados, en la música repetitiva y estridente, en los gritos y los cánticos, en las calles desbordadas de carteles de todos los colores, en los spots televisivos que muestran eso mismo, en las cuñas radiales que ofrecen eso mismo, en el bombardeo incesante en Facebook y Twitter…

Alto. Pausa. Stop.

Respira.

¿Cómo reaccionan los introvertidos ante esta avalancha?

¿Acaso se suman a este aquelarre extrovertido?

No, no lo hacen.

¿Acaso son súbitamente persuadidos?

No, no lo son.

¿Acaso les llega el mensaje?

No, ni siquiera eso.

La reacción de los introvertidos es el repliegue. Comienzan a bajar la cortina metálica. Y se refugian en un lugar seguro y tan conocido para ellos: su mundo interior. Su fortaleza. Y allí se quedan, lejos del mundanal ruido de las campañas electorales.

¿Y entonces qué hacemos?

¿Dejamos de lado a este segmento que podría llegar a incluir a la mitad de los votantes y que nunca será menos que la cuarta parte del total?

¿Renunciamos a comunicarnos con ellos?

Como consultor político sé que sería un disparate dejarlos de lado. No solo por su peso cuantitativo, por el número, por la cantidad de personas que significa. Sino también por su peso cualitativo: suelen ser mucho más influyentes de lo que parece. Solo que su influencia vuela por fuera del radar, es moderadamente silenciosa y casi invisible. Las fortalezas que tienen los introvertidos para observar, para pensar, para profundizar y para encontrar las palabras precisas a la hora de comunicarse son atributos que los convierten en un target muy apetecible para una campaña electoral.

Cómo persuadir a los introvertidos

Entonces, para comunicarnos de modo efectivo con el público introvertido tenemos que girar en torno a 3 conceptos esenciales que son:

1.     Tiempo
2.     Contenidos
3.     Escritura

Tiempo, en primer lugar. La persona introvertida necesita tiempo para procesar nuestros mensajes.

Tiempo para reflexionar, para incorporar suavemente eso externo que es el mensaje político dentro de su mundo interior. Tiempo para asociar ese mensaje que viene de afuera con los contenidos ricos y variados que hay dentro de su cabeza. También el extrovertido necesita tiempo para procesar, pero el introvertido necesita más tiempo aún.

En la práctica esto significa que tu comunicación política no puede esperar hasta la pre-campaña o la campaña electoral. Tiene que comenzar mucho antes, lo cual obliga a las campañas a pensar en el mediano y largo plazo. Siempre. Claro que este tiempo solo será productivo si le brindamos a la persona introvertida algo valioso para reflexionar. Lo cual nos lleva al segundo concepto esencial para comunicarnos con este target: los contenidos.

La persona introvertida, entonces, necesita contenidos políticos para reflexionar. Recuerda que a los introvertidos les gusta pensar, estar a solas consigo mismos, con sus pensamientos. Y es allí donde las campañas políticas se tienen que meter.

Como es obvio, lo superficial no cala en la profundidad interior de estas personas. No cala sino que resbala y se pierde.

Lo que sí cala son los contenidos más elaborados y más adecuados al estilo introvertido. Vale más para este público la fotografía de un candidato introspectivo, reflexivo, calmo…que la fotografía de un candidato enérgico y desbordante de energía. Antes que el eslogan rápido, vale más la descripción detallada de un problema junto con la explicación serena de la solución propuesta.

Si te quieres comunicar bien con un introvertido no le des contenidos que se auto destruyan en segundos como aquella grabación de Misión Imposible. Dale contenidos que le den juego, que le den vida a su mundo interno. En todos los formatos: fotografías, vídeos, infografías, audios y especialmente en ese formato que para los introvertidos tiene un valor particularmente relevante. Sí, me refiero a la palabra escrita.

Escritura.

Ese anuncié que era el tercer concepto esencial para la comunicación política con la persona introvertida.

La palabra escrita es especialmente bien recibida por los introvertidos. No faltará quien diga que vivimos en la era de la imagen, que todo es imagen, que lo visual predomina, que una imagen vale por mil palabras, que el texto escrito está en retirada, que internet y las redes sociales nos alejan de la palabra escrita…

Falso.

Hoy más que nunca tenemos canales de comunicación escrita. Más que nunca. Piensa: mensajes de texto, mensajes en WhatsApp, comentarios en Facebook, tweets, blogs, artículos, versiones online de los periódicos, libros en pdf, libros en Kindle, libros en papel en librerías o en Amazon, carteles en las calles, últimas noticias en texto corriendo debajo de las imágenes en la pantalla del televisor…

Vivimos en un mundo de imágenes, sí. Pero también es un mundo de textos interconectados. Y si tu campaña política no produce textos sistemáticamente, pues por lo menos vas a perder el mercado de los introvertidos.

En suma: tiempo, contenidos y palabra escrita son las tres herramientas más importantes a la hora de la comunicación política con introvertidos. Cuando planifiques tu próxima campaña electoral recuerda a esa silenciosa multitud que, como Charles Darwin, huye del bombardeo comunicacional y se refugia en la soledad o en la conversación profunda con pocas personas.

Ellos también votan.

Y ellos también influyen sobre los demás.



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