Estimados amigos:
Se adjunta la siguiente escritura que comenta los errores y las
falacias en que el Perú ha caído y que ha llegado a un punto culminante en
actos de agresión y desprecio al niño y la mujer, cuya responsabilidad recae en
la doctrina conservadora del autoritarismo que el Perú a militado desde la
colonia hasta hoy.
Puede entenderse que estamos exagerando la nota, pero
lamentablemente para mí esto ha comenzado con más intensidad desde 1985 a la fecha, y donde el
gobierno del autocrático y corrupto de Fujimori Fujimori acentuó aun más la
situación de desinstitucionalización republicana.
Nada ha valido el esfuerzo del ciudadano Valentín Paniagua,
presidente del gobierno transitorio constitucional, de sus ministros y
procuradores por encerrar en las cárceles, bajo el debido proceso judicial a
cientos de altos funcionarios civiles y militares; porque después los gobiernos
de Todelo, García y Humala, y por que no decirlo del actual, en que no se ha
habido continuado los programas correctivos para que no queden impunes los
arrebatadores del erario y patrimonio de
todos los peruanos. Como tampoco se ha seguido las políticas públicas diseñadas
por el gobierno de la transición en favor del respeto a la ley, a la dignidad
de la persona humana y en contra de la desigualdad personal y colectiva de
muchos peruanos.
Atentamente,
Fernando Arce
EL DESCUIDO BICENTENARIO
SOBRE LA LEY, LA AUTORIDAD Y LA INSTITUCIONALIDAD DE LAS REPARTICIONES
ESTATALES, Y DEL ROL DEL ESTADO EN EL PERÚ REPUBLICANO
En nuestro Perú vivimos situaciones que desencantan por el abuso
y los maltratos que padecen los más débiles y vulnerables, esta vez les siguen
correspondiendo a la mujer y a los niños. Cada día que pasa aparecen
agresiones y atentados contra la mujer, la que la llevan a la muerte y la
desaparición, siendo los responsables sus respectivas parejas y
exparejas. Se entiende que estos últimos están atentando más de las veces con
las madre de sus hijos, lo cual pone en evidencia que ni este hecho
detiene el comportamiento de los varones, su fijación los conducen a imponerse
sin ningún tipo de conmiseración a la mujer, mostrando desprecio al sexo
femenino, esta fijación tendría origen cercano, los hombres están acostumbrados
desde muy niños, a ver que sus madres han sido golpeadas por sus padres o sus
padrastros.
Igual ocurre en su relación con los niños, los varones y las
mujeres desde muy pequeños recibieron maltratos de sus padres, aquí se presenta
otra fijación que deriva en el sinnúmero de violaciones que cometen los padres
y de las muertes que sufren juntos a sus madres. Las penas de cárcel no han
servido para evitar estas desgracias; poner en prisión parece que no resulta el
freno que remedie la situación, como seguramente, si la pena fuera más drástica
caso de la pena de muerte. Como van las cosas, tanto las violaciones a los
niños, como los maltratos a las mujeres continuaran.
Los peruanos golpeadores no son los únicos, la otra parte de la
población tampoco respeta lo que manda la ley, ni practica la cordialidad, ni
hay destellos de sentimientos de solidaridad, prima el individualismo y la
indiferencia; los especialistas no dejan de señalar que todo es consecuencia de
un país que ha vivido en una sociedad y regímenes de gobiernos autoritarios,
este sistema ha superado largamente los breves períodos de intentar vivir en
democracia.
El país ha sido dirigido por quienes ejercieron las jefaturas
del poder de manera vertical, han sido verdaderos mandobles, y como es fácil de
comprender son del sexo masculino. Estas gestiones por mucho tiempo se
distinguieron por ser gobiernos fuertes; sin embargo, paradójicamente estos
gobiernos fuertes no han tenido un solo mandón por tiempo largo en el poder, lo
que más bien ha ocurrido es que los mandones eran tantos que no se permitía que
uno solo sea el favorecido para gobernar, en una palabra hubo muchos candidatos
bajo la condición de mandones para alcanzar cargos políticos
relevantes.
A su vez que no hubo el sistema de elecciones universales, la
exclusividad correspondió más a militares que a civiles: se observa que cuando
los cambios por la democracia representativa se intentó instalar,
principalmente, a partir de la segunda mitad del siglo XX, el sistema que llegó
a imperar ha sido el presidencialista y casi siempre contó con mayoría en el
congreso, esta situación ha significado la continuidad del autoritarismo, pues
más de las veces estas autoridades tuvieron la condición de caudillos, siendo a
la vez los jefes de los partidos de carácter vitalicio, no hubo competencia de dirigentes
para ese cargo, solo se contentaron con seguir al caudillo y seguir en el
movimiento político desempeñándose en cargos de menor rango tanto en el
partido, como de ocupar cargos en el gobierno de ganar las elecciones.
En el Perú los jefes de los partidos son los fundadores de la
organización, en consecuencia resultar ser los dueños del movimiento político,
en esas condiciones es imposible que en el partido y en el movimiento exista
democracia interna; y cuando los jefes de esos partidos de ayer y hoy llegaron
sin elecciones o con elecciones a ser presidentes tuvieron todas las
prerrogativas de ejercer el poder de manera absoluta y hasta omnímoda, ellos
gobernaron con sus amigos y los amigos de sus amigos.
Su soporte en el poder no fueron ni los militantes de su
partido, ni tampoco quienes lo eligieron, razón para no solo no cumplir con sus
ofertas de gobierno, sino que estos presidentes hacían y hacen lo que ellos
quieren, en que casi siempre resulta en favor a los intereses del clan que
lo rodea y le presta soporte. El presidencialismo a pesar de algunas
medidas, siempre sale triunfante, siendo así que el presidente solapado o
abiertamente resulta quien decide, se convierte en el "caudillo de turno
que llega a ser el nuevo hombre fuerte", lo que se comprueba en estos
últimos quince años.
El presidente de la república y el alto comando del clan de
gobierno tiene influencia en los otros poderes del Estado. En el congreso de la
república los representantes del partido ganador casi siempre le debe el cargo
al jefe y a sus amigos, en especial cuando se produce alguna discrepancia de
los congresistas con el ejecutivo o se retiran del movimiento; asimismo, el
poder ejecutivo tiene la suficiente capacidad de maniobra para influenciar a
jueces, fiscales y vocales del poder judicial. Se afirma que los partidos como
el aprismo llega a tener dominio sobre el poder judicial o el ministerio
público, pues se ha comprobado que más de una oportunidad de fiscales de la
nación que han pertenecido a ese partido y de otros solapadamente.
El régimen de elecciones no ha significado cambios, ciertamente
hay una continuidad autoritaria, heredada como un lastre colonial que se
configura gracias a lo patriarcal y al patronazgo que gozaba el virrey, y que,
en general todas las autoridades se favorecían durante la colonia y que de más
a menos todavía ha venido existiendo en la república. Este comportamiento
autoritario de la autoridad colonial era reflejo de la vida propia del imperio
español de entonces, donde existía la organización social por castas que no
solo estratificaban severa y rígidamente a la población; sino que evidenciaba
la exclusión donde únicamente la casta de sangre noble imperaba
irremediablemente.
Los densos rasgos de la colonialidad se basó en la raza de pura
sangre, dando fuerza a que surja el autoritarismo no solo político y social,
sino que ha tomado cuerpo en el hombre peruano que imprime la característica
del reflejo por alcanzar del exclusivismo discriminatorio, ello se ha
desarrollado en el transcurso de los doscientos años de aparente era
independiente, pues, solo somos una república de etiqueta.
Entre otras cosas no tenemos el Estado para todos, se ha
diseñado, para servir a los que están ligados al poder económico y político de
los clanes y de los intereses de grupos, en especial el grupo étnico cultural
criollo/mestizo que han ocupado los cargos importantes de gobierno, lo mismo ha
ocurrido con grupos de poder económico, que de otro lado han conformado alianza
con determinados inversores extranjeros. Acerca de esto último se ignora que
la constitución consagra la economía social de mercado. Se hace
economía de libre mercado sin las regulaciones que finalmente democratiza la
libertad de productores y consumidores.
Este comportamiento de las principales autoridades del
ejecutivo, en particular, han puesto en riesgo que la organización estatal no
cubre satisfactoriamente los servicios públicos - salud, educación, seguridad,
etc.- a la ciudadanía, ni llega incluyendo los actuales gobiernos regionales y
locales a pretender que los ciudadanos muestren simpatías con sus autoridades,
lo que determina que con el tiempo se pierde el respeto y menos obediencia de
los ciudadanos. Como se ha dicho el Estado en el Perú aparte de no ser para
todos, resulta ajeno a la la gran mayoría de los residentes que ocupan los
territorios sea regional, local y central.
El Estado y los gobiernos se convierte en una organización que
es ajena al ciudadano; ello significa que no existen lazos que por siglos
tendieran acercarse por la participación, la representación y el diálogo
social; desde la era colonial aparte de haber sido sojuzgados por las
autoridades virreinales, en la república son engañados con promesas electorales
que no se cumplen; es decir, poco le importa a los gobiernos en representación
del Estado la vida de los ciudadanos, el peruano de pie no cuenta en su vida
con los gobiernos, y el informal no siente, ni le importa lo que hacen las
entidades públicas,
El congreso con sus representantes no son elegidos respetando a
sus electores; primero, no salen candidatos bajo elecciones internas; y
segundo, caso de los congresistas forman parte de un parlamento egoísta
unicameral, por tanto no son representantes de todos los ciudadanos o de una
parte de las minorías étnicas. En el congreso los pocos representantes no se
ocupan de todos; al no haber la forma de elección por distritos electorales y
de manera uninominal. El congreso también es selectivo y no es nada
democrático.
Lo dicho tiene una explicación tanto en lo político y en lo
económico esta situación se origina porque el Estado ha constituido una
organización selecta de claro exclusivismo, maneja el presupuesto anual como un
botín -ejecutivo y congreso- porque hace lo que quiere de él, lo que es contrario
a la ciudadanía, la democracia y la economía de libre competencia; sin estas
categorías no puede funcionar a una sociedad igualitaria, no podemos esperar
que se respete al prójimo, resulta lo más normal, ni tampoco se puede
resaltar la economía de competencia han primado grupos mercantilistas,
oligopólicos y monopólicos.
Es decir, la realidad enseña que en el Perú poco importa aquello
que se inicia y termina en el desarrollo político y de relación social como
económica en lo que respecta a la dignidad de la persona humana y del
consumidor agobiado por la imposición arbitraria de los precios de compra de
los productos y sin tomar en cuenta a los pequeños empresarios. Se hace
difícil entender la lógica de vivir en democracia y con ciudadanía, donde
asimismo no prime la igualdad entre los seres que residen en un país, en las
colectividades regionales, o en las provincias con las pequeñas localidades de
los distritos que conforman el Perú.
El politólogo y jurista italiano Norberto Bobbio ayuda a situar
los espacios y las correlaciones que existen entre la democracia política y la
democracia social, él dice: incluso determina por lo que sucede en la
sociedad civil". "si por esfera política entendemos el
ámbito en el cual se realizan las deliberaciones de mayor interés colectivos,
entonces se comprende fácilmente el hecho de que la democracia política se ha
haya dado primero que la democracia social", porque "una vez
conquistada la democracia política nos damos cuenta que la esfera política está
comprendida a su vez en una esfera más amplia, que es la esfera de la sociedad
en su conjunto, y que no hay decisión política que no esté condicionada o
incluso determina por lo que sucede en la sociedad civil".
Esto conduce a Bobbio a "percatarnos que una
cosa es la democratización del Estado, lo que sucedió
generalmente con la institución de los parlamentos, y otra cosa es la
democratización de la sociedad, por ello puede darse perfectamente un Estado
democrático en una sociedad en la cual la mayor parte de instituciones, la
familia, la escuela, la empresa, la administración de servicios, no son
gobernados democráticamente", surgiendo la pregunta "¿es posible la
sobrevivencia de un Estado democrático en una sociedad no democrática?".
La respuesta es que esto ocurre cuando se abandona la concepción
de que los hombres y las mujeres son ciudadanos, en cuanto para comenzar lo que
representa en términos de igualdad y respetos que se merecen entre ellos, y lo
que se olvida cuando se intenta construir un Estado bajo el sistema de la
democracia, tanto al hombre, como a las agrupaciones de lo que constituye la
sociedad civil como dice Bobbio de las instituciones claves en el
funcionamiento de una sociedad (y por ende de la república) caso de
la familia, la escuela y la empresa, como diríamos para el
Perú también de otras como los sindicatos y los partidos políticos.
Si en esas instituciones no se tiene personas con ciudadanía;
niños por formar y atender; y adultos que participan y deciden bajo acuerdos
confrontados en uso de la práctica de la razón y el sentir para
comprender -teniendo en cuenta tanto valores éticos, como moral de trabajo
colectivo-, sin esas condiciones entonces no esperemos una sociedad en
democracia e igualitaria, ni de respeto a la mujer y menos de cuidado y
protección de los niños y los ancianos. Esto refleja que el Estado ajeno no
tiene autoridad, la ha perdido, porque no hay institucionalidad que ordena las
actividades sociales y de los grupos, se carece de la obediencia legal;
asimismo, la república que dice marchar en favor de la vida en democracia,
olvida: primero, tiene que alcanzar el Estado de derecho; y segundo lo
que significa considerar su narrativa de la constitucionalidad histórica; estos
puntos son cercanos, y que, en desde hace poco no han sido verdaderamente
atendimos, ni reforzamos si no más bien rompimos el Estado de derecho en
1992, y se aprobó un texto constitucional de 1993 que impidió
trastocando, por ejemplo el control público, y las rendiciones de cuentas no
dándose los juicios sobre el uso y abuso de las cuentas y del patrimonio
público.
Estos aspectos son antecedentes y
consecuencias de que el Estado no es para todos, no pasa de ser un Estado
mínimo en sus alcances que no llega a muchas veces a ser subsidiario, caso de
los servicios públicos, regulador del conflicto social en una sociedad
desigual, de frenar las irregularidades de la economía fiscal y de la
impunidad de quien se apropia del patrimonio púbico y de su erario. Esto último merece de las
autoridades y los especialistas en el control estatal, de la máxima función
fiscalizadora del congreso, de jueces y fiscales poner la atención
correspondiente a lo que viene pasando tanto por la intencionalidad o la
ignorancia de los constituyentes de 1993 que erraron al cambiar no solo los
términos de sobre vigilancia (supervigilancia), sino correlativamente restaron
el nivel de la contraloría general en su autonomía; exponiendo a los
despropósitos en que caen los poderes públicos al ignorar la presencia del ente
contralor y sus atribuciones en la fiscalización que obliga a intervenir en
todos los actos públicos y en la determinación de las responsabilidades frente
a los hallazgos de irregularidades tanto en el uso indebido de los fondos del
erario, como cuando no se cumple los planes y programas de gobiernos.
Asimismo, de las comprobaciones de indicios razonables de
delitos el ente contralor procede a denunciar ante los fiscales de turno y de
cómo estos confirman estas denuncias para enviarlas al poder judicial. Sobre
esto último las cortes y fiscales últimamente no han actuado con el apremio de
la calidad del presunto delito de corrupción y arrebato de los fondos del
erario y del patrimonio de todos los peruanos. Los contralores no son
líderes institucionales capaces de llegar a dialogar con la autoridad judicial
y de la fiscalia para encontrar consenso sobre hacer vinculantes la denuncias
nacidas del ente contralor y que en aras de prevención y las sanciones sin
mayores trámites y consultas a peritos que muchas veces son ajenos al quehacer
y manejo de los actos indebidos en uso de los presupuestos y los fondos del
erario, incluido el cumplimiento de los programas y planes del gobierno y sus
instituciones.
Es por demás señalar los efectos del respeto a la legalidad en
la vida de la república o de las colectividades, dice Norberto Bobbio: "valores
fundamentales, a los que se han reclamado de diversas manera los partidarios
del gobierno de la leyes, la igualdad, la seguridad y la libertad están
garantizados por los caracteres intrínsicos de la ley, entendida ésta como la
norma general y abstracta, más que por el ejercicio del
poder".
El adelanto que brida Norbert Bobbio es por demás importante al
tema de los países que intentan, como el Perú que la ley impere y que sus
autoridades constituidas debidamente lleguen a ser respetadas, como no ocurre
hoy, porque esas autoridades son simples caudillos rodeadas de clanes y del
amiguismo. Esto último si no se corrige y desaparece de la vida política y
económica estaremos cayendo más y más en manos de quienes no son fieles al
régimen y método de la democracia; ello tiene respuesta en la encíclica
Laudato SI del papa Francisco cuando no hace ver:"muchas
veces la misma política es responsable de su propio descrédito, por la
corrupción y por la falta de buenas políticas públicas. Si el Estado no cumple
su rol en una región algunos grupos económicos pueden aparecer como
benefactores y detentar el poder real, sintiéndose autorizados a cumplir
ciertas normas, hasta dar lugar a diversas formas de criminalidad organizada,
trata de personas, narcotráfico y violencia muy difíciles de erradicar.
Si la política no es capaz de romper una lógica perversa, y también queda
subsumida en discursos empobrecidos, seguiremos sin afrontar los grandes
problemas de la humanidad".
Finalmente, cerramos esta escritura como conclusiones lo que
enseña el papa Francisco cuando afirma: primero, que
debe existir un modelo global, portador de una misión amplia (con progreso) que
posibilite buenas política públicas para que el Estado cumpla su rol, no dando
a que aparezcan quienes detentan el poder real que no les corresponde
situándose en la corrupción de la autoridad, la criminalidad organizada no sólo
en el gobierno, caso de los gobernantes de la década del 90 con Fujimori/Montesinos/Hermoza
en el Perú, y después de ellos el desmadre de los últimos dieciséis años,
sin institucionalidad estatal, caso del intento final de que desaparezca la
contraloría general; y segundo, lo que conduce a tener
autoridades responsables de cuidar la fidelidad no sólo del rol del Estado,
sino que han comprendido el sentido de la economía y de su finalidad, y del
ambiente tan significativo para cubrir el liderazgo que ejerce en sus
colectividades, y donde no cabe los discursos empobrecidos de caudillos y sus
seguidores que han demostrado por tantas décadas no haber afrontado los
problemas de la república.
Fernando Anibal Arce Meza
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