EL JOVEN PERIODISTA J.C. MARIÁTEGUI
DENUNCIADO POR PROFANAR EL CEMENTERIO.
LIMA
1917.
Antonio
Rengifo Balarezo
El joven periodista le revela a Ruth,
su confidente epistolar, una faceta de su vida, signada por sortear acechanzas
al transitar por caminos insospechados:
Se han
aprovechado los menores pretextos para soliviantar contra mí a la ciudad. He salido de una acechanza para caer en otra.
Escándalo tras escándalo. Escándalo de Norka Rouskaya, escándalo de los
militares, etc., etc. (p.69).
Carta de Mariátegui a “Ruth”
Lima, 06 de abril de 1920
ANUARIO MARIATEGUINO. Año I, N°
1.
Empresa editora Amauta S.A. (Lima
1989)
El lunes 5 de noviembre de1917a
la una de la madrugada en el Cementerio General de Lima la danzarina Norka Rouskaya
interpretó el sentimiento que Chopin le insufló a su Marcha fúnebre (1839). Esta escenificación, que tan solo habría
durado 08 minutos, provocó indignación en la opinión pública limeña.
Norka Rouskaya a los 18 años de edad.
Fotografía enviada a J.C. Mariátegui. s/f.
A
las pocas horas del suceso aludido, el influyente diario El Comercio en la edición de la mañana lanzó la primicia con el fin
de incinerar la figura del joven periodista:
Anoche se ha realizado una escena que ha de
producir la más profunda indignación en toda persona de sentimientos delicados. (…) Un
grupo de jóvenes se trasladaron a la una de la mañana en varios automóviles al
cementerio general, llevando en su compañía a la bailarina Norka Rouskaya; (…)
lograron penetrar al sagrado lugar y olvidando todo el respeto que él merece,
tuvieron la inconcebible temeridad de hacer bailar con acompañamiento de música
a la bailarina nombrada.
La
breve noticia tendenciosa fue magnificada por una crónica aparecida en la
edición de la tarde de ese mismo diario suscrita por “Clovis”, seudónimo de
Luis Varela y Orbegoso culto y reconocido periodista. Ahí conjuga seis veces el verbo profanar. Suficiente es citar el primer párrafo para
darse cuenta de la pérdida de ecuanimidad del cronista:
La enfermedad física y moral de
que padece el grupo de analfabetos que entre nosotros se han arrogado el
monopolio del talento y de la genialidad, ha dado en la madrugada de hoy, sus
frutos, llevando hasta la necrópolis a una joven artista, sedienta de renombre,
para que profanara las tumbas de nuestros padres con sus músicas
macabras y sus lúbricas contorsiones. (Subrayado del autor).
En
esa época, descalificar a una persona, acusándola de “profanador”, es lo mismo
que ahora se le califique de “terrorista”.
Según Clovis, se había cometido un delito execrable; el peor de los
sacrilegios que implica la introducción de elementos profanos en un recinto que
se considera sagrado. Con el agravante de lúbricas
contorsiones. La denuncia y protesta de Clovis fue el detonante que
desencadenó, en la opinión pública limeña, una especie de bombardeo de sobresaturación
contra Mariátegui. Y fue la pauta que siguieron
-en un principio- los otros medios de prensa con la excepción del diario El Tiempo en que laboraban Mariátegui y
su compañero de infortunio, Jorge Falcón.
Mariátegui,
al tomar en conocimiento de la alarmante noticia de El Comercio, se movilizó rápidamente, el mismo lunes 5 de noviembre; se acercó en la mañana a la redacción del
diario La Prensa para levantar el
cargo de profanación; pues, quien calla, otorga:
(…)
Repito –concluyó Mariátegui- que en la
artista Rouskaya ni en ninguno de los que la indujimos a realizar ese acto
hubo, ni por asomo, la intención de profanar el Cementerio ni de hacer mofa de
la muerte.
Su
breve argumentación fue publicada en la edición de la tarde. Sin embargo, no logró conjurar las proporciones
que alcanzó la denuncia de Clovis en El
Comercio. Mariátegui, en la tarde acudió
a la cita convocada por el Prefecto. Ahí fue apresado y conducido a la cárcel.
Al
día siguiente, o sea el martes 6, el
artículo de Clovis tuvo su caja de resonancia en el diario Unión, órgano oficioso de la iglesia católica; cuyo editorial: “La degeneración actual”, anatematiza, en un
estilo inquisitorial, a losculpables. Además,
atribuye las causas de la degeneración física y moral que determinan el
extravío total de la juventud actual a quienes:
entonan ditirambos a la libertad democrática y
prescinden de las máximas del Evangelio como cosa arcaica y pasada de
moda. Preténdese educar al pueblo con
mucha libertad, inculcarle el cumplimiento del deber por el deber, haciendo caso
omiso de la verdad religiosa, (…) a las películas que se proyectan en la tela
de los cines.
(…) y seguiremos cantando a la democracia y a la
libertad, y nos indignaremos después ante los hechos monstruosos que conmueven
todas las entrañas de nuestro ser, como en el caso presente, y quedaremos, a
fin de cuentas, en el mismo estado de antes hasta que venga la ira de Dios y
consuma con el fuego del cielo las basuras de la carne y la degeneración de
todos sus secuaces. (…)
El
mismo diario, bajo el titular A la cárcel,
informa:
En las últimas horas de la tarde de ayer (lunes
5), fueron remitidos a la cárcel de Guadalupe cuatro de las personas que en la
madrugada de ayer, estuvieron con la bailarina suiza Norka Rouskaya en el
Cementerio general y profanaron ese sagrado reciento, ejecutando ésta la danza
fúnebre de Chopin.
La Rouskaya acompañada de su madre ha
sido enviada a la cárcel de Santo Tomás.
Se
exigía castigo ejemplar para los “profanadores”. Además del maltrato
psicológico, se adicionó el maltrato físico con el encarcelamiento arbitrario
en un ambiente insalubre.
Alejandro
Ureta, presidente del Círculo de Periodista quiso que la agremiación hiciera
pública su protesta respaldando la actitud de Mariátegui con un
pronunciamiento; pero, los asociados no asistieron a la convocatoria de Ureta;
razón por la cual, renunció. El día martes 6 apareció en el diario El Tiempo dicha renuncia. (Por
consiguiente, Mariátegui también renunció, tenía el cargo de segundo
vicepresidente).
En
el momentos de mayor tensión intervino la policía, el Prefecto, el Ministro del
Gobierno, el Ministro de Justicia, Presidentede La Beneficencia Pública, el
Juez del crimen, el Vicario Capitularde la Arquidiócesis, el Nuncio apostólico y
la movilización de los escalones de la Iglesia católica con ritos de
desagravio. También los diputados y senadores debatieron en las
Cámaras del Congreso de la República.
Los diarios publicaron cartas de sus lectores y ofrecieron amplia
cobertura. El asunto de la “profanación” fue la comidilla del día en los
barrios limeños.
El
punto de quiebre, del cargamontón hacia Mariátegui, se logró el día miércoles7 de noviembre con el discurso
del senador puneño y fundador de la Sociología académica, Mariano Hilario
Cornejo en defensa de Norka Rouskaya y denuncia la prisión arbitraria. El jueves 08, el discurso de Cornejo,
apareció en algunos diarios de Lima.
El sábado 10, Félix del Valle, amigo de
Mariátegui, publicó Síntesis de una
defensa de la juventud, al incidente Norka Rouskaya en la “Revista de
Actualidades”; artículo muy bien fundamentado.
Al día siguiente fue reproducido en el diario El Tiempo.
¿Mariátegui,
estaría escribiendo su apología?
La
apología de Mariátegui ante la sociedad limeña apareció el sábado 10 en el diario El
Tiempo. Mariátegui justificó su
actitud; y, lógicamente, no se disculpo.
Únicamente, transcribiré las palabras finales de Mariátegui:
que la ciudad me crea lo que yo le juro por nombre de Dios;
que el acto de Norka Rouskaya en el cementerio fue religioso, fue recogido y
fue puro. (p.129)
STEIN, William: NorkaRouskaya y Mariátegui
Empresa Editor Amauta S.A.
(Lima 1989)
pp. 185.-
Obviaré
el escrutinio del debate que aparece en el libro del antropólogo William Stein,
Norka Rouskaya y Mariátegui; con el
fin de interpretar, lo ocurrido.
Si
bien, sus adversarios encontraron un pretexto, profanación; ¿por qué querían
lapidarlo? ¿Y, por qué fracasaron en el intento?
En
el caso del periodista Luis Varela y Orbegoso, su motivación se debió a su despecho por no
haber sido invitado. Varela escribió un
auspicioso reportaje a Norka Rouskaya antes de su debut para después de lo
ocurrido en el Cementerio, denigrar de la danzarina. Según, Mariátegui, Clovis no estuvo entre los
elegidos por Norka para asistir a la velada en el Cementerio. En ese cambio
de actitud también puede haber influido el ser primo de José de la Riva
Agüero, a quien admiraba y Mariátegui lo había criticado con severidad e ironía.
Mariátegui,
con solo 22 años de edad dirigió sus dardos hacia don José de la Riva Agüero y
Osma, Marqués de Monte Alegre de Aleustia y Casa Dávila; quien se asumía como la
quinta esencia del lenguaje castizo. Fue
a propósito del discurso de Riva Agüero: Elogió
al Inca Garcilaso de la Vega; leído en el Salón General de la Universidad
Nacional de San Marcos el 23 de abril de 1916. El artículo de Mariátegui fue publicado el 30
de abril de 1916 en el diario “La Prensa”:
Un discurso: tres horas, 48
páginas, 51 citas. ¿Gramática? ¿Estilo?: 0. Notas Marginales. En el trasfondo de la crónica tendenciosa de
Varela y Orbegoso también debe haber operado el celo profesional ante la
emergencia de dos jóvenes periodistas de origen plebeyo como Mariátegui y César
Falcón; quienes se habían formado en la escuela del trabajo y no eran
blanquitos.
El
frente amplio para lapidar a Mariátegui estuvo conformado por el Presidente de
la República José Pardo y Barreda, ministros, militares, diputados y senadores
y demás autoridades; ninguno de ellos era intocable ni escapaba a la pluma
traviesa de Mariátegui. Como había sido
cronista de espectáculos continuó con ese estilo al dedicarse a la crónica política
en su sección “Voces” del diario El
Tiempo. Ahí convirtió a los lectores en cómplices al ironizar a los
empingorotados personajes; qué, por supuesto, bien se lo merecían. La ironía, según el literato Alfredo
Bryce, es la sonrisa de la razón.
Mariátegui,
aunque escribía para ganar un salario, se divertía al escribir y divertía a los
lectores. Para él, en sus palabras: la
política peruana es sustancialmente cómica.
La política peruana es de escenario festivo.(“La Razón” N° 14; Lima, 29 de mayo de 1919).
Respecto
a la movilización de los escalones de la iglesia católica, dentro del frente amplio
para lapidar a Mariátegui, deberá saberse que hasta antes del 11 de noviembre
de 1915 la Nación profesa oficialmente la Religión Católica, Apostólica y
Romana: el Estado la protege, y no permite el ejercicio público de otra alguna.
(Título II de la
RELIGIÓN, Artículo 4to. de la Constitución Política del Perú). En esa fecha se
aprobó, en una sesión tumultuosa y contra viento y marea, el proyecto de
enmienda del artículo 4to. de la Constitución; se declaró la libertad de
cultos; aunque no cesó la hostilización a lo que no eran católicos.
En
la aludida sesión del Congreso, un grupo mayoritario de mujeres como señal de
protesta, entre gritos y rezos, arrojaban coronas de alfalfa a los
parlamentarios que apoyaban la enmienda a la Constitución. Cuando el
vicepresidente del Congreso, Dr. Peña Murrieta, empezaba a leer el acta de
aprobación de la enmienda, el sacerdote Sánchez Díaz saltó de su asiento, corrió
hacia la mesa directiva, arrebató el documento y lo hizo pedazos. En cambio, un
pequeño grupo de estudiantes universitarios expresaban su alegría por la
victoria lograda. (STHAL, Fernando: En el
País de los Incas. Edición a mimeógrafo, librería Cristóbal Villasante.
Puno-Perú; s/f.)
Puesto
en estado de alerta la clase conservadora fundó en 1917 la Pontificia
Universidad Católica para preservar a sus hijos de las “perniciosas” ideologías
renovadoras que estaban penetrando a la Universidad Nacional de San Marcos;
cuyo corolario fue la fundación de la Federación de Estudiantes.
Si
el mismo “incidente” promovido por Mariátegui en el Cementerio de Lima hubiera
ocurrido en Nueva York o en Paris, no sería tal. En Lima fue incidente por el
grado de urbanización de la ciudad. Lima
era una “aldea grande”. Buena parte de
la población se conocía cara a cara. Y, como sentencia el refrán: en pueblo chico, infierno grande.
En
1917 Lima tendría menos de 200,000
habitantes. La más alta de sus
edificaciones la constituían los campanarios de sus numerosas iglesias
coloniales. Todavía no se habían prohibido las construcciones urbanas de barro
y caña brava. La mayoría de calles eran
polvorientas en verano. Los gallinazos
cumplían un importante papel en la higiene pública. Lima se extendía por el
norte, con la Alameda de los Descalzos en el distrito del Rimac; por el sur,
con el Paseo Colón; por el oeste, con la avenida Alfonso Ugarte que conecta la
plaza dos de Mayo con la plaza Bolognesi (no existía la plaza San Martín);
y, por el este con los Barrios Altos. Para espectáculos estaban el teatro
Segura y Colón, el hipódromo de Sana Beatriz y la plaza de toros de Acho. El
cine comenzaba a introducirse y no existía una estación de radio ni estadio. Fue la época de auge del periodismo. No
estaba tan descaminado Abraham Valdelomar, literato y amigo de Mariátegui, cuando
en un exceso de egolatría y en tono de parodia, dijo: El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la
Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy yo.
No
diré que Mariátegui quedó indemne del linchamiento mediático de la época. Según
su biógrafo, Guillermo Rouillon, cuando salió de la prisión acudió presuroso a
la casa de su mamá, que era muy católica a darle explicaciones; lo mismo que a su
atractiva amiga Juanita Martínez de la
Torre y a su madre.
Norka
Rouskaya cuando salió libre fue entrevistada, ofreció una conferencia de prensa
y le remitió una nota de agradecimiento al senador Mariano Cornejo. Sus amigos le ofrecieron un ágape de despedida
a manera de desagravio. Poco antes de partir visitó al Vicario Capitular de la
Arquidiócesis de Lima
La
mayor defensa de Mariátegui fue la firme convicción de haber obrado con
honestidad, su confianza en sí mismo y la excelencia de su pluma como escritor.
Años después, y luego de retornar de Europa, respondió a una encuesta de la
periodista Ángela Ramos:
Lo
que siempre me habría aterrado es traicionarme a mí mismo. Mi sinceridad es la única cosa a la que no he
renunciado nunca.
“Mundial” Revista. Lima, 23 de
julio de 1926
Indudablemente,
dada la época, el asunto de la profanación
era controversial. El mismo
Mariátegui dice:
Yo no he sido prudente jamás. Pero es que no he podido serlo. Un hombre todo sinceridad no puedeser
prudente. (p.49)
Carta
de Mariátegui a “Ruth”
del 06 de abril de 1920
ANUARIO MARIATEGUINO. Año I, N° 1.
Empresa editora Amauta S.A. (Lima 1989)
La
campaña periodística sindicándolo de profanador a Mariátegui, tenía por
objetivo su desaparición del escenario político. Sus adversarios, no lograron
excluirlo socialmente; ni que pidiera perdón; tampoco lo intimidaron. En
Mariátegui no quedó la menor huella de resentimiento.
Pues, no tenía enemigos personales; sino adversarios ideológicos. Así se
resolvió el conflicto.
William
W. Stein y Antonio Rengifo B.
en el “Rincón rojo”
Casa Museo J.C. Mariátegui
Jr. Washington N° 1946 Lima 1.-
Dicho incidente en la vida de Mariátegui ha
sido historiado por el antropólogo William W. Stein de la Universidad del
Estado de Nueva York en Buffalo: “Mariátegui y NorkaRouskaya”. Crónica
de la presunta “profanación” del Cementerio de Lima en 1917. Empresa Editora Amauta. (Lima 1989) pp. 185.- Fuente
invalorable de consulta
Tapa de la edición
Contratapa de la edición
No hay comentarios:
Publicar un comentario