MORAL DE PRODUCTORES II
Señala la Constitución que "El Estado
reconoce al trabajo como fuente principal de riqueza" (Cap. V, Art. 42º).
Dicho así, si el trabajo diera riqueza hasta el burro tendría chequera. Pero
¿por qué, entonces, el pueblo trabajador jamás llega a potentado? Y ¿por qué el
Perú se debate en la peor crisis de su historia?
El trabajo es la actividad vital del ser
humano. Y mientras el derecho de propiedad se base en la apropiación del trabajo
personal, entonces sí el trabajo es fuente de riqueza. Pero cuando el
derecho de propiedad expresa la apropiación del trabajo ajeno, entonces
la formulación precisa debe ser que "El Estado reconoce la apropiación del
trabajo ajeno como fuente principal de riqueza".
El trabajo ha creado al hombre. El hombre es
producto del trabajo. Hay una correlación precisa entre la evolución del
trabajo y la evolución de la sociedad humana. En la primitiva sociedad sin
clases el animal humano logró su humanización por el trabajo. En la
sociedad de clases sufre su deshumanización por el trabajo. En la etapa
superior de su evolución, el Homo Sapiens ha de lograr ciertamente su liberación
por el trabajo. Precisamente en esta etapa estamos ahora, en que el pueblo
peruano lucha por la liberación de sus fuerzas productivas. Y esta etapa no
puede ser sino expresión de una nueva moral, de una Moral de Productores.
Es por eso que debemos conocer lo referente al trabajo, por lo menos en sus
aspectos fundamentales. (Para abreviar la explicación, lo que sigue trae citas
de estudios anteriores sin mencionar a sus autores, pues cualquier lector
medianamente entendido los puede reconocer de inmediato)
1.- Trabajo Acumulado y Trabajo Actual
Recolección, caza y pesca fueron la actividad
primaria del hombre en el mundo entero. Esta actividad no dejaba excedentes
acumulables. El ser humano tenía que movilizarse día tras día buscando qué de
nuevo recolectar, cazar o pescar, y por eso no podían formarse poblaciones
estables. En esta etapa no había distinción entre posesión y propiedad de
bienes. La posesión es un hecho, la propiedad es un derecho.
Las distintas características vegetales y
animales de la naturaleza señalaron dos rumbos principales al ser humano. En el
viejo mundo pasó principalmente de la caza a la ganadería; en el nuevo mundo
pasó principalmente de la recolección a la agricultura. El desarrollo de la
técnica y el progreso social fue pues diferente, pero no porque el hombre del
viejo mundo fuera superior al hombre del nuevo mundo. Todo ser humano normal
piensa, habla y actúa.
Cuando el hombre pudo producir más de lo que
consumía surgieron la acumulación de bienes y el derecho de propiedad. Comenzó
el divorcio entre el trabajo y la propiedad. Surgió la contradicción entre el
trabajo actual (trabajo vivo) y el trabajo acumulado (trabajo muerto). Así,
toda la historia de la civilización no es sino la historia del predominio del
trabajo acumulado sobre el trabajo vivo, llámese el sistema imperante
esclavismo, feudalismo o capitalismo.
Pero la propiedad privada no surgió como
fruto del robo y de la violencia, sino como fruto del desarrollo de la
humanidad. Mientras impulsó este desarrollo la propiedad privada fue necesaria.
Y sólo ahora que frena el progreso la propiedad privada deviene superflua y por
eso debe ser suprimida. En el Tawantinsuyu existía el intercambio entre los
distintos ayllus. El trueque se hacía mediante el intercambio de valores
equivalentes. Pero cuando mayor es la proporción en que los artículos se
producen no para ser consumidos por el propio productor sino para el
intercambio, cuanto más va éste desplazando, aun en el seno de la misma
comunidad, a la originaria y natural división social del trabajo, más se
acentúa también la desigualdad en el estilo de fortuna de los diferentes miembros
de la comunidad.
Igualmente, la formación de una aristocracia
natural no descansa al comienzo, ni mucho menos, sobre la violencia sino sobre
la voluntariedad y la fuerza de la costumbre. Dondequiera que surja la
propiedad privada, brota como consecuencia de los cambios experimentados por
las relaciones de producción y de intercambio, en interés del fomento de la
producción y de la intensificación del intercambio. Así surgió la propiedad
eminente de los Incas en el Tawantinsuyu. Los ayllus tenían la posesión de la
tierra, los Incas la propiedad del sistema y su producción.
Con el coloniaje (feudalismo) y la
Independencia (capitalismo) se impusieron la propiedad privada y la producción
mercantil basadas, por supuesto, en el derecho de propiedad. En un comienzo la
propiedad de los productos parecía basarse en el trabajo personal. Pero cuando
surgieron los latifundios, las fábricas y empresas, el propietario individual
ya no se apropia del producto de su trabajo personal sino del producto
del trabajo ajeno. Así la producción ahora es una producción social
pero la apropiación es una apropiación privada (en las fábricas, por
ejemplo). Ahora domina el propietario privado.
En un principio el derecho de propiedad
parecía basarse en el trabajo personal. Finalmente se convierte en el derecho
de apropiarse del trabajo ajeno, y, por parte del trabajador, en la
imposibilidad de hacer suyo el producto de su trabajo. La ley de la propiedad,
que parecía basarse en la identidad entre el trabajo y la propiedad, se basa
ahora en el divorcio entre el trabajo y la propiedad. Y del intercambio de
valores equivalentes no queda sino su demagógica formulación en la
Constitución.
En un comienzo el trabajo acumulado era
propiedad social y servía al trabajo vivo. Andenes, reservorios, acueductos,
construcciones y conocimientos transmitidos de generación en generación servían
al trabajo vivo. Pero cuando se divorció el trabajo de la propiedad, y el
derecho de propiedad devino derecho de apropiación del trabajo ajeno, el
trabajo vivo pasó a servir al trabajo acumulado, el trabajo al capital. Sólo el
dominio del trabajo acumulado, pretérito, materializado, sobre el trabajo
inmediato, vivo, convierte el trabajo acumulado en capital. Y así, el capital
no consiste en que el trabajo acumulado sirva al trabajo vivo como medio para
una nueva producción. Consiste en que el trabajo vivo sirve al trabajo
acumulado para conservar y aumentar su valor. Y a esto se llega cuando el
trabajo vivo, la fuerza de trabajo se convierte también en mercancía.
2.- Mercancía y Fuerza de Trabajo.
El producto del trabajo no ha sido siempre
mercancía. En general, si el producto es usado por el propio productor, sólo
tiene valor de uso. Pero si es usado para el intercambio, tiene además valor
de cambio. Toda mercancía tiene, pues, valor de uso y valor de cambio (o
simplemente valor)
La fuerza de trabajo, la capacidad del hombre
para realizar trabajo tampoco ha sido siempre mercancía. Devino mercancía
cuando el trabajo devino trabajo asalariado, trabajo libre.
El esclavo no vendía su fuerza de trabajo al
esclavista, del mismo modo que el buey no vende su trabajo al labrador. El
esclavo era vendido de una vez y para siempre, con su fuerzas de trabajo, al
amo y señor. Todo él, y no aparte su fuerza de trabajo, era una mercancía que
podía pasar de manos de un dueño a manos de otro dueño. Jurídicamente, el
hombre que caía esclavo ya no era libre y su trabajo tampoco era libre.
El siervo de la gleba, el comunero del
coloniaje trabajaba un tiempo para él en su comunidad (trabajo libre) y otro
tiempo para el gamonal en el latifundio (trabajo servil) Sólo
"vendía" una parte de su fuerza de trabajo. Y no era él quien obtenía
un salario del propietario de la tierra, sino era el gamonal quien percibía del
comunero un tributo como renta-trabajo, renta-producto, renta-dinero.
En cambio el obrero no es esclavo ni es
siervo. Jurídicamente es libre. Y esta libertad consiste en que nadie ni nada
sino la necesidad puede obligarlo a trabajar. El obrero no pertenece a ningún
propietario, ni está sujeto a la tierra. Puede ir a cualquier parte y buscar
trabajo en cualquier centro de trabajo. Incluso puede dejar la empresa donde
trabaja, así como el empresario puede despedirlo anulando el contrato de
trabajo. Pero el obrero, cuya única fuente de ingresos es la venta de su fuerza
de trabajo, no puede desprenderse de toda la clase de los compradores, es decir
de la clase de los capitalistas, sin renunciar a su existencia. (¡Dónde irá el
buey, que no are!) No pertenece a tal o cual capitalista sino a la clase
capitalista en su conjunto, y es su incumbencia encontrar un patrono, es decir,
encontrar dentro de esta clase capitalista un comprador. ¡En esto consiste la
libertad para el trabajador asalariado! Libre de vender su fuerza de trabajo o
de morirse de hambre, como quiera.
¿Cómo ha llegado el trabajador a esta
situación, que siendo jurídicamente libre tiene que vender día tras día su
fuerza de trabajo? Por el proceso de disociación entre el trabajo y la
propiedad, proceso que de una parte convierte en capital los medios de
producción, mientras que de otra parte convierte a los productores en obreros
asalariados, en libres propietarios pero únicamente de su fuerza de trabajo,
propietarios de ellos mismos y de nada más, incluso ni de las herramientas con
que trabaja.
El capital está formado de materias primas,
instrumentos de trabajo y medios de vida de todo género, que se emplean para
producir nuevas materias primas, nuevos instrumentos de producción y nuevos
medios de vida. Todas estas partes integrantes del capital son hijas del
trabajo, productos del trabajo, trabajo acumulado. El trabajo acumulado
que sirve de medio de nueva producción es el capital.
Pero éste es sólo un aspecto de la cuestión,
y no el principal. El capital no sólo se compone de medios de vida,
instrumentos de trabajo y materias primas, no se compone solamente de productos
materiales; se compone igualmente de valores de cambio. Todos los productos que
lo integran son mercancías. El capital no es, pues, solamente una suma de
productos materiales; es una suma de mercancías, de valores de cambio, de
magnitudes sociales.
Ahora bien, ¿cómo se convierte en capital una
suma de mercancías, de valores de cambio? Por el hecho de que, en cuanto fuerza
social independiente, es decir, en cuanto fuerza en poder de una parte de la
sociedad, se conserva y aumenta por el intercambio con la fuerza de trabajo
inmediata, viva. La existencia de una clase que no posee nada más que su
capacidad de trabajo es una premisa necesaria para que exista capital. Sin
trabajo vivo en forma de trabajo asalariado, el trabajo acumulado jamás puede
ser capital.
Entonces, capital es una relación de
producción que presupone la propiedad privada del trabajo acumulado, de los
medios de producción, y la libre compra-venta del trabajo vivo, del trabajo
asalariado. En esta relación de producción, la propiedad privada sobre el
trabajo acumulado es la que paraliza el desarrollo de las fuerzas productivas
del pueblo peruano. Ha dejado de coincidir con el progreso, como en su tiempo
dejaron de coincidir con el progreso el esclavismo y el feudalismo. El
capitalismo ya no es un factor de progreso; es ahora el principal factor de
estancamiento y retroceso del pueblo peruano. Ya ni siquiera es la fuente principal
de riqueza; es apenas la fuente principal del parasitismo de una clase
dominante, caduca inepta y corrupta como su sistema mismo; clase que más busca
la ganancia parasitaria del rentista que la producción y productividad del
capitán de empresa. No es el salario del trabajador el que empobrece el país;
es la ganancia del parásito la que succiona la riqueza nacional.
3.- Ganancia y Salario
Si el trabajo vivo sirve al trabajo
acumulado, entonces el trabajador no vive del propietario sino el propietario
vive del trabajador. El propietario puede obligar al trabajador contratado
porque "para eso le pago". Pero una huelga puede obligar al
propietario porque "los proletarios no tienen nada que perder en ella más
que sus cadenas". El trabajador ha logrado sus conquistas laborales por su
lucha consecuente, jamás por dádiva de ningún benefactor. Bien decía, en enero
de 1919 el periódico La Protesta, reseñando la Jornada de 8
Horas: "Organización y agitación. Solidaridad y fuerza, he ahí la labor
del momento y de siempre"
¿Cómo se puede demostrar que el trabajo
acumulado vive del trabajo vivo, el propietario del obrero? Pues analizando de
dónde sale la ganancia del propietario y el salario del obrero. Anotemos que el
trabajador primero trabaja el día, la semana o la quincena y sólo después
recibe su salario. Es decir, el propietario le paga de lo que ha producido, y
sólo después de haber producido. (Continúa)
Nota.- Ahora más
que nunca se requiere tener un conocimiento así sea elemental de la relación
propietario-trabajador (esclavista-esclavo, feudalista-siervo,
capitalista-asalariado; en resumen explotador-explotado), para enfrentar la
crisis mundial del sistema con Moral de Productores.
Ragarro
17.06.09
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