Estimados
amigos:
Se
adjunta este escrito para vuestro conocimiento y necesaria discusión; sin
embargo, que quede claro que los movimientos autoritarios son descalificados
para intervenir en las repúblicas que luchan como el Perú por el Estado
de derecho y la democracia política liberal y la soñada democracia
social.
El Perú
pasa momentos de crisis económica y política sea por la forma como se dirige
la economía extractivista y de guión neoliberal, y con una política de doble
discurso que es aprovechada por los movimientos del verticalismo y los
autoritarismos que no quieren institucionalidad y autoridades nacidas de la
ley y que ganan legitimidad, caso del Fiscal de la Nación doctor Pablo
Sánchez.
Los
autócratas por muchas décadas gobernaron el país, y sus ecos aún se escuchan,
ellos dominaban con la fuerza de las armas y el dinero de la corrupción, para
ello controlaban el poder judicial y los fiscales que se comportaban
obedeciendo al poder del ejecutivo y al legislativo de turno.
Lamentablemente
no estamos acostumbrados al peso y contra pesos de los poderes del Estado,
por eso se tiene que licenciar a los autoritarios que quieren seguir con las
políticas conservadoras de la discriminación étnica, la prepotencia de la
autoridad, despreciando la dignidad de la persona humana.
Los
autoritarios no quieren diálogo social, ni intercultural, ni formar
ciudadanía solamente pueblos, para continuar con las formas patriarcales y el
clientelaje para los momentos de regalar bienes a los pobres y recibir como
contraparte su voto, aun cuando no crean en las elecciones, ni en la
democracia.
Atentamente,
Fernando
Arce Meza
Los
analistas de la nuevas generaciones señalan que el fujimorismo es una
corriente política de fibra neo liberal y conservadora, y que, nadie puede
negar su fuerza electoral última; asimismo, estos mismos analistas llegan a
la conclusión que el fujimorismo resulta ser uno, es falso que aparezca un
neo fujimorismo, y menos de que nadie se atreva ha reformularlo.
Este
mismísimo fujimorismo sigue optando por la verticalidad, a través de su
cúpula, igual que en la década de los 90 cuya jefatura estuvo en aquella vez
en manos de Alberto Kenya, tácitamente era el caudillo nomás, porque no tenía
condiciones para ser líder. Preso por sus actos negativos a la vida de
los ciudadanos peruanos y por ser jefe del gobierno más corrupto del siglo
XX, el movimiento pasó a manos de su hija Keiko Sofía.
Sin
embargo, se observa que ésta dama no podía, ni puede llegar siquiera a ser la
caudillo, por eso ha recurrido a formar una cúpula de allegados, sin sumar a
los miembros de la primera generación fujimorista.
Este
formar de la cúpula partidaria demuestra que Keiko no puede dirigir sola el
movimiento, está necesitada de colaboradores, incluidos los Galarreta,
Alcorta, reclutados al final y que aparecen como invitados, estos a pesar de
no ser de la cepa fujimorista son los preferidos porque refuerzan la mencionada
cúpula y le dan las seguridades del caso, en vista de sus evidentes
limitaciones de Keiko Sofía no sólo en conocimientos para su desempeño de
jefa del movimiento, sino también la auxilian reforzando sus condiciones
personales.
Estas
preferencias aparecen muy duras al reemplazar a los fujimoristas del pasado y
que todavía están presentes como son los antiguos congresistas por ejemplo la
señora Cuculiza, el médico Aguinaga y la abogada Martha Chávez; con
ello Keiko piensa que se hace fuerte su grupo de poder internamente al
enfrentar al grupo de su padre y amigos más cercanos; sin embargo estas
postergaciones no representan renovación al movimiento, a fin de que se
demuestre una faz maquillada de democrática, no es así, el fujimorismo de
Keiko sigue operando como un movimiento autoritario, que sin renunciar al
populismo, desea eliminar la competencia de la otra cúpula.
Estas
acciones se dan en el marco de que el movimiento es vertical bajo el comando
de la jefa, aun cuando su corte la tenga cercada, eso no importa mientras
ella se sienta segura, para continuar siendo la reina del baile.
En su
irrenunciable línea autoritaria, el fujimorismo se nutre financieramente a
través de sus padrinos y mecenas, algunos de dudosa reputación como los
Ramirez, a lo que se suman las abiertas cuotas mensuales de los más de 70
parlamentarios, lo cual permite mantener con solidez los gastos del
movimiento.
A esto
último se une la adhesión que recibe de las bases semiilustradas de
conservadurismo -para no caer en el despectivo alfabetismo funcional propio
del pueblo peruano de que en algún momento aprendieron a leer-, todo esto
revela la calidad no sólo de sus masas las cuales se convierten en una fuerte
cantidad de votos para las elecciones; sino que sus figuras dirigenciales se
prestan a que la obra siga y esté lleno de lo que represente un duro frente
autoritario.
Con esas
señales autoritarias se piensa que el movimiento aparece poderoso; sin
embargo, no es nuevo porque más bien se asemeja a otros movimientos tradicionales
donde la dirección de éstos tiene el signo del amiguismo, de tal suerte que
como los otros movimientos políticos peruanos han gobernado el país, caso del
aprismo con los mandobles y los amigos de los clanes del mandón imperecedero
de García Pérez que dicen representar al partido de las cinco puntas de la
estrella.
Estos
movimientos existen mientras los partidos políticos democráticos no se nutran
de elites y líderes, de cuadros capacitados y sus militantes que dentro de
las organizaciones se desplacen horizontalmente, lejos de los verticalismos
disciplinados bajo una línea de mando de la cúpula como ha ocurrido con los
momentos que tuvieron los caudillos sea Haya, Fujimori, García, y otros.
Ahora sin remedio a las correcciones le toca a Keiko Sofía asumir el frente
vertical.
Un
análisis más amplio y a la vez detallado llevaría a encontrar diferencias
entre el fujimorismo populista combativo electoral y el aprismo debilitado
sin la presencia de bases que lo acerquen a los movimientos sin caudal
electoral; sin embargo, las diferencias por encontrarse en estos momentos no
son por ahora motivo de apreciaciones, cabe más bien las semejanzas; lo que
interesa es hacer ver que por un buen tiempo el aprismo anda unido con el
fujimorismo, por sus propias formas de expresión autoritarias, también ambos
carecen de un selecto cuadro de dirigentes en preparación política y
comprensión de cuestiones económicas y sociológicas modernas, necesarias e
imprescindibles para el ejercicio del buen gobierno y de la militancia
partidaria.
Razones
que explican cuando al frente de ellos están los grupos de académicos y
políticos de centro derecha y centro izquierda dotados por lo menos en un
mayor nivel de preparación en los saberes mencionados. Esta última ventaja en
conocimientos conduce a los apristas y a los fujimoristas a la desperada
reacción de llamar caviares a todos los que muestran mayores y mejores
conocimientos, y que ellos no llegan a alcanzar; de allí sus reacciones
temerarias sin enfoques conceptuales, y llenas de acusaciones desmedidas y
contradictorias llamando a todos rojos, respuestas propias de los movimientos
inspirados en verticalismos sectarios.
Las
clamorosas evidencias hacen las diferencias entre los movimientos, saliendo a
la luz los comportamientos muy pobres en relación al progreso de la
república, mostrando su falta de rigor y racionalidad como para dirigir
en este caso el Legislativo que controlan los fujimoristas y sus aliados los
apristas; pues, a pesar de contar con una mayoría y un populismo afuera del
parlamento, el fujimorismo no tiene consistencia en su operatividad opositora
y no saben aprovechar que al frente tienen un ejecutivo débil y con carencias
políticas que muestra no ser un gobierno respetado ni respetable.
Igualmente,
el fujimorismo no aprovecha que hasta el momento no hay una organización
política en capacidad de enfrentarse al fujimorismo, en forma organizada aun
cuando siempre esta presente una fuerte y multitudinaria corriente
antifujimorista, y que en cualquier momento sale a las calles, lo cual
demuestra el rechazo a los movimientos autoritarios y en favor de la
democracia y el Estado de derecho.
El hecho
de las investigaciones sobre la corrupción en manos de las fiscalías tal como
corresponde en una república donde existe equilibrio de poderes, se vienen
las reacciones como para acusar constitucionalmente de omisión al fiscal de
la nación; esta conducta es disparatada, por falta de sustento jurídico y
político, se reemplaza con la prepotencia que se observa cuando tanto la dama
del fujimorismo, como el caballero García -el mandoble del aprismo-, cuando
ambos se ven acorralados ante las denuncias de los dueños del poder
empresarial corrupto brasilero.
Las
reacciones son contrarias a no valorar la institucionalidad, pues sin ella
serían imposibles los términos de las investigaciones judiciales, y para
preparar acusaciones coherentes y con sustento. Al fujimorismo de los años 90
y de hoy poco le importa conocer a quienes ostentan la legalidad, no hacen caso
a la legitimidad de los altos dignatarios del ministerio público y del poder
judicial; no están acostumbrados al desempeño discreto y serio de los
fiscales y jueces.
Se les
hace imposible a estos movimientos políticos que la situación de los asuntos
de la justicia no los puedan manejar y/o manipular; los apristas han perdido
la influencia y hasta la conducción que tenían de los poderes judiciales como
para obtener sentencias favorables, lo mismo ocurre con el fujimorismo no
alcanzan a tener miembros que decidan en favor de ellos, caso del acusado por
lavado de activos y que fuera su secretario general del fujimorismo, pues
habiendo tenido el caso una fiscal deficiente, el Fiscal de la Nación Pablo
Sánchez ha hecho aconsejable que el caso sea reabierto.
Esto trae
la venganza trapera contra el doctor Pablo Sánchez Velarde, se observa que la
denuncia de Daniel Salaverry que haya hecho al mencionado fiscal, sin tener
argumentos que expresen claramente cuáles son los incumplidos
constitucionales. Ello revela que en un primer momento un grupo estuvo
en contra de tamaño desliz, pues los abogados como Michel Torres y Ursula
Letona no han intervenido, el primero ha sido presidente de la comisión de
constitución y la segunda es la actual presidenta de dicha comisión.
Es
pertinente precisar que este es un asunto no sólo especializado en el derecho
constitucional, sino la audiencia por el caso crece y hay expectativas en el
sustento de la acusación, mayor razón que sea un jurista del movimiento que
asuma tamaña responsabilidad. El parlamentario Daniel Salaverry no solo es
ave de paso en el fujimorismo porque más se siente aprista por razones de
herencia familiar; sino no resulta un jurista como para sustentar su
acusación, está descalificado para esta situación tan complicada, por decir
lo menos.
Los
peruanos que creemos en Estado de Derecho, no de un estado de derecha casi
siempre autocráticos, estamos obligados a protestar, pero recurriendo a
argumentos que señalen los disparates en que caen el grupo autoritario de la
política conservadora el fujimorismo y el aprismo de Alan García. Estos
movimientos y sus cúpulas, y porque no decirlo sus adherentes no creen en la
democracia, las leyes y las autoridades legitimas.
Juegan y
usan la aventura de la hipocresía, al impávidamente manifestar que la
democracia es el régimen de gobierno, no es así, porque en sus movimientos y
sus organizaciones se dan los verticalismos, porque nadie interviene para
dilucidar algún asunto partidario, cualquier discrepancia por muy débil que
sea trae correlativamente postergación, ostracismo y la separación.
La
democracia es una doctrina y una metodología con la cual no se negocia, ni se
anida los autócratas y personas de dudosas calidades, ni menos sus
dirigencias puedan ser o han sido intelectualmente responsables de sangre de
peruanos inocentes tanto en distintas situaciones en los partidos en los
tiempos pasados, como de otros cuando los quechuas hablantes pobres de
nuestra sierra fueron ajusticiados por los terrorismos (negro y el blanco).
La calificación del ciudadano es la mejor carta de presentación en una
república y para militar en grupos de la sociedad civil destinados a formar
elites y lanzar líderes.
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SIGLO XXI - QUINTO LUSTRO - "Un nuevo orden emerge de la desintegración del capitalismo que irá reemplazando la célula económica (familia) por una nueva matriz reproductiva (comunas) que cumplirá funciones defensivas, judiciales, productivas y administrativas."
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