16-11-2017
Mi compañera es una entusiasta de Jenny, de Jenny
Marx, pero sobre todo de Tussy, de su hija pequeña. Yo también, me lo ha
inculcado. A Karl le preguntó una vez Laura por sus héroes. Eligió dos
hombrecitos, ¡faltaría más! Espartaco y Kepler. Vale, de acuerdo, no tenía mal
gusto. Nosotras tenemos tres heroínas: Tussy Marx, Rosa Luxemburg y Matilde
Landa. Nos apellidamos igual que esta última… Pero bueno tampoco Karl nos
desagrada.
A lo que iba, a lo que tenía que ir. ¿Cuántas
películas se han hecho sobre muchos tontainas? Centenares. ¿Y sobre Karl? Muy
pocas, muy pocas. ¿De Jenny? Ni una. ¿De Tussy? Tampoco y mira que la vida de
ambas es o podría ser cine puro, romántico, cañero, de aventuras, de amor
sincero, de entrega, de tragedia incluso. Todo en uno..
Esta película que les regalamos (a nosotras nos la
ha regalado a su vez una persona entrañable, un gramsciano de los pies a la
cabeza: Javier Aguilera) se centra en el joven Marx. Con subtítulos en
castellano. El enlace es este: https://m.ok.ru/video/362585721478
Una información básica para situarnos que también
nos ha pasado el amigo Javier Aguilera:
La película abarca el periodo en
el cual Marx, entre los 26 y los 30 años, junto a su esposa Jenny, anuda su
amistad con Engels en París en 1844, de donde será posteriormente expulsado,
instalándose en Bruselas y viajando en diversas ocasiones a Londres donde
participará en la Liga de los Justos rebautizada, por iniciativa de Marx y
Engels, Liga de los Comunistas y por encargo de la cual redactarán el Manifiesto
del Partido Comunista en el invierno de 1847-1848 en vísperas de un ciclo
revolucionario en el que apareció en la escena política europea la naciente
clase obrera".
El director de la película es Raoul Peck, un
cineasta haitiano nominado al Oscar por el documental 'I Am Not You Negro'. La
elección, por cierto, les hubiera encantado a los jóvens autores de La
ideología alemana, a veces un pelín eurocentristas.
Marta Medina -"¡Proletarios del mundo,
uníos (otra vez)!", El Confidencial, 13 de febrero de
2017 [1]- habló de la película.
[…] Peck retrata desde el
comienzo a un Marx sanguíneo, vehemente, radical en sus ideas y dispuesto a
sufrir la persecución por parte de las autoridades prusianas, lo que le lleva a
practicar el nomadismo por distintos países europeos y a asumir una vida llena
de carencias materiales: "Necesito escribir, pero también necesito
alimentar a mi familia".
La película sigue el periplo de la familia Marx:
primero en París, más tarde en Bruselas y finalmente en Londres, como
recordamos, mostrando:
[...] cómo el aumento de la
popularidad del pensamiento marxista sirvió a la familia como llave de entrada
a los círculos intelectuales -más o menos alternativos- de la época, al tiempo
que les cerró las puertas de una existencia común libre de enfrentamientos con
las autoridades de cada uno de los países que pisaba, a lo que había que sumar
un creciente sentimiento antisemita -Marx era hijo de un judío convertido al
luteranismo- en gran parte de Europa. Su amistad con Friedrich Engels (Stefan
Konarske), hijo de un importante empresario textil renano afincado en Reino
Unido, sería su muleta a la hora de concretar y reunir sus teorías más allá de
artículos y panfletos, pero también su tabla de salvación económica y gracias
al cual la familia pudo ir subsistiendo tras la imposibilidad de Marx de
encontrar un trabajo estable.
La película, prosigue Medina, intenta adentrarse,
tarea nada fácil cinematográficamente, en la génesis del pensamiento marxiano
[...] la sacudida de los pilares
hegelianos, sus ideas sobre la "abolición de la propiedad como derecho
natural, antisocial", su insistencia en abandonar la abstracción utópica
para centrarse en el materialismo, su concepción del trabajador como figura
principal de la creación de riqueza de la sociedad y su crítica a la
esclavización del proletariado, pero también en su día a día más familiar, en
la intimidad de su casa y en el poco espacio despolitizado de su cotidianidad.
Peck, como es de justicia, hace hincapié en la
importancia decisiva, esencial, de la figura de Jenny von Westphalen (la actriz
Vicky Krieps), su mujer (¡sin ella nada hubiera sido posible!):
[...] quien decidió abandonar el
cálido seno de una familia aristocrática prusiana para abrazar e impulsar los
ideales revolucionarios junto a su marido. Porque además de su faceta de ama de
casa y de ancla con las necesidades más mundanas de la realidad, Jenny aparece
retratada como uno de los pilares que evitan que su marido pierda pie, además
de como una intelectual en sí misma.
Efectivamente: una intelectual comprometida en sí
misma, sin colgar de Karl. ¡Lean sus cartas!
Sin embargo, comenta críticamente Medina, la
película de Peck no trabaja el contexto social de la época más allá de lo
anecdótico
centrándose en las tribulaciones
intelectuales de los protagonistas, prefiriendo recrear los encuentros con
figuras relevantes como Bakunin, Hermann Kriege o Karl Grün, sus envidias, sus
desavenencias, sus críticas a la crítica de la crítica de tal o cual manifiesto
y obviando el desolador paisaje y las miserias de una clase obrera inmersa en
plena revolución industrial, que se intuyen de palabra pero se obvian a nivel
visual.
Asunto central por supuesto. En síntesis, en opinión
de la comentarista (nosotras aún no hemos acabado de verla):
"El joven Karl Marx"
es, en fin, una pequeña introducción básica al pensamiento revolucionario de
mitad del siglo XIX, un vistazo a los mecanismos que se concretaron en la
publicación del Manifiesto del Partido Comunista en 1848 y la implicación de
Marx y Engels en la transformación del leit motiv del movimiento obrero de
"Todos los hombres somos hermanos" -utopía- a "¡Proletarios del
mundo, uníos!" (materialismo).
Nosotras, en principio, si pensamos hasta el final,
no vemos incompatibilidad entre ambas consignas.
En los créditos finales hay una sorpresa, cuando
más allá de algunas líneas de diálogo, apunta también Medina:
Peck explicita la ligadura de la
génesis del pensamiento marxista con la coyuntura socio-económica actual y los
movimientos resultantes de la última crisis a través de una sucesión de
imágenes sobre las manifestaciones de Occupy Wall Street, la caída de las
bolsas y la quiebra de grandes corporaciones, imágenes en las que resuena el
eco apagado de "¡Proletarios del mundo, uníos!".
¡A la película cuando puedan!
Y pueden leer, antes, durante o después, el Marx
(sin ismos) de Paco Fernández Buey (Vilassar de Dalt (Barcelona), El Viejo
Topo, varias ediciones), de alguien, un filósofo gramsciano con todas las de la
ley, que, mirando desde abajo (desde donde conviene mirar), en ocasiones se
presentaba como "Paca Fernández Buey".
Y disfruten… ¡que se acerca el año del bicentenario
del nacimiento del padre de Tussy Marx, del inspirador de Rosa Luxemburg, del
referente de la gran, de la inolvidable y nunca olvidada Matilde Landa!
Nota:
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