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geopolitico.es
10/11/2017
Opinión
Hace pocas
semanas tuve la ocasión de ocuparme de un asunto que hoy cobra plena
actualidad, pero que ha sido ocultado por la “Prensa Grande”: las Maniobras
Militares de Tabatinga planeadas antes y ejecutadas hoy bajo monitoreo yanqui,
por los ejércitos de tres países.
Efectivos
de Colombia, Perú y Brasil -en efecto-, se concertaron en la Triple Frontera
que los une, y en las proximidades de la zona territorial venezolana para
desarrollar operaciones de orden bélico, que ya comenzaron.
Nadie ha
explicado con claridad el propósito de esas “maniobras”. Pero, curándose en
salud, la administración de Caracas –muy cautamente- ha puesto en guardia al
pueblo de Venezuela, y situado a sus propias fuerzas armadas en posición de
combate. No podía ser de otra manera, habida cuenta que el Imperio no se
caracteriza por usar “métodos democráticos” para librarse de sus opositores,
sino más bien de mecanismos expeditivos, no exentos de violencia.
Guatemala
1954; Cuba, Playa Girón; Chile, 1973; y más recientemente Honduras, contra
Zelaya; Paraguay, contra Lugo y Brasil para derribar a Dilma Rousseff;
constituyen apenas pasos concretos en la práctica imperial, que no tiene límite
cuando de lo que se trata es de proteger los intereses de sus grandes
consorcios.
Dijimos
en su momento que las “Maniobras de Tabatinga”, fueron preparadas por el
Comando Sur de los Estados Unidos y que Venezuela es el fin de estas acciones
que no tienen sino la intención de preparar una intervención militar, con la
idea de derribar al gobierno bolivariano.
Fracasados
todos los intentos de promover el “desborde interno” y derrotado también el
empeño de aislar al gobierno del Presidente Maduro en el escenario
internacional; a Washington sólo le queda un camino: la agresión militar
abierta.
Para el efecto,
cuenta con tres alfiles muy definidos: Temer, en Brasil; Santos, en Colombia y
Kuczynski, en el Perú. Ese trío insiste en declarar –cada vez que tiene un
micro abierto- que el problema central en la región es “la democracia en
Venezuela”. El resto, son pamplinas
Consciente
de esa voluntad agorera, el señor Trump, desde la Casa Blanca, impulsa con
descaro una ofensiva contra los pueblos de nuestro continente. No otro sentido
tiene, por ejemplo, el conjunto de medidas orientadas a incrementar el bloqueo
contra Cuba, masivamente repudiado por el mundo, hace muy pocas semanas en
Naciones Unidas.
Y es que,
efecto, los halcones de Washington, derrotados en todas partes, promueven la
intervención militar contra la Patria de Bolívar, y recurren, para ese efecto,
a gobiernos serviles, sometidos a sus designios.
Los
peruanos podríamos preguntarnos ¿a santo de qué asomamos nosotros, los
peruanos, uncidos a ese carro de guerra, beligerante y oprobioso?
Hay
varias respuestas. Una, tiene que ver con la política actual de Torre Tagle,
que abandonó los valores del Canciller de la Dignidad –don Raúl Porras
Barrenechea- para “liderar” una ofensiva política contra las autoridades
venezolanas, violando descaradamente los principios de No Intervención y Libre
Determinación de los Pueblos.
Una
segunda razón, es aún más prosaica. En nuestro país existen, y funcionan, más
de 9 bases militares norteamericanas, empeñadas en prácticas de combate. Varias
de ellas, operan en la Amazonia. Y todas, dependen directamente del Comando Sur
de los Estados Unidos de Norteamérica, haciendo escarnio de nuestra
Independencia y Soberanía.
A esto se
suma, por cierto el hecho que el Presidente Kuczynski “es un exponente definido
del modelo yanqui de dominación en nuestro continente. Neo Liberal a ultranza,
y lobista destacado de consorcios imperiales; enfila de manera constante sus
baterías contra la Venezuela Bolivariana porque en el fondo de su Karma
quisiera que ese país, y todos los demás, fueran otra vez colonias, o de España
o de los Estados Unidos, pero Colonias. Nunca países Independientes y
Soberanos”. Lo dijimos antes.
Como
ciudadano, el señor PPK, puede obrar como le plazca; pero no tiene ningún
derecho a meter al Perú en una confrontación militar con otro país del
continente. Eso sería desconocer la historia, y morder la mano que nos
tendieran nuestros libertadores hace casi 200 años Bolívar y Sucre, lucharon
para que el Perú sea libre y soberano. No para que sirva de Mascarón de Proa en
guerras fratricidas.
Nuestro
país, incluso en tiempos difíciles, ha sustentado siempre una política de paz,
No solamente ha procurado mantener cordiales relaciones con todos sus vecinos,
sino que, incluso, ha formado parte de organismos que han ayudado a alcanzar la
paz en otros confines del planeta. Incluso la paz en Centroamérica -El Salvador
por ejemplo-, fue lograda por mediación peruana, en su momento. ¿De dónde,
entonces, asoma hoy, en nuestro suelo, una voluntad guerrera?
Nosotros
somos suscriptores del Acuerdo asumido en la Cumbre de la Comunidad de Estados
de América Latina y el Caribe, -CELAC- que declaró América como “Zona de Paz”.
“Incentivar la guerra o prepararse para ella, constituye una grosera violación
de los propósitos enarbolados por esa respetable Comunidad de Naciones; y una
afrente a pueblos y naciones de nuestro continente” dijimos antes.
Las
maniobras de Tabatinga ponen a nuestro país en la vitrina de las potencias
beligerantes. Ellas, alimentarán las tensiones en la región, pero también incentivarán
nuevos conflictos, en una circunstancia en la que, los portavoces del Pentágono
sueñan con trasladar a nuestras tierras, los conflictos armados que hoy azotan
a los pueblos del Asia Central.
Derrotado
en Siria, vencido en Palestina, estancado en Irak, fracasado en Libia y
contenido en Irán; el Imperio busca extender sus planes belicistas a nuestro
continente
Tenemos
el deber de denunciarlo.
Gustavo
Espinoza M.
Colectivo
de Dirección de Nuestra Bandera
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