(28 de diciembre de 2017)
Por
Miguel Aragón
1.- Los intelectuales renovadores, que luchamos por
un Perú nuevo en el mundo nuevo, debemos aprender a manejar las
contradicciones. En primer lugar la contradicción principal existente entre el
pueblo peruano y la clase dominante; y también las secundarias, aprovechando
las contradicciones entre las diferentes facciones de la clase dominante.
2.- A la lucha económica, por las
reivindicaciones inmediatas del pueblo trabajador, debe seguir la lucha
político electoral municipal. Dos luchas necesarias, que deben ser
acompañadas en todo momento con la también necesaria lucha teórica.
3.- De las protestas superficiales “por la
vacancia del presidente PPK”, y "contra el indulto al ex presidente
Fujimori", debe pasarse a la lucha necesaria y realmente efectiva por
las Reivindicaciones Inmediatas del pueblo trabajador, partiendo, en todo
momento, de las necesidades reales (no imaginarias) del pueblo peruano.
4.- Para darle forma a las propuestas de Programa
Mínimo, debe promoverse conversatorios, asambleas, o REUNIONES CONJUNTAS,
primero a nivel de frentes municipales (en el Perú hay 1800 municipios),
y luego a nivel de frentes provinciales (hay 200 provincias). En la
medida en que se avance de manera efectiva en el desarrollo de las reuniones
municipales y provinciales, después, y cuando sea necesario, debería pasarse a
las coordinaciones a nivel departamental, regional o nacional.
5.- Ninguna de las sectas político partidarizadas, que
actualmente existen en el país, está en capacidad de organizar y mucho menos
dirigir este trabajo amplio de masas, trabajo que debe impulsarse de abajo
hacia arriba, y no a la inversa, como todavía pretenden algunos
“caudillos personalistas”.
Las reuniones conjuntas hay que impulsarlas
elevándonos por encima de las superficiales divisiones impuestas por esas
minúsculas agrupaciones partidarizadas de la llamada "izquierda".
6.- La acción conjunta del pueblo organizado debe
priorizar las movilizaciones y las luchas en las calles, las cuales, en
lo posible, deben ser complementadas con las denuncias en la tribuna
parlamentaria, por parte de los representantes elegidos por el pueblo.
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