Publicado
por Francisco Umpiérrez Sánchez
martes, 19 de diciembre de 2017
El 15
de diciembre del año en curso Rebelión publicó un trabajo mío titulado El
Capital de Karl Marx. La dirección de Rebelión me hizo llegar el siguiente
comentario crítico de un lector llamado Manuel: “¿Alguien conoce a Francisco
Umpiérrez para advertirle que es falso que según Marx “los precios gravitan,
acercándose o alejándose, en torno a los valores”, como dice el artículo de hoy
en Rebelión “El Capital” de Karl Marx? Marx no escribió eso, yo explico lo que
escribió (lo que recogió Engels) en “Valor y precio en Marx”. Y, si lo hubiera
dicho y, por tanto, se hubiera equivocado, de nada valdría cubrirlo con “Y de
todos modos, por mucho que el precio se diferencie de su valor, eso no quita
nada al hecho de que el precio sea la expresión del valor en dinero”, disparate
que justificaría cualquier arbitrariedad en la práctica científica. Y eso que
el artículo hace algunas observaciones interesantes. Pero, quitando a Sweezy,
todos caen en lo mismo”.
El texto de El Capital
del que haré uso será el editado por Akal en 1977. Dicho esto, advierto en
principio en que el error de base de Manuel consiste en no reconocer que una
cosa es que el precio sea la expresión del valor y otra muy distinta es que el
precio no expresa con exactitud la magnitud del valor. Se trata, en
primer lugar, de distinguir entre la sustancia del valor y la magnitud de
valor, y en segundo lugar, de aceptar que es una peculiaridad de la forma de
precio que haya incongruencia cuantitativa entre valor y precio. Esta
afirmación la argumentaré y la documentaré más adelante. Creo igualmente que lo
que escribió Engels sobre el valor en su obra Antidühring poco tiene que ver
con lo que aquí debatimos. A mi juicio los conceptos e ideas esgrimidas son
elementales y no recogen la complejidad con la que se presentan en El
Capital y que nosotros aquí debemos traer a colación.
La definición de precio
En la sección de El
Capital titulada Paso de la forma general del valor a la forma de dinero,
Marx se expresa en los siguientes términos: “La expresión relativa simple del
valor de una mercancía, por ejemplo, de la tela, en mercancía que funciona ya
como mercancía dinero, por ejemplo el oro, es la forma de precio. De ahí que la
forma de precio de la tela sea: 20 varas de tela = 2 onzas de oro, o si dos
libras esterlinas es el nombre monetario de dos onzas de oro, 20 varas de tela
= 2 libras esterlinas”. Es evidente, por tanto que, de acuerdo con Marx, el
precio es la expresión del valor de la mercancía en dinero. Así que no entiendo
por qué Manuel llama a esa afirmación mía, que he tomado de Marx, “disparate
que justificaría cualquier arbitrariedad en la práctica científica”. Creo que
quien conozca al detalle el análisis de las formas simple, desarrollada y
general del valor, sabrá con total evidencia que el precio no puede ser otra
cosa que las expresión en dinero del valor de las mercancías. Después
responderé a la otra parte del juicio de Manuel donde hablo de las diferencias
entre valor y precio y que forma parte del juicio que él cataloga como
disparate científico.
La idealidad de los
conceptos o de la ciencia
Escuchemos a Marx en el
capítulo VIII de El Capital titulado Distinta composición orgánica de
los capitales en distintas ramas de la producción y consiguiente diversidad de
las cuotas de ganancia, perteneciente al tomo I del libro III: “En esta
investigación general se parte siempre del supuesto de que las condiciones
reales corresponden a su concepto o, lo que es lo mismo, las condiciones reales
solo se exponen en la medida en que corresponden a su propio tipo general y lo
expresan”. La realidad, además de hechos esenciales y regulares, está salpicada
de hechos casuales y accidentales. Pero en la elaboración teórica todos los
hechos casuales y accidentales deben quedar fuera del análisis. En la
elaboración teórica, la realidad tiene que acomodarse al concepto. Le sucedía a
Dühring cuando analizaba la naturaleza del valor: hablaba de los precios de
monopolio en el sector de alimentación, esto es, hablaba de unas condiciones de
mercado que hacía imposible analizar en su pureza la naturaleza del valor y su
expresión en los precios. Pero también le sucedía a Böhm-Bauerk cuando
criticaba la teoría del valor de Marx. En la elaboración teórica debe
predominar la pureza de los conceptos y las condiciones reales deben
corresponder a dichos conceptos. Si se tienen en cuenta otros aspectos de la
realidad, en primer lugar, debe saberse si son regulares o casuales, y en
segundo lugar, si son regulares, deben modificarse los conceptos. La idealidad
de los conceptos en relación con la realidad afecta a todas las ciencias. Los
laboratorios donde se realizan todos los experimentos científicos representan condiciones
ideales, puesto que se han aislado los factores pertinentes del fenómeno que se
investiga del resto de factores con los que coexisten aquellos en la realidad.
Lo que sucede es que los fenómenos de las ciencias sociales, en este caso los
fenómenos económicos, no se pueden reproducir en los laboratorios. De ahí
que sea la fuerza de abstracción la herramienta que se emplee para analizar los
fenómenos en su pureza. La demagogia de Böhm-Bawerk consiste en no admitir este
principio metodológico en el análisis de los fenómenos económicos, cuando en la
práctica la propia economía convencional también lleva a cabo muchas
abstracciones. Tanto cuando analizan las familias como las empresas hacen
abstracción de un sinfín de aspectos y factores presentes en las mismas.
Incongruencia cuantitativa entre valor y precio
En la sección dedicada al proceso de intercambio del tomo I del libro I ya Marx nos hace la siguiente advertencia: “En cuanto la magnitud de valor se transforma en precio, esta relación necesaria aparece como relación de intercambio de una mercancía con la mercancía dinero existente fuera de ella. Pero en esta relación también la magnitud de valor puede expresarse como el más o menos en que se enajena en las circunstancias dadas. Así, pues, la posibilidad de incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor, o de la divergencia del precio respecto de la magnitud de valor, radica en la misma forma de precio”. La idea esencial que podemos extraer de esta cita es la siguiente: radica en la misma forma de precio la incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor. Y esto se debe a que el precio, a diferencia del valor que es una relación inmanente, se establece como una relación de intercambio de una mercancía con la mercancía dinero que existe fuera de ella. De ahí que Marx señale que dependiendo de las circunstancias dadas, la misma magnitud de valor se puede expresar en más o menos dinero. Esta idea es muy decisiva, puesto que se encuentra en el capítulo dedicado al intercambio del primer libro de El Capital; de manera que no es necesario esperar al tercer libro, donde se habla de los precios de producción y se indica por otra razón la diferencia entre valor y precio. A este respecto no está de más destacar la artimaña de Böhm-Bawerk cuando trata de desbaratar las ideas de Marx sobre la cuota media de ganancia y de los precios de producción. En el capítulo II de su obra La conclusión del sistema marxiano elabora la siguiente conjetura: “¿Cómo trata Marx de resolver esta contradicción? Esto sucede, dicho brevemente, a costa del presupuesto del que Marx venía partiendo, esto es, que las mercancías se venden con arreglo a sus valores. Ahora bien, lo que Marx hace realmente es abandonar este supuesto”. La artimaña de Böhm-Bawerk consiste en lo siguiente: uno, no hace distinción entre el hecho de que los precios son la expresión del valor y el hecho de que hay incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor, esto es, no es lo mismo afirmar que el precio es la expresión en dinero del valor de las mercancías que decir que el precio no expresa con exactitud la magnitud de valor de la mercancía, y como dice Marx dependiendo de las circunstancias concretas siempre hay un más o un menos del precio en relación al valor; y dos, no tiene en cuenta las contradicciones entre concepto y realidad, de manera que en ocasiones, y ya lo advirtió Marx, se supone que las condiciones reales corresponden al concepto, o lo que es lo mismo: las condiciones reales solo se exponen en la medida en que corresponden a su propio tipo general y lo expresan.
Incongruencia cuantitativa entre valor y precio
En la sección dedicada al proceso de intercambio del tomo I del libro I ya Marx nos hace la siguiente advertencia: “En cuanto la magnitud de valor se transforma en precio, esta relación necesaria aparece como relación de intercambio de una mercancía con la mercancía dinero existente fuera de ella. Pero en esta relación también la magnitud de valor puede expresarse como el más o menos en que se enajena en las circunstancias dadas. Así, pues, la posibilidad de incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor, o de la divergencia del precio respecto de la magnitud de valor, radica en la misma forma de precio”. La idea esencial que podemos extraer de esta cita es la siguiente: radica en la misma forma de precio la incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor. Y esto se debe a que el precio, a diferencia del valor que es una relación inmanente, se establece como una relación de intercambio de una mercancía con la mercancía dinero que existe fuera de ella. De ahí que Marx señale que dependiendo de las circunstancias dadas, la misma magnitud de valor se puede expresar en más o menos dinero. Esta idea es muy decisiva, puesto que se encuentra en el capítulo dedicado al intercambio del primer libro de El Capital; de manera que no es necesario esperar al tercer libro, donde se habla de los precios de producción y se indica por otra razón la diferencia entre valor y precio. A este respecto no está de más destacar la artimaña de Böhm-Bawerk cuando trata de desbaratar las ideas de Marx sobre la cuota media de ganancia y de los precios de producción. En el capítulo II de su obra La conclusión del sistema marxiano elabora la siguiente conjetura: “¿Cómo trata Marx de resolver esta contradicción? Esto sucede, dicho brevemente, a costa del presupuesto del que Marx venía partiendo, esto es, que las mercancías se venden con arreglo a sus valores. Ahora bien, lo que Marx hace realmente es abandonar este supuesto”. La artimaña de Böhm-Bawerk consiste en lo siguiente: uno, no hace distinción entre el hecho de que los precios son la expresión del valor y el hecho de que hay incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor, esto es, no es lo mismo afirmar que el precio es la expresión en dinero del valor de las mercancías que decir que el precio no expresa con exactitud la magnitud de valor de la mercancía, y como dice Marx dependiendo de las circunstancias concretas siempre hay un más o un menos del precio en relación al valor; y dos, no tiene en cuenta las contradicciones entre concepto y realidad, de manera que en ocasiones, y ya lo advirtió Marx, se supone que las condiciones reales corresponden al concepto, o lo que es lo mismo: las condiciones reales solo se exponen en la medida en que corresponden a su propio tipo general y lo expresan.
Realidad, irregularidad y
ley
Rescatemos la última idea
de Marx contenida en la cita anterior. Después de afirmar que radica en la
misma forma de precio la incongruencia entre precio y magnitud de valor, Marx
hace la siguiente afirmación: “Esto no es ningún defecto de la forma de precio,
sino que, por el contrario, hace de ella la forma adecuada de un modo de
producción en donde la regla solo se puede imponer como ley media y ciega de la
irregularidad”. La realidad está salpicada, y más en periodos de loco
crecimiento o de turbulencias, de irregularidades. Después hablaré de estas
irregularidades. ¿Qué se quiere decir que la regla de que los precios son la
expresión de la magnitud del valor se impone como ley media? Primero, que como
en el ámbito individual, empresarial o familiar, se vende por encima o por
debajo del valor, en el ámbito social, considerando el conjunto de las empresas
como una sola empresa, los precios expresan con relativa exactitud la magnitud
del valor. Y segundo, que como hoy se vende una mercancía a un precio y al mes
siguiente por diversas razones se vende a otro, de manera que dependiendo del
momento se vende por encima o por debajo del valor, la regla se impone como ley
media considerando el periodo de un año o de varios años.
Veamos ejemplos de
irregularidades. Una industria de alimentación le factura a un pequeño
supermercado 3.000 euros mensuales, a una cadena de hoteles 20.000 euros
mensuales, y a una cadena de supermercados 50.000 euros mensuales. ¿La
industria de alimentación le vende sus productos a estas tres clases de
clientes al mismo precio? Pues no. Los clientes que tienen mayor poder de
compra le exigen a la industria de alimentación que les vendan más barato; y así
lo hacen. De manera que con respecto a un mismo producto y el mismo valor,
dependiendo del poder de compra de los clientes el precio será distinto. Por lo
tanto, en un caso el precio está por encima del valor y en otros casos por
debajo del valor. Pensemos ahora en las rebajas, que las hay ya prácticamente
todo el año. Un par de zapatos pueden tener hoy el precio de 120 euros y el mes
siguiente tener el precio de 80 euros. Esto que sucede con los zapatos, sucede
con la mayoría de los productos de consumo: a lo largo del año el mismo
producto no tiene el mismo precio. Luego aquí también se produce el hecho de
que un mismo producto tiene en un momento determinado un precio por encima del
valor y en otro tiempo determinado un precio por debajo del valor. En la
sección dedicada al comercio exterior del capítulo que analiza las causas
contrarrestantes de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia de El
Capital, Marx formula la siguiente idea: “Los capitales invertidos en el
comercio exterior pueden arrojar una ganancia más elevada porque, en primer
lugar, se compite con mercancías que otros países producen con menos
facilidades, de suerte que el país más avanzado vende sus mercancías por encima
de su valor, aunque son más baratas que las de los países competidores”. En
suma, la realidad está salpicada de irregularidades, esto es, de hechos donde
las mercancías se venden por encima o por debajo de su valor.
La gravitación de los
precios en torno al valor
Y llegamos a la dichosa
cita donde Manuel dice que Marx no lo dijo; y si lo dijo, se equivocó. No se
equivocó, puesto que en todo lo que llevamos dicho se ha demostrado con creces
la diferencia entre magnitud de valor y precio. Expondré las cosas de modo muy
sencillo. En el capítulo VIII Marx habla de la distinta composición orgánica de
los capitales en las distintas ramas de producción y la consiguiente diversidad
de las cuotas de ganancia. Y en el capítulo IX habla de la formación de una
cuota general de ganancia (cuota media de ganancia) y de la transformación de
los valores de las mercancías en precios de producción. En el ejemplo,
siguiendo a Marx, vamos a considerar que la cuota de explotación es la misma
para todas las ramas y empresas, de manera que si el capitalista invierte 20
millones de euros en capital variable obtiene una plusvalía de 20 millones.
Consideremos solo dos empresas: una con 80 millones de capital constante, 20
millones de capital variable y 20 millones de plusvalía, y la otra con 60
millones de capital constante, 40 millones de capital variable y, por
consiguiente, 40 millones de plusvalía. En principio, y considerando que no se
ha establecido una cuota media de ganancia, el valor del producto mercantil de
la primera empresa será de 120 millones de euros, y el de la segunda, de 140 millones
de euros. Pasemos ahora a considerar el capital global y no el capital
individual. De esa manera, sumando los valores de una empresa y otra, tendremos
que la composición medial del capital será: 140 (de capital constante) + 60 (de
capital variable) + 60 (de plusvalía). De manera que el valor total
producido será de 260 millones de euros. Así que el precio de cada medio del
producto global, es decir, de cada una de las dos empresas, será de 130. Dicho
de otro modo: el producto mercantil de cada una de las empresas tendría que
venderse a 130 millones de euros. Por lo tanto, en cuanto consideramos el
capital global y suponemos que se ha establecido una cuota media de ganancia,
la primera empresa venderá su producto a 130 millones, 10 millones por encima
de su valor, y la segunda venderá igualmente su producto a 130 millones de
euros, esto es, 10 millones de euros por debajo de su valor. Esto es lo que
permite, a juicio de Marx, que la cuota de ganancia sea uniforme, independiente
de las diferencias en la composición orgánica del capital. Según Marx: “Los
precios obtenidos sacando el promedio de las distintas cuotas de ganancia de
las diferentes esferas de producción y sumando esta media a los precios de
coste de las diferentes esferas de producción son los precios de producción”. Y
desde que las mercancías se venden por los precios de producción, la mayoría de
las empresas venden por encima o por debajo de su valor. Aquí no hay
contradicción entre valor y precio, sino diferencia entre la magnitud de valor individual
y precio. El cambio de carácter en la formación de los precios de la producción
en relación con el valor, Marx lo aclara en los siguientes términos: “Los
distintos capitalistas se comportan aquí, por lo que a la ganancia se refiere,
como simples accionistas de una sociedad anónima en donde las participaciones
de la ganancia se reparten porcentualmente y, por tanto, solo se distinguen
para los diversos capitalistas por la magnitud del capital invertido por cada
uno de ellos en la empresa común, por el número de sus acciones”.
Y ahora, por último,
vamos a por la cita de Marx puesta en cuestión por Manuel, que se
contiene en al capítulo X dedicado a la nivelación de la cuota general de
ganancia por medio de la competencia. La cita la encuadraré en una más larga,
para que se entienda mejor lo que son los conceptos dialécticos, animados de
fluidez y matices, frente a los conceptos metafísicos, fosilizados por la
rigidez mental. En la página 231 del tomo I del libro III de El
Capital podemos leer lo siguiente: “La hipótesis de que las mercancías se
venden por sus valores solo significa, naturalmente, que su valor es el centro
de gravitación en torno al cual giran sus precios y a base del cual se
compensan sus constantes alzas y bajas”. Si Marx afirma, y eso lo afirma, que
las mercancías se venden por sus valores, los metafísicos lo entienden en
sentido absoluto y de forma rígida. Pero Marx como es un pensador dialéctico,
matiza afirmando que eso naturalmente solo significa que el valor es el centro
de gravitación de los precios, y que en ocasiones estarán por encima y en
ocasiones por debajo. Después de formular esa idea Marx sigue precisando:
“Además, habrá que distinguir un valor de mercado –del que hablaremos más
adelante– respecto del valor individual de las mercancías individuales
producidas por los diversos productores. El valor individual de algunas de
estas mercancías estará por debajo del valor de mercado, el de otras será
superior a él”. Hay que distinguir, por lo tanto, entre el valor individual de
cada mercancía del valor de mercado, y ocurrirá que algunos valores
individuales estarán por debajo del valor de mercado y otros por encima de él.
Esto se llama, vuelvo y repito, matizar los conceptos, dotarlos de fluidez y
plasticidad. Solo me resta traer a colación una cita de Marx, página 210,
contenida en el capítulo IX del tomo y libro citado: “En toda la producción
capitalista la ley general se impone como tendencia predominante solo de un
modo muy complicado y aproximativo, como una media de oscilaciones que no se
puede fijar nunca”. Esta idea es mala para los metafísicos, que solo piensan en
cosas fijas e inamovibles, cuando en la realidad capitalista su ley general
solo se impone, de una parte, de una manera complicada y aproximada, y de otra
parte, como una media de oscilaciones que no se puede fijar nunca.
Conclusión
Creo que ha quedado
suficientemente demostrado que en el pensamiento económico de Marx el precio no
es la expresión exacta de la magnitud del valor. Primero, porque radica en la
misma forma de precio la incongruencia cuantitativa entre valor y precio,
segundo, porque el establecimiento de una cuota media de ganancia genera la
formación de los precios de producción y, por consiguiente, la diferencia entre
magnitud de valor y precio, tercero, porque el surgimiento de un valor de
mercado por medio de la competencia vuelve a redundar en la diferencia entre
valor individual y valor de mercado, y cuarto, porque, como dice Marx, la
hipótesis de que las mercancía se venden por sus valores solo puede significar
que el valor es el centro de gravitación en torno al cual giran, una vez
acercándose y otra vez alejándose, los precios.
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