PRONUNCIAMIENTO
16. 01.
2018
El Centro de Psicoterapia Psicoanalitica de Lima se
adhiere a los más de 500 psicólogos que firman un pronunciamiento donde
expresan su rechazo al indulto otorgado a Alberto Fujimori, además de
cuestionar la forma en que se pretende imponer una "reconciliación"
sin tener en cuenta los elementos esenciales que se requiere para este proceso.
Ante la coyuntura actual, en la que Alberto
Fujimori ha sido indultado y graciado por el presidente Pedro Pablo Kuczysnki,
las psicólogas y psicólogos abajo firmantes nos encontramos en el deber de
hacer pública nuestra posición, construida en base a un trabajo de debate y
consenso. Esto debido a que, por nuestra labor, conocemos cómo los contextos
histórico-sociales producen eventos y fuerzas que someten y hacen padecer al
ser humano de múltiples formas. Advertimos, entonces, que la decisión tomada
por el Gobierno –considerada inicialmente perniciosa e ilegal por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos– deja al país en un grave riesgo de fractura
social.
Consternados, hemos asistido los últimos días a un
elevado grado de perversión del uso del poder en el Perú. Es perturbadora la
evidencia de cómo el presidente ha actuado en su beneficio y en beneficio del
expresidente Fujimori, sentenciado por delitos considerados de lesa humanidad.
El resultado es la grave interferencia y modificación de los efectos de resarcimiento
psicológico y moral que emanan de la justicia, además de hacernos retroceder
años de severo esfuerzo por lograr procesos judiciales justos y transparentes.
Que el Gobierno haya difundido, incluso, comunicaciones públicas buscando
encubrir la existencia e ilegalidad del proceso, repite métodos de la violencia
estatal de la década de 1990 y completa, así, un pernicioso círculo de
impunidad entre las más altas autoridades del país.
Sabemos que el tejido social peruano es débil,
entre otras cosas, por el reiterado incumplimiento de las promesas electorales
realizadas a las mayorías. El indulto y la gracia constituyen la cúspide de esa
inaceptable instrumentalización política. Es necesario recordar que fue
Kuczysnki, de candidato, quien buscó a las víctimas del fujimorato y firmó un
acuerdo con ellos donde se comprometía a no dar el indulto a cambio de recibir
sus votos. Romper una promesa tan delicada –lo decimos con certeza– es asestar
un grave golpe en el mismo núcleo de la confianza, componente esencial para la
construcción de cualquier vínculo, incluyendo el que forjamos con nuestros
políticos. Al golpear la confianza, se dañan los vínculos necesarios para
construir y afirmar la democracia. Inclusive, puede sumir a individuos y
comunidades en estados de desesperanza y confusión. Así de grave.
La reconciliación, que significa una nueva
convivencia entre víctimas y victimarios, no se impone por decreto ni al margen
de la ley. Debe partir del reconocimiento de la verdad histórica y sostenerse
en la equidad y la justicia. No habrá reconciliación mientras unos sean
escuchados y otros acallados, mientras algunos privilegiados sean sujetos de
derecho y otros estén sujetados al abuso de poder. Las tergiversaciones del
Gobierno buscan deliberadamente presentar al mentiroso como legítimo, al
violento como víctima y al silencio como apoyo incondicional; asimismo, el
abuso de la retórica del terrorismo lo que está provocando es miedo,
desconfianza y agresividad entre peruanos, además de transmitir la errónea idea
de que exigir justicia por los atropellos del fujimorato es como desconocer la
violencia política ocurrida entre 1980 y 2000. La distorsión de la verdad ataca
nuestra capacidad de pensar y nuestra memoria, niega la verdad de la historia y
vuelve a violentar el recuerdo del secuestrado, del desaparecido, del
torturado, del ejecutado y del calcinado.
Exhortamos a colegas y estudiantes de Psicología a
pensar críticamente la idea de neutralidad, fundamental a nuestra práctica pero
en ocasiones extrapolada y malinterpretada como imperativo de omisión política.
El reconocimiento de los otros implica mirar a quienes más sufrieron y menos
justicia obtuvieron, condiciones que nos colocan, inexorablemente, en el plano
del pacto social y la vida política. En nuestra profesión, donde la escucha y
la palabra son herramientas fundamentales para acercarnos a otros, no debemos
permitirnos ser rehenes de nuestros propios silencios. Estamos comprometidos
con un país democrático que pueda evolucionar hacia una sociedad justa,
solidaria, ética e integrada. Los invitamos, entonces, a seguir debatiendo
sobre lo que estamos viviendo, a sumarse a este pronunciamiento si lo
consideran necesario y a los actos ciudadanos organizados por la sociedad
civil, que demandan nuestro compromiso. A la opinión pública, a reflexionar
sobre este documento y conversarlo con la más amplia vocación democrática en
sus círculos sociales y profesionales.
En las calles y en las aulas también nos
encontraremos.
Centro de Psicoterapia Psicoanalitica de Lima
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