Oscar Ugarteche, Armando
Negrete
ALAI AMLATINA, 05/03/2018.-
Un nuevo anuncio unilateral arancelario estadounidense ha vuelto a
sacudir las bases del orden comercial internacional. El presidente de EEUU,
Donald Trump, declaró el último día de febrero, la imposición de tarifas
arancelarias a la importación estadounidense de acero en 10% y de aluminio en
25%. La decisión, acompañada de la consigna “queremos un mercado libre, justo e
inteligente”, confirma la postura del mandatario sobre la protección arbitraria
y sin cálculo económico de sectores, ramas y empresas estadounidenses frente al
orden comercial multilateral.
El funcionamiento comercial
internacional bajo las normas de la OMC no permite aumentos arancelarios
unilaterales y puede ser llevado a juicio. No obstante, bajo la Ley de
Expansión Comercial de 1962 estadounidense, el presidente puede decretar, sin
apelación del Congreso, medidas arancelarias que resguarden la seguridad
nacional. Fuera de EEUU la respuesta natural, bajo los principios elementales
de relaciones internacionales, son actos de reciprocidad. Trump puede ordenar
las acciones que tomará internamente su país, pero no puede controlar las
represalias que tendrán sus políticas fuera de EEUU.
Hay un solo problema, EEUU
es un productor de aceros muy pequeño y un consumidor de aceros diminuto. Los
grandes productores de acero son China (46.3%), y muy por debajo Japón, India,
y de aluminio, con una proporción similar, son China, Rusia, Canadá e India.
Así, frente a la medida tomada por EEUU, estos países pueden hacer una de dos:
1.
Abrir un caso en la OMC, aplicar represalias, levantar aranceles a los
productos estadounidenses de importación y restringir las franquicias con
impuestos específicos a las franquicias.
2.
Reproducir la postura Coreana frente a las refrigeradoras: “¡si quieren
pagar más por su acero y su aluminio, allá ellos!”.
La ventaja china sobre la
producción del acero frente a EEUU es de 8 veces; sobre la demanda es de 7
veces. Lo que exporta china de acero al mundo es igual a la producción anual de
EEUU. China importa materia prima barata con los mercados deprimidos de los
últimos años y transforma el acero, con salarios bajos y tecnología de punta,
porque ha llegado tarde a la industria. EEUU transforma el hierro en acero con
salarios altos y tecnología intermedia, porque llegó temprano. Cabe recordar
que de esta industria desaparecieron Gran Bretaña, Suecia y Alemania, los que
llegaron más temprano.
El poder político y
económico que actualmente poseen las trasnacionales en este rubro es
inconmensurable. Con la medida, podrían ser afectadas las acereras:
ArcelorMittal, Rizhao Steel, China Baowu Group, Fangda Steel, y aluminieras: UC
Rusal, Aluminum Corp. of China, China Power Investment Corp., Rio Tinto Alcan
Inc., Norsk Hydro ASA. Éstas serán un frente que difícilmente podrán detener
cuando tomen represalias, recíprocas, contra la medida proteccionista
estadounidense. La exportación de autos y aviones americanos va a bajar porque
sus costos subirán. Un pequeño arancel sobre estos los termina de sacar del
mercado automotriz que les queda en el mundo, que ya no es muy importante
frente a la industria automotriz china, india, alemana y japonesa. O la
industria aeronáutica.
Una vez más, esta decisión
se presenta anti-teórica frente a los problemas económicos que enfrenta EEUU y
el estancamiento donde está empantanado hace una década. El aumento de aranceles
a las importaciones de acero y aluminio genera, necesariamente, un aumento de
costos de las industrias consumidoras de estos vitales insumos. Generará un
alza de precios en: refrescos, alimentos enlatados, maquinaria y equipo,
aviones, autos, refrigeradores, lavadoras (por decreto presidencial), etc. Otra
vez serán los consumidores estadounidenses que terminen pagando el alza del
precio final derivado de estos aranceles, mientras el mundo los mira asombrados
ante la inutilidad de las medidas.
La cuestión es: ¿a quién
beneficia el aumento de costos de producción siderúrgica y en las derivadas
producciones automotriz y metal-mecánica? Si bien es cierto que United States
Steel Corp. (fundada por Andrew Carnegie a fines del siglo XIX) y A.K. Steel
Corp., entre otros, habían buscado medidas de protección, sin embargo, la
medida no les ofrecerá condiciones de desarrollo, producción, comercio y empleo
nacionales frente al mercado mundial. Esta medida puede tener consecuencias
contraproducentes en el crecimiento de la economía de EEUU y la pérdida de la
poca competitividad internacional que le queda.
La agenda proteccionista
americana continúa acumulando descontento comercial alrededor del mundo. Las
repetidas advertencias de las consecuencias que tendría el avance unilateral de
las políticas proteccionistas estadounidenses han sido ignoradas por la Casa
Blanca. Mientras tanto la embajadora americana en México renunció el mismo día
de este anuncio así como la más reciente portavoz de la Casa Blanca.
Para rematar la medida
anunciada, Trump publicó en su cuenta de Twitter: “las guerras comerciales son
buenas y fáciles de ganar”. Con esto, además de hacer una muestra pública de su
ignorancia, olvida que en las guerras comerciales todos los concurrentes pierden
y, casi todas, acaban militarmente.
- Oscar Ugarteche,
Coordinador Proyecto OBELA, Investigador titular del IIEc-UNAM, SNI/CONACYT.
- Armando Negrete, Proyecto
OBELA.
URL de este artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/191397
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