28. 03.
2018
Por: Carlos
Bedoya
La crisis política que atraviesa el Perú está lejos
de terminar. La renuncia (obligada) de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no basta
para amainar las consecuencias del caso Lava Jato y en general la corrupción
público-privada que carcome el aparato estatal peruano de cabo a rabo, y que al
son de la implosión de la familia Fujimori se hace día a día más evidente.
Sin embargo, con la toma de mando del
vicepresidente Martín Vizcarra se ha producido una pequeña tregua y la VIII
Cumbre de las Américas que se organizaba sin mucha propaganda hasta que PPK
des-invitó a Nicolás Maduro en febrero, y que parecía pender de un hilo los
días previos a la segunda moción de vacancia presidencial, se ha reafirmado y
finalmente se realizará los días 13 y 14 de abril próximos.
Es que en medio de la crisis de los audios y videos
que desnudaron como un ministro y varios otros operadores del gobierno de PPK
compraban parlamentarios al mejor estilo de la dictadura de los noventa,
parecía que no habían condiciones para que los presidentes de la región, en
especial los del Grupo de Lima o de la Alianza del Pacífico, pongan su pie en
el Perú. En buena cuenta ¿quién quiere ir a la fiesta de un vecino cuya casa se
ha inundado con aguas servidas?
Hasta el propio nombre “Gobernabilidad Democrática
frente a la Corrupción” que lleva la VIII Cumbre de las Américas resulta
paradójico cuando el país anfitrión ostenta una gobernabilidad que parece estar
más bien al servicio del saqueo de los recursos públicos. No por gusto todos
los presidentes peruanos de los últimos 30 años están requeridos por la
justicia. O son testigos o investigados e incluso detenidos por delitos
cometidos desde el poder: García, Fujimori, Toledo, Humala y PPK.
Así, la Cumbre de las Américas que quería
relanzarse en Lima como “el” espacio de integración por parte los gobiernos de
la derecha continental comandados por el Departamento de Estado norteamericano
va a ser impactada. Hasta su foco se ha debilitado, porque bajo los nombres
pomposos y vacíos de gobernabilidad, democracia o participación ciudadana se
encubría una fuerte ofensiva contra la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), contra Venezuela y contra todo lo que se identifique como
parte del campo nacional popular. Esto ya no será posible, pues el escenario
político dibujado tras la caída de PPK, es muy propicio para una dura crítica
que alcanza a los gobiernos de Brasil, Colombia, Argentina y Honduras, alfiles
de la presencia maciza de la geopolítica estadunidense en América Latina.
En este contexto, tanto el proyecto económico de
los Tratados de Libre Comercio (Alianza del Pacífico), como el proyecto
político de aplicar por parte de las propias cancillerías latinoamericanas la
política exterior norteamericana (Grupo de Lima), ambos comprendidos en el espacio
de las Américas, serán más fácilmente cuestionados, y no solo por los gobiernos
de izquierda que aún quedan, sino por una serie de movimientos sociales del
continente que se darán cita en Lima desde el 10 hasta el 14 de abril en la
denominada Cumbre de los Pueblos, espacio alternativo de rechazo y diálogo
desde el campo social.
Las Cumbres de los Pueblos (CP) realizadas en
paralelo a diversas citas oficiales de nivel regional han sido el mecanismo de
los movimientos sociales del continente para enfrentar las corrientes
neoliberales y antipopulares, especialmente desde que se inició el siglo XXI.
Pero sobretodo, las CP han cuestionado históricamente a la Cumbre de las
Américas, usada por el gobierno estadunidense para imponer sus políticas en
América Latina, de la mano de los gobiernos pro Washington de la región.
Las CP han sido también el mecanismo más importante
para establecer un diálogo en igualdad de condiciones con aquellos presidentes
dispuestos a interactuar con el movimiento social. La expresión más
significativa de ello, fue la Cumbre de los Pueblos de Mar del Plata, Argentina
en el 2005, cuando se derrotó el proyecto del Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA), casi el propósito original del nacimiento de las Cumbres de
las Américas en 1994 en Miami, Estados Unidos.
Asimismo, las CP han contribuido a crear nuevos
procesos de integración en la región como CELAC y UNASUR, que van en
direcciones radicalmente opuestas a la Cumbre de las Américas.
En esta ocasión, la Cumbre de los Pueblos paralela a la VIII Cumbre de las Américas, es convocada y organizada por el Comité Nacional Unitario de Lucha (CNUL) que se formó al calor del indulto a Fujimori y la vacancia de PPK, y que está encabezado por la CGTP e integrado por varias otras organizaciones sociales, y algunos partidos de la izquierda peruana.
En esta ocasión, la Cumbre de los Pueblos paralela a la VIII Cumbre de las Américas, es convocada y organizada por el Comité Nacional Unitario de Lucha (CNUL) que se formó al calor del indulto a Fujimori y la vacancia de PPK, y que está encabezado por la CGTP e integrado por varias otras organizaciones sociales, y algunos partidos de la izquierda peruana.
Para inscribirse y conocer el programa de la Cumbre
de los Pueblos de Lima, que incluye más de cuarenta eventos autogestionarios en
diversos locales sindicales del centro de Lima (10 de abril de 9am a 6pm), su
inauguración en el local de la Derrama Magisterial (10 de abril a las 7pm), la
plenaria central en local de la Federación de Construcción Civil (11 y 12 de
abril), una marcha antiimperialista (12 de abril a las 4pm), un encuentro de
articulación social continental (13 de abril) y el Festival Político Cultural
en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (14 de abril), se puede
consultar el siguiente vínculo: https://www.facebook.com/cumbredelospueblos2018/
Según los organizadores es muy probable que
participen de esta Cumbre algunos presidentes de izquierda como el cubano Raúl
Castro, el boliviano Evo Morales y expresidentes como el ecuatoriano Rafael
Correa, quienes ya habrían confirmado su presencia. Con ello, la segunda semana
de abril se presenta muy interesante en el Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario