El rol de pensar
implica necesariamente expresar ideas o pensamientos acerca de determinados
fenómenos de la realidad, esta actividad trae consigo acuerdos y desacuerdos
con matices o tonalidades distintas en las personas. La sentencia “tú puedes
conseguir todo lo que te propongas” es una expresión que viene enraizándose
fuertemente en los esquemas de las personas en los últimos años. El propósito
de esta columna no es criticar el entusiasmo, la fogosidad o motivación ajena,
sino en esencia, poner sobre el tapete este eslogan y su implícito significado
desde una mirada humanista.
El “tú puedes
conseguir todo lo que te propongas” obedece a un “pensamiento mágico”, esto es,
formas de pensar o razonar, basado en supuestos informales o erróneos sin
ningún tipo de criterio de validación. También se puede decir que el
pensamiento mágico consiste en atribuir un efecto a un suceso determinado, sin
existir una relación causa-efecto comprobable entre ellos.
La consecuencia
del pensamiento mágico es que la persona atribuye relaciones causales entre
acciones y eventos no conectados entre sí, y que el consenso científico no
acepta como válidas. Una de las cosas que refuerza este pensamiento mágico, es
la repetición mental de clichés como: “tú puedes conseguir todo lo que te
propongas”, “el universo conspira a tu favor”, “todo esta en tu mente”, etc.
Ese paquete de clichés lleva a la condición humana a un estado de “dopaje
emocional” ante su realidad.
El dopaje
emocional sería como suministrar ciertas emociones con el objetivo de
potenciar, de modo artificial e inmediato, el funcionamiento orgánico de la
persona para que pueda responder mejor de lo esperado ante una tarea
específica. Como se sabe, el dopaje es una práctica prohibida en toda actividad
humana porque pone en riesgo la salud.
Por consiguiente, la persona tiene que conocer su condición humana y no tiene que doparla, anestesiarla o distraerla, tiene que conocerla y ponerla en cuestión para afrontar con valentía, vigor y coraje el extraordinario hecho de existir como humano.
Este tipo de
frase, lema o sentencia tiene finalidades y orígenes claros. Todos los clichés
anteriormente mencionados tienen un origen comercial norteamericano. El fin es
vender y los clichés son mediadores subjetivos en el cumplimiento de metas de
la actividad comercial en el que la persona está sometido.
La actividad
comercial es sumamente respetable, pero tiene el riesgo de convertir lo
comercial en un nuevo humanismo, es decir, todos somos agentes comerciales y
todo, absolutamente todo, es tratado como un elemento de comercio. Esto pondría
en sentido de desamparo a las personas.
Al final “tú
puedes conseguir todo lo que te propongas” es algo posible, así como por ej.,
ir a Marte el fin de semana. El detalle está en distinguir entre lo posible y
lo probable. Al estar invisibilizado la distinción de estos constructos, la
persona asume una única actitud hacia la realidad. Entiéndase la actitud como
un estado de disposición mental que se organiza mediante la experiencia.
En todo esto, la
emoción de la culpa representa un fuerte mecanismo de control sobre las
personas. La culpa es como el candado que garantiza la reproducción de esta
forma de pensar y actuar continuamente. Porque si no se piensa de determinada
manera y sobre todo no se logra lo que se piensa, los únicos responsables
seremos nosotros mismos…
*Fuente: diario
Caplina 28/03/18
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