5. 03.
2018
Por: Lourdes
Calderón / Abogada
Hace tiempo que no
escribo por la vergüenza que siento de haber defendido a un hombre que creí
inteligente, honesto y leal. En silencio, aguardaba algún gesto que pudiera
demostrarme que, esta basura circense del indulto, era un mecanismo necesario
para defender la institución presidencial. Tontamente esperaba, que el
vil fujimorismo de siempre, siguiera calumniando a PPK, con el único objetivo
de vacarlo; sin embargo, la reciente separación de la procuradora Janet
Briones, encargada de la investigación y denuncia de Lavado de Activos; la
exclusión de PPK del interrogatorio Barata y el condicionamiento de su
resultado para recibir a la Comisión Lava Jato, han sido las últimas gotas del
antídoto que me he tenido que tragar, para salir de mi en babia. PPK ni es
inteligente, ni honesto ni leal. Es un individuo con cara de palo encebado, al
que todo le resbala. Acostumbrado a la payasada, en matinée, vermouth y noche,
lo vemos inaugurando obras y haciendo viajes, como si con ello llegara a
convencer a medio Perú, que lo demás no importa y que lo dejen seguir
trabajando. Quizá levante colegios y carreteras, pero ha destruido toda la
confianza que se tenía en él.
Yo siento que
nadie me representa, que he sido abandonada a mi suerte y tengo urticaria cada
vez que veo o escucho a PPK. Al más puro estilo Albertista, siento que me
metieron la yuca… ¡y hasta el fondo! Ahora, la triste marioneta que tenemos de
presidente… ¡viaja en el avión presidencial y se saca fotos con Kenji! las
publica sonriente en las redes sociales, como una hiriente burla y tiene la
raza de decir que los que queremos, ¡SÍ, LOS QUE QUEREMOS QUE SE VAYA! ¡Somos
de izquierda! ¿Usted cree señor Kuczynski que yo soy de izquierda? ¡Ni siquiera
califico como caviar! Yo soy una simple ciudadana, como miles de peruanos que
sin filiación política hemos sido formados en esos valores que cada vez más, se
esfuman como el humo que nos vendió en su primer discurso: cero corrupción.
Hasta me da risa haber sido tan estúpida y crédula. Si yo hubiera sabido lo que
usted es, no solo no le hubiera aplaudido cuando salió del hemiciclo ese primer
28 de julio, sino que le hubiera dado lo único que usted merece ver: la
espalda.
Así como tantas
veces con ironía y sarcasmo defendí a quien no lo merecía, debo ahora, cumplir
con mi conciencia y hacer mea culpa, con la misma agudeza con la que traté a
los que siguen siendo innobles representantes de la política peruana. A
diferencia del señor PPK, yo sí reconozco públicamente, que me equivoqué con
él. Fui la estúpida noviecita de pueblo que se lo creyó todito. La que se juraba
la Perry Mason del gobierno, la vivita, que basada en la Ley y en la reputación
de sus destacados tecnócratas, encontraba sesuda explicación a cada error que
cometía. ¿Chinchero si va? ¿Muralla china? ¿Gestión gerencial del Estado?
¡Jaja! He sido una completa imbécil, y confieso que he pecado de una ingenuidad
imperdonable en política. Pago caro, porque para los que tenemos sangre en la
cara, lo que más vale es su credibilidad. Ahora se entiende todo: los
silencios, las indecisiones, los temores para enfrentar al Congreso ¡con
tremendo rabo de paja! Mea culpa y además nuevo Credo: Creo que PPK sacrificó a
Thorne cuando le ordenó que canjeara presupuesto por addenda con Alarcón. Creo
que PPK contrató con Odebrecht o sus pantallas, favoreciéndose de su posición
de ministro; creo que Eliane Karp sabía “eso” que hizo el verano pasado, creo
que Toledo lo tiene agarrado de los cojones, creo, que PPK juega al tonto para
seguir gobernando, creo que es responsable por dolo o negligencia, de todo
aquello que defendí, y fervientemente creo, que PPK no puede seguir siendo
Presidente del Perú por incapaz, por inmoral y por desleal.
Asumir la más alta
magistratura para usted, Mr. PPK no fue más que llegar a la cúspide de su
currículo vitae. Lo logró todo en la vida ¿no? ¿Valió el precio? ¿A cuántos
Thorne sacó del paso? ¿A cuántos presidentes les ha lamido el trasero (Trump
incluido)? ¿Cuántas simulaciones ha firmado para salvarse el pellejo? ¿A
cuántos Zavala y Aráoz ha delegado su trabajo porque no sabe gobernar? No ha
sido más que un débil candil de la calle y una enorme oscuridad de su casa.
Yupi arribista, espejismo creado por su astucia, su dinero y su apellido. Si no
es así, señor PPK, entonces déjeme decirle que es usted el idiota más grande
que he conocido. Qué pena y cuán amarga decepción, ya sea usted un convenido o
un bruto.
Esa es mi
radiografía Mr. PPK, y es probable que tal develamiento decepcionara también a
Vizcarra, Basombrío, Del Solar, Grados, Nieto y otros, que por elegancia y tino
no han dicho nada. Pero yo que a usted no le guardo consideración alguna, le
digo en su cara de palo para que le siga resbalando: ¡Váyase a su casa! Y si no
quiere irse… ¡ojalá que lo boten pronto!
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