Escribe: Milcíades Ruiz
Estos días, el poder mediático salió en busca de la
extrema derecha y les dio espacio protagónico en las noticias para que
descarguen su odio visceral contra los extremistas de extrema izquierda que han
cumplido su condena en exceso. Fueron en busca de la boca de congresistas
rabiosos que no dudaron en mandarse la parte y hasta le jalaron la lengua al
presidente que también se sumó al ataque.
Todos concordaban en desconocer la ley que la
propia derecha habían promulgado y presionar al poder judicial para que también
la atropelle el Estado de Derecho al que tanto apelan los defensores del
sistema. Pero los jueces no son los que dictan las leyes pues solo aplican lo
que estas establecen. Los magistrados aclararon que hubo abuso de carcelería a
pesar de lo cual buscaron a los vecinos del excarcelado principal para echar
más leña al fuego y el ensañamiento prosigue contra los indefendibles.
Fue el japonés terrorista de Estado que como
presidente manejaba a su antojo al poder judicial con su consabido asesor, el
que impuso la máxima pena a los terroristas políticos. Coincidentemente la
excarcelación de estos, viene a ocurrir cuando los seguidores de dicho genocida
gobiernan el país. Por ello, el primero goza de indulto humanitario fingido y
recibe un tratamiento mediático distinto.
Esta situación refleja la enorme manipulación de la
opinión pública y de las decisiones de gobierno por parte del poder mediático.
Todos callan porque nadie quiere comprometerse ni ser acusado de apología al
terrorismo. Hay un miedo sordo como en los tiempos de la Santa Inquisición.
Entonces, aquello de que la ley vale para todos no es tan cierto. Ya se cumplió
el castigo pero la persecución prosigue involucrando a los familiares que nada
tienen que ver con los desatinos de los condenados.
Todo esto nos hace pensar que hay una grave amenaza
del extremismo de derecha que incuba el poder mediático creando condiciones
políticas según su conveniencia sin que ningún freno lo detenga. El terrorismo
mediático puede convertir la iconografía mochica y la iconografía andina de
Sarhua, en el retrógrado delito de apología del terrorismo, cuya naturaleza
jurídica es incompatible con el reconocimiento de los derechos humanos en la
jurisprudencia internacional.
La izquierda es la que más daño ha sufrido a costa
del terrorismo irracional y aún sigue perjudicada en su accionar, porque viene
pagando culpas ajenas que coactan su libre expresión aunque no tenga nada que
ver con el terrorismo. El saldo es de muchos dirigentes y militantes muertos,
muchos torturados y desaparecidos, organizaciones destruidas, desarrollo
político trunco, persecuciones de ambos lados, desprestigio indirecto, terror
familiar, vecinal, comunal, etc. Repudiamos todo tipo de terrorismo, pero no
deberíamos ser más irracionales que los irracionales.
Este es uno de los tantos asuntos sobre los que
deberíamos debatir alturadamente. Si no hay resistencia ante el neonazismo y
neomacartismo que criminaliza la protesta social le dejaremos el campo libre
para el atropello. La fuente de inspiración del terrorismo senderista
desapareció hace mucho tiempo con las reformas liberales introducidas por el
partido comunista chino desde hace cuatro décadas, dejando de lado toda la
ideología del internacionalismo proletario y los métodos compulsivos. Ese
paradigma, ahora clama por el libre mercado capitalista en nombre del
“socialismo con características propias”.
Vivimos en un momento histórico en el que, la
economialogía prevalece sobre la sociología. La doctrina ya no se cultiva y los
prácticos han dado pasos más efectivos adaptándose a las reglas de juego del
sistema pues para ello ya no se necesita ideología sino, un simple programa
electoral porque lo que manda es el dinero. Si no lo tienes acudes a la
corrupción. La reforma electoral es pues, un tema prioritario a debatir y
luchar por mejores condiciones.
Tampoco se trata de perder el tiempo en debates
estériles ajenos a nuestra realidad y a nuestros desafíos concretos. Tenemos
que aterrizar sobre la base de propuestas y alternativas de solución a nuestra
problemática. Un diagnóstico certero otorga ventajas para formular planes de
acción conducentes a obtener el resultado aspirado. Los beneficios de un debate
de alto rendimiento son varios. Entre estos, el esclarecimiento ideológico de
la militancia, el aprendizaje para la formación de cuadros políticos como
nuevos líderes que tanta falta hacen ahora y el fortalecimiento orgánico de la
agrupación.
Solo hubo un gobierno en toda la historia del Perú
que permitió a las oficinas públicas, programar eventos de capacitación en los
que se debatía sobre la realidad nacional y asuntos doctrinarios con la
participación de civiles y militares. Fue durante el Gobierno Revolucionario de
la Fuerza Armada bajo el mandato presidencial del extinto Gral. Juan Velasco
Alvarado quien, insurgió enarbolando las banderas de la Revolución Peruana como
proyecto orientado a establecer una nueva sociedad autogestionaria de
participación plena.
En los centros de capacitación se podía ver
debatiendo a funcionarios del gobierno que eran del Partido Comunista,
demócratas cristianos, trotskistas, apristas, miristas y elenos, junto con los
ideólogos gobiernistas. Los jóvenes estudiantes de izquierda partían al trabajo
voluntario de campo a compartir la vida productiva con cooperativistas,
comuneros y, asentamientos humanos. Fue así como se gestó la Ciudad
Autogestionaria Villa El Salvador con participación de promotores estatales. En
esas condiciones, no tenía sentido la lucha armada. Esta reapareció con la
vuelta del sistema político que nos agobia.
Con el influjo del velasquismo, muchos dirigentes
políticos, gremiales y sociales de barrios marginales subieron a la palestra
alcanzando gran notoriedad en el conglomerado de Izquierda Unida y
conglomerados posteriores a 1980. Unos seis velasquistas del Partido Socialista
Revolucionario –PSR, fueron parlamentarios constituyentes, luego diputados y
senadores, como por ejemplo Enrique Bernales Ballesteros y otros. Aunque
Velasco fue depuesto por sus compañeros de armas ganados por la CIA, la
izquierda recogió la cosecha política que le dio auge en la década de 1980.
Este año se cumple el cincuentenario de la gesta
histórica de Velasco y la ingratitud es muy grande porque hay mucha mezquindad
entre nosotros. El gobierno de Velasco fue atacado por muchos izquierdistas que
ahora defienden a los gobiernos de Venezuela y Bolivia aunque estos, no han
hecho ni la reforma agraria ni entregaron el poder mediático a los sectores
populares como los hizo Velasco. Lo menos que se puede esperar de los
velasquistas y población beneficiaria de su gestión, es que le rindan los
homenajes que merece. Fue un presidente que no se enriqueció con el poder y su
esposa siguió llevando personalmente sus zapatos al zapatero. Lo digo porque lo
vi.
Ya habrá oportunidad de recordar con mayor amplitud
este momento histórico. Por ahora solo quiero remarcar la importancia de
compartir el debate ideológico como método para que la izquierda se abra camino
a su fortalecimiento y desarrollo. Traigo a colación, la iniciativa del
socialista Jorge Quintanilla quien fuera alcalde de El Agustino, que organiza
un foro plural para debatir sobre la realidad nacional y mundial, el próximo
26, invitando a todas las fuerzas políticas de izquierda.
Si esta iniciativa cundiera en todos los distritos
del Perú, en cada localidad, el resurgimiento de la izquierda puede estar
asegurado. Y no se necesita de mucho esfuerzo para reunirse porque se puede
hacer en domicilios particulares y lugares públicos abiertos. La agenda da para
todo el año semana a semana. Sembremos si queremos cosechar.
Abril
2018
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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