27/05/2018
| Jaime Osorio
1
En su desarrollo el capital reclama una base
territorial sustentada en el Estado-nación, pero también requiere desplegarse
como sistema mundial. Este doble movimiento no está exento de contradicciones y
problemas, la mayoría de ellos insolubles en el seno de la organización
capitalista.
2
El Estado-nación ofrece al capital una base
territorial con fronteras definidas, frente a las indefiniciones presentes en
los espacios en que se organizaba la producción feudal. Con el establecimiento
del Estado-nación el capital logra crear unidades territoriales en donde impera
una única moneda, lo que facilita y alienta el intercambio de mercancías; se
avanza en la conformación de una misma ley de pesos y medidas; se establece un
Estado de derecho y una única autoridad central[1]. Nunca como en el
capitalismo el Estado requirió de una centralización tan férrea del poder
político.
3
En el Estado-nación se diversifican las actividades
productivas y se universaliza la recaudación de impuestos, lo que otorga a la
administración del aparato del Estado[2] mayor autonomía monetaria. Crea así
las condiciones para profesionalizar el personal del aparato de Estado, el que
tiende a crecer. Por otra parte, esa recaudación regular y amplia permite
también la profesionalización de las Fuerzas Armadas y de la policía, cuyo
número de miembros se expande en emergencias naturales o en tiempos de
(peligros de) guerra.
4
La secularización del Estado, la fijación de
territorios, el reconocimiento de la igualdad jurídica de los Estados y la
soberanía, son algunos de los procesos centrales acordados en los tratados de
paz de Westfalia (1648), y que se consideran como puntos de partida para la
conformación del moderno Estado-nación (Bremer, 2013).
5
El establecimiento del Estado-nación implicó no
sólo favorecer el dominio de clases sociales determinadas, sino también de
etnias, sobre otras clases y otras etnias. De esta manera el Estado-nación es
simultáneamente un sistema de dominio de clases sociales y de etnias o
naciones.
6
El Estado-nación opera de manera activa en la
reproducción del capital. En primer lugar al establecer un Estado de derecho
que asegura la reproducción de las relaciones capitalistas, con la
concentración de medios de producción en algunas pocas manos y con la
multiplicación de los vendedores de fuerza de trabajo. Con el reconocimiento
legal de la propiedad privada, el Estado sienta las bases para la mantención y
reproducción del monopolio de reducidos sectores sociales sobre los medios de
producción, y con ello del despojo de medios para la mayoría de la población.
Con ello se abren las condiciones para el surgimiento de todo capital. Pero
esto no significa que todos los capitales sobrevivirán, en tanto el capitalismo
es un sistema de competencia, por lo que en esa lucha muchos capitales serán
liquidados y absorbidos por otros, propiciando la centralización de capitales,
lo que fortalece a su vez la acumulación y la concentración de medios de
producción y de la riqueza social. En pocas palabras, el Estado asegura la
reproducción de las relaciones sociales necesarias para la reproducción
capitalista.
7
El Estado también interviene en la reproducción por
la vía de inversiones directas en infraestructura y en sectores diversos,
convirtiéndose en un agente que alienta la demanda de bienes de capital y de
bienes salarios, o a través de políticas económicas, creando condiciones para
que la valorización del capital sea factible. Así determina criterios para la
fijación de salarios mínimos, cuando no directamente los establece; abre
concursos para abastecer demandas reclamadas por el Estado, sea en
construcción, servicios, etc., lo que amplía las inversiones y ventas del
capital privado; establece acuerdos comerciales con otros Estados nacionales o
con organismos regionales. Devalúa o revalúa la moneda en función de intereses
diversos del capital. Ofrece servicios (electricidad, agua, recolección de
basura, etc.) y bienes que favorecen la reproducción.
8
El Estado-nación juega un papel fundamental en la
lucha de clases. El Estado no es una entidad neutra que arbitra los conflictos
de clase. Por el contrario interviene de manera decisiva en favor de los
intereses del capital en general y de fracciones y sectores en particular.
Favorece la organización de los dominados que reproducen la dominación , como
las leyes que defines las modalidades de sindicalización, que pueden intervenir
en la compra-venta de la fuerza de trabajo y en la organización del trabajo,
pero nunca para poner fin a que dicha compra-venta se lleve a cabo. De igual
manera, alienta la formación de partidos políticos sobre la base de la
ciudadanía, allí en donde todos los miembros de la sociedad aparecen como
políticamente iguales, ocultando las enormes diferencias entre ser dueño de una
empresa o ser sólo el vigilante de la misma. La ciudadanización, por otra
parte, es un mecanismo que opera desintegrando y atomizando a las clases
sociales. Por ello, con el avance del capitalismo, los partidos de clase, que
alguna vez tuvieron peso, tiende a convertirse en partidos de ciudadanos.
9
El papel del Estado-nación es fundamental en la
lucha de clases ya que establece también la frontera entre lo legal y lo
ilegal, lo permitido y lo no permitido, las luchas sociales que son reconocidas
porque operan dentro de la ley frente a las que no son reconocidas porque se
apartan de la ley. Todo esto tine enormes consecuencias pues defines formas y
espacios de lucha posibles pero innecesarias, y formas y espacios de luchas no
permitidas pero necesarias.
10
Un elemento fundamental entre las razones por las
cuales el capital requiere del Estado-nación es que sus autoridades son las
únicas que pueden ofrecer desde el aparato de Estado paz social en sus
territorios, esto es, garantizar obediencia o sumisión de la población a las
leyes y normas adecuadas a las necesidades del capital. Esto no lo pueden
alcanzar ni las más poderosas empresas transnacionales, sean General Motors,
City Bank, Wall Mart o Facebook.
11
Para el capital el Estado-nación es una instancia
fundamental en su apertura hacia el sistema mundial. En tanto el capitalismo es
una organización que se expande planetariamente, y los capitales de
Estados-nación deben competir en el mercado mundial con capitales de otros
Estados, el Estado-nación se constituye en un mecanismo de fuerza de los
capitales, al tiempo que de protección y de garantías. Mayores serán esas
garantías y esas protecciones mientras más fuerte sea el Estado-nación.
12
En plena etapa de mundialización el Estado-nación
juega un papel relevante para abrir condiciones a los capitales operantes en su
espacio. Establece acuerdos comerciales con otros Estados-nación que alientan
los flujos e intercambios de mercancías En las giras internacionales de
presidentes o primeros ministros, de manera regular se incluyen a sectores
empresariales con el fin de facilitar acuerdos, sea de inversión, firma de
tratados comerciales, o elevar los intercambios comerciales con otras
economías.
13
¿Por qué el capitalismo requiere de un sistema
mundial como espacio para desarrollarse? Porque sus procesos de reproducción,
que reclaman materias primas, fuerzas de trabajo, mercados y nuevos campos de
inversión, lo impulsan a expandirse por todo el planeta.
14
El capital necesita subordinar de manera formal y
también real al planeta como base de operaciones. Con la mundialización este
paso se ha realizado. Esto implica primeramente una expansión extensiva,
fluyendo hacia cada rincón del planeta. Pero también reclama una expansión
intensiva: no le es suficiente operar sobre la superficie del planeta, sino
que necesita alcanzar cada vez más su interior, elevarse a las alturas, pero
sobre todo multiplicar las unidades de capital por espacio apropiado.
Esa subordinación real implica para el capital poder operar venciendo las
condiciones climáticas, las estaciones, la consistencia de suelos y capas, las
distancias geográficas, operar con independencia de la profundidad de las
aguas, etc. La mundialización es en este sentido mucho más que una mayor
expansión extensiva y la multiplicación de la masa de mercancías intercambiadas
a nivel del sistema mundial. Es por sobre todo un salto cualitativo
en la subordinación real del planeta, de territorios y espacios al
capital.
15
Al operar el capital como sistema mundial esto
tiene consecuencias en el sistema mundial como unidad, como también en los
Estados-nación que allí son integrados, ya que las operaciones en ese espacio
propician la conformación de economías estructuralmente heterogéneas, con
centros desarrollados y economías dependientes, y de un sistema interestatal
jerarquizado y diferenciado, procesos que retroalimentan una forma particular
de conformación del sistema mundial capitalista, en donde estas
heterogeneidades se reproducen, amplificando las diferencias.
16
Primariamente se constituyó un sistema mundial de
imperios y colonias, las cuales bajo procedimientos de dominio político
posibilitaba transferir metales preciosos, materias primas y alimentos a los
centros imperiales, proceso que estableció un piso fundamental de acumulación
que hará posible que en el siglo XVIII se produzca la revolución industrial en
Inglaterra, y con ello las bases para futuras relaciones en donde serán
mecanismos económicos y no primariamente políticos los que permitan la
apropiación de valores por parte de las economías industriales desde las
economías primario productoras.
17
Tras los procesos de independencia de las colonias
en América Latina, tomará curso una división internacional del trabajo con
economías y Estados-nación con estructuras industriales, más diversificadas y
productivas, y economías y Estados-nación con estructuras productoras de
materias primas y alimentos, menos diversificadas y con baja productividad, lo
que propicia -por las diferencias de composición orgánica del capital- la venta
de bienes con precios de producción por debajo del valor por parte de las
economías agro-minero exportadoras, a cambio de bienes desde las economías
industriales con precios de producción por encima del valor. Se establece de
esta forma un proceso regular de intercambio desigual que favorece la
acumulación y que alienta el desarrollo de unas economías y el subdesarrollo y
la dependencia de otras, las que recrean en su interior las condiciones
económicas y políticas para reproducir a su vez el desarrollo de algunas y la
dependencia y subdesarrollo de otras.
18
Lo anterior tiene como correlato en términos
políticos la conformación de un sistema interestatal conformado por
Estados-nación con grados desigual de soberanía, siendo mayor en los
Estados-nación desarrollados, y menor o subsoberanía en los Estados-nación
subdesarrollados o dependientes[3]. Las diferencias económicas y políticas
señaladas generan un sistema interestatal con predominio de poder de algunos
Estados-nación soberanos, en donde alguno ejercerá la hegemonía, y la
subordinación en grados diversos de los Estados-nación subsoberanos.
19
La creación y recreación de un sistema mundial y de
Estados-nación en los términos económicos y políticos antes dibujado no es algo
accidental o pasajero, sino que hace a la esencia del capitalismo en su
despliegue como sistema mundial, propiciando desde las relaciones económicas y
políticas desarrollo y subdesarrollo y Estados-nación soberanos y subsoberanos
de manera simultánea. El capitalismo no puede funcionar sino produciendo y
reproduciendo los procesos anteriores. Esta es una de las razones para sostener
que las contradicciones que genera el despliegue del capital a nivel de
Estados-nación y del sistema mundial no tienen solución en el mundo que
conforma el capital.
20
En el sistema mundial se van generando reglas y
mecanismos de operación que favorecen a los Estados-nación con mayor poder,
soberanía y desarrollo, en desmedro de Estados-nación con menor soberanía,
poder y subdesarrollados. Esto se expresará en el derecho internacional que va
tomando forma, así como en las instituciones abocadas a operar en el plano del
sistema mundial, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la
Organización de las Naciones Unidas, los diversos tratados multinacionales de
comercio, seguridad e integración, etc.
21
Pero también aparecen unidades económicas que
operan de manera regular rebasando las fronteras nacionales, dando vida a
capitales transnacionales, y más recientemente a cadenas globales de producción
que actúan a nivel del sistema mundial en forma jerarquizada (Gereffi, 2001),
con segmentos productivos que reclaman mayores conocimientos que se ubican en
los centros del sistema mundial, y segmentos que otorgan mayor peso al trabajo,
ubicados de manera predominante en el mundo dependiente y periférico.
22
El incremento y expansión de capital financiero y
especulativo en las últimas décadas, y su capacidad de operar en tiempo real en
desplazamientos de concentración o fuga de capitales, propiciando
inestabilidades de diversos tipos, constituye uno de los ejemplos de las
operaciones de capitales que traspasan de manera rutinaria las fronteras de los
Estados-nación, haciendo del espacio del sistema mundial su campo normal de
operaciones. Pero estas operaciones en el sistema mundial no deben llevar a
perder de vista el hecho que estos capitales tienen sus bases de operación y
sedes de sus casas matrices establecidas en espacios nacionales específicos, y
es allí en donde tienden a concentrar ganancias alcanzadas en cualquier punto
del planeta[4].
23
Pero la presencia de capitales y de organizaciones
productivas supranacionales también tiene como correlato la disputa de
Estados-nación con mayor poder por inversiones, por apropiación de materias
primas, por ventas, lo que alienta disputas entre estos Estados[5]. Pero en el
mundo dependiente y periférico se produce un fenómeno parecido, por luchas
entre Estados-nación para promocionar sus territorios como los mejores espacios
para recibir las inversiones de las cadenas globales de valorización y por la
atracción a sus territorios de segmentos productivos[6].
24
Todo esto lleva a generar procesos de
desterritorialización, de capitales financieros y especulativos que operan por
el planeta y de segmentos productivos dispersos por los más variados rincones
de la Tierra, al mismo tiempo que alienta nuevas territorializaciones, en la búsqueda
de los capitales por la apropiación de nuevos yacimientos de minerales, de
bosques, de fuentes de agua dulce, etcétera.
25
Desde la perspectiva anterior, es posible señalar
que con la mundialización asistimos a una aguda disputa del planeta por capitales
con asiento predominante en Estados-nación centrales, la que incluye lucha por
territorios, materias primas, obtener ventajas de las bajas remuneraciones y
pobres condiciones laborales de la fuerza de trabajo en el mundo dependiente, y
por mercados. En todo este proceso, sea de quiénes invierten, en dónde
invierten, de quiénes venden y a quienes compran, los Estados-nación operan
como punto de referencia y apoyo central de los capitales.
26
El fenómeno supranacional también se presenta en el
campo de los comunicaciones, cada vez más globalizadas: CNN, Fox News, y
todos los medios derivados del desarrollo de internet. Pero lo supranacional no
puede hacernos perder de vista los intereses sobre qué capitales y qué Estados-
nación son los que prevalecen en crear información, en difundirla y ahora en
capturarla y procesarla para efectos y demandas tan diversas como dirigir
productos a mercados sociales definidos o para efectos de vigilancia y
seguridad de los Estados.
27
Existe un espacio en que los intereses del gran
capital alemán no difieren mayormente de los intereses del gran capital
estadounidense. Pero hay un trecho en donde las diferencias entre unos y otros
se hacen presentes[7]. También emergen entidades políticas y de seguridad que
rebasan a los Estados nacionales, como el tratado que dio vida a la Unión
Europea, el Parlamento Europeo, o la OTAN, entre otras.
28
¿Estos procesos significan la manifestación de una
nueva tendencia que conduce a la declinación o extinción del Estado-nación? Es
común que se presenten procesos que parecen caminar en esa dirección. Un
ejemplo, entre muchos posibles: el Banco Central Europeo y el FMI impusieron a
la Grecia gobernada por Alex Tsipras políticas de ajuste de una enorme
agresividad, siendo la condición para que Grecia pudiera permanecer en el Unión
Europea.
29
Lo primero a considerar es el poder de
Estados-nacionales y de capitales específicos que prevalecen en organismos
supranacionales como los antes mencionados, para nada ajenos al gran capital
alemán, en el Banco Central Europeo, y al gran capital de Estados Unidos en el
FMI. Por otro lado no debe olvidarse que las políticas de injerencia de poderes
estatales soberanos sobre Estados-nación subsoberanos no son nuevas. Desde que
el sistema mundial capitalista tomó formas maduras y las relaciones se
establecen entre Estados nacionales formalmente independientes, habría que
decir que ellas son comunes. Esto es resultado de la heterogeneidad en materia
de fuerza y soberanía entre los diferentes Estados, lo que permite que Estados
más fuertes y soberanos impongan medidas a Estados más débiles o con menor
soberanía en el sistema mundial. Esta es la contracara de procesos económicos
diversos que permiten la apropiación de valor de ciertas economías y la pérdida
de valor por otras.
30
En América Latina, por ejemplo, hasta bien entrado
el siglo XX, el embajador de los Estados Unidos “sugería” o definía quien sería
el presidente de la república en muchos Estados-nación centroamericanos. Y hoy
los Estados Unidos definen qué países son susceptibles de recibir préstamos y
apoyos de la comunidad internacional y cuáles no, o cuáles pueden realizar
intercambios comerciales y cuáles deben ser bloqueados, según se ubiquen o no
en la lista de los Estados que propician el terrorismo, según los criterios del
Departamento de Estado. Este tipo de imposiciones no son nuevas en el sistema
mundial capitalista y no se deben adjudicar por lo tanto a la presencia de
nuevas tendencias y/o de nuevos actores globales, como resultado de la mundialización.
31
Tampoco hay que perder de vista que muchos
Estados-nación poderosos llevan a cabo medidas que los favorecen bajo el
paraguas de organismos supranacionales. Habría que recordar la expulsión de
Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA), por presión de Estados
Unidos sobre el resto de Estados latinoamericanos, medida a la que se opuso
solamente el Estado mexicano, en un momento en que éste llevaba a cabo una
política nacionalista y de mayor autonomía en su política exterior. En fechas
más recientes se levantó el embargo comercial a Irán, luego que una Comisión de
la ONU (a insistencia de Estados Unidos) certificó que se ha paralizado el
enriquecimiento de uranio, paso indispensable para producir bombas
nucleares[8]. Y todo ello en tiempos en que es un secreto a voces que Israel sí
procesa uranio enriquecido y cuenta con armas nucleares, con el apoyo a lo
menos de Estados Unidos.
32
En debate con Kautsky, Lenin rechazó la tesis de la
constitución de un superimperialismo o ultraimperialismo defendida por el
primero, esto es, la constitución de un nuevo capitalismo, como resultado de la
tendencia a la unificación de Estados propiciadas por los intereses de los
grandes capitales de diversas economías, dispuestos a invertir de manera
conjunta. De esta forma el imperialismo, que fomenta el belicismo y el
nacionalismo, podría conllevar –en la visión de Kautsky- a una expansión
pacífica del capitalismo. Frente a esta propuesta Lenin sostuvo que el
capitalismo es un sistema de competencia entre capitales con bases
estatales-nacionales diferenciadas, por lo que más allá de los acuerdos a los
que puedan arribar capitales de diferentes Estados nacionales, esos acuerdos
terminan por romperse, como resultado de la competencia y la lucha entre
capitales y cuando es la sobrevivencia de unos u otros la que se pone en juego,
lo que lanza a esos capitales a refugiarse en sus Estados nacionales y a
alentar la guerra entre Estados[9]. Las dos guerras mundiales avalan el acierto
de la reflexión de Lenin.
33
Es real que han emergido en los últimos setenta
años tendencias a la integración de capitales de diversas nacionalidades,
realizando inversiones de manera conjunta en muy diversos proyectos. Tampoco
puede dejar de mencionarse que los Estados imperialistas practican en estos
años políticas de guerra sobre Estados subsoberanos, (Argelia, Vietnam, Irak,
Libia, Afganistán, Siria), y que han logrado mantener, no sin dificultades, la
paz entre ellos, sea por el reconocimiento de sus lugares secundarios dentro del
bloque de poder hegemónico, del poder científico-tecnológico y armamentista de
los Estados Unidos, sea porque Estados Unidos ha buscado incorporar a sus
políticas belicistas a otros Estados del bloque hegemónico como socios (Gran
Bretaña, Alemania, Japón, Francia o a la Unión Europea en bloque)[10].
34
Sin embargo, en tanto Estados-nación con grados
elevados de poder, como China y Rusia, mantienen conflictos –más abiertos o más
soterrados- con Estados Unidos, no sería razonable calificar el actual poderío imperial
de Estados Unidos como un poder superimperialista, o como un superimperialismo acotado,
en tanto prevalecen problemas que Kautsky suponía que serían superados, como
las disputas entre capitales con asiento en Estado-nación diferenciados, y las
posibilidades de guerras[11].
35
Dicho lo anterior, no puede desconocerse que las
tendencias de la mundialización, con flujos de capitales que escapan al control
de los Estados-nación, al igual que ocurre con los flujos de información, de
redes diversas globalizadas, como diversas ONG´s, de operaciones
supranacionales del crimen organizado, de articulación de Estados-nación para
dar vida a entidades políticas también supranacionales, como la Unión Europea,
con moneda única, y una Banco Central Europeo que toma decisiones con efectos
en los Estados-nación (niveles del déficit público, montos de moneda lanzadas a
la circulación, tasas de interés, entre otras), procesos que por sus
dimensiones y cualidades constituyen una nueva realidad a nivel del sistema
mundial y que establece nuevas condiciones al quehacer de los Estado-nación.
Pero nada justifica suponer, a lo menos bajo las tendencias inherentes al
capital, que éste dejará de reclamar el soporte y protección del
Estado-nación[12].
36
Por razones como las hasta aquí señaladas sobre el
papel vital de los Estado-nación y del sistema mundial en la valorización y
reproducción del capital, en el mediano y largo plazo seguiremos asistiendo a
procesos en que las tendencias reclaman estas dos dimensiones espaciales y territoriales,
y no parece posible para el capital sortear esta contradicción en el seno del
ordenamiento social que ha conformado[13]. La acumulación a nivel mundial no
camina en el sentido de “desvanecer” o “diluir” al Estado ni en el mundo
desarrollado o central ni en el mundo subdesarrollado y dependiente. Este, como
hemos visto, constituye condición que viabiliza los procesos de transferencias
de valor desarrollado y hace viable a su vez las condiciones para la
reproducción del capital a nivel mundial.
37
La confusión anterior se ve alimentada porque se
establece la ecuación ya comentada de “Estado es igual soberanía”, y como esta
última tiende a debilitarse más aún en tiempos de mundialización,
particularmente en los Estados histórica y estructuralmente subsoberanos, se
apunta a establecer la liquidación o la extinción del Estado. Pero soberanía
no es lo mismo que poder político, por lo que los Estados subsoberanos
pueden ejercer hacia su población elevados niveles de poder y dominio, bajo
modalidades en donde es el autoritarismo bajo formas variadas lo que tiende a
prevalecer[14].
38
La fuerza y vigencia del Estado-nación en la
mundialización también se hace manifiesta desde un ángulo conservador, y en
algunos casos protofascista, en el auge de movimientos nacionalistas que en
oposición a las modalidades que la mundialización bajo la impronta del gran
capital asume, elevan un discurso de atrincheramiento en las fronteras
nacionales para limitar ordenamientos y acuerdos formulados por organismos
supranacionales, porque los consideran que atentan contra la soberanía, el
bienestar y los empleos, y reclaman a su vez limitar el ingreso de inmigrantes
y de refugiados de guerra, en tanto son identificados como sujetos que
debilitan a la comunidad y sus valores morales y culturales, además de
incrementar la competencia por empleos y de disputar los beneficios sociales
alcanzados.
39
Este es un tipo de reivindicación del Estado-nación
que choca con las formulaciones aperturistas y globales que propulsa el gran
capital transnacional el cual, como hemos desarrollado en puntos previos, se
apertrecha en el Estado-nación en su proyección hacia el sistema mundial. Estas
tendencias antiglobales han alcanzado un peso significativo en los últimos
años, en el avance de movimientos y partidos políticos particularmente en el
seno de Estados de la Unión Europea y en Estado Unidos. Su principal logro ha
sido a la fecha el triunfo en el referéndum por la salida de Gran Bretaña de la
Unión Europea, el Brexit, superando a los partidos conservador y
liberal, que apostaban por la continuidad, pero con nuevas prerrogativas y
excepciones, situación que le otorgaba a Londres una posición ventajosa desde
que se conformó la Unión Europea. También en el triunfo electoral de Donald
Trump en las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
40
No constituye una solución a la contradicción
eliminar simplemente del horizonte reflexivo a alguna de las dimensiones
espaciales que requiere el capital para desplegarse, como la que lleva a cabo
Immanuel Wallerstein, al sobredimensionar el sistema-mundo y minimizar o de
plano desechar al Estado-nación[15]. Por esta vía, son muchos los procesos que
quedan ocultos, además que la propia noción de sistema-mundo pierde
consistencia teórica. Entre algunas de las consecuencias de esta postura
Wallerstein termina por definir como revolucionarios sólo aquellos procesos que
modifican el sistema-mundo, restándole significación a los procesos de ruptura
ocurridos a nivel del Estado-nación, sea las revoluciones rusa, china o cubana
y antes a la Revolución francesa. Parece más productivo, en términos teóricos y
políticos, preguntarse por qué si el socialismo reclama una dimensión
planetaria para desarrollarse, esto es, un sistema mundial, sin embargo las
revoluciones que se inscriben en esa tendencia han terminado tomando forma,
hasta nuestros días, en Estados-nación (Wallerstein, 2005).
41
Retomemos el problema: ¿por qué las revoluciones
que han buscado poner fin al capitalismo se han hecho presente en los espacios
de Estados-nación? ¿Qué hay en la dinámica del capitalismo que reclamando
operar en un sistema mundial, sus fracturas sin embargo se producen en los
acotados territorios del Estado-nación? ¿Por qué un proyecto que se reclama
internacionalista, como el que subyace en la idea del socialismo y/o del
comunismo, ha tenido que restringirse a ser iniciado en fronteras de
Estados-nación?
42
En un segundo nivel de interrogantes cabe formular:
¿Y por qué esas rupturas se han producido en Estados-nación de la periferia
capitalista? Pregunta que nos traslada a una respuesta que obliga a considerar
el sistema mundial como una unidad del desarrollo del capitalismo, proceso que
sin embargo propicia fracturas de Estados-nación particulares, los del mundo
periférico, subdesarrollado y dependiente, esto es, en Estados subsoberanos.
Dentro del sistema mundial de dominación y poder, los Estados-nacionales
constituyen los eslabones que condensan relaciones que articulan ese poder
sistémico del capital. A diferencia de lo que señalan Hardt y Negri en torno al
“no-lugar” del poder del Imperio (2002), siendo este global, el poder del
capital tiene condensaciones particulares en los Estados-nación del sistema
interestatal.
43
Los eslabones estatales soberanos, más poderosos y
con mayor desarrollo, se constituyen en las fortalezas del dominio global. Esto
es, en ellos a la fecha la lucha de clases no alcanza dimensiones rupturistas.
O bien, habiéndolas alcanzado, ellas no han terminado de articularse con la
madurez de sujetos políticos (organizaciones) con voluntad histórica. Es en los
Estados subsoberanos, subdesarrollados y dependientes en donde la lucha de
clases ha logrado articular a la fecha sujetos políticos con voluntad histórica
y relaciones de dominio con fisuras que hacen posibles la ruptura política. Son
los Estados-subsoberanos, los subdesarrollados y dependientes los eslabones en
donde se rompe la cadena de poder y dominio global. Esto significa que la
construcción de un orden social que pretende superar el capitalismo se inicia allí
en donde el capitalismo ha generado más barbarie que civilización[16]. He aquí
una inversión que tiene diversas consecuencias.
44
Es en la dinámica de esa inversión en donde residen
las potencialidades de la revolución. Es en los Estados-nación dependientes y
subdesarrollados en donde se condensan no sólo las contradicciones
económicas y políticas locales de la reproducción del capital, con su
secuela de explotación redoblada, pauperismo, y una riqueza concentrada y
oprobiosa, sino también las del sistema mundial capitalista. Es así como
las tendencias y contradicciones mundializadas se hacen locales.
45
La valorización a nivel del sistema mundial
proletariza, pauperiza y explota en niveles que agudiza la superexplotación.
Esta modalidad de explotación es posible por las rupturas del ciclo del capital
que presentan las economías dependientes, -donde la producción (y explotación)
se realiza en los espacios nacionales, pero la realización en los mercados
mundiales, lo que privilegia a los trabajadores locales como productores, pero
con escaso o nulo papel en la expansión del mercado interno y en el consumo-, y
como compensación a las transferencias de valor propiciadas por el intercambio
desigual, lo que genera desarrollo en unas regiones y Estados y subdesarrollo y
miseria en otros. Esa pauperización y explotación redoblada no es resultado
sólo de las transferencias de valor, sino también de la conversión de parte del
fondo de consumo de los trabajadores en fondo de acumulación de los capitales
que operan en las economías dependientes, junto a extensiones de las jornadas
laborales y demás formas que someten y mantienen en la barbarie al grueso de la
población. Ello es posible porque la dinámica de la reproducción del capital se
vuelca a las exportaciones hacia los mercados mundiales, pudiendo dar las
espaldas a las necesidades de consumo de la población trabajadora local,
resultado de la ruptura del ciclo del capital antes señalada.
46
Allí radica la internalización local de las
contradicciones del sistema mundial. En estas condiciones las posibilidades de
que el Estado-nación del mundo subdesarrollado y dependiente pueda generar
imaginarios de comunidad se ven restringidas, cuando no anuladas, prevaleciendo
por el contrario su dimensión de poder despótico y autoritario. En esta lógica
reside el que sean Estados-nación dependientes y subdesarrollados los eslabones
débiles de la cadena de dominio y poder que el capital articula y unifica en el
sistema mundial.
47
El que las revoluciones contra el capital
implosionen primero en Estados-nación, y dos en Estados-nación del mundo
subdesarrollado y dependiente, provoca por otra parte serias limitaciones a las
posibilidades de construcción de socialismo, una forma de organización de la
vida en común que -también y con mayor fuerza que el capitalismo- reclama un
sistema mundial para constituirse.
48
Los límites territoriales del Estado-nación son
demasiados estrechos para conformar socialismo. Las rupturas en Estados-nación
subdesarrollados y dependientes ponen el punto de partida para las nuevas
formas de organización de la vida en común en espacios de desarrollo de las
fuerzas productivas muy lejanos respecto a lo requerido para conformar
socialismo. Y esto se agrava aún más si es el capital el que predomina en el
sistema mundial, golpeando, cercando y bloqueando las revoluciones que logran
generarse, con el fin que las rupturas producidas sean aplastadas, o bien
vegeten o mueran por inanición.
49
No se equivocaron los que hicieron revoluciones y
los que hacen revoluciones en estas condiciones. Estas son las condiciones
existentes en el que seguramente será un largo y escabroso camino en el
tránsito del capitalismo al socialismo. Sin los primeros pasos que ya se han
dado, y de los que le seguirán, ese tránsito sería sin duda más largo y
difícil.
Jaime Osorio, profesor/investigador del
Departamento de Relaciones Sociales de la UAM-Xochimilco. Imparte docencia en
el Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM.
Bibliografía
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hace”, en El País, 30 de abril.
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en www.jurídicas.unam.mx o http://biblio.jurídicas.unam.mx,
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Gereffi, Gary (2001), “Las cadenas productivas como
marco analítico para la globalización”, en Problemas del desarrollo,
núm. 125, abril-junio, México, Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM.
Hardt, Michael y Antonio Negri, (2002), Imperio,
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Katz, Claudio (2011), Bajo el imperio del
capital, Buenos Aires, Ediciones Luxemburgo.
Lenin, V. I. [1971] (1976), “Prólogo al libro de
Nicolai I. Bujarin”, en La economía mundial y el imperialismo, México,
Cuadernos de Pasado y Presente, núm. 21, tercera edición.
Osorio, Jaime (2004), El Estado en el centro de
la mundialización. La sociedad civil y el asunto del poder, México, Fondo
de Cultura Económica/UAM.
Osorio, Jaime (2012), Estado, biopoder,
exclusión. Análisis desde la lógica del capital. Barcelona, Anthropos/UAM.
Osorio, Jaime (2015), “El sistema-mundo de
Wallerstein y su transformación. Una lectura crítica”, en Argumentos
núm. 77, enero-abril, México, UAM-Xochimilco.
Wallerstein, Immanuel (2005), Análisis de
sistemas-mundo. Una introducción. México, Siglo XXI Editores, segunda
edición.
<1/ . Ya no principados que debían
obediencia tanto al Papa como al emperador.
12/ . Establecemos una distinción conceptual entre
Estado, en tanto condensación de relaciones sociales de poder, dominio y
construcción de comunidad, y aparato de Estado, cosificación de aquellas
relaciones, que se expresa en instituciones, personal y leyes jerarquizadas.
Véase (Osorio, 2004). Para un desarrollo más específico puede verse el artículo
“Los dilemas del dominio en un mundo de hombres libres”, en (Osorio, 2012).
3/ . Este tema inicialmente lo desarrollamos en el
libro(Osorio, 2004). El tema también es relevante porque pone en entredicho la
ecuación “Estado es igual a soberanía”, tan cara al pensamiento político
prevaleciente.
4/ . Una forma recurrente de estos capitales es
establecer algunas bases de operación den los llamados paraísos fiscales, que
permiten reducir el pago de impuestos o reducir la transparencia de sus
gestiones. Pero esos paraísos fiscales, generalmente instalados en Estados del
mundo subdesarrollado, o pequeñas islas, son apenas una fórmula de
triangulación empleada por grandes capitales financieros con sedes en economías
de Estados-nación desarrollados.
5/ . La venta de armamento sofisticado es uno de los
tantos campos de disputa entre capitales del mundo central, sea en grandes
aviones de pasajeros, entre Boeing (estadounidense) y Airbus (europea), en
submarinos, tanques, aviones de guerra o la instalación de satélites en el
espacio para coberturas de mejoras en las telecomunicaciones.
6/ . En la reestructuración de la industria automotriz
y en la aeroespacial, Estados de la antigua Europa Oriental y de América Latina
se disputan segmentos productivos que las cadenas globales de producción de
estas industrias generan. En niveles de mayor subdesarrollo, las luchas
aparecen en los segmentos de la industria del vestido, con Estados de
Centroamérica (Honduras en primer lugar), y Estados del sudeste asiático, como
Cambodia, Viet Nam, Myanmar (antigua Birmania), entre los principales.
7/ . Basta haber seguido el escándalo de la Volkswagen
por manipular los grados de contaminación de sus vehículos y la forma como fue
abordado por los medios estadounidenses y de otros Estados competidores de
Alemania en la Unión Europa en el campo automotriz.
8/ .- En abril del 2018, el presidente Trump ha
retirado a Estado Unidos del acuerdo establecido con Irán, recrudeciéndose las
amenazas de sanciones, y fortaleciendo las aspiraciones expansionistas de
Israel.
9/ . “Si llamamos ultraimperialismo a la unión
internacional de los imperialismo nacionales (o con mayor exactitud, a los que
actúan dentro del marco de los distintos Estados), unión que “podría” eliminar
los conflictos (…) desagradables, alarmantes e inquietantes (…), como por
ejemplo las guerras , las conmociones políticas, etc., entonces ¿por qué no
evadirnos de la época imperialista actual que ya ha llegado, que ya está aquí,
sobrecargada de conflictos y catástrofes, mediante ingenuos ensueños sobre un
“ultraimperialismo” relativamente pacífico, relativamente desprovisto de
conflictos y catástrofes? (…) Kautsky dice (…) que ´semejante fase nueva del
capitalismo (ultraimperialismo) es en todo caso concebible´; en cuanto a ´si es
realizable, todavía no existen premisas suficientes para saberlo´”. (Lenin,
[1971] 1976:27).
10/ . Sobre las particularidades del imperialismo en su
fase actual véase en (Katz, 2001)lismo en su fase actual véase en 002),
11/ . Tanto Rusia como China son grandes potencias
nucleares, lo que constituye un factor de peso en la moderación de Estados
Unidos en sus diferendos con estos Estados-nación.
<12/ . En la crisis propiciada por la
especulación de las grandes empresas financieras estadounidenses en 2008, que
generó protestas y repudio a estas instituciones, Washington no dudó en ofrecer
cuantiosos apoyos para salvarlas de la catástrofe. Al fin que eran “sus”
capitales los que peligraban.
13/ . “(…) el desarrollo marcha en tales
circunstancias, con tal ritmo, con tales contradicciones, conflictos y
conmociones –no sólo económicas, sino también políticas, nacionales, etc. etc.-
que inexorablemente, antes de que se llegue a un único trust mundial, a la
unión mundial “ultraimperialista” de los capitales financieros nacionales, será
inevitable que estalle el imperialismo y el capitalismo se convierta en su
contrario” (Lenin, [1971] 1976:28-29).
14/ . A la identificación de Estado con soberanía, se
realiza otra ecuación igualmente discutible, la del Estado igual a bien común,
con lo que la condensación de poder político y dominio del Estado queda en
lugares secundarios, cuando no desaparece del todo.
15/ . Señala Wallerstein: “Los sistemas-mundo de
análisis significaron antes que nada la sustitución de una unidad de
análisis llamada ´sistema-mundo´ en vez de la unidad estándar de análisis, que
había sido el estado nacional” (Subrayado JO) (2005:32).
16/ . En el lenguaje ortodoxo, se diría, en
Estados-nación en donde las fuerzas productivas no han alcanzado su mayor
desarrollo.
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