El sábado 26 de abril de 1986 la ciudad de Prípiat tenía 50 mil habitantes
y era una de las más bonitas de Ucrania. La edad promedio de sus habitantes era
de 30 años y la ciudad les ofrecía amplias avenidas, un centro cultural, un
cine, una biblioteca, un hotel, instituciones médicas y educativas, cafeterías,
más de 10 guarderías infantiles y una hermosa vegetación que incluía 50 mil
arbustos de rosas. Más de 1000 niños nacían cada año, y era conocida como ‘La
ciudad del futuro’.
En el futuro, ahora mismo
mientras lees este artículo, Prípiat tiene un total de 0 habitantes. Cero. Es
una ciudad fantasma en el norte de Ucrania,
abandonada y suspendida en el tiempo. En sus edificios vacíos aún perduran
viejas fotografías familiares junto con símbolos de la Unión Soviética, por
entonces una de las dos mayores potencias mundiales.
Apenas a 3 kilómetros de la
ciudad están los restos de la Central Nuclear de Chernobyl.
La Unión Soviética ya no existe.
Chernobyl y la comunicación de crisis
Una tarde de septiembre de 1989
yo compartía una mesa con amigos en un café de la ciudad de Chernígov, en
Ucrania (en aquel momento parte de la gigantesca Unión Soviética). A nuestro
alrededor había un ambiente calmo, con personas conversando tranquilamente en
un paisaje de casi incomprensibles carteles escritos en el alfabeto cirílico.
Con mis amigos, 3 uruguayos y 1
ruso, habíamos viajado en el tren nocturno de Moscú a Kiev. Y unos días después
allí estábamos, en Chernígov. Mis compañeros de mesa charlaban animadamente
mientras mi mirada se perdía a lo lejos, como queriendo visualizar el horizonte
a través de las paredes. Miraba sabiendo que más allá, exactamente en la misma
dirección pero apenas 100 kilómetros más allá, estaba la abandonada ciudad
fantasma de Prípiat. Sabía que allí había estado el epicentro de la mayor
catástrofe nuclear de la historia de la humanidad: el accidente de Chernobyl.
Completamente abstraído de las
conversaciones del lugar, mi mente volaba. Trataba de imaginar las escenas
escalofriantes vividas 3 años antes por los trabajadores de la central nuclear
y por las personas que vivían a varios kilómetros a la redonda. Solo trataba,
porque el horror suele ser inimaginable e indescriptible. También intentaba comprender cómo el gobierno había intentado gestionar
aquella crisis inédita. Pero tampoco podía lograr eso: comprender.
¿Cual fue la comunicación de
crisis del gobierno soviético en el día mismo de aquella catástrofe?
¿Y el domingo, al día siguiente?
También silencio.
¿Y el lunes siguiente?
Más silencio.
Mientras tanto la nube
radioactiva viajaba 2000 kilómetros y era detectada en Suecia. Los científicos
suecos no solo detectaron los altos niveles de radioactividad sino que
identificaron que la nube provenía de alguna central nuclear establecida en
Ucrania. En la tarde del lunes la noticia era divulgada por las principales
agencias de noticias del mundo.
Recién en la noche del lunes el
gobierno soviético emite la primera comunicación oficial. Escueta, lacónica,
tardía, pasiva y pobre en información:
“Ha ocurrido un accidente en la planta de energía de Chernobyl y uno de los
reactores resultó dañado. Están tomándose medidas para eliminar las
consecuencias del accidente. Se está asistiendo a las personas afectadas. Se ha
designado una comisión del gobierno”.
Al amanecer del martes ya
estaba establecido el filtro, el marco mental, las gafas con las cuales las
personas evaluarían el episodio dentro y fuera de la Unión Soviética. Ese
filtro estaba integrado esencialmente por 3 variables:
1.
Un
evento terrible pero mal definido, borroso, sin una descripción adecuada.
2.
Desconfianza
hacia la comunicación oficial del gobierno soviético.
3.
Mayor
credibilidad sobre el tema de las fuentes occidentales.
Cuando el gobierno brinda su
primera conferencia de prensa sobre el desastre (¡18 días después de ocurrido!)
la batalla ya está perdida. Ya no es comunicación de crisis sino crisis total
de la comunicación de gobierno.
Cómo comunicar durante una crisis
Si estás en política, ya seas
oficialista u opositor, te vas a enfrentar a múltiples situaciones de crisis. Y
la forma en la cual te comuniques durante las crisis puede salvarte o puede
hundirte.
¿Cuales son los principios
esenciales de comunicación de crisis?
·
Mantén
la calma en todo momento.
·
Informa
antes que lo hagan otros.
·
Informa
mejor que los demás, con mayor precisión y con más detalles.
·
Construye
y distribuye tu propio relato explicativo acerca de los hechos.
·
Reconoce
tus propios errores y ubícalos en contexto.
·
Desarticula
errores y falsedades que otros ponen en circulación.
·
Transmite
confianza y seguridad.
·
Cumple
con tu protocolo de crisis.
Si el gobierno soviético
hubiera puesto en práctica estos principios básicos de la comunicación de
crisis desde el día mismo del accidente de Chernobyl, entonces otro podría
haber sido el curso de los acontecimientos políticos.
Claro que nadie puede saber de antemano qué va a ocurrir.
¿O tal vez sí?
Protocolo de crisis
Es relativamente simple
analizar las cosas después que ocurren. De hecho ya me ves, explicando lo
ocurrido el domingo con el periódico del lunes a mi disposición. O sea:
analizando desde 2017 errores cometidos en 1986.
Nadie sabía que aquel sábado
ocurriría el mayor desastre nuclear de la historia.
Nadie.
Tampoco tú sabes cual será tu Chernobyl político.
Porque lo tendrás, eso es seguro.
No sabes cuándo ni dónde ni cómo ni por qué. Pero tendrás tu estallido.
Pero hay algo que puedes hacer.
Prepararte para la crisis.
Para todas las crisis. Para cualquier crisis.
Un protocolo de comunicación de
crisis es un documento, breve y claro, que establezca exactamente los pasos que
darás (o que dará tu organización política) desde el momento mismo de la explosión.
Un documento escrito.
Una estrategia a la cual luego atenerte de manera estricta.
Recuerda Prípiat: una ciudad
hermosa, avanzada, pujante…que se convierte en un lugar desolado, inerte, vacío.
No dejes que ocurra eso con tu carrera política o con tu partido político.
Prepara tu protocolo de crisis.
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