La palabra parece ser casi la célula básica de la política. El
ladrillo fundamental con el cual se construye el mensaje. Porque el mundo de la
política gira en torno a la palabra como nuestro planeta alrededor del sol.
Pasa revista al universo
político y verás la palabra por todas partes.
En las reuniones. En los actos
públicos. En los títulos del periódico. En las noticias del telediario. En la
rueda de prensa. En los folletos y octavillas. En el coche parlante. En el
cartel en la vía pública. En la hoja de votación. En la página web. En el
discurso del candidato.
¡Qué digo! En todas partes.
La palabra omnipresente.
Siempre.
Pero hay un detalle que muchos
políticos olvidan.
Un detalle simple pero
relevante.
¿Cual es?
Que el silencio es la mejor
compañía para la palabra.
Sí, el silencio.
Lo digo de nuevo: el silencio
es la mejor compañía para la palabra.
No podemos perder de vista que
la palabra política cobra sentido cuando es capaz de transportar una idea y
hacerla germinar en el cerebro de quien escucha.
Sin esa germinación en cabeza
ajena…pues la palabra se vuelve puro ruido. Sonido tonto, irrelevante, que se
agota en sí mismo. Como el gato que persigue su propia cola sin alcanzarla
jamás. Palabra tras palabra sin sentido hasta el infinito.
Y ahí es donde juega el
silencio.
¿Para qué hacer silencio?
Para que la idea que queremos
transmitir se deposite suavemente en el cerebro de quien escucha. Para que
fermente. Para que se instale. Para que germine.
Si la palabra se encadena con
otra y otra y otra y otra más hasta el infinito, pues el cerebro de quien
escucha no tiene espacio para recibir ninguna idea. Queda encerrado, bloqueado
por un muro de palabras.
¿Qué necesita el cerebro del
que escucha?
Un silencio, aunque sea breve,
para recibir palabras y traducirlas en ideas.
Una pausa en la ametralladora verbal
para dejar que una idea anide dentro suyo.
Por eso el silencio es casi una
virtud.
Recuérdalo cuando prepares un
mensaje. No se trata solo de palabras, con toda la importancia que tienen.
Se trata, también, de
silencios.
Shhhh. Silencio.
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