Este domingo,
las letras celebran por partida doble: Se cumple un nuevo aniversario desde que
Pablo Neruda, en 1971, y Gabriel García Márquez, en 1984, ganaron el premio
Nobel de Literatura
El 21 de octubre de 1971, el poeta chileno Pablo Neruda recibió
el Nobel
de Literatura, máximo galardón de las letras en el mundo,
premio que también obtendría el novelista colombiano Gabriel García Márquez,
13 años después, en 1984.
Fue a pocos días de recibir el reconocimiento, cuando Neruda fue
entrevistado por su amigo, periodista de profesión, "Gabo", Gabriel García Márquez.
Dando origen a un hecho histórico entre dos gigantes de las letras
latinoamericanas, que quedó registrado por las cámaras de la Televisión
Nacional de Chile.
Ambos, en una fraterno debate desde sus distintos campos: la poesía y
la novela.
"El poeta tiende a alejarse de la realidad viva, de la realidad actual.
(...) He envidiado la condición del novelista que tiene, de alguna manera u
otra, ese acceso directo al relato, a contar cosas que se ha abandonado la poesía",
confesó Pablo
Neruda.
"Tengo la tendencia verdaderamente a ir convirtiendo el
relato y la novela,
en poesía.
Casi lo que estoy haciendo, y la aspiración en mi trabajo, es
encontrar más bien soluciones poéticas que narrativas", respondió a
su vez el autor del realismo mágico, García Márquez.
Son casi 15 minutos de valioso diálogo que traemos para ti, un día como hoy, en que poesía y novela se estrecharon en la infinita palabra de Pablo Neruda y Gabriel García Márquez, obreros de la narrativa de América Latina y el mundo.
La entrevista fue hecha por Televisión
Nacional de Chile en
1971, pleno auge del Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. El hecho de reunirlos
respondió, precisamente, a la idea de profundizar y afiatar la cultura de los
pueblos de la región. El periodista que presentó el programa fue Augusto Olivares, en ese entonces, director de
prensa de la señal estatal. Tenía una profunda amistad con Salvador Allende, de quien era también su
asesor. El 11 de septiembre de 1973, tras el bombardeo del Golpe Militar a la
casa de Gobierno, Olivares,
que acompañó a su amigo durante las horas más duras de ese día dentro del
palacio, se despidió de él y se suicidó clavándose una bala en la sien.
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