Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez
jueves, 1 de noviembre de 2018
Yo tengo la impresión
de que los trabajos que presento a este foro (Filosofía y Pensamiento) no se
leen al completo o se hace de manera muy superficial, sin entrar en detalles y
matices. Así que enumeraré mis objeciones al método de debatir.
Primero. En el ámbito
de la teoría del conocimiento o epistemología Luis Ledo solo habla de la
existencia y no dedica ni una palabra al ser en sus múltiples modos, manera de
manifestarse y variadas interrelaciones. Así sucede con la belleza: solo habla
de que no existe como propiedad externa de las cosas sino como sensación o
vivencia interna del sujeto. En ningún momento habla de los múltiples modos del
ser de la belleza aunque sea en sus modalidades abstractas como son la
regularidad, la armonía o la conformidad a fin.
Segundo. En el ámbito
de la psicología del conocimiento solo habla de la sensación, sin dedicar una
sola palabra al resto de las funciones psicológicas superiores: la percepción,
la atención y la memoria, y el pensamiento y el lenguaje. Pues las sensaciones
son los reflejos de aspectos aislados de los objetos y las percepciones son
reflejos de los objetos en su totalidad. Además las percepciones están mediadas
por los conceptos y los conceptos se objetivan en juicios, esto es, en el
lenguaje.
Tercero. En su último
mensaje cuando yo hablaba de desayunar, Sergio volvió a darle un giro
subjetivista a esta actividad práctica y lo definía como un concepto que
contenía sensaciones como la de tener hambre. De ese modo conecta la práctica
del desayuno con el sistema nervioso central. Sin duda que el sistema nervioso
central, el cerebro, desempeña un papel rector en la actividad del ser humano,
pero que desempeñe un papel rector no puede significar que sea todo. Así el
hambre debe quedar vinculada en primera instancia con el sistema digestivo y no
al sistema nervioso central, de manera que debe ser en primera instancia objeto
de la fisiología y no de la neurología. Además el hambre, que afecta a 700
millones de personas en el mundo, es uno de los problemas más graves de la
humanidad y afecta específicamente a la esfera de la economía.
Cuarto. En la obra de
Hegel sobre la Estética las páginas sobre la belleza son como mucho cuatro de
un total de setecientas o más. En la obra de Wölfflin dedicada a estudiar las
diferencias entre el Renacimiento y el Barroco no dedica ninguna palabra a la
belleza. Así que cuando hablamos de Filosofía del Arte o Estética cuanto menos
habría que hablar de Arquitectura, de Escultura y de Pintura y ver cuáles son
los conceptos fundamentales de esa esfera de saber. Es poco riguroso, como hace
Francisco Mora y lo secundan Sergio y Luís, hablar de la belleza sin definición
conceptual previa y sin hablar de sus principales manifestaciones, por ejemplo,
la producida en la época del Renacimiento y en la época del Barroco. Tampoco
puede hablarse del concepto de belleza sin vincularlo a otros conceptos
fundamentales de la Filosofía del Arte.
Y quinto. Cuando
salimos a la calle y observamos el mundo sin las gafas del filósofo abstracto,
viendo los edificios modernos y antiguos, las carreteras, los medios de
transportes, las grandes obras de la ingeniería, y la frenética actividad
industrial y comercial, comprendemos lo superpoderoso que es el mundo objetivo.
Pero Luís y Sergio en vez de hablar de cómo en la práctica se ha construido ese
mundo, se retrotraen al sujeto y solo ven sensaciones y actividad neuronal. De
ese modo reducen al ser humano a un ser abstracto que de forma enigmática solo
tropieza con las apariencias de las cosas y no alcanzan a saber lo que son las
cosas en sí. Siendo la cosa en sí, como herencia kantiana, una pura sombra, que
por mucho que intentemos atraparla jamás lograremos asirla. Otra cosa es el
concepto de cosa en sí en Hegel, quien lo concibe como potencia y posibilidad y
lo vincula al concepto ser para sí.
Fuente: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2018/11/algunas-cuestiones-sobre-los-debates.html
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