Entrevista a
Guillermo Almeyra, editorialista internacional de La Jornada (México)
07-01-2019
M.H.: Quería consultarle por un
artículo de Etienne Balibar, “El sentido de la confrontación de los chalecos
amarillos”, publicado hace aproximadamente dos semanas, donde entre otras cosas
sostiene que Macrón otorgó medidas de alivio pero sin ceder en nada que
supusiese un cambio de rumbo. ¿Qué opina de esa definición?
G.A.: Efectivamente los chalecos amarillos dicen
que recibieron migajas, mientras que lo que quieren es la baguette. Y si no se
la dan tomarán toda la panadería. No hay solución, Macrón pateó la pelota para
adelante esperando así que se desgaste y se desmoralice el movimiento, también
intentando desprestigiarlos ante la opinión pública, aplicando provocaciones y
represión. Pero por el contrario, están avanzando políticamente. Yo escribo
ahora un artículo donde hablo de la memoria histórica profunda, cuando el
pueblo francés en 1789 preparó una revolución esperando que el Rey les diese
una Constitución, pero exigiendo los Estados generales y haciendo cuadernos de
reivindicaciones, que eran de quejas y reclamos.
Ahora
aparecen nuevamente esos cuadernos, que los levantan los alcaldes de toda
Francia en apoyo a los chalecos amarillos y son la expresión de lo que quiere
el pueblo francés más profundo. Al mismo tiempo reaparece la exigencia de
Estados generales, de la sanidad, de la educación, de las comunicaciones y
reaparecen también la acción directa y la democracia directa, la de los clubes,
las asambleas, la de la eliminación de una casta de políticos de profesión que
estuvo presente en toda lucha en Francia y que va aún más lejos, incluso al
Medioevo y antes, con los retos de las tradiciones tribales y comunitarias, de
vida comunitaria y con el papel del lugar de residencia, del territorio, del
barrio, la aldea, la pequeña ciudad donde ellos pesan y en cierta medida
deciden; cosa que dejó de ser así en París porque Napoleón III después de
aplastar la Comuna, la convirtió en una ciudad de lujo de la que han echado a
todos los que terminaron en los suburbios.
Entonces
hay un hilo rojo en toda la historia de Francia, independientemente del curso
que puedan seguir los chalecos amarillos, unir incluso a los que no han
participado de los chalecos amarillos, que son vastos sectores de la juventud y
de los inmigrantes, a los que todavía falta integrar para ser caudillos
populares. Independientemente de eso retoman lo más avanzado de las tradiciones
francesas y las más democráticas.
Además
de expresar esa conciencia profunda están rechazando todos los valores de la
derecha, la que está en el gobierno y la ultraderecha fascista que critica al
gobierno con Le Pen. Construyendo otros valores, es muy importante porque si
bien hacen reivindicaciones que no son ecologistas, como el pedido de nafta
barata, lo hacen porque se han visto obligados a utilizar el coche en todas las
zonas rurales porque les han cerrado los ramales ferroviarios, como en
Argentina, los han incomunicado y tienen que pagar la nafta para viajar a
trabajar.
Entonces
piden eso, pero es transitorio porque al mismo tiempo piden nuevos ramales
ferroviarios, transporte colectivo, sustitución del ferrocarril por coches
eléctricos y otros tipos de cosas que son muy importantes. Los chalecos
amarillos en estos momentos están impulsando una rebelión de todo el pueblo
francés, porque hasta los que los reprimían, la misma policía ocupó las
comisarías y salieron a manifestarse porque decían que tenían miedo a
enfrentarse a los chalecos amarillos y que además les debían más de 200.000
horas extras. En una palabra, hasta los represores salieron a la calle contra
el Estado.
Hay
huelga de abogados contra la restructuración de la justicia antidemocrática,
hay huelga de jueces. Toda Francia está en movimiento contra del gobierno de
Macrón, en un momento además de relativa prosperidad. Francia no está en su
peor momento económico. Hay una incompatibilidad con el sistema, es
absolutamente antiético que 80 familias a nivel mundial tengan más dinero que
3.500 millones de personas y es antiético que en Francia un solo
multimillonario gane más que todos los trabajadores de Francia unidos.
M.H.: Quiero aprovechar para
preguntarle por otro movimiento que hace 25 años generó mucha expectativa. Creo
que usted vivía en México en ese momento, me refiero al movimiento zapatista
que comenzó un 1º de enero de 1994. A la luz de estos 25 años ¿qué dejó el
zapatismo?
G.A.: Dejó el buen ejemplo de que se podía decir
que no, no al Tratado de Libre Comercio, no a la mundialización, no a la
imposición del sistema. Eso es muy importante, que rebelarse era no solo justo
sino necesario. Por lo demás puso en primer plano el problema de los indígenas,
que era utilizado por gobiernos populistas que tenían sus falsos indios, como
el Instituto Nacional Indigenista que sostenía todo eso. Eso fue positivo. En
un primer momento tuvieron un apoyo muy grande, después desgraciadamente por
sectarismos y por encerrarse en sí mismos, cocinándose en su propio jugo
desperdiciaron todo eso y todavía lo siguen desperdiciando, pero fue muy
importante.
Un acontecimiento muy importante
también del 1º de enero, que hoy se festeja muy poco, es la Revolución cubana.
Los revolucionarios cubanos entraron a La Habana el 1º de enero. Solamente que
Cuba también ha perdido gran capacidad de irradiación como la que tenía en
aquel entonces, entre otras cosas porque privilegió métodos de construcción del
Estado que no son los que querían los revolucionarios como el Che. De modo que
estos aniversarios pasan en un segundo plano desgraciadamente, porque no se
desarrollaron como se podrían haber desarrollado. Pero todavía tienen un
aspecto positivo importante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario