Escribe:
Milcíades Ruiz
Un
futbolista recibe tarjeta amarilla cuando derriba por detrás a un jugador que
está en posesión de la pelota. Se le saca tarjeta roja y es expulsado del campo
de juego cuando agrede al jugador adversario. Esto es normal y justo en el
futbol pero no, en las reglas del sistema de dominación. En este, es al revés.
Se castiga al que cae y no el que lo hace caer con juego sucio. Se le saca
tarjeta roja al agredido para que gane el agresor. Esta es una característica
del juego de poder de EE
UU y sus testaferros nacionales.
Más
concretamente se aplica lo dicho a lo que sucede en el sistema de dominación
nacional con respecto a los agricultores que cultivan coca. Con medidas de
gobierno las autoridades del Congreso, Ejecutivo, magistrados y otros, agreden
a los agricultores y campesinos arrebatándoles todo margen de rentabilidad.
Después de hacerle caer en la pobreza, se les saca del mercado con tarjeta roja
por no ser competitivo como manda el neoliberalismo.
Los niños y
niñas campesinas tienen hambre pero no hay plata para nutrirlos, ni para
comprarles zapatos ni para llevarlos al médico. Se tiene que curar con hierbas
silvestres o, morir. ¿Qué haríamos nosotros en esta situación? Es muy triste
vivir así, pero la necesidad obliga. ¿Quiénes lo obligan a migrar? El campesino
no quiere desprenderse de la tierra, no saben hacer otra cosa porque su pobreza
no se lo permite. ¿Quiénes son los culpables de esta desgracia? Pues los
campesinos, por no ser competitivos, dirán los defensores del sistema.
Les
pregunto: Si los precios de los productos campesinos no compensan los costos de
producción y tienen que trabajar a pérdida, si lo que reciben a cambio de su
trabajo no alcanza ni al 30% del sueldo mínimo vital, ¿Podemos ser tan crueles,
de pedirles que compren tecnología para ser más competitivos? ¿Es que nadie se
da cuenta, que mientras en otros sectores se trabaja con maquinaria robotizada,
el campesino del ande lo hace con chaquitaclla, como en los tiempos pre
hispánicos? Pero claro, “la culpa es del campesino por no modernizarse”.
¿Es que a
nadie le importa? ¿A la izquierda tampoco por que los campesinos no son
proletarios sino pequeños burgueses? No se culpa al gobernante ni se le exige y
este, solo acude cuando la desesperación campesina recurre al bloqueo de
carreteras. Entonces se culpa a las víctimas del sistema invocando el “principio
de autoridad” y se reprime como escarmiento, como lo hace EE UU con los pueblos
que se rebelan.
En este
caso, los agricultores se ven obligados contra su voluntad a migrar a la selva,
depredan bosque amazónico y siembran coca, ¿Pero acaso son ellos los culpables
de esta migración? ¿Quiénes lo han obligado a sembrar coca? ¿Acaso ellos son
culpables de que el café, arroz, yuca, plátano, algodón, maíz y otros cultivos
de la selva no sean rentables y que la coca tenga mejores precios?
Entonces,
¿Por qué los matan? Acaban de matar a varios agricultores en la selva puneña y
el Ministerio del interior en su comunicado los culpa (como siempre) de haber
sido ellos los que agredieron a los policías. ¿Pero qué hacían los policías
metidos en los predios campesinos en horas de la madrugada? ¿Quién les ordenó
que se metieran allí? ¿Quién dio la orden de enviar tropas a San Gabán? ¿Por
qué se dio la orden de disparar bombas lacrimógenas y balas a la
población indefensa? Se dispararon solos, diría cierta ex parlamentaria
fujimorista.
Como
siempre, se justificará la represión y todo pasará al olvido porque las vidas
campesinas no valen nada para el sistema de dominación. No soportamos las
ofensas ajenas ni que los ricachones corruptos tengan detención preliminar,
pero que se maten campesinos, no indigna a nadie. No hay gobierno que se libre
del asesinato de gente pobre. Los ricos, están libres de toda culpa y son
protegidos en los barrios aristocráticos.
Este
gobierno está salpicado de sangre popular y una vez más, el imperio mete sus
narices porque sus serviles “Felipillos” no hacen más que cumplir las
disposiciones del amo imperial. El
Proyecto Especial de Control y Reducción de Cultivos Ilegales (Corah) es una disposición norteamericana que es la que
financia estos proyectos antidrogas con ataques a los campesinos cocaleros.
Pero estas
actividades son solo estratagema que aparenta una falsa lucha contra las
drogas. Al igual que se utiliza el término ilegal para las protestas
sindicales, para los trabajadores ambulantes, para los pequeños mineros, para
cerrar pequeños negocios, para los pequeños servicios, así también, se utiliza
el término cultivo “ilegal” para el cultivo de coca.
En el
cultivo no está el delito, sino en su procesamiento con fines de lucro por
drogadicción. Eso lo saben los gringos como saben también, que el mejor
estímulo para mantener el abastecimiento de coca para el narcotráfico es el
precio. Sin ese incentivo el narcotráfico perdería abastecedores. Se erradican
plantaciones precisamente para provocar escasez y eso hace subir el precio por
encima de cualquier otro cultivo.
Este es el
real objetivo del CORAH. Así son llevados los campesinos a cultivar coca como
la mejor opción. Así los maneja el narcotráfico cuya sede es EE UU. De lo
contrario, el precio bajaría y nadie lo sembraría. El gobierno sabe de esta
jugarreta y sus economistas también, pero todos se hacen los distraídos y miran
hacia otro lado.
El proyecto
CORA es pues, solo una apariencia de lucha contra el narcotráfico. Nos consta
que Fujimori y Montesinos enviaban tropas a reprimir el narcotráfico del cual
recibían maletas repletas de dinero en efectivo y hasta un avión presidencial
cargado de cocaína. ¿Acaso no hemos visto a Fujimori llevar numerosas maletas
en sus viajes como valija diplomática? Es el mismo procedimiento y es mentira
que EE UU busque la eliminación del narcotráfico con la erradicación de plantas
de coca en las chacras campesinas.
Los gringos
nos hacen el mismo cuento de la guerra de opio, mediante el cual Inglaterra
invadió China estableciendo la venta libre de la droga y como reparación de
guerra que ellos mismos emprendieron, se apropiaron de Hong Kong por cincuenta
años. Ahora, los descendientes de ingleses también nos hacen creer que ellos
están contra el narcotráfico. “A otro perro con ese hueso” ¿Por qué entonces,
solo van presos los capos latinoamericanos y no, los gringos que son los dueños
del negocio?
¿Se imaginan
ustedes el peso económico y político del narcotráfico en EE UU? La cantidad de
dinero que mueve el narcotráfico en ese país es inmensa. Ellos compran flotas
de aviones, barcos, submarinos, helicópteros, armamento, empresas de
inversionistas que lavan dinero, poseen fábricas, casinos, cine, medios de
comunicación, bancos y red financiera mundial. ¿Qué pasaría si el negocio del
narcotráfico se cae?
Si el
narcotráfico es el sostén de la economía norteamericana, ¿Podemos ser tan
ingenuos al creer que el imperialismo está interesado en combatirlo? Muchos
dirán que estoy equivocado y otros quizá se sientan ofendidos. Pido las
disculpas del caso. Pero creo que esta temática merece debatirse en el seno de
la izquierda.
El que calla
otorga y si los defensores del pueblo no se manifiestan, creo que es de
miserables, ir después a pedirle apoyo electoral al campesinado. Las
organizaciones populares como tales, están en la obligación de solidarizarse
con las luchas campesinas. Con mayor razón las organizaciones agrarias, pero en
general toda la izquierda debe hacer escuchar su voz en defensa de los
agricultores cocaleros como lo hizo en su tiempo, Evo Morales. Salvo mejor
parecer.
Abril 2019
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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