Antonio
Rengifo Balarezo
Los
militares, aunque lo ignoren, tienen más afinidad con los militantes
socialistas que con cualquier otro grupo humano. Puesto que los socialistas marxistas han militarizado
la política al asumir la lucha de clases para capturar y consolidarse en el
Poder e instaurar el socialismo. El
teatro de operaciones, de esa lucha, es la sociedad.
En
todas las bibliotecas de las Escuelas Militares del mundo existen los escritos
militares de Mao, Trotsky, El Che Guevara, Giap, etc. Ellos son marxistas, han combatido bélicamente
para lograr su objetivo estratégico: la captura del poder. Además, han teorizado sobre su experiencia.
La
afinidad entre militares y militantes marxistas se expresa en múltiples
aspectos. Unos ejemplos escogidos al
azar. Federico Engels, uno de los
fundadores de la doctrina marxista, tenía el apodo de “El General” por comentar,
con solvencia intelectual, las guerras que ocurrieron en su época.
Lenin,
el teórico y dirigente de la Revolución Rusa, conceptuó al Ejército como la
columna vertebral del Estado. Esto
se patentiza actualmente en la República Socialista Bolivariana de Venezuela;
cuyo mentor ha sido un militar que estudió es la Escuela Militar de
Chorrillos: Hugo Chávez Frías (1954/2013). En conclusión, si el Ejército pierde
institucionalidad, la sociedad se vuelve anómica.
Quienes
han militarizado la política son aficionados al Ajedrez porque el
Ajedrez es una guerra simulada en donde se formula un plan compuesto por
táctica y estrategia. Los ajedrecistas
deben de tener control emocional para tomar las decisiones acertadas. Por eso, el Ajedrez, se difunde en las
escuelas militares. Hay que tener
presente que Vladimir Putin, jefe de Estado de Rusia, es un destacado jugador
de Ajedrez.
Los
profesionales de la guerra; es decir, los militares, debieran ser las personas
más cultas y honradas de la sociedad para no ser instrumentalizados por
cualquier clase dominante de cualquier sociedad. Además, se dejaría de repetir a Georges
Clemenceau: «La guerra es un asunto demasiado serio como para dejárselo a los
militares».
Lima, 31 de marzo del
2019.
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